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Indra Ōtsutsuki
Palacio Feudal
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Palacio Feudal
Aiko miraba distintos pergaminos de misiones que llegaban al palacio. Ella era la encargada de leerlas y asignarlas a los ninjas disponibles. Así era el sistema de su país, era de las ninjas con más experiencia y puesto que era la feudal, no había nadie más calificado que ella para asignar ese tipo de tareas, igualmente los entrenamientos para los shinobi y kunoichis se hacían en gran parte dentro de los jardines del palacio.
Leyó con más atención una vez más el pergamino que tenía en las manos, era una misión interesante. Unos jóvenes forzados a casarse querían huir con sus respectivas parejas. Sonrió discretamente recordando su juventud en el clan Uzumaki, había sido tan rebelde que probablemente hubiese hecho lo mismo si estuviera en la situación de la chica.
- Bien, creo que los ayudaré... - murmuró decidida.
- Estás hablando sola... eso es raro - comentó Ichigo observándola con curiosidad - La edad, la edad... - masculló en tono de burla.
- Cállate, mocoso mantenido... - respondió Aiko molesta. Se levantó de su asiento clavando la mirada en el joven pelirrojo que estaba cerca de la puerta sosteniendo todo su peso con las manos. Aiko les había enseñado a hacerlo desde pequeños para fortalecer sus brazos. Su cuerpo estaba completamente recto y sus pies no lograban tocar la puerta. - ¿Por qué no lo intentas con una sola mano? - lo retó. - Intenta avanzar así, caminar con las manos es algo que ya dominas, intenta hacerlo solo con una.
- Eso es... complicado - admitió con el rostro rojo.
- Yo podía hacerlo... incluso creo poder hacerlo ahora, puesto que mi entrenamiento era distinto al normal, yo bailaba... las bailarinas controlamos cada músculo de nuestro cuerpo, eso me ayudo en el taijutsu, aunque jamás me interesó demasiado utilizarlo, prefiero los jutsus de largo alcance, creo que son mejores, así que no puedo orientarte tanto en técnicas de cuerpo, solo ponerte algunos ejercicios y enseñarte lo básico, sin embargo, tu padre podría... pregúntale la próxima vez que lo veas.
Dicho esto, salió con cuidado por la puerta, intentando no molestar el entrenamiento de su hijo. Notificaría a la pareja de la misión que su misión sería realizada y les daría el lugar donde se verían para notificar el encuentro y acordar ciertos detalles, la haría ella misma, solo necesitaba buscar a alguien que la acompañara.
Caminó hacia la torre de control ubicada casi en la entrada del palacio, donde se recibían las misiones y si eran aprobadas por ella, se les notificaba a las personas quién las realizarían y se especificaban ciertos puntos, todo era absolutamente confidencial, aún así existían registros donde se llevaba el control de todo.
- Aiko-sama - saludó el guardia a cargo - ¿A quién debo buscar para notificar...?
- Ayame Aihara o Kaoru Miyajima, alguno de ellos debe haber llenado el registro... - respondió la pelirroja refiriéndose al formato que debía llenar cualquier persona interesada en contratar los servicios de un ninja, que incluía una dirección donde buscarlo en caso de que hubiese respuesta, cuánto planeaba pagar por dicha misión y el tiempo que daba para que su misión fuese realizada - Mientras buscas debo escribirle la respuesta, solo que se me hace imposible en mi oficina, Ichigo esta ahí e intenta fastidiarme...
Re: Palacio Feudal
Y pronto llegó a ese lugar que en medio de los vastos desiertos del País del Viento, le resultaba más que conocido. Era su primera parada cada vez que realizaba un viaje que lo llevaba por aquellos rumbos y lo había visitado tantas veces que ya no creía precisar permiso para pasar, pues hasta los guardias sabían que cuando él se aparecía por esos lados era por un solo motivo.
Había ido a ver a su hijo... Y a visitar a la princesa Feudal, por supuesto. Su relación con Aiko no había cambiado mucho desde la muerte de Tobirama y debía admitir que le agradaba demasiado el hogar de ella y el trato que recibía allí, tanto que a veces se aprovechaba de los servicios que podían brindarle en ese lugar y actuaba como uno más de la familia.
Preguntó a los guardias que custodiaban la entrada si Aiko se encontraba en el lugar, y tras confirmárselo le permitieron pasar. El edificio era demasiado grande, pero siempre había gente rondando por los pasillos que le podían ayudar a encontrar a cualquier persona allí dentro. Fue así que no tardó mucho en dar con la ubicación de la princesa Feudal, que se encontraba hablando con un guardia.
—Ichigo fastidiando. ¿Por qué no me extraña? —dijo en un tono divertido, con gran familiaridad haciéndose presente en el lugar—. He llegado a salvar el día... Puedo encargarme del chiquillo mientras haces tus cosas.
Confirmó aquello con una gran sonrisa, no quería entrometerse tampoco en los asuntos de trabajo de la princesa Feudal. Pero entonces recordó que quizás no era la mejor forma de saludar y que estaba siendo un poco descortés. Aunque él no era alguien que respetara demasiado los formalismos y demás de cualquier modo.
—Ah sí, buenas tardes. Lamento haber llegado sin aviso —se excusó de pronto un tanto arrepentido, aunque más que nada para no quedar mal. No tenía idea qué hora del día era, sólo sabía que necesitaba descansar un poco—. Vengo de terminar una misión y realmente no podía esperar. ¡Vaya! necesito un descanso.
Había ido a ver a su hijo... Y a visitar a la princesa Feudal, por supuesto. Su relación con Aiko no había cambiado mucho desde la muerte de Tobirama y debía admitir que le agradaba demasiado el hogar de ella y el trato que recibía allí, tanto que a veces se aprovechaba de los servicios que podían brindarle en ese lugar y actuaba como uno más de la familia.
Preguntó a los guardias que custodiaban la entrada si Aiko se encontraba en el lugar, y tras confirmárselo le permitieron pasar. El edificio era demasiado grande, pero siempre había gente rondando por los pasillos que le podían ayudar a encontrar a cualquier persona allí dentro. Fue así que no tardó mucho en dar con la ubicación de la princesa Feudal, que se encontraba hablando con un guardia.
—Ichigo fastidiando. ¿Por qué no me extraña? —dijo en un tono divertido, con gran familiaridad haciéndose presente en el lugar—. He llegado a salvar el día... Puedo encargarme del chiquillo mientras haces tus cosas.
Confirmó aquello con una gran sonrisa, no quería entrometerse tampoco en los asuntos de trabajo de la princesa Feudal. Pero entonces recordó que quizás no era la mejor forma de saludar y que estaba siendo un poco descortés. Aunque él no era alguien que respetara demasiado los formalismos y demás de cualquier modo.
—Ah sí, buenas tardes. Lamento haber llegado sin aviso —se excusó de pronto un tanto arrepentido, aunque más que nada para no quedar mal. No tenía idea qué hora del día era, sólo sabía que necesitaba descansar un poco—. Vengo de terminar una misión y realmente no podía esperar. ¡Vaya! necesito un descanso.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: Palacio Feudal
La pelirroja escribió con rapidez la respuesta dejando en blanco únicamente el nombre del shinobi que la acompañaría. Se mordió el labio inferior concentrada, intentando pensar en alguien dispuesto a acompañarla a una "misión" así. Propiamente no correría ningún riesgo, así que muchos shinobis no la considerarían misión, sino algo así como una broma o una excusa para tomarse unos días de vacaciones... y tal vez era así.
Por eso escuchar la voz del pelirrojo le causó una gran y grata sorpresa, Hiroki Senju tenía razón en algo... estaba por salvar el día. Escribió su nombre sin mirar el papel y le sonrió para disimular, esperaba poder convencerlo durante el transcurso del día.
- Nada extraño... ¿me preguntó a quién se parecerá Ichigo? - murmuró divertida rodando los ojos. - Bienvenido Hiroki, me alegra que estés aquí...
- Aiko-sama, uhm... lamento interrumpir, es Ayame Aihara quien hizo el registro de la misión - informó el ninja avergonzado por el trato familiar entre los padres del tercer príncipe feudal del País del Viento.
- No te preocupes, solo haces tu trabajo - le entregó el papel con la respuesta y dejó que el ninja se encargara de lo demás - Entrégalo hoy, por favor.
- Como ordene - respondió el ninja con una reverencia.
La pelirroja asintió y caminó hacia Hiroki para saludarlo con un beso en la mejilla, solía recibirlo así, excepto si estaba Ichigo presente o cualquiera de sus hijos, pero especialmente él tenía una mirada intensa que lograba incomodarla.
- Así que una misión... ¿fue muy difícil? - preguntó interesada mientras comenzaba a caminar para adentrarse al palacio propiamente, debía mostrarse amable si quería convencer al Senju de hacer la misión con ella - Un descanso... puedes tenerlo, mientras Ichigo no te vea. Ha estado practicando taijutsu y no le gusta mi estilo, ni creo que sea el correcto para un hombre, así que le sugerí que te pidiera ayuda la próxima vez que te viera... - comentó con una clara sonrisa de disculpa. - Entonces... tienes dos opciones, nos escapamos a las habitaciones directamente y descansas o vamos con Ichigo, está en mi oficina.
Le informó a Hiroki deteniéndose en el punto exacto cerca de las escaleras, su oficina estaba a unos cuantos metros, podía decidir pasar a saludar a su hijo desde ahora o primero subir las escaleras hasta la habitación que solían darle siempre que se quedaba en el palacio y descansar. Solo esperaba que tuviese el tiempo suficiente de dar una respuesta antes de que a su pequeño adolescente rebelde se le ocurriera salir de la oficina.
Re: Palacio Feudal
No quería interrumpir, por lo cual escuchó en silencio pero sin realmente prestar atención la conversación de Aiko y el shinobi aquel a la espera de que acabaran sus asuntos pronto. Cuando finalmente tuvo la completa atención de la pelirroja se dedicó a seguirla mientras avanzaba.
—No. Fue una tontería, en realidad. Nada demasiado importante. Aunque sí he tenido que viajar demasiado para llegar a mi destino. —respondió Hiroki refiriéndose a la misión que hubo realizado anteriormente. No había sido más que una misión de rango C, algo sencillo y sin demasiado riesgo, bastante aburrido. Pero el hecho de que hubiese tenido que viajar lejos y por mucho tiempo para realizar el trabajo fue lo que le impulsó a aceptar. Amaba viajar, y a decir verdad, no servía para estar mucho tiempo en el mismo sitio.
Suspiró ligeramente cuando Aiko le habló sobre Ichigo y su deseo por entrenar taijutsu. No le molestaba entrenar con su hijo, de hecho era divertido. Pero no creía estar del todo dispuesto a hacerlo en aquella ocasión; estaba cansado y lo único que deseaba era descansar y quizás comer alguna cosa. Por lo cual, definitivamente prefería la primera opción.
—A decir verdad no me siento en condiciones de entrenar ahora mismo. Debe notarse, ¿no? —confesó, casi confirmando su elección. Creía que en su aspecto era demasiado evidente su estado—. Así que Ichigo tendrá que esperar un poco. Sí, definitivamente lo único que quiero ahora mismo es una habitación para descansar. Y quizás me haría bien algo para comer también. Espero no te moleste, pero no he comido nada desde ayer y muero de hambre. —dijo apenado, llevando una mano a su estómago con una expresión abatida mientras caminaba a un lado de Aiko. Quizás una petición como aquella hubiera sonado demasiado atrevida para cualquiera, considerando dónde y con quién estaba, pero no para él. Aiko además de la princesa feudal del país del Viento podía considerarse como una amiga para él y ella bien sabía que Hiroki solía actuar de ese modo.
—No. Fue una tontería, en realidad. Nada demasiado importante. Aunque sí he tenido que viajar demasiado para llegar a mi destino. —respondió Hiroki refiriéndose a la misión que hubo realizado anteriormente. No había sido más que una misión de rango C, algo sencillo y sin demasiado riesgo, bastante aburrido. Pero el hecho de que hubiese tenido que viajar lejos y por mucho tiempo para realizar el trabajo fue lo que le impulsó a aceptar. Amaba viajar, y a decir verdad, no servía para estar mucho tiempo en el mismo sitio.
Suspiró ligeramente cuando Aiko le habló sobre Ichigo y su deseo por entrenar taijutsu. No le molestaba entrenar con su hijo, de hecho era divertido. Pero no creía estar del todo dispuesto a hacerlo en aquella ocasión; estaba cansado y lo único que deseaba era descansar y quizás comer alguna cosa. Por lo cual, definitivamente prefería la primera opción.
—A decir verdad no me siento en condiciones de entrenar ahora mismo. Debe notarse, ¿no? —confesó, casi confirmando su elección. Creía que en su aspecto era demasiado evidente su estado—. Así que Ichigo tendrá que esperar un poco. Sí, definitivamente lo único que quiero ahora mismo es una habitación para descansar. Y quizás me haría bien algo para comer también. Espero no te moleste, pero no he comido nada desde ayer y muero de hambre. —dijo apenado, llevando una mano a su estómago con una expresión abatida mientras caminaba a un lado de Aiko. Quizás una petición como aquella hubiera sonado demasiado atrevida para cualquiera, considerando dónde y con quién estaba, pero no para él. Aiko además de la princesa feudal del país del Viento podía considerarse como una amiga para él y ella bien sabía que Hiroki solía actuar de ese modo.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: Palacio Feudal
La pelirroja asintió en cuanto escuchó la respuesta de Hiroki, ciertamente el hombre se veía cansado, no obstante eran ninjas, ambos sabían que el verdadero límite de un ninja la mayoría de las veces se reducía a su voluntad, la mente controlaba el cuerpo. Pero suponía que el Senju estaba fastidiado por el hambre y la falta de sueño.
- Está bien, no me molesta... vayamos a tu habitación entonces - respondió Aiko caminando hacia las escaleras. La habitación que le daban siempre se encontraba en el segundo piso, así que no debían subir demasiados escalones. - Comida... llegaste en una mala hora, deben estar preparando el almuerzo... así que no te prometo nada estupendo por ahora, pero si evitar que mueras por inanición.
Siempre había comida en el castillo, sin embargo, para comer al momento como necesitaba Hiroki generalmente lo que había era lo sobrado de la hora de comida anterior, fruta, distintos panes y algunos quesos y embutidos, todo lo demás necesitaba prepararse. Además de la cocina del palacio no solo comía ella y sus hijos, sino también todos los empleados, los ninjas que entrenaban dentro del palacio, el comedor comunitario que se encontraba a las afueras del palacio donde se alimentaba a cualquier persona que no tuviese la posibilidad de sustentar ese gasto, algún viajero o bien alguien que por su hora de trabajo no pudiese volver a su casa a comer, podía pasar por un obento. Todo sin gastar ni un solo ryo. El único "inconveniente" que tenía ese sistema es que todos comían absolutamente lo mismo, cualquiera que se alimentara de la cocina del palacio, incluida la Feudal y sus hijos. Era un menú para todos.
Excepto claro, que los príncipes podían pedir a cualquier hora algún postre o comer las veces que quisieran, ellos siempre tenían la oportunidad satisfacer sus antojos, pero no podían escaparse del menú diario.
Siguió subiendo escalones hasta llegar al segundo piso, una vez ahí caminó hacia la derecha y abrió la puerta de la segunda habitación.
- Siéntete como en casa - estaba de más decirlo, el pelirrojo ya se había acostumbrado a hospedarse ahí cada que visitaba el País del Viento. - El baño está al final del pasillo, en el closet hay una bata y una toalla, dúchate mientras voy a la cocina y consigo algo para que comas. Cuando regrese te prometo un masaje... así te relajas un poco antes de enfrentarte a un diablillo pelirrojo que estará sumamente molesto por no ser tomado como prioridad - añadió con voz divertida, estaba siendo más gentil de lo común con el pelirrojo, pero quería ganárselo y lograr que accediera a hacer la misión con ella, necesitaba un si de su parte.
Re: Palacio Feudal
—No hay problema con eso. Cualquier cosa que pueda comer esta bien por mi. —comentó Hiroki ante el ofrecimiento de la pelirroja. Tenía tanta hambre que podría haber comido literalmente cualquier cosa.
Aiko siempre había sido amable con Hiroki, pero en aquella ocasión estaba siendo más amable de lo usual y el Senju lo había notado. Él creía que había algo más detrás de ese comportamiento extremadamente amigable, pero también pensaba que quizás estuviera delirando y que ella sólo estaba de buen humor. Cualquiera podía ser el caso, pero estaba demasiado cansado como para haberse puesto a analizar una tontería como esa y además tenía otros asuntos en los que pensar, como tirarse a descansar en aquella enorme cama que estaba frente a él.
—Ahh, lo imagino. Será todo un dilema —bromeó Hiroki refiriéndose a Ichigo. Ya conocía lo suficiente al niño como para saber cual era su usual comportamiento y sí, era alguien difícil de tratar cuando estaba molesto...—. Pero lo conozco lo suficiente para saber como lidiar con eso. —se alentó a sí mismo haciendo un mueca triunfante.
Escuchó las instrucciones de la princesa Feudal y pensó que un buen y largo baño era lo ideal para el estado que llevaba en ese instante. Además, la promesa de unos masajes sonaba muy bien, pues era justamente todo lo que necesitaba en ese momento. Aiko sí que lo conocía muy bien.
—Perfecto, suena estupendo. Es justamente lo que necesito ahora mismo —dijo en voz alta sus pensamientos, adentrándose de inmediato en la habitación para ir directamente al closet a tomar la toalla y la bata que Aiko le hacía indicado. Todo eso era demasiado bueno para ser cierto y había sido de hecho la mejor bienvenida que hubiera recibido en su vida y comenzaba a preguntarse cómo podría agradecerle a Aiko todo aquello—. Estaré esperándote aquí mismo entonces. —añadió al voltearse levemente para observar nuevamente a la pelirroja, listo para marcharse hacia el baño una vez que ella lo dejara solo.
Aiko siempre había sido amable con Hiroki, pero en aquella ocasión estaba siendo más amable de lo usual y el Senju lo había notado. Él creía que había algo más detrás de ese comportamiento extremadamente amigable, pero también pensaba que quizás estuviera delirando y que ella sólo estaba de buen humor. Cualquiera podía ser el caso, pero estaba demasiado cansado como para haberse puesto a analizar una tontería como esa y además tenía otros asuntos en los que pensar, como tirarse a descansar en aquella enorme cama que estaba frente a él.
—Ahh, lo imagino. Será todo un dilema —bromeó Hiroki refiriéndose a Ichigo. Ya conocía lo suficiente al niño como para saber cual era su usual comportamiento y sí, era alguien difícil de tratar cuando estaba molesto...—. Pero lo conozco lo suficiente para saber como lidiar con eso. —se alentó a sí mismo haciendo un mueca triunfante.
Escuchó las instrucciones de la princesa Feudal y pensó que un buen y largo baño era lo ideal para el estado que llevaba en ese instante. Además, la promesa de unos masajes sonaba muy bien, pues era justamente todo lo que necesitaba en ese momento. Aiko sí que lo conocía muy bien.
—Perfecto, suena estupendo. Es justamente lo que necesito ahora mismo —dijo en voz alta sus pensamientos, adentrándose de inmediato en la habitación para ir directamente al closet a tomar la toalla y la bata que Aiko le hacía indicado. Todo eso era demasiado bueno para ser cierto y había sido de hecho la mejor bienvenida que hubiera recibido en su vida y comenzaba a preguntarse cómo podría agradecerle a Aiko todo aquello—. Estaré esperándote aquí mismo entonces. —añadió al voltearse levemente para observar nuevamente a la pelirroja, listo para marcharse hacia el baño una vez que ella lo dejara solo.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: Palacio Feudal
Con discreción la pelirroja se retiró después de quedar en un acuerdo con Hiroki, cerró la puerta y caminó hacia las escaleras para descenderlas, se dirigía a la cocina a pasos lentos. Debía hacer tiempo para darle a Hiroki el suficiente espacio para bañarse, aunque dudaba que el pelirrojo se tomara un baño largo, quería comer y dormir.
Ingresó a la cocina en silencio, sonriendo a los sirvientes que la saludaban y pidiéndoles que no interrumpieran sus actividades solo por su presencia, ella sola podía hacerse cargo, aún así una joven rubia de cabello corto se acercó a auxiliarla.
- ¿Aiko-sama, cómo puedo ayudarla? - preguntó con amabilidad - ¿Desea algo de comer o alguno de los príncipes?
- No, en realidad Hiroki está aquí y bajé por comida para él. Busco si sobró algo del desayuno... - respondió Aiko mientras tomaba una charola y ponía algunos cuantos platos sobre ella.
- Estoy segura que si, acompáñeme por favor - le pidió - Yo puedo llevar la charola si gusta... - sugirió tomándola de las manos de la feudal y comenzando a caminar en dirección de la comida. La pelirroja la siguió sin decir nada, de cierta forma era mejor pues así ella se encargaría de escoger la comida y colocarla en los platos.
Momoi la guió hasta una barra donde se encontraban algunas bandejas vacías y otras con algunas cuantas porciones de distinta comida que sobró del desayuno.
- Escoja por favor, yo sostendré la charola - añadió la rubia, Aiko asintió agradecida de lo servicial que resultaba ser Momoi. Miró las bandejas con comida y tomó unas pinzas para empezar a colocar comida en los platos.
- Sobraron mochis - comentó para si misma entusiasmada. Tomó dos mochis rellenos de mermelada de frutilla y los colocó en la bandeja, uno para ella y otro para Hiroki.
De esa forma la pelirroja se tomó varios minutos escogiendo distintos alimentos para el Senju, cuando terminó llevaba consigo mochis, dos onigiris rellenos de vegetales, nikuman de cerdo y un tazón de sopa miso. Además agregó algunas cuantas frutas por si deseaba comer más.
Agradeció a Momoi por su ayuda y salió de la cocina, se dirigía nuevamente a la habitación de Hiroki en silencio, no quería llamar la atención de Ichigo y que su pequeño comenzara una rabieta. Suspiró estresada solo de imaginar que eso pudiese ocurrir. Amaba a su hijo, pero estaba en una edad donde ni él mismo se soportaba.
- Creo que todo lo hice muy rápido... - pensó Aiko abriendo la puerta con cuidado y dejando la bandeja en la pequeña mesa junto a la cama. Sin nada más que hacer caminó hacia la ventana de la habitación y miró el paisaje con media sonrisa, todo estaba tan tranquilo que llegaba a asustarle, tanta tranquilidad no era normal. Era como si se avecinara algo grande al País del Viento. - O tal vez estás siendo paranoica.
Re: Palacio Feudal
Vistiendo la bata que Aiko le había ofrecido, Hiroki caminaba despreocupado hacia la habitación después de haber tomado un relajando baño. Creía que había tardado más de lo que hubiera esperado, pero es que el ambiente pacífico y el agua tibia habían sido una combinación tan relajante que le resultó difícil abandonar el lugar. Aquello lo había librado bastante del cansancio que llevaba encima y se sentía como nuevo. Aunque debía admitir que habría sido bueno tomar una siesta a continuación.
—¡Ah! —exclamó sorprendido al ingresar a la habitación y encontrarse con la figura de Aiko en la ventana; no esperaba que hubiera vuelto tan pronto, y tampoco había esperado encontrarla en ese lugar, por lo que se llevó un buen susto—, ya estás aquí. ¿Llevas esperando mucho? Lo siento si es así, creo que me tardé más de lo que esperaba —se disculpó sonriendo apenado. No sabía cuánto tiempo la pelirroja había estado allí esperando, y Hiroki suponía que lo esperaba a él—. Pero debo admitir que luego de ese baño me siento mucho mejor. Pareciera como si mis energías hubieran regresado de pronto.
Adentrándose en la habitación miró en todas direcciones, topándose con la bandeja que estaba sobre la mesilla a un lado de la cama. Supuso que aquella comida era la que Aiko había llevado para él, así que se acercó. Pero aún así, antes de tomar algo de allí prefirió asegurarse de que estaba en lo cierto.
—¿Esto es para mí? Se ve delicioso. —preguntó finalmente con curiosidad.
Sus ojos parecían brillar ilusionados ante tan delicioso plato de alimento. Aunque, en ese momento cualquier clase de comida lo habría conformado, ya que llevaba bastante tiempo sin probar un bocado.
—¡Ah! —exclamó sorprendido al ingresar a la habitación y encontrarse con la figura de Aiko en la ventana; no esperaba que hubiera vuelto tan pronto, y tampoco había esperado encontrarla en ese lugar, por lo que se llevó un buen susto—, ya estás aquí. ¿Llevas esperando mucho? Lo siento si es así, creo que me tardé más de lo que esperaba —se disculpó sonriendo apenado. No sabía cuánto tiempo la pelirroja había estado allí esperando, y Hiroki suponía que lo esperaba a él—. Pero debo admitir que luego de ese baño me siento mucho mejor. Pareciera como si mis energías hubieran regresado de pronto.
Adentrándose en la habitación miró en todas direcciones, topándose con la bandeja que estaba sobre la mesilla a un lado de la cama. Supuso que aquella comida era la que Aiko había llevado para él, así que se acercó. Pero aún así, antes de tomar algo de allí prefirió asegurarse de que estaba en lo cierto.
—¿Esto es para mí? Se ve delicioso. —preguntó finalmente con curiosidad.
Sus ojos parecían brillar ilusionados ante tan delicioso plato de alimento. Aunque, en ese momento cualquier clase de comida lo habría conformado, ya que llevaba bastante tiempo sin probar un bocado.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Re: Palacio Feudal
El silencio abrumador terminó en cuanto Hiroki volvió a la habitación, pese al escándalo con el que había ingresado no estaba molesta en absoluto, incluso le agradecía que fuera así, esa sensación de falsa paz y tranquilidad la estaba asfixiando, algo pasaría, de eso estaba segura.
Sólo necesitaba ser lo suficientemente fuerte para afrontar lo que viniera y mantener a su país seguro.
- Tu hijo es taaaaan parecido a ti en lo ruidoso, pero con mi lindo rostro para su suerte- comentó divertida rodando los ojos - Por supuesto Hiroki, come todo lo que quieras... excepto un mochi, lo quiero... y no, no te preocupes, no esperé mucho - declaró con una sonrisa. Le agradaba que el Senju la visitara, le ayudaba a relajarse y olvidarse un poco de las responsabilidades que tenía. Hiroki la hacía sentir 10 años mas joven. - Te dejaría comer solo, pero te prometí un masaje y digamos que necesito un pequeñísimo favor tuyo - puso su mejor cara como si fuera una niña intentando convencer a su amigo de ser su cómplice en una travesura.
- Sabes... hay una pareja a la que quiero ayudar... pero no puedo hacerlo sola - comenzó la feudal con un tono de disculpa por haberlo metido en la misión sin su consentimiento. Aunque claro, Hiroki no debía saber que no tenía opción o se molestaría. - Te contaré ahora, sólo... ¿por qué no comes primero y mientras te doy masaje te digo todo?
Sino utilizaría a Ichigo para atormentarlo durante su estancia en el País del Viento, dejaría que el pequeño pelirrojo sacara todo su enojo en contra de su padre por no visitarlo primero. No quería jugar sucio, pero siempre había sido un poco vengativa. En muchos aspectos Aiko seguía siendo inmadura, tal vez tanto como Hiroki Senju, por eso se entendieron desde la primera vez.
Re: Palacio Feudal
—¡Genial! —exclamó Hiroki, lanzándose sobre la cama con tanta naturalidad como si fuese su propia casa. Tomó uno de los bocadillos de la bandejai y le dio un gran mordisco encantado. Estaba delicioso. Y el Senju pensaba que no había nada mejor que las comodidades del palacio de la princesa Feudal después de haber estado tanto tiempo de viaje.
—Esto está delicioso...
Mientras comía se dispuso a escuchar lo que Aiko tenía para decirle. A decir verdad no le sorprendió mucho que ella le pidiese ayuda; ya se decía él que tanta amabilidad y comodidades no podían llegar sin un precio. Pero dejó ese pensamiento de lado cuando escuchó de qué se trataba.
—¿Ayudar a una pareja? —preguntó curioso, mientras le daba otro mordisco a su alimento.
A los oídos de Hiroki, ayudar a una pareja no sonaba como algo complicado, y no pudo evitar preguntarse por qué Aiko necesitaría ayuda con algo como eso. Pero conociéndola como lo hacía, tampoco podía confiarse. A decir verdad, sentía mucha curiosidad por saber qué clase de ayuda necesitaba la pelirroja para esa pareja.
—Vaya, suena interesante, y bastante sencillo, ¿no? Sabes que nunca me negaría ayudarte y mucho menos después de que me has dado una bienvenida tan agradable. Y la verdad es que me interesa saber de qué se trata —dijo formando una gran sonrisa. Sabía que no era una buena opción negarse pues Aiko era una mujer vengativa, pero sí que le interesaba saber qué clase de trabajo debía realizar—. Cuéntame ahora, no seas malvada. No creo poder esperar para saberlo. —le rogó con una mueca un tanto infantil, mientras tomaba uno de esos dulces mochis que se veían tan delociosos.
—Esto está delicioso...
Mientras comía se dispuso a escuchar lo que Aiko tenía para decirle. A decir verdad no le sorprendió mucho que ella le pidiese ayuda; ya se decía él que tanta amabilidad y comodidades no podían llegar sin un precio. Pero dejó ese pensamiento de lado cuando escuchó de qué se trataba.
—¿Ayudar a una pareja? —preguntó curioso, mientras le daba otro mordisco a su alimento.
A los oídos de Hiroki, ayudar a una pareja no sonaba como algo complicado, y no pudo evitar preguntarse por qué Aiko necesitaría ayuda con algo como eso. Pero conociéndola como lo hacía, tampoco podía confiarse. A decir verdad, sentía mucha curiosidad por saber qué clase de ayuda necesitaba la pelirroja para esa pareja.
—Vaya, suena interesante, y bastante sencillo, ¿no? Sabes que nunca me negaría ayudarte y mucho menos después de que me has dado una bienvenida tan agradable. Y la verdad es que me interesa saber de qué se trata —dijo formando una gran sonrisa. Sabía que no era una buena opción negarse pues Aiko era una mujer vengativa, pero sí que le interesaba saber qué clase de trabajo debía realizar—. Cuéntame ahora, no seas malvada. No creo poder esperar para saberlo. —le rogó con una mueca un tanto infantil, mientras tomaba uno de esos dulces mochis que se veían tan delociosos.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Fecha de inscripción : 25/05/2013
Re: Palacio Feudal
Complacida Aiko escuchó la respuesta de Hiroki, eso le facilitaba mucho las cosas. Sonrió con agrado y se acercó a la cama y se colocó por los pies del pelirrojo, tomando una de sus piernas para dejarlas descansar en su regazo y comenzar un lento masaje bastante efectivo para eliminar la tensión de los músculos. Cecil solía dárselo después de un exhaustivo entrenamiento.
- Verás... son dos jóvenes que están siendo obligados a casarse, ellos no se aman pero sus padres insisten... entonces tomaron la resolución de escapar, si todo sale bien tendríamos que estar contactándolos pronto pues la boda en unos días y debemos presentarnos lo más pronto posible tomando su apariencia mientras ellos se alejan del País del Viento - explicó Aiko pensativa - Eso les tomará algunos días, no es fácil salir del desierto... - agregó preocupada.
Había aceptado particularmente esta misión porque se sintió identificada en algún momento, ese habría sido su destino si de niña no hubiese vivido con el clan Uzumaki, un matrimonio por conveniencia era de las peores cosas que podía ocurrirle a una persona.
- Es triste lo que quieren hacer sus padres con ellos... - murmuró con la mirada perdida en las piernas del pelirrojo - Así que me gustaría ayudarlos y evitarles ese futuro - dijo con sinceridad esbozando una sonrisa y mirando por fin al Senju - Hiroki... ¿por qué nunca te casaste? - cuestionó con curiosidad - Eres hijo del que fue líder de uno de los clanes más poderosos del País del Fuego... ¿no era normal que te obligaran a casarte con alguna princesita por ahí?
Por un momento pensó en todos los hermanos de Hiroki y en sus padres quienes probablemente estaban decepcionados de la vida que llevaban sus hijos, aunque nunca trató demasiado con Natsu Uzumaki, pudo apreciar el carácter que tenía y eso en su momento le logró repeler tanto que evitó cualquier contacto con ella, si bien tuvieron en común su puesto como matriarcas del clan Senju, apenas intercambiaron algunas palabras en eventos del clan donde debían estar ambas presentes. Por el carácter de Natsu pudo imaginar cuán perturbada estaba por todos sus hijos, dos habían muerto, una era la esposa de un Uchiha y Hiroki era un eterno amante de la libertad y las relaciones de una noche. Ninguno de sus hijos cumplió con lo que se esperaba de ellos como hijos de un líder, no eran para nada un ejemplo a seguir.
- Espero que no me pase lo mismo... - pensó aterrada.
Re: Palacio Feudal
Hiroki realmente había precisado algo relajante como unos buenos masajes y agradecía que Aiko estuviese dispuesta a complacer su necesidad, pues con tanto cansancio que había llevado encima lo único que deseaba era un poco de paz. Así se dispuso a escuchar las instrucciones de ella y la información que le daba.
—Así que es eso... —comentó el Senju en un tono casual, cuando Aiko le mencionó en qué consistía la tarea y por qué había decidido ayudar a esa pareja—. Vaya si tienes un buen corazón. —bromeó entonces, pero la seriedad volvió de inmediato a él cuando tomó una decisión finalmente.
—Entonces está decidido, te ayudaré. No parece muy complicado —confirmó Hiroki despreocupado, aunque después se quedó un momento pensativo—... Sólo espero que no tengamos que fingir estar enamorados o algo por el estilo, porque no tengo mucha experiencia en esas cosas. —Ahora que lo pensaba, eso era lo que más le aterraba. No se creía capaz de actuar como un enamorado pues no sabía cómo actuaban los enamorados. Además le parecía algo muy tonto y vergonzoso. Pero si era de ese modo quizás podía conformarse con que Aiko lo guiara.
Y entonces la princesa le hizo una pregunta acerca de su propia vida como hijo de uno de los grandes líderes Senju. Hiroki desvió la vista un momento, como si estuviese viajando a través de sus memorias acerca de aquellos días en que las cosas eran tan diferentes en el País del Fuego.
Recordaba que a él sus padres nunca le habían exigido demasiado, pues siempre habían estado primeros sus hermanos mayores. En realidad, Hirurama nunca había confiado en sus habilidades, o al menos eso sentía Hiroki. Pero a él siempre le dio igual aquello. Su padre no era una persona hacia quien sintiera demasiado afecto y siempre había admirado mucho más a Hattori y a Sora. Por lo mismo, tras la muerte de ellos Hiroki había terminado alejándose de esos asuntos para elegir una vida libre de responsabilidades con el clan.
—Eh... bueno, supongo que mis padres nunca me creyeron muy apto para ese tipo de cosas —rió como si eso no fuese la gran cosa. Y es que era verdad; Hiroki era alguien poco serio y desinteresado por naturaleza, muy diferente a sus hermanos Hattori y Sora, quienes siempre habían sido ejemplos a seguir y de no haber muerto de seguro habrían sido grandes líderes. A él en cambio, le gustaba vivir a su manera y no le tomaba importancia ni siquiera a su propia existencia—, y digamos que yo jamás me mostré interesado en eso del matrimonio tampoco. Así que, mientras que a mi padre no le diera por involucrarme en esos asuntos, yo estaba bien. Y la verdad agradezco a todos los dioses que nunca llegara a mí ese tipo de propuestas, pues habría acabado en un desastre. Sinceramente siempre he preferido la libertad y planeo vivir así hasta que muera.
Aunque de cualquier modo, no creía que un matrimonio hubiera interferido en su vida demasiado. Él hubiera continuado con sus costumbres. Pero siempre era mejor que no hubiera sucedido.
—Pero bueno, en fin —suspiró como queriendo restarle importancia al asunto—. ¿Cuándo nos marchamos entonces? —preguntó interesado, refiriéndose al lugar donde debían realizar aquella tarea de ayudar a la pareja. Sólo esperaba que tuviera al menos algunos días más para descansar en el palacio antes de tener que marchar nuevamente a trabajar.
—Así que es eso... —comentó el Senju en un tono casual, cuando Aiko le mencionó en qué consistía la tarea y por qué había decidido ayudar a esa pareja—. Vaya si tienes un buen corazón. —bromeó entonces, pero la seriedad volvió de inmediato a él cuando tomó una decisión finalmente.
—Entonces está decidido, te ayudaré. No parece muy complicado —confirmó Hiroki despreocupado, aunque después se quedó un momento pensativo—... Sólo espero que no tengamos que fingir estar enamorados o algo por el estilo, porque no tengo mucha experiencia en esas cosas. —Ahora que lo pensaba, eso era lo que más le aterraba. No se creía capaz de actuar como un enamorado pues no sabía cómo actuaban los enamorados. Además le parecía algo muy tonto y vergonzoso. Pero si era de ese modo quizás podía conformarse con que Aiko lo guiara.
Y entonces la princesa le hizo una pregunta acerca de su propia vida como hijo de uno de los grandes líderes Senju. Hiroki desvió la vista un momento, como si estuviese viajando a través de sus memorias acerca de aquellos días en que las cosas eran tan diferentes en el País del Fuego.
Recordaba que a él sus padres nunca le habían exigido demasiado, pues siempre habían estado primeros sus hermanos mayores. En realidad, Hirurama nunca había confiado en sus habilidades, o al menos eso sentía Hiroki. Pero a él siempre le dio igual aquello. Su padre no era una persona hacia quien sintiera demasiado afecto y siempre había admirado mucho más a Hattori y a Sora. Por lo mismo, tras la muerte de ellos Hiroki había terminado alejándose de esos asuntos para elegir una vida libre de responsabilidades con el clan.
—Eh... bueno, supongo que mis padres nunca me creyeron muy apto para ese tipo de cosas —rió como si eso no fuese la gran cosa. Y es que era verdad; Hiroki era alguien poco serio y desinteresado por naturaleza, muy diferente a sus hermanos Hattori y Sora, quienes siempre habían sido ejemplos a seguir y de no haber muerto de seguro habrían sido grandes líderes. A él en cambio, le gustaba vivir a su manera y no le tomaba importancia ni siquiera a su propia existencia—, y digamos que yo jamás me mostré interesado en eso del matrimonio tampoco. Así que, mientras que a mi padre no le diera por involucrarme en esos asuntos, yo estaba bien. Y la verdad agradezco a todos los dioses que nunca llegara a mí ese tipo de propuestas, pues habría acabado en un desastre. Sinceramente siempre he preferido la libertad y planeo vivir así hasta que muera.
Aunque de cualquier modo, no creía que un matrimonio hubiera interferido en su vida demasiado. Él hubiera continuado con sus costumbres. Pero siempre era mejor que no hubiera sucedido.
—Pero bueno, en fin —suspiró como queriendo restarle importancia al asunto—. ¿Cuándo nos marchamos entonces? —preguntó interesado, refiriéndose al lugar donde debían realizar aquella tarea de ayudar a la pareja. Sólo esperaba que tuviera al menos algunos días más para descansar en el palacio antes de tener que marchar nuevamente a trabajar.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Re: Palacio Feudal
La princesa escuchó atenta la respuesta de Hiroki, podía comprender la incomodidad del pelirrojo ante el tema, sabía lo difícil que era su familia y aún así su curiosidad le animó a preguntar. Forzó una sonrisa disculpandose y se enfocó en la misión.
- Nos veremos en un campo de entrenamiento que está saliendo de la Villa de la Arena en unas horas, necesito la noche de nuestro lado para que no haya curiosos... - respondió con seriedad - Probablemente debamos actuar como enamorados Hiroki, tomaremos sus lugares por unos días y será su boda - comentó Aiko divertida sabiendo el estrés que le ocasionaba al Senju ese tipo de cosas - No te preocupes, será muy divertido... estaremos actuando, así que no tengas vergüenza... compórtate como nunca has podido por miedo a dañar tu imagen, salir de la rutina y probar cosas nuevas no te vendrá mal.
Dicho esto se paró de la cama y caminó hacia la bandeja para tomar un mochi.
- Te dejaré descansar, tengo unos asuntos que atender. En dos horas será el almuerzo por si quieres acompañarnos, seguro Ichigo estará muy feliz.
Se movió con pereza hasta la puerta y justo antes de salir miró de perfil a Hiroki.
- Yo creo que pudiste dar más de lo que te exigieron, eres muy talentoso Hiroki. Si tan solo te hubieran prestado más atención, probablemente habrías hecho un cambio en el clan Senju - guardó silencio un segundo recordando el temor con el que se mostraban algunos miembros hacia sus líderes y esa ideología absurda de superioridad, para Aiko Hiroki pudo haber sido un maravilloso líder, era tranquilo y alegre, justo lo que le hizo falta a ese clan, sin embargo, con la creación de Konoha las estructuras de los clanes cambiaron aunque no sabía exactamente cómo estaban integrados ahora. - A pesar de que no te gustan las responsabilidades, tomaste una buena decisión al querer acercarte a Ichigo, es un niño maravilloso y te necesita, así que no huyas de él.
Salió de la habitación dejando al Senju solo y bajó las escaleras tranquilamente. Debía volver a su oficina. Tan pronto llegó a la planta baja observó a Ichigo caminar descalzo y con una toalla al rededor de su cuello, llevaba ropa holgada, muy parecida a su pijama. Aiko alzó una ceja curiosa ante el aspecto de su hijo, podía ver que acababa de tomar un baño, pero Ichigo sabía que como príncipe siempre debía estar vestido correctamente, o al menos con ropa de entrenamiento. Suspiró negando con la cabeza y cuando se cruzó con él susurró muy bajo.
- Tu padre está en la habitación de siempre, sólo no le digas que fui yo quien te avisó - le pidió escondiendo con su mano libre una sonrisa malvada. Siguió su camino escuchando con diversión como los pasos del joven se aceleraban al subir las escaleras. - Necesitan pasar tiempo juntos...
Re: Palacio Feudal
Le alegraba y agradeció las palabras de aliento de Aiko, pero no estaba muy seguro de que realmente le hubiera interesado convertirse en un líder para su clan. Sus padres nunca fueron personas realmente afectuosas y siempre les había importado más su posición dentro del clan, asuntos en los cuales Hiroki perdió interés después de la muerte de sus hermanos mayores.
Pero eso ya era parte del pasado. Por lo mismo, suspiró dejando esos pensamientos de lado y se dejó caer en la cama, dispuesto a tomar una buena siesta de dos horas antes de que tuviera que salir nuevamente hacia una misión. Aiko prometía que sería entretenido, pero el sólo hecho de pensar que debía abandonar la comodidad de la habitación lo desanimaba.
Había logrado dormirse y de pronto un fuerte estruendo lo despertó de un salto, realizando un movimiento brusco que lo dejó en el suelo.
—¡Estás aquí! —entró un joven pelirrojo por la puerta con una sonrisa notable— ¿Por qué no me avisaste que habías llegado?
Hiroki no tuvo que levantar su cabeza del suelo que ya reconoció la voz que le reclamaba, y eso lo hizo maldecir por lo bajo. No era como si no le agradara estar con Ichigo, pero el niño era alguien que nunca se cansaba y en un momento como aquel, lo único que Hiroki deseaba era descansar.
—Pues acabo de llegar —se quejó Hiroki con una expresión de cansancio mientras lentamente se ponía de pie—. Planeaba descansar un poco antes de empezar mi día...
—Pero la última vez que viniste prometiste que entrenarías conmigo —casi lo interrumpió el pelirrojo menor cruzándose de brazos—. Además, quiero que me ayudes con el taijutsu. ¿Tú eres bueno con eso, verdad? Seguramente sabes mucho y conoces jutsus increíbles que podría aprender. —La voz de aquel denotaba cierta emoción.
—Lo recuerdo —dijo Hiroki pensativo, sentándose en la cama—. Y sí, podría darte unas buenas lecciones sobre eso, después de todo es mi especialidad. —expresó con orgullo el mayor.
—¿Y entonces? ¿Lo harás?
—Claro que sí, pero luego del almuerzo.
—Hecho, pero más vale que cumplas tu palabra.
—Oye, ¿cuándo no lo he hecho?
Permanecieron platicando un poco más, sobre cosas triviales, historias y promesas que Hiroki solía hacerle a Ichigo de vez en cuando, como aquella de entrenar con él. También le mencionó que debía ayudarle a su madre con una misión. Y el tiempo se fue antes de que se diera cuenta, y olvidó que planeaba descansar. Ichigo solía ser muy animado, se parecía a él en ese aspecto y aquello lo hacía sentirse cómodo en su presencia.
Pronto una de las criadas del palacio se asomó a la puerta para avisarles a ambos que el almuerzo estaba listo.
—¿Qué tal si vas yendo, Ichigo? Aun tengo que vestirme. —dijo recordando que aún llevaba puesta la bata que Aiko le había dado y que debía buscar su ropa de entrenamiento; estaba seguro de que la había llevado en su mochila de viaje.
—De acuerdo, pero no tardes. —contestó el menor mientras se ponía de pie y salía de la habitación. Lucía feliz.
Pero eso ya era parte del pasado. Por lo mismo, suspiró dejando esos pensamientos de lado y se dejó caer en la cama, dispuesto a tomar una buena siesta de dos horas antes de que tuviera que salir nuevamente hacia una misión. Aiko prometía que sería entretenido, pero el sólo hecho de pensar que debía abandonar la comodidad de la habitación lo desanimaba.
Había logrado dormirse y de pronto un fuerte estruendo lo despertó de un salto, realizando un movimiento brusco que lo dejó en el suelo.
—¡Estás aquí! —entró un joven pelirrojo por la puerta con una sonrisa notable— ¿Por qué no me avisaste que habías llegado?
Hiroki no tuvo que levantar su cabeza del suelo que ya reconoció la voz que le reclamaba, y eso lo hizo maldecir por lo bajo. No era como si no le agradara estar con Ichigo, pero el niño era alguien que nunca se cansaba y en un momento como aquel, lo único que Hiroki deseaba era descansar.
—Pues acabo de llegar —se quejó Hiroki con una expresión de cansancio mientras lentamente se ponía de pie—. Planeaba descansar un poco antes de empezar mi día...
—Pero la última vez que viniste prometiste que entrenarías conmigo —casi lo interrumpió el pelirrojo menor cruzándose de brazos—. Además, quiero que me ayudes con el taijutsu. ¿Tú eres bueno con eso, verdad? Seguramente sabes mucho y conoces jutsus increíbles que podría aprender. —La voz de aquel denotaba cierta emoción.
—Lo recuerdo —dijo Hiroki pensativo, sentándose en la cama—. Y sí, podría darte unas buenas lecciones sobre eso, después de todo es mi especialidad. —expresó con orgullo el mayor.
—¿Y entonces? ¿Lo harás?
—Claro que sí, pero luego del almuerzo.
—Hecho, pero más vale que cumplas tu palabra.
—Oye, ¿cuándo no lo he hecho?
Permanecieron platicando un poco más, sobre cosas triviales, historias y promesas que Hiroki solía hacerle a Ichigo de vez en cuando, como aquella de entrenar con él. También le mencionó que debía ayudarle a su madre con una misión. Y el tiempo se fue antes de que se diera cuenta, y olvidó que planeaba descansar. Ichigo solía ser muy animado, se parecía a él en ese aspecto y aquello lo hacía sentirse cómodo en su presencia.
Pronto una de las criadas del palacio se asomó a la puerta para avisarles a ambos que el almuerzo estaba listo.
—¿Qué tal si vas yendo, Ichigo? Aun tengo que vestirme. —dijo recordando que aún llevaba puesta la bata que Aiko le había dado y que debía buscar su ropa de entrenamiento; estaba seguro de que la había llevado en su mochila de viaje.
—De acuerdo, pero no tardes. —contestó el menor mientras se ponía de pie y salía de la habitación. Lucía feliz.
—Claro que no. Descuida, no olvido mis promesas.
Hiroki entonces se tomó unos minutos para buscar su ropa y vestirse adecuadamente, para entonces encaminarse por los largos pasillos del palacio hasta llegar al comedor, donde entró con una gran sonrisa como era usual en él. Le esperaba un día muy entretenido y qué mejor que iniciarlo con todos los ánimos.
Hiroki entonces se tomó unos minutos para buscar su ropa y vestirse adecuadamente, para entonces encaminarse por los largos pasillos del palacio hasta llegar al comedor, donde entró con una gran sonrisa como era usual en él. Le esperaba un día muy entretenido y qué mejor que iniciarlo con todos los ánimos.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Re: Palacio Feudal
La hora de la comida había llegado. Aiko salió de su oficina y se dirigió al comedor, todo estaba demasiado tranquilo, lo que le indicaba que Ichigo se había quedado con su padre en la habitación, rió entre dientes y siguió avanzando.
- ¿De qué te ríes, okaa-san? - preguntó Tomoe alcanzando a su madre para caminar a su par - Es extraño...
- De nada, mi cielo... - respondió sin querer revelar su pequeña jugarreta hacia Hiroki. - ¿Tienes hambre? ¿Adivina que cocinarán hoy...?
- Yona-chan dijo que harían tonkatsu, yakisoba y miso - contestó el peliazul con tranquilidad. Aiko hizo un puchero al ver como respondía acertadamente su hijo, era claro que alguien de la cocina le había dicho.
- Uhm... si.... - gruñó la pelirroja. Entraron conversando aún al comedor con Haruka y Kaname los esperaban sentados en sus asientos correspondientes. Ambos rubios se veían cansados, tenían la ropa sucia y el rostro con marcas de arena y sudor. Cuando los jovenes vieron a su madre entrar desviaron la mirada nerviosos, sabían que a ella le molestaba que se presentaran a comer tan sucios.
- Estamos en medio de un entrenamiento... - explicó Haruka antes de que Aiko explotara. - Sólo hicimos una pausa para almorzar.
- Haru-nii y Kaname-nii apestan - se quejó Ichigo entrando al comedor y tomando su lugar junto a Tomoe.
- Sólo será hoy, mañana no pasará... - habló la Feudal con clara amenaza. - Megumi, pueden empezar a servir. No olviden traer platos para Hiroki y Cecil, también nos acompañarán.
- Como ordene, Aiko-sama - asintió la joven mujer que se encontraba en silencio en la esquina de la habitación esperando instrucciones.
Aiko esperó a que todos los estuvieran sentados para comenzar a comer. No tenía demasiados ánimos para hablar, sin embargo, escuchaba atentamente a cada uno de ellos, dejando que se relacionaran como quisieran. Leer constantes peticiones le provocaban dolor de cabeza. Llevaba una porción de tonkatsu a su boca cuando un guardia se acercó con prisa sorprendiéndola tanto a ella como a Cecil, los recados personales solía darselos el castaño. Algo grave debía haber ocurrido.
- Aiko-sama... por favor, lea esto. Es urgente - pidió el guardia nervioso por haber interrumpido un momento familiar, no obstante, consideraba de gran urgencia el mensaje por lo que se tomó el atrevimiento de entrar a una zona privada del palacio.
- Esta bien, gracias - respondió la kunoichi tomando el pergamino. Tenía el sello del País del Remolino, ella hace años había firmado una alianza con la líder del clan Uzumaki, Rinko. Por lo que constantemente recibía información de ellos y viceversa. Se apoyaban en todo lo que podían. Leyó con rapidez el corto mensaje y palideció clavando la mirada directamente en Hiroki. La información que le enviaban era confiable, nunca había error en esos informes, aún así se le hacía difícil creerlo.
- Hiroki... una bestia con cola apareció en Uzushiogakure, la destruyó de un ataque... - habló con voz contenida, se encontraba demasiado afectada por la destrucción de la aldea que la había visto crecer como una Uzumaki más. - De-debemos ir... ahora.
Extendió una de sus manos hacia la ventana para invocar una masa que polvo dorado que tomó forma de un dragón con alas.
- Cecil y Haruka quedan a cargo. Quiero que la seguridad se triplique en todo el país, caminen hacia las fronteras y pongan guardias, tomen hombres del palacio... mis hijos pueden cuidarlo por ellos mismos - ordenó a su asistente, los miró en silencio un segundo con sumo cariño sabiendo lo que significaba ir a enfrentar una bestia con cola, las leyendas contaban cosas horribles acerca de ellas, volver o no hacerlo era como tirar una moneda al aire, no podía ocultar sentir terror de no regresar con sus hijos. - Los amo, a cada uno de ustedes... si no regresara... continúen con sus deberes, todos ustedes ya son grandes y son fantásticos príncipes, crecerán para ser personas muy importantes.
Se movió por la mesa besando en la frente a cada uno de ellos, el silencio era sepulcral y nadie podía decir nada, pero tal vez era mejor así. Sus rostros hablaban por sí solos.
- Hiroki, en marcha... - murmuró con dolor dándole la espalda a sus hijos y caminando hacia la ventana con la intención de montar el dragón. Subió de un salto en él y mientras esperaba al pelirrojo tocó uno de los sellos que solía traer dibujados siempre para hacer aparecer un pequeño frasco el cual ingirió, necesitaba mayor fortaleza.
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Última edición por Aiko Uzumaki el Vie Ene 29, 2016 11:13 pm, editado 1 vez
Re: Palacio Feudal
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Re: Palacio Feudal
—¿Una... bestia con cola... en Uzushiogakure? ¿Hablas enserio? —La noticia había sido tan repentina que Hiroki ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar. Además, no esperaba escuchar algo como eso. Es decir, sólo había oído hablar de esas temibles criaturas en leyendas que contaban los ancianos Senju, pero no estaba seguro de que realmente fueran ciertas.
Tenía muchas dudas y no sabía qué decir en realidad. Ni siquiera parecía estar prestando atención a su alrededor. Había quedado absorto y con una expresión de pura sorpresa. ¿Uzushiogakure había sido atacado por una Bestia con cola? Era difícil de creer que algo así hubiera sucedido de un día para el otro, pero si Aiko lucía tan preocupada era porque las fuentes debían ser confiables.
Debía preocuparse entonces. Si eso resultaba ser cierto, sus abuelos, sus tíos y sus primos que habitaban en el País del Remolino, todos ellos debían estar en problemas. Sólo esperaba que nada más grave hubiera sucedido. Pero debían ir al lugar de los hechos si querían averiguarlo, y Hiroki definitivamente no se quedaría de brazos cruzados sabiendo que su familia corría peligro.
—De acuerdo —confirmó aún sin haberse decidido por completo, pero era la preocupación que había en él lo que guiaba sus actos, obligándole a actuar casi por instinto. Debía comprobar si su familia de Uzushiogakure se encontraba bien—. Esto es demasiado extraño... Debemos llegar cuanto antes y averiguar qué está pasando... —dijo Hiroki, más para sí mismo que para alguien más, al tiempo que daba un salto y subía al dragón que Aiko había invocado. Aunque estaban en el otro extremo del mundo, confiaba en que la invocación de la princesa feudal fuese lo suficientemente veloz para llevarlos a su destino lo más pronto posible. No era mucha la información que tenían, por lo mismo Hiroki no sabía qué pensar de eso, pero temía que fuese demasiado tarde y no pudieran hacer nada al respecto.
Tenía muchas dudas y no sabía qué decir en realidad. Ni siquiera parecía estar prestando atención a su alrededor. Había quedado absorto y con una expresión de pura sorpresa. ¿Uzushiogakure había sido atacado por una Bestia con cola? Era difícil de creer que algo así hubiera sucedido de un día para el otro, pero si Aiko lucía tan preocupada era porque las fuentes debían ser confiables.
Debía preocuparse entonces. Si eso resultaba ser cierto, sus abuelos, sus tíos y sus primos que habitaban en el País del Remolino, todos ellos debían estar en problemas. Sólo esperaba que nada más grave hubiera sucedido. Pero debían ir al lugar de los hechos si querían averiguarlo, y Hiroki definitivamente no se quedaría de brazos cruzados sabiendo que su familia corría peligro.
—De acuerdo —confirmó aún sin haberse decidido por completo, pero era la preocupación que había en él lo que guiaba sus actos, obligándole a actuar casi por instinto. Debía comprobar si su familia de Uzushiogakure se encontraba bien—. Esto es demasiado extraño... Debemos llegar cuanto antes y averiguar qué está pasando... —dijo Hiroki, más para sí mismo que para alguien más, al tiempo que daba un salto y subía al dragón que Aiko había invocado. Aunque estaban en el otro extremo del mundo, confiaba en que la invocación de la princesa feudal fuese lo suficientemente veloz para llevarlos a su destino lo más pronto posible. No era mucha la información que tenían, por lo mismo Hiroki no sabía qué pensar de eso, pero temía que fuese demasiado tarde y no pudieran hacer nada al respecto.
Hiroki Senju- Clan Senju
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Re: Palacio Feudal
El viaje hasta el palacio fue relativamente silencioso, escuchaba únicamente algunos murmullos, principalmente lamentos entre los Uzumaki y no le sorprendía, habían vivido una situación muy trágica en donde lo perdieron todo, no sólo lo material sino su clan quedó mermado, los sobrevivientes eran pocos.
- Me duele tanto como a ustedes lo que pasó en la villa... yo crecí allí. Tenía unos cuantos años de vida cuando me encontró un matrimonio Uzumaki vagando por el desierto y me adoptaron, estuve con ustedes hasta los 17 años, entonces tuve que volver al País del Viento. Así que... siéntanse en confianza conmigo, no están con una extraña... seguro alguno de ustedes me conoce, aunque han pasado tantos años que seguro mi rostro cambió, pero soy la hija de Kinosuke y Mirai Uzumaki - declaró con princesa con cierta melancolía intentando infundirles confianza.
Llegó a la puerta de su palacio después de atravesar toda la aldea de la arena y descendió tanto el dragón como la nube de polvo dorado al suelo y los desapareció una vez que todos bajaron. Pudo haber entrado directamente pero necesitaba llenar un control sobre todos los que entraran al palacio, el País del Viento se había vuelto muy funcional debido al orden que implementó en todo el lugar.
- Hagan una fila por favor, necesitan pasar por el control de seguridad - pidió.
Se acercó a la caseta donde solía estar el guardia que daba acceso al palacio y sonrió al ver a su hijo parado firmemente con dos katanas cruzadas en la espalda junto con un guardia.
- Te tomas tu trabajo muy en serio - puntualizó la pelirroja burlandose de Haruka.
- Madre... sabía que eras tu, reconocí tu voz - saludó con alivio el rubio. - Me alegro que estés bien, estábamos tan preocupados... - añadió apretando los labios para contener sus emociones - No sabíamos si volverías...
- Estoy aquí - lo interrumpió para que no pensara de más. - Ahora limpia esos lindos ojos que traje a algunos Uzumaki que sobrevivieron al ataque. - miró al guardia y asintió con la cabeza saludándolo a lo que el hombre respondió con una reverencia cortés - Haruka, avisa a todos que vuelvan a sus puestos normales... no hay peligro para el País del Viento por ahora.
- Por supuesto - aceptó Haru saliendo de la caseta rumbo a la aldea. Sólo sus hijos y guardias y personal seleccionados por ellos cuidaban el palacio, los demás debían estar distribuidos por todo el lugar como había ordenado, pero al no haber peligro podían volver a su trabajo cotidiano.
- Necesito que tomes los datos generales de todos y una hoja aparte que incluya información sobre sus habilidades - pidió la Feudal al guardia que normalmente solía cuidar la entrada. Necesitaba saber en qué podía emplear a los Uzumaki que acababan de llegar, no los podía tener vagando por ahí, no sería sano para ellos y tener un empleo les ayudaría a tener la mente ocupada y ganar algo de dinero para comenzar de nuevo. - Cuando termines llévalos al albergue, para que coman y descansen hoy y en cuanto vuelvan tus compañeros llamen al gremio de comerciantes, personalmente les recomendaré trabajadores si los necesitan. La junta será hoy a las 6 pm. - moría de ganas por abrazar a sus hijos, pero primero debía ocuparse de sus responsabilidades - Oh... y quiero uno de los Uzumaki como mi nuevo asistente, Cecil tiene muchas responsabilidades ahora... necesito una nueva sombra que me siga a todos lados... que sea lindo.
Aunque su intención era ayudar a los Uzumaki, se debía pagar un precio. Uno de los Uzumaki tendría el honor de ser su "asistente" personal hasta que se aburriera de él.
- Nos veremos en unas horas, por favor cooperen y descansen, todo mejorará. Mantengan la esperanza - le dedicó unas palabras de despedidas a los Uzumaki y desapareció como si de arena de tratase.
Ahora se dedicaría a estar con sus hijos, no saldría de su hogar hasta que la junta se celebrara y conociera al asistente que le habían seleccionado, esperaba que fuera joven y apuesto, de otra forma estaría de mal humor. Confiaba en que un buen baño y la ropa adecuada que le darían para usar a su asistente lo haría lucir irresistible. El uniforme de asistente personal era bastante particular porque era blanco, con un gris muy claro sólo en el pantalón.
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PD: El albergue está a las afueras del palacio, pero ocupa una de las paredes de él y hay una puerta de acceso para una sección de los jardines. De la muralla de la entrada del palacio no solo se apoya el albergue, sino un comedero público y el orfanato. Todos tienen acceso a la misma sección del jardín del norte.
Pasando los jardines del norte hay una zona de entrenamiento que ocupan los guardias. Es zona restringida desde ese punto, la parte "publica" del palacio solo abarca una sección del jardín del norte y excepto quienes trabajen dentro del palacio pueden pasar.
Re: Palacio Feudal
Después de desplegar a todo su ejército a resguardar el castillo, aquella mujer nos dio comida y un lugar donde permanecer por el tiempo que quisiéramos. Parecía ser un sueño hecho realidad, escapar de la muerte y destrucción y encontrar el paraíso, pero a Solomon no parecía satisfacerle. Él no quería ser simplemente un estorbo, o un parasito. No había sobresalido en su villa, por lo que ahora buscaría alguna otra forma de estar por encima de toda esa gente.
No quería sentir de nuevo esa debilidad, estar rodeado de esa gente con temor lo asqueaba de sobremanera. Era más bien, el resentimiento el que lo hacía sentirse así. Miró las filas de la gente que se disponía a recibir un pedazo de pan y un poco de sopa. Ese sería el comienzo que tanto habían deseado, ser simplemente unos lacayos de una gente más fuerte.
Se acercó de poco a poco a la fila, y espero su turno como todos los demás. El tiempo parecía ser más lento, no había suficientes cocineros en ese lugar, quizás las prisas y el a bordo de tanta gente habían hecho estragos en la planeación. Seguía esperando su turno, mientras que miraba a los alrededores, había unas cuantas entradas que resguardaban los soldados, y que al parecer no dejaban pasar a nadie. Era muy posible que en todo el palacio, solo pudieran estar soldados y gente cercana a la feudal, por lo que nadie podría tener acceso a más. Volvió de sus pensamientos cuando el olor a sopa que le daba el cocinero en un pequeño plato, cogió un poco de pan y se alejó.
Mientras se sentaba cerca de una pared, Solomon miro su ropa. Estaba sucia y rasgada. Pensar que se había sentado cerca de esa mujer y su ropa fina, y que no dijera nada. Era de esperar que gente como ella le diera asco, o se sintiese superior en todos los sentidos. Termino su comida, y vio que se le acercaban unos soldados. Trato de caminar de espaldas, pero la pared no le permitía hacer nada. Quiso correr, pero no tendría sentido, ¿A dónde iría?, ni siquiera conocía ese lugar. Por más que intentara pedir ayuda, nadie se la brindaría.
Se quedó estático, con una sonrisa burlona, mientras que por dentro, temblaba y comenzaba a sudar frio. Apretaba los dientes, mientras esperaba la acción de los guardias. Uno se acercó y comenzó a examinarme de pies a cabeza, y le indico a los otros dos que lo llevaran con él. Lo tomaron de ambos brazos, mientras lo llevaban adentro del palacio. La primera entrada estaba oscura, solo se podían escuchar los pasos de sus captores, y del líder de ellos. Se perdieron entre las sombras hasta que el, pudo ver de nuevo la luz. El dulce aroma de rosas lo alerto, un jardín en medio del palacio pensó. Al menos intuía que no eran los calabozos, el olor sería muy distinto ahí.Caminaron un poco más, hasta llegar a un pequeño cuarto. Ahí se encontraba una tina de agua, unos cuantos perfumes y un uniforme en una silla. Lo soltaron y el líder dijo.
Has sido escogido para servirle a la señora Feudal, deberías sentirte honrado, solo he de advertirte de algo, la menor desacreditación por parte de ella conlleva a la muerte. Termina tu baño y presentate ante nuestra majestadad, no la hagas esperar mas.
Y dicho eso, cerraron la puerta. Al menos Solomon tendría algo de privacidad. Se deshizo rápidamente de sus harapos todos sucios. Poco a poco fue introduciendo su cuerpo a la tina, y comenzó a bañarse. Quería tomarse un poco más de tiempo, pensar en lo que podría suceder a partir de ahora, pero como bien se lo habían advertido, era mejor no hacer esperar a esa mujer; Salió de la tina y tomo el uniforme. Parecía que su majestad tendría gustos particulares.
Se vistió al gusto de aquella mujer. Al menos el traje se sentía bien. Lo demás no importaba. Comenzó a caminar a los adentros del palacio. Caminaba un poco de prisa mientras veía todo a su alrededor. Con un poco más de tiempo podría ponerle más atención a cada cosa, y si lograba ser un buen asistente, podría tener el tiempo necesario para observarlo todo.
Se presentó ante aquella mujer, aun sentada en su trono. La cara de Solomon no reflejaba algún tipo de respeto o felicidad, siempre serio, sus gestos toscos podrían malinterpretarse rápidamente, aunque eso ya debería de saberlo aquella mujer.
Solomon Uzumaki- Clan Uzumaki
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Re: Palacio Feudal
Entrar al palacio y no ver decenas de personas caminando por todo el lugar desempeñando distintas labores fue extraño, no obstante, le complacía que siguieran la orden de proteger la aldea mientras ella no estaba. Era primordial que resguardan su vida y la estabilidad de Sunagakure antes del palacio, el cual podían cuidar sus hijos perfectamente. La educación de los príncipes siempre había sido estricta en cuanto a entrenamientos, ellos debían sobrevivir sin importar la circunstancia.
- ¡Mamá regresó! - exclamó tan fuerte como pudo con una gran sonrisa y esperó paciente a sus pequeños.
Pronto personas con cabelleras de distintos colores comenzaron a llegar hasta su ubicación. Abrió los brazos para recibir al más rápido que fue Tomoe y lo estrechó contra ella con fuerza.
- Los extrañé tanto... - dijo tirando de Ichigo y Kaname para que se unieran al abrazo. Por mucho que Kaname fuese reservado en ese momento dejó que su calor se fundiera con el resto de sus hermanos y Aiko y la princesa lo notó con agrado, pudo imaginarse la ansiedad tan grande que habían pasado todos ellos. - ¿Ichigo, estás llorando? - preguntó divertida al notar la humedad en su hombro. Por mucho el pelirrojo era quien más se parecía a ella en actitud, por lo tanto era más sensible que el resto. - Les dije que regresaría... ¿no es así? pueden descansar ya, mamá esta aquí... oh y Hiroki tampoco murió, fuera de algunas heridas todos estamos bien - les informó.
A simple vista se podía notar que la feudal había librado una batalla, estaba sucia y su ropa se encontraba rasgada.
- Iré a tomar un baño, lo necesito tanto... ya nos veremos a la hora de la comida. Sigan con sus actividades - informó retirándose del lugar.
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Después de un relajante baño se colocó uno de los vestidos más hermosos que tenía en tono azul cobalto, maquilló su rostro y recogió su cabello en una cola alta. Sentía tan bien volver a lucir como la princesa y no una simple kunoichi.
Entonces bajó al salón donde recibía a las personas del país, suponía que mandarían al Uzumaki a ese punto, esperó sentaba en una elegante silla hasta que se presentó ante ella.
- Me gusta - pensó dando una inspección nada discreta del físico del joven - ¿Cuál es tu nombre y tu edad? - le preguntó al joven con interés. - Mi nombre seguramente lo conoces, es Aiko Uzumaki. Puedes dirigirte a mi con confianza, pero nunca olvides hablarme con respeto. Serás mi nuevo asistente, es un trabajo que no tiene hora de inicio ni de salida, sin embargo no serás mi esclavo, trato bastante bien a todos. Sólo préstame tu ayuda cuando te lo pida y mantente siempre a mi lado.
Se levantó de la silla y comenzó a caminar.
- Sígueme, nos acompañarás al almuerzo - le indicó sin detenerse - Cuéntame sobre ti.
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