Huerto de Calabazas

Había acabado de cruzar las casas cuando se acercó hasta una huerta pues al parecer eran parte de una de las entradas por las festividades de  Halloween del dueño de casa. El castillo cercano estaba repleto de gente al parecer para que muchos estuvieran ahí platicando y jugando como de costumbre, su traje de capucha negra cubría todo su cuerpo a excepción de su conejo cubierto con golosinas que yacía entre sus delgadas y pálidas manos que ella misma había aplicado un poco de sombras para lograr aparentar más miedo si es que podía hacer eso la sacerdotisa. Con calma se adentró caminando entre las calabazas recordando aquella casa o patio trasero que le trajo tanto miedo, pero por ahora debía comportarse como alguien que era toda una fanática de esas cosas lúgubres y misteriosas, al menos por los dulces y sus huérfanos que la esperaban en el refugio, su casa. -¡Dulce o truco!- Gritó hacia una pequeña multitud que la vio y leugo de unos segundo rieron por el fallido intento de asustar, y en vez de eso solo termino recibiendo más dulces en su conejo-calabaza. Un puchero escapó de los labios de la Yuki al haber perdido pero pronto se mejoro cuando algunos se ofrecieron a ayudarla en su intento de asustar gente. -Debes ser más precisa, meterme en el cerebro de otro para ver sus temores y miedos. Sino lo haces te atraparan muy rápido y no digas Dulce o truco, suena muy infantil- Dijo un joven que vestía con varias vendas alrededor de su cabeza, era este una momia.. Pus le faltaba mas realismo comprado con las de aquella casa.   

Al culminar el baile se dirigió hasta uno de las entradas de la puerta que llevaba de nuevo a la huerta de calabazas pero en la zona norte a diferencia de donde había estado antes. Al igual que la parte baja habían muchas calabazas pero estas estaban completas sin una mirada o algo que mostrara las fiestas de Halloween; y frente a ella varios niños y adolescentes se reunían frente a varias calabazas escogiendo cada uno de ellos una en especial, las que más le gustaban. Siendo jalada por un pequeño fantasma la Yuki se acercó al grupo y con ambas manos tocó una de las calabazas mientras una bruja vestida con un traje largo y negro y un sombrero en punta sacaba varias cucharas entregando a cada uno de los presentes uno, a la vez que explicaba con claridad. -Hoy, vamos a aprender a hacer lamparas de calabazas. Es muy sencillo así que tomen nota, primero con la cuchara debemos pelar la parte superior hasta sacar la tapa o la cubierta de la calabaza y luego retirar su relleno con cuidado- Al instante los chicos empezaron al igual que la Yuki, quien con cuidado retiro y comenzó a pelar la calabaza sacando su relleno con cuidado de no arruinar lo exterior. 

Una ve completada la tarea al igual que el resto, la maestra les dio dos velas a cada uno para que pudieran colocarla en su interior de esa forma, podía pararse con cuidado en los cuencos de la calabaza sin causar daños a demás de que justo las velas coincidían con los ojos hechos por cada uno, de esa forma sería como si los ojos de la calabaza estuvieran resplandecientes en todo momento al igual que su boca amplia en un sonrisa curva y siniestra. -Listo, es hora de que prendan sus calabazas. Vamos todos juntos- Alegó la bruja a tiempo que todos con cuidado encendían las calabazas, observando con aprecio su arte hecho en un día de brujas. Por hoy la Yuki se había divertido con todo y sobre todo había aprendido a hacer manualidades con la comida.  

- ¿Lo soy? Uhm... es bueno saberlo - contestó el ojimiel con media sonrisa tocando un ala del disfraz de la Uchiha. De pronto, una pequeña figura se apareció frente a ellos, un niño supusieron al instante, disfrazado de fantasma con una sábana blanca que cubría todo su cuerpo.

El susto había pasado y ahora era el huerto el lugar de reunión de Petra y Hanji, perdiendo a Sasha de nuevo en el comedor pues según ella le faltaba más calorías en sí dulces para recuperar la energía perdida tras el ataque de aquellos monstruos. Y ahora las calabazas que habían encontrado pagaban todo el estrés acumulado de ambas mujeres que sin duda habían decidido mejor quedarse en ese lugar un breve periodo de tiempo para animare. Estaban haciendo lamparas de la calabaza, sacando su relleno con cuidado mientras seguían las instrucciones de un manual que decía como ¿hacer su propia lámpara?... Y ahí lo estaban probando. Con el relleno fuera era ahora de colocar las velas y hacer los agujeros de los ojos y boca, y aprovechando los cuchillos del traje de Petra lograron hacer las comisuras de los ojos y labios. Luego colocaron las velas y así de la nada, ambas tenían sus calabazas versión lámparas, querían llevárselas pero no podían hacerlo  así que con mucho pesar dejaron las suyas al lado de varias otras.