Tienda Medicinal Hanakotoba

por Hotaru Senju Mar Oct 27, 2015 4:46 pm

Se despidió de la mujer que había llegado a su tienda en búsqueda de algún remedio que le ayudara con un horrible dolor de cabeza que tenía desde el día anterior. Después de revisarla, le dijo que tenía justo las pastillas que necesitaba para aliviar su dolor y le dijo que si seguía así la fuera a ver al día siguiente al consultorio.

Miró a su alrededor los innumerables frascos con pastillas, jarabes, ungüentos. Tenía varias cajitas con hojas secas y también semillas. Un estante contenía las innumerables raíces, bayas y cortezas con distintas propiedades medicinales. Todo lo que había ahí era especial para ella, pues de alguna manera u otra podía sanar a las personas no sólo a base de ninjutsu, sino que utilizando a la misma naturaleza.

Observó a Minto que jugaba en el suelo con las flores de un macetero, intentando atrapar una mariposa con las manos. Por su parte, Mikoto se encontraba entretenida detrás del mostrador leyendo un libro titulado "Flores Otoñales" que su abuela le había dado hacía 20 años y que ella le había regalado a Mikoto. Entonces sintió melancolía al ver su pálida piel, la ligeras marcas oscuras bajo sus ojos y la manera en que lucía frágil e indefensa. De todos sus hijos, era la única que no parecía tener habilidades para utilizar el chakra y aunque le había enseñado un par de sellos de manos, no conseguía realizar ninjutsu. De taijutsu ni hablar.

Y a pesar de que la niña decía querer aprender al igual que sus hermanas y hermanos ninjutsu y taijutsu, no conseguía hacer nada. Por lo tanto, Hotaru se había empecinado en enseñarle medicina para que al menos se sintiera útil... a pesar de su falta de talento. No necesitaba utilizar ninjutsu para saber que las hojas de menta mezcladas con hierba buena aliviaban un dolor de estómago, o la forma en que sonaba un corazón enfermo. Le daría herramientas para que se convirtiera en la mejor médico que la aldea hubiese visto, y aunque a veces lucía melancólica al ver a sus hermanos entrenar, también se sentía esperanzada de lograr ser una médico y ayudar a los otros igual que Hotaru.

-¿Has aprendido algo nuevo hoy, Mikoto-chan? -le preguntó tomando en brazos a Minto.

-Sí, estoy leyendo el apartado de las esporas de los hongos -dijo con una sonrisa- ¿Sabías que algunas esporas pueden paralizar? Genial... quizás lo use en Sora nii-chan cuando intenta robarme las galletitas en el desayuno.

Hotaru rió y colgó el letrero que había estado escribiendo junto a Mikoto anteriormente, justo en el vidrio al lado de la puerta... "SE CONTRATA AYUDA".

A pesar de que amaba su negocio y las oportunidades que le daban de poder conversar con las distintas personas de la aldea, sentía que cada día se alejaba un poco más del resto de sus hijos y su esposo. En la mañana estaba todo el tiempo en el consultorio, después de almuerzo se dedicaba al negocio y al llegar a casa regaba sus plantas y se encargaba de ellas. Su horario se había vuelto poco amigable y quería tener las tardes libres para poder ver a sus hijos entrenar, asegurarse de que estudiaran sus lecciones y también enseñarles caligrafía, matemáticas, ciencia, astronomía, historia y las diferentes artes que los hicieran señores y señoritas de bien.

Tomando una regadora con una mano, mientras sostenía a Minto con la otra contra su cadera, comenzó a regar las hermosas flores afuera del local.

-Mikoto-chan, ve a ponerte el abrigo, pues pronto nos iremos a casa -le gritó a su hija, la cual asintió desde el otro lado de la puerta de vidrio.

por Madara Uchiha Miér Oct 28, 2015 1:09 pm

Había sido un día bastante atareado, como la mayoría. Entre las reuniones con el consejo y distintos eventos a los que se vio obligado a asistir se le había ido toda la tarde sin que se diera cuenta. Estaba agotado, pues no había tenido la oportunidad de descansar en todo el día. Y con aquel tema de que se debía seleccionar un líder para la aldea el asunto se había extendido más de la cuenta. Su nombre resonaba fuerte entre las opciones posibles y sabía que de convertirse él mismo en aquel que gobernara Konoha tendría una mayor responsabilidad y menos tiempo. Pero valía la pena si con eso podría mantener la paz en el país y darle un hogar seguro a su familia.

Afortunadamente, después de largas horas de trabajo, al fin fue liberado de sus responsabilidades para que pudiera tomar un descanso. Y estaba dispuesto a aprovechar ese tiempo pues realmente lo necesitaba.

Tomando el camino opuesto a la dirección que le llevara a su hogar planeaba pasar por la tienda de Hotaru antes. Era temprano aún y si tenía suerte seguramente todavía pudiera encontrarla allí. No había visto a su esposa desde la mañana y quería sorprenderla con la noticia de que ese día podrían compartir más tiempo juntos, por lo mismo se apresuró. Y cuando estuvo a sólo unos metros de distancia pudo identificar a Hotaru fuera del local con Minto en brazos. Inevitablemente sonrió.

—Sorpresa. He conseguido un tiempo libre y decidí venir por mi linda esposa y mis pequeñas niñas. Realmente ansiaba verte de nuevo —comentó aun sonriendo al acercarse a ella, besándola con suavidad para entonces acariciar ligeramente la cabeza de la pequeña Minto y observar a Hotaru nuevamente— ¿Cómo ha ido tu día?

por Hotaru Senju Jue Oct 29, 2015 2:46 pm

Sus mejillas se tiñeron de rojo ante ese inesperado beso. No importaba el tiempo que pasara, aún seguía sintiéndose avergonzada y sorprendida cada vez que su esposo la besaba en frente de los otros Sonrió con felicidad entonces, pues extrañaba a Madara y tenerlo cerca era siempre un motivo para estar dichosa.

-¡Tuuu-cha! -exclamó Mikoto riendo, estirando sus brazos hacia él como si quisiera que ahora fuese su padre quien la cargara.

-Mi día... tranquilo -dijo subiendo levemente los hombros-. Tuve un parto en la mañana, un niño. Y luego vine a la tienda a ordenar y sacar el polvo. Aunque, como puedes ver en el letrero, decidí contratar a alguien que se encargue de vender y abrir temprano. Así podré pasar más tiempo con los niños y asegurarme de que Sora y Seishiro no coman sólo porquerías cuando vuelven de entrenar. Ya sabes que no confío nada en Hinamori a la hora de cocinar. Estoy segura que está enamorada de Sora y en vez de darle sus vegetales le da frituras y dulces... -un pequeño tic nervioso apareció en su ojo mientras intentaba calmarse ante la idea de que alguno de sus hijos comenzara a vivir la siguiente etapa de la vida, enamorarse y abandonarla- ¿Y como fue tu día? ¿El consejo llegó a algún acuerdo sobre el futuro líder de la aldea?

La verdad, Hotaru no entendía la necesidad de elegir un líder. Creía en lo personal que todo funcionaba bien tal como estaba, con el consejo en el cual cada líder de los distintos clanes hacía las veces de representante de los suyos, proponiendo acuerdos y soluciones para los diferentes problemas. No obstante, había algunos que creían que alguien debía ser el líder de ese consejo y así tomar el rol "Jefe" de la nueva aldea.

-¡Otou-sama! -exclamó Mikoto corriendo hacia ellos. El pecho de Hotaru se oprimió cuando la vio hacer dicho esfuerzo, como si intentara con todas sus fuerzas ser una niña común y corriente cuando no lo era. Abrazó a su padre, pero Hotaru podía ver como le temblaba el pecho por haber corrido tan sólo un poco- ¿Podemos comer helado antes de ir a casa? Prometiste que si terminaba de estudiar me comprarías un granizado de ciruela.

por Madara Uchiha Vie Oct 30, 2015 2:35 pm

Cargando a la pequeña Minto en brazos, Madara se dedicó a escuchar lo que su esposa tenía para contarle. Le parecía bien que decidiera contratar ayuda para el negocio; a veces pensaba que Hotaru estaba trabajando mucho últimamente y preocupado por su salud creía que necesitaba un descanso, pues imaginaba que ser una de las médicos más reconocidas de la aldea no debía ser un trabajo simple ni tranquilo. Y mucho menos cuando luego de eso pasaba sus tardes en la tienda. Además, a veces podía notar que deseaba más tiempo junto a sus hijos.

—Es una buena idea. Necesitas descansar un poco, y algo de ayuda será muy útil —comentó respecto a lo dicho por Hotaru—. En cuanto a mi día... atareado, como de costumbre. Pero afortunadamente todo está en orden. Y sobre ese asunto, bueno, aun no está decidido, pero la mayoría de los miembros del consejo están de acuerdo en que debería ser yo quien tome ese lugar. Mañana habrá una respuesta definitiva.

Y antes de que pudiera decir algo más, la voz de Mikoto le llamó la atención, obligándolo a desviar la vista en su dirección. La niña lucía feliz de verlo y aquello lo conmovió, haciendo que mostrara una suave sonrisa. Mikoto era una niña especial. De todos su hijos era la única que parecía no tener habilidades para utilizar el chakra y su cuerpo era tan débil que ni siquiera podía hacer demasiado esfuerzo sin verse afectada. Aquello hacía que Madara sintiera la necesidad de protegerla más que cualquier otra cosa y simplemente no podía negarle lo que le estaba pidiendo.

—¿Terminaste de estudiar? En ese caso Otou-san te llevará a comer helado —respondió para entonces alzar la vista en dirección a su esposa. Mikoto lo imitó con una gran sonrisa en su rostro— ¿Qué dice Okaa-san? Es un lindo día, ideal para compartir la tarde todos juntos.

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