MS 9 - GRANJAS

Justamente  cuando dio media vuelta y se dispuso a seguir con su camino, investigando, inspeccionando y preguntando. Un trabajador de la granja le pidió que se detuviera–Espere amigo, salió otro queso, acaba de salir, creo que le interesara, solo falta uno más y completa los cinco kilos– fue una noticia que le alegró,  estaba tan cerca de terminar con el producto lácteo y centrarse en otras cosas. Tal vez los huevos de gallina o los de avestruz. Por lo que felicito al trabajador y lo animo a seguir adelante. Si era un respiro de alivio, se comenzaba a notar más el avance y no solo como si estuviera dando vueltas sin sentido.–Como dije, guárdelo con los demás, regresare cuando estén los cinco kilos completos– dicho esto, se dirigió a otra zona de la granja, poniendo especial atención para encontrar otro huevo perdido de gallina u otra cosa de la lista.

 

–Señor, no desea comprar chile, se lo dejo barato– preguntó el mismo muchacho que le ayudo con los huevos de gallina. Ya tenía el kilo de chiles que le hacían falta, pero no quiso mostrar desdén al chiquillo que le trataba de ayudar. En el proceso obvio de ayudar a su familia económicamente hablando en el mismo proceso. Suspiro antes de contestarle, no debía de aceptar la oferta, pero tampoco quiso negarse.–Probablemente, le encuentre un uso a futuro– se dijo así mismo mientras saco unos ryo para pagarle al pequeño bribón. –Gracias, mi madre estará contenta, si encuentro un huevo de las gallinas se lo traeré– contesto con alegría y entusiasmo, para después salir corriendo, completamente animado por haber hecho una venta exitosa.–Espero no arrepentirme de gastar ese dinero–

–¿Qué hacer con otro kilo de chiles? – seguía preguntándose, cuando fue interrumpido por los gritos del mimo muchacho. –Señor, los lecheros y queseros me dijeron, que ya tienen los cinco kilos de queso de cabra. Puede pasar por ellos cuando quiera– que mejor que esa noticia, ahora tenía un ingrediente menos de que preocuparse, los quesos de cabra estaban reunidos, Sacó la hoja donde estaba apuntada la lista de compras y tacho ese ingrediente. Con eso se acercaba un pequeño paso a reunir todos. Aunque no debía de bajar el ritmo, por exceso de confianza. Solo tenía dos cosas completadas, restaba aún muchas por reunir y tenía que apresurarse en hacerlo. –Gracias por la noticia, diles que cuando me guarden los cinco kilos, los recogeré cuando termine con lo demás–

Buscar por aquí y por allá, tenía que encontrar esos huevos de gallina y por qué no, darse una vuelta por las hortalizas y la carnicería, con otro golpe de suerte, encontraría lo que aún le hacía falta. Si eso lo conseguía, podría continuar en otro punto. –Veamos, donde puedo encontrar otra gallina con sus huevos– y a unos cuantos metros, debajo de un arbusto, se escuchó una gallina. Se acercó con cautela para no espantarla y espero a que el ave se pusiera de pie. Dejando atrás su nido y ahí estaba otro huevo. Recolecto el blanquillo, lo limpio como era debido y lo puso dentro de la canasta, que utilizaba para recolectarlos. –Tengo que seguir, con suerte y encuentre otra cosa– así siguió poniendo atención y disminuir la lista, la cual continuaba bastante larga.– Mucho por hacer–

 

 

Llegó a otra parte de las hortalizas, buscando el rastro de las gallinas y sus huevos, cuando algo le llamo la atención. Era otra sandia, del mismo tamaño de la primera que compró. Si esa era perfecta y hacia la pareja ideal, si se hacía con ella solo restaría una y podría tacharlas de su lista. –Pero si es el mismo joven, dígame encontró otra cosa de su agrado– preguntó la anciana que despechaba las frutas y verduras. Realmente sabía detectar cuando alguien se interesaba en sus productos y tenía en mente comprarlos. –Me agrado esta sandia, así que me la llevare, póngala junto a la primera que compre– después de pagar los ryos, la anciana vendedora empaqueto la sandía y la preparo para el viaje que vendía. Mientras tanto Ishiro continúo explorando y buscando los dichosos huevos.

 

 

–Joven tengo esta sandía, del mismo tamaño que las dos que me ha comprado. ¿Qué le parece? Si me la compra, se la dejo a mitad de precio, ya que me ha comprado dos con anterioridad– hizo una oferta más que efectiva, No era tentadora, si no que sacaba de un gran apuro al shinobi. Ahora si pagaba y la compraba, podía tachar otra cosa de la lista.–Mis felicitaciones, es usted una excelente vendedora, demasiado habilidosa– por no decir oportunista, la anciana tenia colmillo, los años de experiencia los aprovechaba bastante bien, demasiado para el gusto del Yuki. Asi fue que pago por la sandía y termino la transacción, se dispuso a poner la marca correspondiente en su lista, otra cosa que estaba completa. No sabía cómo iban sus compañeros, pero esperaba que fueran por buen camino.

 

 

 

–Para que vea, la buena voluntad que tengo a los buenos compradores como usted, le regalare otra sandía, mire aquella que está en esa parte, esa es suya, se la obsequio– algo sorprendido acepto el regalo, aunque estaba de más, porque la lista estaba completa, pero no quiso hacerle el feo. Recordando aquel dicho, que dice “A caballo regalado, no se le ve colmillo” por lo que acepto la petición de la vieja vendedora. Tomó la cuarta sandia y la empaqueto con las otras tres, ahora surgía una nueva duda. Como haría para transportar tantos productos. Pero en ese momento no quiso pensar en ello. Solo tenía que concentrarse en recopilar la mayor cantidad de productos posibles. Así que, decidió continuar con la búsqueda. Pero quedaban pocas opciones que explotar. Tal vez n era mala idea, intentar buscar en otro punto y no precisamente en la granja donde estaba.

 

 

 

Fuera lo que fuera, no deseaba abandonar la granja hasta que agotara todas las posibilidades y por fin pudiera tachar todos los productos que ahí estaban dentro de su alcance. ¿Por qué abandonar algo que era certero? Cierto si se arriesgaba a ir a algún otro lado, podría probar otro tipo de suerte, pero por ese abandono, se podría equivocar  condenar a su equipo al fracaso. Mejor decidió desistir de las ideas pesimistas y terminar todo en orden, como era debido y requerido. Entre búsqueda y pensamientos, escucho otra gallina, lo que significaba un nido cercano y así fue, después de acercarse, llego hasta donde se encontraba el animal y puedo conseguir de esta manera otro huevo. Tenía media docena y la cuenta iba en aumento, solo faltaba la mitad de los huevos.

 

 

Como un último recuerdo de esa noche, el muchacho que lo estuvo siguiendo durante toda su instancia dentro de la granja, le regalo otro kilo de chiles, ahora si parecía un abuso, faltaban muchas cosas, demasiado para a completar y comenzaba a llenar sus bolsas con artículos duplicados, eso era una mala señal, por lo que debía ir a probar suerte en otros lugares, sí o sí. Si no  podría avanzar más y terminaría retrasando a su equipo. Sin dudarlo esta vez, tomo la decisión de probar suerte. Si no funcionaba regresaría a completar todo en la granja, solo si no funcionaba el plan de ir a otro lado. Siguiendo un consejo, la mejor opción era el mercado de esa nación. Segun los rumores, se encontraban varios ingredientes reunidos, pero tenia que ser habilidoso con los locatarios.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tenía que apresurarse, perdió tiempo de forma estúpida y eso podría ocasionarle serios problemas. No sabía cómo les iba a sus compañeros de equipo, o como estaban los equipos adversarios. Lo que único en lo que tenía certeza, era que debía de apresurarse, sin importar como les fuera a los demás. Eso era lo debía de tener en mente. Completar la lista sin importar el costo. Una vez que regreso a la granja, le informaron que estaba listo otro kilo de filete de res, con lo que disminuía los kilos totales que le faltaban. Restaban ocho kilos, no estaba ni a mitad, pero era un avance. Por mínimo que fuera, era un avance y en estos casos era lo que debía de importarle. Así que debía concentrarte en lo que le seguía haciendo falta, calabazas, media docenas de huevos de gallina y los huevos de avestruz.

Después de  disminuir la cantidad de carne de res faltante, se dio una vuelta por el resto del matadero. Intentando encontrar algún huevo de gallina y terminó encontrando que habían sacrificado otra gallina, así que se apresuró a pedir que le prepararan un kilo de filete de pollo. Así poco a poco la lista fue disminuyendo aún más. Aunque al igual que la carne de res, le hacían falta todavía ocho kilos de filete de pollo.  No perdió tiempo, pago la carne y pidió que si era posible, le consiguieran los kilos faltantes, para su suerte, en la granja eran accesibles. Por lo que decidió seguir recolectando los huevos que hacían falta y otras cosas. De quedarse sin hacer nada, perdería tiempo valioso y era algo que inaceptable. Por lo que se dispuso seguir adelante. Sin importar donde ocultaban los huevos las gallinas, los encontraría, solo era media docena, no era la gran cosa.

En un acto de nuevo sin sentido termino haciéndose de otra sandia, era irrisible eso. Las sandias se iban acumulando lentamente y no había forma de evitar que se amontonaran. Por lo que tuvo que continuar adelante y seguir con lo que le hacía falta. Sin impórtale mucho, no hizo mucha emoción por el artículo repetido, que ahora ya tenía el doble de lo que necesitaba. Por lo que tenía que evitar llenarse de cosas que al final, no serían útiles para completar la misión. Los ingredientes sobrantes no tenían el mismo valor y por lo tanto, era un gasto y esfuerzo innecesario. Así que prosiguió con lo que le hacía falta.  Sobre todo los huevos y aprovechando que estaba en las hortalizas, indago acerca de las calabazas, no había visto ninguna y eso comenzaba a extrañarle. Una granja sin calabazas era difícil de creer. Tal vez otros shinobis se le adelantaron y se hicieron con ellas.

 

Y frente de sus ojos, cuando pensó que no encontraría ninguna. Se topó con una gran calabaza, al fin tuvo otro pequeño avance. Esa verdura le estaba haciendo mucha falta. Necesitaba otro par, pero por lo menos no estaba en cero. Sacando su lista, hizo una pequeña marca, indicando que ya tenía una de las tres faltantes. Pago el producto a la anciana y le pidió que se lo guardara junto a la legión de sandias. Asi que continuó con lo que faltaba, que era la media docena de huevos, los cuatro huevos de avestruz y dos calabazas.  No deseaba de llenarse de quesos, chiles o sandias y también tenía que ver lo de la carne, para ver que tanto había avanzado eso. Ese apartado estaba menos de la mitad, por lo que si no estaba listo ante de los demás, tendría que buscar en otra parte.