Ficha de Sora Uchiha

Aspecto Físico:

Spoiler:

Altura: 1,67 m.

Peso: 52 Kg. 

Personalidad: Sora suele ser activo y atrevido la mayor parte del tiempo, principalmente cuando se halla en confianza con quien lo rodea, mostrándose cariñoso y amable con aquellos que considera lo merecen. A veces también es muy obstinado; no se deja convencer con facilidad y no se rinde hasta obtener lo que quiere.

La curiosidad es una de sus características principales y siempre se interesará por lo nuevo o lo desconocido. Por lo mismo, suele aburrirse con facilidad cuando algo no le llama la atención, y al ser bastante directo al hablar es fácil distinguir cuando esto sucede. Es un niño desconfiado, por lo que, frente a una situación o persona desconocida intenta mantenerse alerta en todo momento. Pero su naturaleza curiosa lo llevará de cualquier modo a querer descifrar lo que desconoce.

Si hay algo que aprecia más que nada en el mundo es a su familia. Es obediente cuando debe serlo y muy protector con sus hermanos pequeños, aunque celoso de vez en cuando. Siempre busca llamar la atención de sus padres de algún modo, con la intención de destacar entre todos sus hermanos.

Aunque Sora hubiese crecido en un lugar alejado de las guerras y los conflictos del mundo shinobi, muy dentro de sí el deseo y la necesidad de pelear esperan despertar. Es una faceta de sí mismo que ha heredado por parte de la familia de su padre.  


Relación o Parentesco:
· Hijo de Madara Uchiha y Hotaru Senju.
· Hermano de Seishiro Uchiha, Nakoruru Uchiha, Naomi Uchiha, Hattori Uchiha, Shisui Uchiha, Mikoto Uchiha y Minto Uchiha.
· Sobrino de Judal Uchiha.
· Primo de Izuna Uchiha y Neko Uchiha.


Habilidades:
A pesar de no haber mostrado poseer las cualidades del Sharingan aún, Sora tiene un sentido de la vista muy desarrollado y una enorme capacidad de memoria, por lo cual, es imposible que a sus ojos se escape una persona, movimiento o situación, incluso aunque lo haya visto una vez y de forma fugaz. Es capaz de reconocer hasta el más mínimo detalle en lo que ve y por eso es difícil que pueda ser engañado mediante cualquier clase de truco que tenga este fin, pudiendo ver más allá de las apariencias y reconocer las intenciones o pensamientos de una persona con sólo observar su forma de actuar.

Además, por parte de la familia de su madre, el niño ha heredado la conocida resistencia física y la enorme vitalidad propia de los miembros del clan Senju. Gracias a esta característica, el cansancio no lo afecta de la misma forma en que lo haría con cualquier persona, sino que posee mucha más resistencia y es capaz de realizar actividades durante horas sin sentirse afectado. Su cuerpo posee una mayor fortaleza ante los daños y la particular característica de regeneración, donde su organismo por sí solo es capaz de acelerar el proceso de sanación y de forma natural sus heridas cicatrizan mucho más rápido de lo normal.

Durante su estancia en el País del Remolino Sora fue instruido en los conceptos básicos del Fūinjutsu por parte de su abuela, quien veía un gran potencial en el pequeño. Si bien, a penas siendo un niño de cinco años, no llegó a comprenderlo del todo, con el pasar del tiempo se vio más interesado en aquel arte del sellado que era tan característico en los miembros del clan Uzumaki y decidió profundizarse en el estudio de dichas técnicas. Pasó años estudiando los pergaminos de jutsus secretos del clan Uzumaki que su abuela le había obsequiado y con mucha práctica llegó a dominarlo a la perfección. Es capaz de realizar complejas técnicas de Fūinjutsu que puede resistir a la perfección gracias a la vitalidad y resistencia otorgada por la sangre Uzumaki y Senju que corre por sus venas, siendo capaz de sellar cualquier cosa con su chakra, incluso los poderosos Bijuu.

HISTORIA
La historia comenzó seis años atrás, un día en que las circunstancias de una de las tantas batallas entre Uchiha y Senju llevó a Madara Uchiha, líder de dicho clan, a secuestrar a una joven perteneciente al clan enemigo, Hotaru Senju, quien era reconocida como una de los mejores médicos ninja en todo el país del Fuego. Sus conocimientos eran necesarios para solucionar la situación del clan de los poseedores del Sharingan.

Así fue como ambos se conocieron, se vieron obligados a pasar tiempo juntos y fue inevitable que entre ellos se cruzaran palabras. Una extraña complicidad nació y un interés mutuo les indicó que esa no sería la última vez que se vieran.

No pasó demasiado tiempo para que volviesen a encontrarse, y fue su segundo encuentro el que cambió sus vidas.

Esa misma tarde Madara halló a la joven malherida en medio del bosque, y aunque su misión originalmente era quitarle la vida, algo le hizo sentir compasión por ella y en vez de cumplir su deber, decidiera salvarla de la muerte. Fue así que volvió a llevársela consigo, y fue entonces que le confesó sus intenciones. Los hechos llevaron a que se entregaran el uno al otro y desde entonces él no volvería a dejarla ir, y Hotaru, tampoco lo abandonaría. Se convertirían en amantes.

Después de ese día no se supo más de ellos durante un largo tiempo. Habían abandonado el país del fuego y eventualmente se casaron. En el tiempo que pasaron fuera, el lazo que había entre ambos se volvió más fuerte, llegando a convertirse en amor.

Madara no la quería lejos de su lado, ni ella a él. No obstante, decidieron regresar al país del Fuego para afrontar la situación, pero, como era de esperarse, las cosas no salieron del todo bien. Con la noticia de que Hotaru estaba embarazada y que el responsable había sido el líder del clan Uchiha, decidieron separarlos. La joven fue enviada al país del Remolino, cambiando los planes para su futuro. Pero Madara no se rendiría. Le tomó días y hasta semanas, pero logró hallar la información necesaria y no tardó en viajar en busca de su mujer.

Fue entonces que, después de algunos meses, Sora Uchiha nació. Originalmente el plan era regresar al país del Fuego una vez que eso sucediera, pero no fue así. Tanto Madara como Hotaru prefirieron permanecer un tiempo más en ese lugar. A diferencia del sitio a donde pertenecían, el país del Remolino era un lugar pacífico, un rincón alejado de las guerras y toda clase de conflictos shinobi... su hijo estaba seguro allí, nadie conocería su procedencia, crecería sin preocupaciones y estaría fuera de peligro. Y al mismo tiempo ellos se permitieron olvidarse de las preocupaciones por un tiempo.

Los años pasaron más rápido de lo que pudieron haberse percatado, viviendo en la aldea del clan Uzumaki, ocultándose por un largo tempo. A simple vista era una familia común, como cualquiera. Eran felices. Sora creció como un niño normal, sin preocupaciones de ningún tipo. En el transcurso de esos años llegaron cinco hermanos más, y actualmente el pequeño se toma su tarea de hermano mayor muy enserio, cuidando a los demás y enseñándoles, a pesar de su corta edad, los conocimientos que poco a poco va adquiriendo. Adora a su familia. Ama a sus hermanos así como a sus padres, y desea algún día convertirse en un shinobi fuerte y valiente como su padre, para tener la fuerza para proteger a sus hermanos de cualquier peligro.

Cuando sus padres decidieron que era momento de viajar al País del Fuego Sora aceptó sin cuestionamientos. La idea de explorar el mundo y conocer lugares nuevos le entusiasmaba mucho y aunque le daba un poco de pena abandonar su tierra natal, se había visto muy emocionado por las noticias.

Sin embargo, su vida en aquel nuevo y desconocido territorio los primeros años no fue tan bonita como lo había imaginado ya que su familia fue atacada en más de una ocasión por razones que él desconocía. Pero por supuesto, siendo tan pequeño el joven Sora no entendía mucho acerca de los conflictos que envolvían a los clanes del País del Fuego. Pero a pesar de todo, él estaba feliz con su nuevo hogar ya que tenía a su familia unida y eso era lo único que al pequeño le importaba.  

El tiempo pasó más rápido de lo esperado y pronto las guerras y dificultades que hubiera pasado su familia desaparecía y la situación mejoraba gracias a su padre. Ya en su adolescencia Sora empezó a dedicarle más tiempos a su estudio y entrenamiento ninja, adquiriendo rápidamente nuevos conocimientos. Pero aquello no quitó el hecho de que adoraba a su familia y cuando podía ayudaba con lo necesario cuando veía que su madre lo necesitaba. Ya su padre no estaba tanto tiempo en la casa como antes y aquello, aunque desanimaba un poco a Sora, no le quitaba las ganas de colaborar, mostrándose realmente feliz por la llegada de sus dos nuevas hermanitas, con quienes gustaba de jugar y mimar.

En la nueva aldea que se formó con el transcurso de los años Sora conoció gente nueva, niños de su edad e hizo muchos amigos. Por su personalidad extrovertida y sus travesuras siempre llamó mucho la atención entre las calles de la aldea y no hay persona allí que no hubiera escuchado su nombre alguna vez.