MS 7 - AMAGURIAMA

-Ya estamos aquí... Hora de buscar ese pastel Mavis- Hablo con alegría adentrándose en la tienda y de esa forma seguir buscando el pastel, cuando llego a la tienda de Amaguriama, notó que había muchos de estos así que sacó una moneda de inmediato y formó la gran cola que tenía el lugar. Cuando llego su turno compro el pastel de vainilla y con eso su lista estaba ya completa así podría ir a otro sitio para completar el resto de ingredientes. Más que feliz Mavis yuki, camino hasta la tienda de Ramen Ichiraku, donde conseguiría los huevos y las carnes  necesarias de su lista y probar una que otra para ver el sabor del cual estaban muy orgullosos los del país del agua. -A Ramen Ichiraku-

La albina aprovechó para probar uno de los pasteles como acompañamiento del tan delicioso té que la anciana le había ofrecido, sin duda estaban deliciosos, incluso más que los que comprara en la cara y famosa dulcería que visitó antes de ir a la isla, y estaba convencida de que podrían obtener muy buen dinero por sus dulces, el problema, es que ya no tenían la fuerza para ir demasiado lejos a venderlos, lo cual era una verdadera lástima, pero sus huesos cansados y sus cuerpos doloridos no cooperaban, sin embargo, Hyo vio una excelente oportunidad para tachar otros puntos de su lista, sin embargo ya era muy tarde, así que se dispuso a devolver al pequeño a su hogar y a dejar descansar a los viejos, insistiendo en que el día siguiente no salieran a vender y le permitieran visitarlos para hacer algunas compras. Luego de eso, acompañó a su pequeño guía hasta dejarlo sano y salvo en casa y ella se retiró a una posada en el centro del pueblo, lejos del puerto, dispuesta a dormir un poco, pues comenzaba a sentirse cansado.
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Progreso:

Al otro día temprano, Hyo se presentó en la casa de los ancianos, donde fue recibida con galletas de jengibre recién horneadas con forma de hombrecillo y decoradas con betún y confites de colores, aquellas golosinas eran las galletas más deliciosas que había probado y una enorme sonrisa apareció en su rostro cuando la mujer le dio también una taza de leche tibia para acompañar su desayuno  y mientras disfrutaban de aquellas viandas, la joven hizo saber a su anfitriona la lista de lo que necesitaba y le preguntó si podría ayudarla con eso. Tras leer cuidadosamente, la anciana aceptó, pero necesitaba ir al mercado del pueblo a comprar algunos ingredientes que le hacían falta, pero por supuesto la albina no les iba a permitir hacer el viaje y cargar con las cosas, así que le pidió que le diera su propia lista, al fin y al cabo, estaba comprando ingredientes y luego de terminar su desayuno, partió al mercado a comprar lo necesario.
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Progreso:

Tomando otra galleta para el camino, la albina emprendió la marcha por el sendero empedrado mientras la anciana envolvía el resto de las galletas, les colocaba un lazo rojo y las colocaba en la canasta destinada al pedido de la extraña viajera que había aparecido la noche anterior como un ángel en su momento de necesidad y sin sospechar la clase de persona que era en realidad, ni el empleo que desarrollaba en su país natal. Paso a paso, Hyo recorrió en un tiempo relativamente corto la distancia entre la casucha y el pueblo costero mientras leía la lista de la anciana, debía apresurarse para que ella tuviera tiempo de prepararle las golosinas que habría de llevarse para la completamente latosa encomienda que le habían hecho, mientras se preguntaba qué demonios tenían en la cabeza los viejos seniles del consejo para enviar a la mayor parte de la fuerza militar a algo tan absurdo como hacer las compras de otra vieja loca de un país ajeno y una aldea enemiga.
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Progreso: