Casa de la familia Uchiha

por Akemi Uchiha Vie Dic 11, 2015 11:20 pm

Constantes toques a su puerta hicieron que se levantara de su asiento y caminara hacia la entrada de su pequeña enfermería. Con el paso del tiempo y notando las buenas ganancias que tenía decidió ampliar la casa y agregar dos amplias habitaciones más, en una operaba y albergaba todo el instrumental quirúrgico que tenía -que anteriormente perteneció a la enfermería del clan - y en la otra dejaba descansar a los pacientes después de una operación hasta que se sintieran mejor y pudieran marcharse, además había un pequeño recibidor en el que solía estar casi siempre mientras no hubiera shinobis heridos. A pesar de que la enfermería se apoyaba en una de las paredes de su casa no existía una puerta que la conectara de su hogar.

Akemi abrió la puerta y miró con curiosidad a una mujer rubia que cargaba preocupada a un niño no mayor de 6 años con la respiración agitada. La rubia observó con algo de miedo a Akemi, no obstante se armó de valor para hablarle.

- Por favor... ayude a mi hijo - le pidió en un sollozo. La pelinegra miró con profundidad a la madre del niño.

- ¿Sabe qué es este lugar? - le preguntó Akemi considerando por un momento que tal vez ella no fuera de Konoha e ignorara donde y con quien estaba.

- Sé que es una enfermería para shinobis, pero... mi hijo se puso grave de pronto y... no sabía a donde llevarlo, este es el lugar más cercano con atención médica, por favor...

En otra situación Akemi la hubiese ahuyentado diciendo que no atendía ese tipo de casos, que fueran al consultorio de la Senju, no obstante, el niño se veía grave. Su corazón no era completamente de piedra aún como para correrla.

- Pase... - respondió haciéndose un lado para que entraran.

...

No tardó ni una hora atendiendo al pequeño, una enfermedad de las vías respiratorias con la que había acabado utilizando un jutsu médico de extracción. Al poco rato el niño despertó causando una gran alegría en su madre, quien hasta el momento se había visto recelosa con los movimientos de Akemi, probablemente estaba acostumbrada únicamente a los medicamentos, pero ella acudió a una enfermería ninja, donde se utilizaban otros métodos para dar alivio.

- Muchas gracias, Uchiha-san... - dijo la rubia con una sonrisa - ¿Cuanto debo pagarle? - preguntó buscando en sus bolsillos para sacar un monedero.

- Nada, no ocupé medicamentos o algo por lo que debas pagar - declaró la Uchiha con seriedad. Alguna vez fue una joven llena de alegría, ahora difícilmente podía sonreirle a personas que no fueran sus hijos. - Los acompaño a la salida...

...

Después de despedir a su único paciente hasta ahora y su madre cerró la enfermería y regresó a su casa.

Hizo el aseo y cocinó una gran cantidad de comida. Ese día saldría de misión, le había comentado a sus hijos durante la cena una semana atrás, esperaba que lo recordaran. Intentaría estar menos de tres días fuera de su hogar.

Una vez finalizados los quehaceres del hogar, escribió una nota para sus hijos, dándoles instrucciones a grandes rasgos de qué debían hacer durante su ausencia, después de todo era la primera vez en 15 años que se separaban y aunque le preocupaba un poco, sabía que estarían bien.

por Hotaru Senju Sáb Ene 30, 2016 1:54 am

Había dejado el hogar con un ramo de flores silvestres del invernadero y un par de frascos de mermelada de ciruela y fresa. Los llevaba en un canasto envuelto con un bonito listón blanco, en signo de paz. No estaba segura como Akemi Uchiha la recibiría en su hogar después de lo que había pasado entre sus esposos, pero pensaba que ella no era responsable por las acciones de Judal, así como Hotaru no tenía culpa en las peleas personales que su esposo tenía con su hermano. Aún así, le pareció adecuado llevar un presente, pues cuando se visitaba la casa de un familiar era la costumbre, y Akemi era, su hermana política.

Se paró en la puerta y respiró profundamente. Lo que iba a pedir de Akemi no era sencillo y quizás no quisiera colaborar, pero necesitaba a los mejores shinobis de la aldea y la esposa de Judal Uchiha era una de las mejores médicos que había visto, llegando a atender activamente la enfermería de la aldea mientras se construía el hospital. Por lo tanto tomó valor y golpeó con suavidad la puerta esperando que la mujer saliera a abrir, para así poder hablar con ella.

por Akemi Uchiha Sáb Ene 30, 2016 4:57 am

Estaba por abrir la puerta para irse de misión cuando escuchó unos toques suaves en ella, una mujer... supuso, por la fuerza de los golpes. Abrió y con sorpresa observó a Hotaru Senju, se sentía realmente confundida de que se encontrara ahí, aunque su rostro fuera una máscara sin expresión alguna.

- ¿Qué se te ofrece? - preguntó utilizando la voz con la que le hablaba a cualquier persona que no fuesen sus hijos, era áspera y bastante cortante, muy parecida a la de su hermana. Quería saber por qué motivo se encontraba la Senju en su hogar, si bien vivían en la misma villa, jamás hablaban, ella no tenía nada que intercambiar con Hotaru. - ¿Algún paciente...? Yo no trato enfermedades, Hotaru. Lo siento si no tienes tiempo, me especializo en las heridas en batalla para ninjas - añadió pensando que todos estos años no había sido lo suficiente claro que le estuviese mandando a todos sus pacientes normales para dedicarse exclusivamente a atender shinobis.

por Hotaru Senju Sáb Ene 30, 2016 5:33 am

La actitud de Akemi era precisamente la que esperaba. Seguramente lo que menos quería era socializar con ella y no podía del todo culparla. Si hubiese sido al revés y ella se hubiese visto separada de Madara por algún problema con Judal, hubiese odiado a Judal y cualquiera que tuviera relación con él. Pero primera que nada ambas eran shinobis y tendrían que poner sus diferencias de lado en esa ocasión.

Bajó la mirada entonces sonrojando, pues no era buena cuando se trataba de sociabilizar con otros. Se ponía incómoda y siempre terminaba diciendo alguna tontería. Pero tendría cuidado en esa ocasión para no ofender a Akemi. Intentaría ser amable y comprensiva, respondería su frialdad con amistad y vería si quizás en algún punto de sus palabras ambas se podían comprender.

-No, no es nada de eso -le dijo con una sonrisa tímida-. Te traje un pequeño obsequio -estiró el canasto hacia ella, con las flores y la mermelada-. Espero que lo disfruten, las hace una chica que trabaja en casa con fresas y fruta silvestre. Es delicioso, y mis pequeños parecen adictos a ello en el desayuno, de seguro a tus hijos también... ahm... tambien les gustará.

Bueno, esperaba que eso hubiese sido lo suficientemente amigable para endulzar un poco el ambiente y así poder decirle lo que realmente estaba haciendo ahí. No tenía el don de hacer amigos, pero no creía haber sido rara o torpe con sus palabras. Ahora era momento de ponerse un poco más seria y decirle lo que estaba ocurriendo.

-Necesito una palabra contigo, ¿Podría pasar un momento, Akemi-san?

por Akemi Uchiha Sáb Ene 30, 2016 6:34 am

Akemi observó fijamente la canasta que le obsequiaba Hotaru, decidiendo si debía aceptarla o no, no confiaba en la mujer pero si había llegado a su hogar era por algo importante. Tomó la canasta sólo para dejar que las cosas fluyeran y saber a que punto quería llegar Hotaru.

- Gracias, seguro les gustará - respondió la kunoichi sinceramente, aunque sus pequeños prefirieran los melocotones las fresas eran deliciosas también. - Adelante, sígueme... hablaremos en la sala - dijo accediendo a hablar con ella. Mientras se adentraban el silencio reinó, sentía demasiado extraño por tener a un desconocido ahí, en los últimos años solo tres personas pisaban ese suelo y eran sus hijos y ella. La casa se encontraba ordenada, por suerte todos eran bastante limpios y se organizaban cada fin de semana para hacer limpieza y darle mantenimiento a su hogar, solo porque no recibieran visitas no significaba que vivirían entre la basura, debían tener impecable para ellos.

Uno de los gatos de Neko se encontraba sobre la alfombra, Akemi lo esquivó ya acostumbrada a los felinos y los lugares en los que solían dormir. Colocó la canasta en la mesa de centro y se sentó en uno de los cómodos sillones, extendiendo la mano, indicándole así a Hotaru que se pusiera cómoda también.

- Te ofrecería té, pero creo que si estás aquí es porque es un tema de urgencia y no hay tiempo para eso, no lo tomes como descortesía... te escucho.

por Hotaru Senju Sáb Ene 30, 2016 6:51 am

La casa de Akemi no era como se la imaginaba. En su mente, había pensado en ese lugar quizás como algo más modesto o más bien poco ostentoso por la circunstancia en que vivía. Si hubiese sido ella, habría cerrado todas las cortinas de su casa y se habría dedicado a vivir un luto si Madara hubiese sido expulsado de la casa, o quizás hubiese sido mucho peor. No habría tenido deseo alguno de vivir una vida alejada de su esposo. Pero supuso entonces que Akemi era mucho más fuerte de lo que ella aparentaba, y que seguramente había seguido la vida por sus hijos.

El lugar estaba lleno de detalles que así lo indicaban, desde la luz que entraba por las amplias ventanas, el suelo que brillaba de limpio y el agradable aroma a comida casera.

Tomó entonces asiento en donde Akemi le indicaba, aun con las mejillas encendidas, mirando el lindo gatito que movía su cola de un lado a otro mientras observaba a las mujeres.

-No será necesario que te preocupes por algo así -le dijo sobre el té-. Y tienes razón. El tema por el cual vengo es urgente, y quizás algo delicado -y de seguro algo que no le iba a decir por la puerta de la casa-. No soy muy buena para resumir, pero, básicamente, necesitamos a los mejores ninjas de la aldea para una delicada misión en el país del Remolino. Madara-sama recibió información sobre un ataque importante sobre las aldeas de la región. Los Uzumaki siempre fueron aliados nuestros, sobre todo cuando formamos la aldea y no podemos darles la espalda ahora que nos necesitan. Por eso, vine a pedir tu ayuda. Eres una de las mejores médicos ninjas, quizás la mejor cuando se trata de heridas de combate... te necesitamos.

por Akemi Uchiha Sáb Ene 30, 2016 10:52 pm

No interrumpió en ningún momento a la Senju esperando que hablara todo, escuchó atentamente analizando la situación que le planteaba y formando una respuesta. No podía ocultar que la noticia que daba Hotaru era grave, los Uzumaki apoyaban Konoha, si algún día una nación decidía declararles la guerra indudablemente lucharían a su lado. Ahora les tocaba a ellos responder, por el bien del futuro de sus hijos debía apoyarlos aunque no estuviese plenamente convencida, prefería perder un poco el orgullo a en una guerra perder a Neko o Izuna.

- Lo que dices es muy grave... pero los apoyaré, así como espero que lo hagan ellos en un futuro con nosotros si la situación se da - dijo sabiendo que Hotaru tenía lazos con el clan Uzumaki. Pelear a su lado era tanto por el bien de la aldea como el de su familia, aunque no lo expresara. Akemi había aprendido a leer entre líneas. - Aún no me dices cuál es esa misión, pero si es el País del Remolino debemos movilizarnos ya. Me contarás a detalle en el camino... no omitas nada - pidió preguntándose qué había pasado en ese lugar que necesitaban apoyo urgente de Konoha - Me prepararé, cuando terminé iré a tu casa. Puedes marcharte, sabes donde está la salida - finalizó, esperando que saliera pronto.

No quería escuchar demasiado sobre la misión si estaban los gatos de su hija ahí, Neko parecía buscar el peligro. Se quedó sentada y en silencio hasta que estuvo sola, entonces se acercó y clavó la mirada en el gato que seguía acostado en la alfombra.

- ¿Entiendes que no puedes ir, verdad? - le preguntó esperando que le entendiera y le pasara el mensaje a Neko - Si tu e Izuna nos acompañan, la aldea se quedará desprotegida y otros podrían aprovechar para atacarnos, los necesitamos cuidando Konoha. Yo volveré lo más pronto posible, los amo a ambos. Protéjanse.

Dicho esto acarició la cabeza del gato unos segundos esperando que le pasara el mensaje a Neko y volvió a su habitación para tomar armas y prepararse debidamente. Esa sería una misión difícil.

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