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Indra Ōtsutsuki
Casa de la Familia Uchiha-Senju
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Casa de la Familia Uchiha-Senju
Apenas entró dejó la bolsa de víveres que había comprado junto a la puerta, momento en el cual Hinamori se hizo presente, saludando a sus patrones, y retirándose con las cosas. Puso a Minto en el suelo, y la niña desapareció rápidamente diciendo que quería una de sus muñecas. Mikoto por su parte agradeció por el helado con una enorme sonrisa y dijo sentirse cansada y que se recostaría un poco. Hotaru la observó con una mirada melancólica mientras se retiraba, recordando lo exhaustivo que era para la pequeña hacer más allá de su rutina.
Aún no comprendía cual era la dolencia de Mikoto. Había sido un bebé pequeño, frágil y enfermizo. Su corazón era un tanto más pequeño de lo normal, lo cual hacía de ella una chica que se cansaba con rapidez. También tenía problemas respiratorios, que se acrecentaban con ciertos factores ambientales como el polvo, el polen o el pasto. Solía enfermarse seguido y cada vez que aquello ocurría era exhaustivo para Hotaru, pues siempre estaba el riesgo de que la pequeña Mikoto no sobreviviera a un simple resfrío.
-A pesar de que ha mejorado muchísimo en este tiempo... -le dijo a su esposo, buscando su mano, pues sentía que su corazón se estaba rompiendo con sus pensamientos- No es igual a los demás niños. Soy un fracaso como médico. No consigo encontrar una forma de hacerla mejorar -tragó saliva y bajó la mirada, su cabello rojo cubriendo sus ojos-... es irónico, a decir verdad. Dicen que soy la mejor médico ninja y aún así... no logro que mi propia hija mejore.
Pasaría otra noche sin dormir. Eso era seguro. Se sumergiría en los libros y anotaciones del clan Inuzuka y su estudio en veterinaria, para ver si en algún lugar, en alguna parte, había alguna propiedad en alguna hierba que ella desconociera. Estaba trabajando en una nueva droga experimental a base de raíces, y seguramente se pasaría buena parte de su tarde en el invernadero o en su oficina de trabajo. Estaba segura que se encontraba cerca de encontrar un remedio a los problemas respiratorios de Mikoto, utilizando la dilatación de ciertas células del pulmón para que pudieran oxigenarse mejor.
-¡Tou-san! ¡Kaa-san! -vio hacia la puerta y descubrió que Hattori los saludaba, seguido de Shisui- ¿Qué hacen aquí tan temprano? Digo... ¡Qué bueno es verlos!
-No hicieron su tarea aún, ¿Verdad? -Hotaru los miró con algo de severidad entonces, estaban cubiertos en lodo y con raspones en todo el rostro- De nuevo han estado entrenando todo el día en vez de estudiar.
-Yo no quería -se quejó Shisui, sonriendo nervioso-. Hattori me obligó.
-¡No es cierto! -dijo rapidamente Hattori empujando a su hermano menor.
-¡Ey! ¿Cuantas veces debo decirles que no peleen? -Hotaru tomó a cada uno de una oreja y comenzó a arrastrarlos por el corredor rumbo a la sala de estudio- Se quedarán sin postre hoy, y no me importa cuanto supliquen, esta vez no los dejaré comer el pastel de chocolate de Hinamori.
-Pero Kaa-san -se quejó Hattori-. Íbamos a hacer la tarea, ¡Lo juro!
-Estudiar es aburrido, ¿Por qué no podemos entrenar todo el día como Sora-Nii y Seishiro-nii? -preguntó Shisui, haciendo que recordara horriblemente a Hiroki.
-Porque sus hermanos siempre estudiaban toda la tarde después de entrenar junto a Otou-sama. No hay nada más que pueda enseñarles. Ustedes dos ni si quiera pueden hacer ejercicios de álgebra simple. Hasta que no se tomen en serio sus estudios no los dejaré entrenar todo el día como a sus hermanos mayores -Hotaru los obligó a sentarse y puso sus libros de matemáticas frente a ellos- ¿Dónde están sus hermanas?
-No lo sé -respondió Hattori molesto.
-Naomi-chan está en el invernadero -dijo Shisui arrepentido y triste-. Y Nakoruru Onee-san fue a la Villa a comprar cerezas.
Hotaru suspiró. Tener tantos hijos la volvía loca, sobre todo cuando no sabía donde estaban la mayoría del tiempo. A veces sentía la necesidad de hacer clones de sí misma para ocuparse de cada uno de ellos, pero terminó por desechar la idea porque quería estar preocupada ella misma de sus niños.
Dejó a Hattori y a Sora estudiando entonces y fue al encuentro de Madara. Necesitaba a su esposo en ese momento, abrazarlo, acurrucarse entre sus brazos aunque fuese un instante antes de que todos sus hijos volvieran a interrumpirlos.
-Amor -dijo mientras se acurrucaba contra su pecho en el pasillo-. A veces siento que me volveré loca con tantas niños. Es tu culpa que tengamos tantos, ¿Lo sabes, verdad?
Hotaru Senju- Clan Senju
- Ryo : 4255
Mensajes : 1402
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Volver a casa después de un largo día de trabajo siempre era un alivio. No había otra cosa que le complaciera más que el poder regresar temprano en la tarde y ver a su esposa e hijos cuando no lo hubo hecho en toda la mañana. Aun cuando en ocasiones tanto él como Hotaru tenían que lidiar con las travesuras de los más pequeños era algo que echaba de menos cuando no estaba en su hogar.
Dirigió una mirada compasiva a Mikoto mientras escuchaba a su esposa hablar sobre sus intentos por hacer mejorar la delicada salud de la pequeña, notando en su tono la frustración y tristeza que le invadía al admitir que no lo conseguía. Intentando aliviar ese malestar Madara le dijo que él estaba seguro de que podría lograrlo tarde o temprano. Y no era mentira. Confiaba enormemente en la capacidad de su esposa y sus habilidades como médico, tanto que creía que no había ningún malestar que ella no pudiera sanar. Con ella Mikoto estaría bien, y él mismo se había propuesto proteger a su hija de todo mal mientras tanto.
Antes de que pudiera hacer o decir nada más fueron interrumpidos por Hattori y Shisui que aparecían por la puerta cubiertos en lodo. Al parecer ambos habían estado toda la tarde entrenando en lugar de hacer sus deberes, detalle del cual se encargó Hotaru de inmediato antes de que Madara pudiera hacer algo al respecto. No le extrañaba el comportamiento por parte de esos dos quienes de todos sus hijos eran los más traviesos y desinteresados.
Una expresión melancólica se mostró en el rostro de Madara, deseando que todos los días pudieran ser a así y que tuviera más tiempo para estar con sus hijos. Sin embargo, no siempre era posible aquello ya que muchas veces se la pasaba tan ocupado que acababa llegando en la noche a la casa. A veces sentía culpa por ello, pero agradecía que sus hijos fuesen comprensivos con aquel asunto.
Suspirando volvía a mirar al frente y la visión de Hotaru aproximándose por el pasillo lo sacó de sus pensamientos, haciendo que sonriera ante sus palabras.
—En parte, sí. Pero no puedo evitarlo —contestó con gracia, sonriendo levemente, rodeando con los brazos la figura de su esposa y llevándola un poco más hacia él. Era realmente confortable estar así junto a ella. Aún después de tantos años no había dejado de amarla y desearla como el primer día; ella era, a sus ojos, la mujer perfecta—. Cada uno tiene sus caprichos, pero a fin de cuentas son buenos niños. Estoy seguro de que se debe a que tienen una madre muy responsable y gentil. Debo agradecértelo; creo que alguna vez te lo mencioné: siempre he deseado tener una familia grande. Y no puedo pedir nada mejor que lo que tengo ahora, unos niños bondadosos y una esposa amorosa en quien puedo confiar.
Sus hijos podían ser incontrolables en ocasiones, pero estar en su compañía y saber que lo amaban no tenía precio, al igual que su esposa. Tenía todo lo que alguna vez había deseado muy en el fondo aunque nunca lo hubiese dicho: una familia que lo apreciara por lo que era como persona y no simplemente por sus habilidades como shinobi o sus logros como líder de un clan. No podía haber pedido nada mejor que la vida que tenía en ese instante.
Alzando un poco el rostro de Hotaru con una de sus manos se dedicó a perderse en su mirada, en esos rojizos ojos serenos que le transmitían una cálida paz.
—Te amo —mencionó acercándose a ella, casi susurrándolo sobre sus labios—. A veces siento que no alcanzan las palabras para demostrarte cuánto lo hago. —finalizó uniendo sus labios con los de ella y besándola con suavidad, aprovechando el momento antes de que alguno de los niños apareciera de alguna parte.
Dirigió una mirada compasiva a Mikoto mientras escuchaba a su esposa hablar sobre sus intentos por hacer mejorar la delicada salud de la pequeña, notando en su tono la frustración y tristeza que le invadía al admitir que no lo conseguía. Intentando aliviar ese malestar Madara le dijo que él estaba seguro de que podría lograrlo tarde o temprano. Y no era mentira. Confiaba enormemente en la capacidad de su esposa y sus habilidades como médico, tanto que creía que no había ningún malestar que ella no pudiera sanar. Con ella Mikoto estaría bien, y él mismo se había propuesto proteger a su hija de todo mal mientras tanto.
Antes de que pudiera hacer o decir nada más fueron interrumpidos por Hattori y Shisui que aparecían por la puerta cubiertos en lodo. Al parecer ambos habían estado toda la tarde entrenando en lugar de hacer sus deberes, detalle del cual se encargó Hotaru de inmediato antes de que Madara pudiera hacer algo al respecto. No le extrañaba el comportamiento por parte de esos dos quienes de todos sus hijos eran los más traviesos y desinteresados.
Una expresión melancólica se mostró en el rostro de Madara, deseando que todos los días pudieran ser a así y que tuviera más tiempo para estar con sus hijos. Sin embargo, no siempre era posible aquello ya que muchas veces se la pasaba tan ocupado que acababa llegando en la noche a la casa. A veces sentía culpa por ello, pero agradecía que sus hijos fuesen comprensivos con aquel asunto.
Suspirando volvía a mirar al frente y la visión de Hotaru aproximándose por el pasillo lo sacó de sus pensamientos, haciendo que sonriera ante sus palabras.
—En parte, sí. Pero no puedo evitarlo —contestó con gracia, sonriendo levemente, rodeando con los brazos la figura de su esposa y llevándola un poco más hacia él. Era realmente confortable estar así junto a ella. Aún después de tantos años no había dejado de amarla y desearla como el primer día; ella era, a sus ojos, la mujer perfecta—. Cada uno tiene sus caprichos, pero a fin de cuentas son buenos niños. Estoy seguro de que se debe a que tienen una madre muy responsable y gentil. Debo agradecértelo; creo que alguna vez te lo mencioné: siempre he deseado tener una familia grande. Y no puedo pedir nada mejor que lo que tengo ahora, unos niños bondadosos y una esposa amorosa en quien puedo confiar.
Sus hijos podían ser incontrolables en ocasiones, pero estar en su compañía y saber que lo amaban no tenía precio, al igual que su esposa. Tenía todo lo que alguna vez había deseado muy en el fondo aunque nunca lo hubiese dicho: una familia que lo apreciara por lo que era como persona y no simplemente por sus habilidades como shinobi o sus logros como líder de un clan. No podía haber pedido nada mejor que la vida que tenía en ese instante.
Alzando un poco el rostro de Hotaru con una de sus manos se dedicó a perderse en su mirada, en esos rojizos ojos serenos que le transmitían una cálida paz.
—Te amo —mencionó acercándose a ella, casi susurrándolo sobre sus labios—. A veces siento que no alcanzan las palabras para demostrarte cuánto lo hago. —finalizó uniendo sus labios con los de ella y besándola con suavidad, aprovechando el momento antes de que alguno de los niños apareciera de alguna parte.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
- Ryo : 18131
Mensajes : 1778
Fecha de inscripción : 22/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Hotaru cerró los ojos y dejó que Madara la besara. Eran pocas las oportunidades en que podían estar así durante el día (la noche era un tema aparte). Al estar en una casa llena de niños, siempre debían ser en extremo cuidadosos de la manera en que se comportaban en uno con el otro, especialmente desde que los niños mayores comenzaron a comprender que había algo raro en la ausencia de mamá y papá en medio del día para ir al invernadero mientras ellos hacían sus quehaceres.
-¿Te he dicho hoy cuanto te amo yo a ti? -le preguntó abrazándolo- Amo tu voz, la forma en que me miras, como se siente tu pecho contra el mío... y en especial -volvió a cerrar su boca sobre la de Madara, apretando levemente uno de sus labios mientras lo masajeaba con la lengua-... tus labios. Todo en ti, cada uno de tus detalles... lo amo todo. Y te entiendo cuando dices que las palabras no alcanzan, porque si fuese por mi me dedicaría un día entero a enumerar las cosas en ti que me hacen sentir... como si aún fuese una niña enamorada de su primer amor.
Sonrió, porque Madara era y siempre sería su primer y último amor. Su gran amor. Alguien que la había convertido en una mujer y luego en madre. Era su esposo, su amigo, su amante. Era todo para ella, y poder estar juntos por tanto tiempo, sin haber tenido mayores conflictos, era una muestra de la relación que había entre ellos.
-Tengo que terminar una orden de loción para manos hoy, con lavanda, de aquellas que no te agradan demasiado -rió un poco, pues la lavanda solía ser un olor un tanto fuerte y ella metía saquitos por todas partes con florcillas de ese tipo. impregnando la ropa de su esposo a aquel olor tan femenino- ¿Y tú? ¿Qué harás? ¿Entrenarás con los niños?
Hotaru Senju- Clan Senju
- Ryo : 4255
Mensajes : 1402
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Sonrió ante las palabras de su esposa. Le gustaba escucharla hablar así pues podía sentir cuánto lo amaba (aunque no había mometo en que Hotaru no lo hicera sentir de ese modo). No conocía sensación más grata que aquella que le invadía cuando estaba a su lado, y siempre procuraba no desperdiciar ni un solo minuto en el que pudieran estar juntos, pues a veces sus trabajo y responsabilidades diarias se lo impedían.
No obstante, en aquel momento su esposa tenía un deber que cumplir y no podía quitarle ese tiempo tan valioso, ya que de ello dependía su trabajo. Además, por su parte, Madara también tenía cosas que hacer. Estaba seguro de que los niños no tardarían en reclamarle que debía entrenar con ellos pues lo hacía en cada oportunidad que podía, cuando su tiempo se lo permitía y podía estar en la casa por la tarde, como en esa ocasión justamente.
—Está bien —respondió con un tono suave, acariciando la mejilla de Hotaru para luego besarla en los labios una vez más. En la noche seguramente tendría todo el tiempo para compartirlo con su esposa, como todos los días, pero por el momento había otras cosas que debían hacer—. Sí, entrenaré con los niños. Se los prometí en la mañana, y estoy seguro de que si me tardo no esperarán demasiado para reclamarme. Ellos son realmente insistentes cuando se trata de sus entrenamientos. —nuevamente rió, pues sus hijos eran tan insistentes que le recordaban a sí mismo en su infancia, siempre queriendo entrenar para superar sus propios logros; sólo que con otros motivos y en circunstancias muy diferentes.
Perdiéndose en los hermosos ojos de su esposa un momento la besó una vez más antes de que ambos tuvieran que marchar a cumplir el resto de los deberes que les aguardaban.
No obstante, en aquel momento su esposa tenía un deber que cumplir y no podía quitarle ese tiempo tan valioso, ya que de ello dependía su trabajo. Además, por su parte, Madara también tenía cosas que hacer. Estaba seguro de que los niños no tardarían en reclamarle que debía entrenar con ellos pues lo hacía en cada oportunidad que podía, cuando su tiempo se lo permitía y podía estar en la casa por la tarde, como en esa ocasión justamente.
—Está bien —respondió con un tono suave, acariciando la mejilla de Hotaru para luego besarla en los labios una vez más. En la noche seguramente tendría todo el tiempo para compartirlo con su esposa, como todos los días, pero por el momento había otras cosas que debían hacer—. Sí, entrenaré con los niños. Se los prometí en la mañana, y estoy seguro de que si me tardo no esperarán demasiado para reclamarme. Ellos son realmente insistentes cuando se trata de sus entrenamientos. —nuevamente rió, pues sus hijos eran tan insistentes que le recordaban a sí mismo en su infancia, siempre queriendo entrenar para superar sus propios logros; sólo que con otros motivos y en circunstancias muy diferentes.
Perdiéndose en los hermosos ojos de su esposa un momento la besó una vez más antes de que ambos tuvieran que marchar a cumplir el resto de los deberes que les aguardaban.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
- Ryo : 18131
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Fecha de inscripción : 22/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
-Me gustaría que fueran tan insistentes cuando se trata de realizar sus quehaceres -dijo con suavidad sobre los labios de Madara, besándolo ella a él. Era extraño, ambos tenían cosas que hacer y se estaban despidiendo, no obstante, se acercaba cada vez más al cuerpo de su esposo, buscando en éste un lugar en el cual acurrucarse-. Las flores que traje de la isla en donde pasamos nuestra Luna de Miel están floreciendo de nuevo. Me siento muy melancólica cada vez que las veo... y recuerdo la lluvia cayendo sobre nosotros mientras nos perdíamos en el otro -suspiro, poniendo su mejilla sobre el pecho de Madara-. Fue la primera vez que me dijiste que me amabas... la noche en que llovía y te conté sobre Sora, ¿Lo recuerdas, amor?
Desde Mikoto, temía embarazarse. De hecho, hacía el esfuerzo para que no ocurriera. Sentía que no sería lo suficientemente fuerte para tener dos hijos con las mismas dolencias y verlos desfallecer día tras día, sin poder hacer nada al respecto. Era demasiado doloroso. Por ello sentía melancolía... seguramente nunca más podría mirar a los ojos a su esposo y decirle con todo el amor del mundo que lo haría padre.
-¿Qué tal si nos olvidamos del invernadero y los entrenamientos sólo por hoy...? -susurró con tristeza- Te extraño... tambien te necesito, cielo. Si te nombran líder de la aldea no te veré muy seguido. Quiero aprovecharte lo máximo posible cuando te tengo cerca. Me agradaba estar así contigo.
Cerró los ojos y podía escuchar la lluvia caer a lo lejos, como en la isla...
¡Espera!
-¿Está lloviendo? -dijo horrorizada- ¡Sora y Seishiro no llevaban paragua cuando salieron! Se mojarán y se enfermarán. Debo ir a llevarles un paragua ahora -dijo entrando en pánico. Aunque tenían 14 y 15 años, aún los veía como sus bebés- ¿Llevaría Nakoruru su paragua cuando salió? Aww no... tengo que ir por ellos. No pueden enfermarse justo ahora que empezará la temporada de lluvia.
Hotaru Senju- Clan Senju
- Ryo : 4255
Mensajes : 1402
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Madara sonrió cuando Hotaru le recordó los días que pasaron en aquella isla después de haberse casado. Habían sido tiempos difíciles para ambos, pero lo que hubieron vivido en su Luna de Miel fue un respiro de todos los problemas que en aquel entonces involucraban a los clanes del País del Fuego, como si durante esos días sólo ellos dos hubieran existido en el mundo.
—Por supuesto que lo recuerdo, nunca me había sentido tan feliz. Ha pasado tanto tiempo y aún así siento aquel día demasiado cercano.
¿Y cómo olvidarlo? Si había sido lo más cercano a la felicidad que hubo experimentado Madara en tiempos de guerra constante. Donde tuvo la oportunidad que había necesitado tanto para pensar en sí mismo y en Hotaru, olvidándose de todas las presiones y descubriendo finalmente lo que sentía por ella y lo que realmente deseaba.
—A veces quisiera visitar nuevamente esa isla y revivir nuestros días en aquel lugar. Aunque los tiempos han cambiado y ya nada es igual a cómo era antes... Vaya, y pensar que en aquel entonces todo esto era sólo un sueño inalcanzable. —dijo sonriendo con melancolía al recordar las imágenes del pasado, cuánto ambos habían luchado y cuánto habían logrado por el bienestar de sus hijos.
Las palabras de su esposa lo seducían, como lo habían hecho siempre. La suavidad con que le hablaba y la mirada en sus ojos lo convencían de dejar a un lado las responsabilidades por un día para dedicarse a mimarla. Y no era necesario que Hotaru se esforzara demasiado en ello; si de Madara hubiera dependido, seguramente se habría olvidado de todos sus deberes para pasar más tiempo con su esposa. Extrañaba a Hotaru cuando no estaba con ella y en las ocasiones que podían estar juntos no quería separarse de ella ni un segundo.
—También te extraño —susurró acariciando la mejilla de su esposa, apartando algunos cabellos de su rostro—. Quisiera olvidarme de todo por un momento y que tuviésemos un tiempo sólo para nosotros... para besarte... mimarte... y mostrarte cuánto te amo. —añadió en un tono relativamente bajo, muy cerca del rostro de ella.
El recuerdo de los viejos tiempos y esa cercanía lo invitaban a desear revivir sus días pasados en la Isla de las Siete Hierbas. La voz suave de Hotaru y los besos que le proporcionaba, junto al sonido de la lluvia lo incitaban. Deseaba abrazarla, besarla con la misma intensidad que en aquel entonces y hacerle el amor mientras le decía cuanto la amaba. Porque, a veces creía que con acciones podía expresarse mejor que con las palabras, y le gustaba hacerle saber a su esposa cuánto la amaba y cuánto la deseaba.
Pero entonces ella pareció recordar algo que Madara por un momento había olvidado: estaba lloviendo y sus hijos habían salido sin estar preparados para ello. Por un lado él creía que sus niños ya eran grandes y lo suficientemente maduros para saber cuidarse solos, al menos de una simple lluvia. Sin embargo, no podía ignorar la preocupación de su esposa; Hotaru siempre había sido una madre cariñosa y muy atenta con sus hijos, preocupándose de cada detalle y ocupándose de que nunca les faltara nada. Después de todo, era ella quien los curaba con sus infinitos conocimientos de medicina cada vez que caían enfermos.
Si algo creía Madara que podía hacer para aliviar esa preocupación que atormentaba a su esposa era hablarle sobre lo que él pensaba sobre sus hijos y lo mucho que confiaba en ellos.
—Tranquila, estarán bien. Es sólo una ligera llovizna —le dijo con una expresión calma al notar lo inquieta que Hotaru sonaba, intentando transmitirle tranquilidad mediante su voz—. Ellos seguramente han notado el cambio en el clima y estarán aquí antes de que podamos darnos cuenta. No creo que hayan ido muy lejos. Además, saben cuanto su madre los ama y se preocupa de su bienestar; dudo que quieran preocuparla más. ¿No crees? —hizo una leve pausa y continuó—. Pero, si aún así la lluvia se vuelve más intensa y tardan en regresar a casa, iremos por ellos. ¿Sí?
Bajando levemente la vista alzó el mentón de su esposa con una mano para fijar la vista en sus brillantes ojos rojizos.
—¿Sabes? El recordar nuestros días en aquella isla me ha hecho desear revivir los momentos que pasamos juntos. Sentirme como en aquel entonces y hacerte sentir del mismo modo —comentó en un tono suave, sin apartar la vista del rostro de Hotaru—. Los inolvidables momentos que compartimos, todos los besos y el amor que nos hemos dado... —dijo besándola en los labios una vez más, pero de una forma más intensa y apasionada para que supiera a qué se refería, explorando la delicada figura de su esposa con las manos y llevándola hacia él, dejándose llevar por la cercanía casi sin darse cuenta de que no era precisamente el lugar apropiado para algo así. Pero a veces no podía evitarlo.
—Por supuesto que lo recuerdo, nunca me había sentido tan feliz. Ha pasado tanto tiempo y aún así siento aquel día demasiado cercano.
¿Y cómo olvidarlo? Si había sido lo más cercano a la felicidad que hubo experimentado Madara en tiempos de guerra constante. Donde tuvo la oportunidad que había necesitado tanto para pensar en sí mismo y en Hotaru, olvidándose de todas las presiones y descubriendo finalmente lo que sentía por ella y lo que realmente deseaba.
—A veces quisiera visitar nuevamente esa isla y revivir nuestros días en aquel lugar. Aunque los tiempos han cambiado y ya nada es igual a cómo era antes... Vaya, y pensar que en aquel entonces todo esto era sólo un sueño inalcanzable. —dijo sonriendo con melancolía al recordar las imágenes del pasado, cuánto ambos habían luchado y cuánto habían logrado por el bienestar de sus hijos.
Las palabras de su esposa lo seducían, como lo habían hecho siempre. La suavidad con que le hablaba y la mirada en sus ojos lo convencían de dejar a un lado las responsabilidades por un día para dedicarse a mimarla. Y no era necesario que Hotaru se esforzara demasiado en ello; si de Madara hubiera dependido, seguramente se habría olvidado de todos sus deberes para pasar más tiempo con su esposa. Extrañaba a Hotaru cuando no estaba con ella y en las ocasiones que podían estar juntos no quería separarse de ella ni un segundo.
—También te extraño —susurró acariciando la mejilla de su esposa, apartando algunos cabellos de su rostro—. Quisiera olvidarme de todo por un momento y que tuviésemos un tiempo sólo para nosotros... para besarte... mimarte... y mostrarte cuánto te amo. —añadió en un tono relativamente bajo, muy cerca del rostro de ella.
El recuerdo de los viejos tiempos y esa cercanía lo invitaban a desear revivir sus días pasados en la Isla de las Siete Hierbas. La voz suave de Hotaru y los besos que le proporcionaba, junto al sonido de la lluvia lo incitaban. Deseaba abrazarla, besarla con la misma intensidad que en aquel entonces y hacerle el amor mientras le decía cuanto la amaba. Porque, a veces creía que con acciones podía expresarse mejor que con las palabras, y le gustaba hacerle saber a su esposa cuánto la amaba y cuánto la deseaba.
Pero entonces ella pareció recordar algo que Madara por un momento había olvidado: estaba lloviendo y sus hijos habían salido sin estar preparados para ello. Por un lado él creía que sus niños ya eran grandes y lo suficientemente maduros para saber cuidarse solos, al menos de una simple lluvia. Sin embargo, no podía ignorar la preocupación de su esposa; Hotaru siempre había sido una madre cariñosa y muy atenta con sus hijos, preocupándose de cada detalle y ocupándose de que nunca les faltara nada. Después de todo, era ella quien los curaba con sus infinitos conocimientos de medicina cada vez que caían enfermos.
Si algo creía Madara que podía hacer para aliviar esa preocupación que atormentaba a su esposa era hablarle sobre lo que él pensaba sobre sus hijos y lo mucho que confiaba en ellos.
—Tranquila, estarán bien. Es sólo una ligera llovizna —le dijo con una expresión calma al notar lo inquieta que Hotaru sonaba, intentando transmitirle tranquilidad mediante su voz—. Ellos seguramente han notado el cambio en el clima y estarán aquí antes de que podamos darnos cuenta. No creo que hayan ido muy lejos. Además, saben cuanto su madre los ama y se preocupa de su bienestar; dudo que quieran preocuparla más. ¿No crees? —hizo una leve pausa y continuó—. Pero, si aún así la lluvia se vuelve más intensa y tardan en regresar a casa, iremos por ellos. ¿Sí?
Bajando levemente la vista alzó el mentón de su esposa con una mano para fijar la vista en sus brillantes ojos rojizos.
—¿Sabes? El recordar nuestros días en aquella isla me ha hecho desear revivir los momentos que pasamos juntos. Sentirme como en aquel entonces y hacerte sentir del mismo modo —comentó en un tono suave, sin apartar la vista del rostro de Hotaru—. Los inolvidables momentos que compartimos, todos los besos y el amor que nos hemos dado... —dijo besándola en los labios una vez más, pero de una forma más intensa y apasionada para que supiera a qué se refería, explorando la delicada figura de su esposa con las manos y llevándola hacia él, dejándose llevar por la cercanía casi sin darse cuenta de que no era precisamente el lugar apropiado para algo así. Pero a veces no podía evitarlo.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 22/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Le agradaba cuando Madara la besaba así, tanto que se sentía flotar entre sus brazos, olvidándose por un momento que estaban en medio del corredor y que atrás de una de esas puertas Shisui y Hattori estaban empezando sus tareas. No tenía espacio en su mente para nada más que no fuese su amor, el hombre que en tantos modos la complementaba, haciéndole experimentar ese profundo deseo de permanecer cerca de él sin importar nada más.
Rozó sus labios con su característica delicadeza, pero pronto su lengua comenzó a bailar contra la de Madara, haciendo que todo su cuerpo se sintiera arder en llamas. Lo deseaba siempre, en cada oportunidad posible, pues para ella no había hombre más atractivo ni atrayente, ni si quiera su hermano Judal, quien alguna vez había sido tan renombrado dentro de la aldea en dónde vivían.
-Amor... -susurró sobre sus labios separándose un momento, recordando dónde estaban- Los niños... no podemos...
Y le molestaba decirlo. Pero era la verdad. No podían dejar todo de lado para hacer el amor en medio del día cuando había tanto que hacer. Ya pronto sería tiempo para cenar, Sora y Seishiro llegarían de sus respectivos entrenamientos, Nakoruru y Naomi aparecerían también, e incluso Minto podía verlos si dejaba de lado las muñecas y le pedía a Hinamori llevarla con su madre como usualmente hacía. Por otro lado, Mikoto estaba decaída y pronto tendría que tratarla para darle fuerzas para sobrellevar un día más.
Sí, eran muchas las obligaciones y preocupaciones que los aquejaban; tener que alejarse de su esposo era una tortura increible para ella y tomaba más fuerza de voluntad de la que él podría si quiera haber imaginado.
-Esta noche... será mejor esta noche sin que nada ni nadie nos pueda interrumpir -le dijo en un tono un tanto travieso para luego mordisquear su labio inferior de forma juguetona como usualmente hacía cuando estaban a sola-. Así que no te agotes jugando a ser ninja con los niños, pues te despertaré si te quedas dormido, cielo - aunque si era sincera consigo misma, la energía nunca había sido un problema para él. Siempre era ella quien le pedía tregua a la hora de amarse.
Hotaru Senju- Clan Senju
- Ryo : 4255
Mensajes : 1402
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Cada acción y cada gesto de Hotaru lo provocaba de tal modo que le resultaba difícil hacerle caso a sus palabras por más que quisiera, por más que supiera que todavía el día no acababa y que tenían otras obligaciones que atender, que no estaban solos en la casa y que cualquiera de sus hijos podría llegar y verlos en esa situación.
Pero no podía evitarlo, no podía esperar ni un segundo más; los labios suaves y tentadores de Hotaru rozando contra los suyos se sentían demasiado bien como para querer o siquiera poder separarse de ellos. Y aquel tono juguetón con que le hablaba y esa sonrisa provocativa eran otros factores que no le permitían pensar en otra cosa que no fuese el deseo irresistible de besarla, acariciarla y amarla como tanto le gustaba. Había sido un día demasiado ataredo y él no podía pensar en nada mejor que dedicarle un tiempo sólo a su amada esposa cuando finalmente tenía la oportunidad de estar con ella.
—No creo que pueda esperar demasiado... —confesó, enfocándose en los ojos de Hotaru.
Con el deseo impreso en su mirada y conteniéndose de aferrarse una vez más al cuerpo de su esposa y besarla como antes, se debatía entre la necesidad de estar con ella y la razón, que, al igual que las voces de Hattori y Shisui que se escuchaban a lo lejos, le decía que no era el momento ni lugar adecuado.
—Pero, creo que puedo intentarlo —hizo una leve pausa sin despegar su mirada de los ojos de Hotaru—. Aunque, a decir verdad, te he extrañado demasiado estos últimos días en que el trabajo me ha impedido llegar a casa temprano. Y hoy especialmente me gustaría pasar todo mi tiempo junto a ti —decía en un tono poco más alto que un susurro—. Así que... ¿qué tal si me permites acompañarte al invernadero? —una sonrisa pícara apareció en su rostro en el segundo en que decía aquello—. ¿Tenías que ir allá, verdad? Puedo hacerte compañía mientras trabajas con los pedidos para la tienda. ¿Hasta que los niños terminen con sus tareas, al menos? —Insistió, intentando convencerla.
El invernadero era un sitio pacífico y solitario que podía compartir sólo con su esposa, pues sus hijos no solían ir allí con mucha frecuencia, excepto quizás Naomi y Mikoto, que a veces pasaban mucho tiempo en ese lugar. Pero cuando las pequeña no estaban o se hallaban ocupadas en otros asuntos, Madara sabía que era el lugar perfecto para estar a solas con Hotaru. Y sí, era eso lo que deseaba en aquel momento, antes de que fuese tiempo de atender a los niños nuevamente.
Pero no podía evitarlo, no podía esperar ni un segundo más; los labios suaves y tentadores de Hotaru rozando contra los suyos se sentían demasiado bien como para querer o siquiera poder separarse de ellos. Y aquel tono juguetón con que le hablaba y esa sonrisa provocativa eran otros factores que no le permitían pensar en otra cosa que no fuese el deseo irresistible de besarla, acariciarla y amarla como tanto le gustaba. Había sido un día demasiado ataredo y él no podía pensar en nada mejor que dedicarle un tiempo sólo a su amada esposa cuando finalmente tenía la oportunidad de estar con ella.
—No creo que pueda esperar demasiado... —confesó, enfocándose en los ojos de Hotaru.
Con el deseo impreso en su mirada y conteniéndose de aferrarse una vez más al cuerpo de su esposa y besarla como antes, se debatía entre la necesidad de estar con ella y la razón, que, al igual que las voces de Hattori y Shisui que se escuchaban a lo lejos, le decía que no era el momento ni lugar adecuado.
—Pero, creo que puedo intentarlo —hizo una leve pausa sin despegar su mirada de los ojos de Hotaru—. Aunque, a decir verdad, te he extrañado demasiado estos últimos días en que el trabajo me ha impedido llegar a casa temprano. Y hoy especialmente me gustaría pasar todo mi tiempo junto a ti —decía en un tono poco más alto que un susurro—. Así que... ¿qué tal si me permites acompañarte al invernadero? —una sonrisa pícara apareció en su rostro en el segundo en que decía aquello—. ¿Tenías que ir allá, verdad? Puedo hacerte compañía mientras trabajas con los pedidos para la tienda. ¿Hasta que los niños terminen con sus tareas, al menos? —Insistió, intentando convencerla.
El invernadero era un sitio pacífico y solitario que podía compartir sólo con su esposa, pues sus hijos no solían ir allí con mucha frecuencia, excepto quizás Naomi y Mikoto, que a veces pasaban mucho tiempo en ese lugar. Pero cuando las pequeña no estaban o se hallaban ocupadas en otros asuntos, Madara sabía que era el lugar perfecto para estar a solas con Hotaru. Y sí, era eso lo que deseaba en aquel momento, antes de que fuese tiempo de atender a los niños nuevamente.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
-Cielo, sabes que adoro cuando me acompañas, pero tengo la impresión de que si vas conmigo al invernadero lo último que haremos será cuidar de las plantas -rió con suavidad mientras lo abrazaba con fuerza y besaba sus labios una y otra vez de modo de juego-. Llevo junto a ti demasiado tiempo como para no darme cuenta de tus verdaderas y deshonestas intenciones Madara Uchiha.
Pero aún sabiendo que esa excusa los llevaría a una larga sesión de besos y caricias no tenía el corazón de negarse. Le gustaba la proximidad con su esposo y aquello era algo que el tiempo no había logrado alterar, sino sólo acrecentar, sobre todo lesos últimos años que veía a Madara cada vez menos producto de sus nuevas responsabilidades.
-A todo esto, escuché algo de lo más curioso en la aldea mientras atendía la tienda. Había dos señoras hablando que habían visto extraños en la frontera -Hotaru pensó un momento-. Que venían huyendo o algo así... pero que no entendían su idioma. Te contaré todo lo que quieras en el invernadero si me prometes que me dejarás trabajar amor.
Le pellizco un poco la mejilla y le besó la punta de la nariz. Amaba muchísimo a su esposo y cada segundo junto a él era algo maravilloso para Hotaru. Pero al mismo tiempo, temía entregarse demasiado y terminar embarazada de nuevo.
Hotaru Senju- Clan Senju
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Madara sonrió. No le extrañaba para nada que Hotaru adivinara sus intenciones tras aquella propuesta de acompañarle, pues —tal y como ella decía— llevaban tanto tiempo juntos que fácilmente podía decir que se conocían de memoria el uno al otro. Pero eso no disminuyó su deseo de estar con ella ni mucho menos, de hecho, el que su esposa supiera lo que pretendía mejoraba la situación.
—Me atrapaste —admitió rendido, con la misma expresión—. Pero es que no puedo evitar desear besar esos hermosos labios cada vez que tengo la oportunidad —se tomó una leve pausa antes de comentar algo más—. Pero esta bien, puedo intentar contenerme un poco mientras estés trabajando. Aunque, no puedo prometer que lo lograré... —finalizó aquello último con algo de gracia.
Las siguientes palabras de Hotaru lo tomaron desprevenido y no supo que pensar al respecto. En su rostro se reflejó la curiosidad y muchas preguntas llegaron a su mente. ¿Habría sido cierto lo que su esposa escuchó en la tienda? Y si era así: ¿quiénes podrían haber sido eso extraños vistos en la fronterea? Y, ¿de qué cosa huian? Era extraño, debía admitirlo. No podía negar que la noticia le llamó la atención, y siendo uno de los líderes de la aldea necesitaba estar informado, para tomar precauciones de ser necesario.
—¿Extraños en la frontera? —preguntó casi inmediatamente, su tono de voz ahora era un poco más serio—. Eso es curioso. Me pregunto de qué se trataría —añadió pensativo— ¿Has oido algo más sobre eso? Ya que información como esa podría ser muy útil, me interesa bastante saber de cada cosa que pueda estar pasando alrededor de la aldea.
Concluyó sus palabras y sin poder evitarlo acercó su rostro una vez más a su esposa, para besarla en los labios nuevamente, y luego sonrerir con suavidad.
—Te acompañaré al invernadero, y con gusto escucharé todo lo que tengas para contarme —dijo finalmente—. Intentaré no distraerte mientras trabajas, lo prometo. —aunque no estaba seguro de si podría resistirse a seguir besándola como siempre lo hacía.
—Me atrapaste —admitió rendido, con la misma expresión—. Pero es que no puedo evitar desear besar esos hermosos labios cada vez que tengo la oportunidad —se tomó una leve pausa antes de comentar algo más—. Pero esta bien, puedo intentar contenerme un poco mientras estés trabajando. Aunque, no puedo prometer que lo lograré... —finalizó aquello último con algo de gracia.
Las siguientes palabras de Hotaru lo tomaron desprevenido y no supo que pensar al respecto. En su rostro se reflejó la curiosidad y muchas preguntas llegaron a su mente. ¿Habría sido cierto lo que su esposa escuchó en la tienda? Y si era así: ¿quiénes podrían haber sido eso extraños vistos en la fronterea? Y, ¿de qué cosa huian? Era extraño, debía admitirlo. No podía negar que la noticia le llamó la atención, y siendo uno de los líderes de la aldea necesitaba estar informado, para tomar precauciones de ser necesario.
—¿Extraños en la frontera? —preguntó casi inmediatamente, su tono de voz ahora era un poco más serio—. Eso es curioso. Me pregunto de qué se trataría —añadió pensativo— ¿Has oido algo más sobre eso? Ya que información como esa podría ser muy útil, me interesa bastante saber de cada cosa que pueda estar pasando alrededor de la aldea.
Concluyó sus palabras y sin poder evitarlo acercó su rostro una vez más a su esposa, para besarla en los labios nuevamente, y luego sonrerir con suavidad.
—Te acompañaré al invernadero, y con gusto escucharé todo lo que tengas para contarme —dijo finalmente—. Intentaré no distraerte mientras trabajas, lo prometo. —aunque no estaba seguro de si podría resistirse a seguir besándola como siempre lo hacía.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Naomi entró a su casa levemente despreocupada. Creía de verdad que no estaba haciendo nada fuera de lo normal y tampoco había urgencia en ella para que su madre atendiera a ese joven herido. Estaba acostumbrada a ese tipo de cosas, y aunque generalmente Hotaru Senju veía pacientes en el consultorio y no en la privacidad de su hogar, Naomi en ningún momento pensó que traer a ese extraño podía causar algo negativo para ellos. Era despistada por naturaleza y demasiado confiada para su propio bien.
-¡Llegué! -anunció cuando atravesó la puerta de entrada- ¡Oka-san! ¡Otou-sama! -los llamó sin ver respuesta de parte de sus padres, aunque pronto si apareció alguien más- ¿Mikoto? ¿Qué haces en pie? Deberías estar recostada a esta hora.
-Tenía el leve presentimiento que nee-san traería ballas y fresas -dijo sonriente-. Pero veo que trajiste algo más.
Los ojos de la tímida Mikoto se enfocaron en el joven pelirrojo y sonrojó con fuerza, escondiéndose atrás de un muro de la casa.
-Ve a tu cuarto. Le diré a Hinamori que te lleve fresas con crema -le dijo Naomi con entusiasmo.
-¿Quien es él? -preguntó la jovencita apenas asomándose, para esconderse de nuevo.
-Es Hisoka-san. Lo encontré en el bosque. Oka-san tendrá que examinarlo porque tiene una herida que no puedo sanar por mí misma.
-Oka-san está en el invernadero con Otou-sama -dijo con timidez- ¿Quieres que vaya por ellos, nee-san?
-Sí, por favor. Llevaré a Hisoka-san al cuarto de invitados.
Y sin más la burbuja la siguió por los largos corredores de la casa de Madara y Hotaru, hasta llegar a una puerta que ella corrió hacia un costado para depositar al herido joven sobre la cama.
Era una habitación sencilla, pero bellamente decorada con flores frescas y hermosas sabanas que se verían arruinadas por la sangre de Hisoka. Pero a Naomi no parecía importarle. Era más urgente atenderlo antes que terminara muriéndose.
-¿Tienes hambre? -le preguntó entonces sin saber qué más decirle-. Puedo pedirle a Hinamori que traiga algo para tí. Ah... y ropa limpia tambien, la necesitarás cuando Oka-san termine contigo. Tengo un hermano de tu tamaño, veré si puedo sacarle algo que puedas utilizar.
Naomi Senju- Ryo : 5362
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
El resto del camino hasta la villa donde me llevaba fue mas silencioso, pensaba que podría ser que llevarme todo el camino a rastras pudiera ser un trabajo agotador y por eso ahorraba fuerzas al no hablar, aunque estuviera dentro de esa burbuja. No entendía muy bien el funcionamiento de las artes ninjas y puede ser que me estuviera equivocando en lo que pensaba, pero simplemente me limite a quedarme callado hasta que al fin empezamos a ver las casas.
Aquello estaba lleno de mansiones, todo estaba demasiado limpio, en especial la casa de la chica que me estaba llevando, pensaba que si de verdad era tan necesario vivir en un sitio tan grande. Nos encontramos con una especia de sirvienta o algo por estilo parecía frente a la que permanecí callado sin decir nada, tampoco sabría que decir a una desconocida.
Llegamos a una habitación bastante acogedora, aunque mi vista se empezaba a nublar de nuevo y tosía con mas frecuencia, los primeros cuidados de la pelirrosa dejaban de ser efectivos y mi herida se abría de nuevo. Sentí mucha comodidad al estar en la cama, el viaje en la burbuja había sido tranquilo, pero no tan cómodo como parecía.
La verdad no tenia nada de hambre, aun cuando hacia bastante tiempo que no comía nada decente, pero el dolor me quitaba el poco apetito que tenia, me daba nauseas solo pensar en el alimento. Solo quería dormir.. - No... no tendría como pagarlo así que no te preocupes. Solo quiero.. dormir... - Mis ojos se empezaban a cerrar de vez en cuando, y el rostro de la chica se difuminaba cada vez mas.
Aquello estaba lleno de mansiones, todo estaba demasiado limpio, en especial la casa de la chica que me estaba llevando, pensaba que si de verdad era tan necesario vivir en un sitio tan grande. Nos encontramos con una especia de sirvienta o algo por estilo parecía frente a la que permanecí callado sin decir nada, tampoco sabría que decir a una desconocida.
Llegamos a una habitación bastante acogedora, aunque mi vista se empezaba a nublar de nuevo y tosía con mas frecuencia, los primeros cuidados de la pelirrosa dejaban de ser efectivos y mi herida se abría de nuevo. Sentí mucha comodidad al estar en la cama, el viaje en la burbuja había sido tranquilo, pero no tan cómodo como parecía.
La verdad no tenia nada de hambre, aun cuando hacia bastante tiempo que no comía nada decente, pero el dolor me quitaba el poco apetito que tenia, me daba nauseas solo pensar en el alimento. Solo quería dormir.. - No... no tendría como pagarlo así que no te preocupes. Solo quiero.. dormir... - Mis ojos se empezaban a cerrar de vez en cuando, y el rostro de la chica se difuminaba cada vez mas.
Hisoka Uzumaki- Clan Uzumaki
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Hotaru no comprendía muy bien lo que había ocurrido. Tan sólo pensó que se debía tratar una vez más de alguien herido que neesitaba auxilio y que superaba las habilidades de su hija Naomi. La niña era talentosa, pero aún faltaba un poco de experiencia y práctica para que volviera el ninjutsu médico en un arte. No la culpaba, pues a diferencia de Hotaru Naomi no había sido obligada a entrenar todo el dia en ninjutsu médico y tampoco había contado con la experiencia de ver la muerte de forma cercana. Era otra época, una de verdadera paz, y Naomi jamás había visto si quiera lo que significaba un hombre herido en batalla.
Entró a la habitación de invitados y de inmediato su nariz cosquilleo con el olor a infección de una herida. Sería más complejo de lo que esperó en un principio, pues a pesar de que podía cerrar una herida casi de inmediato, no podía batallar los síntomas de las infecciones así como así con ninjutsu médico, sino que requería de medicamentos para hacer que el cuerpo reaccionara.
-¿Naomi? ¿Que sucedió mi amor? -le preguntó a su hija, para luego enfocar su mirada en el chico sobre la cama- ¿Es él?
Sus ojos se abrieron con amplitud. Era cabello rojo, tan rojo como el fuego, simbolo de los de su propia sangre... el clan Uzumaki, ¿Pero que haría un chico del clan tan lejos de su tierra natal, y sobre todo, herido como estaba?
-¿Cual es su nombre, jovencito? -le preguntó acercándose a él y destapando la herida, revisando que Naomi había realizado una compresa a base de hierbas que de seguro había desinflamado bastante la carne expuesta- Necesito que me hable y esté consciente para saber qué sintomas tienes y poder tratarlo. A simple vista veo que es una herida en su abdomen y que seguramente perforó sus víceras. Por eso el aroma... tan peculiar. Pero tiene solución, así que podré tratarlo si me dice que siente. Podría comencar diciendome dónde le duele, cómo ocurrió esta herida, con que tipo de armas, y qué hace un chico Uzumaki tan lejos de su tierra.
Tenía que estar despierto. Necesitaba saber la mayor cantidad de detalles sobre su lesión.
Hotaru Senju- Clan Senju
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Naomi se sintió aliviada tan pronto su madre estuvo ahí. Si había alguien en todo el mundo que podría ayudar a Hisoka era su mamá. No sólo era una excelente médico sino que poseía técnicas ocultas del clan Senju que sólo ella podía manejar a la perfección. Esperaba que algún día fuese lo mitad de talentosa que su madre, pero hasta entonces podía respirar aliviada por tenerla cerca.
-Lo encontré así en el bosque y le puse una compresa de hierbas para desinflamar y desinfectar su herida -explicó Naomi sonrojando levemente por lo que había hecho, esperando que hubiese sido la decisión correcta-. Es lo que Oka-san haría, ¿Verdad?
Se posicionó un poco más alejada ahora, sólo observando, esperando poder aprender un poco de medicina. Quería algún día tener todo ese conocimiento, y hasta entonces, estudiaría lo más que pudiese para lograr alcanzar a su madre. Quizás sus otros hermanos no entendieran por qué esa era su vocación, pero lo sentía en el alma, como si algo la llamara a intentar ayudar a los otros de esa manera con su conocimiento en ninjutsu.
-No te preocupes más Hisoka-san, Oka-san en la mejor médico de la villa y quizás de todo el mundo. Estás en excelentes manos -le dijo con una tímida sonrisa al jovencito, esperando que estuviese aún consciente para al menos escucharla.
Naomi Senju- Ryo : 5362
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Mis delirios estaban empezando a volver al igual que el sueño, pero aun así pude darme cuenta de como otra mujer de cabello rojizo hacia su entrada en la habitación donde me encontraba. Estaban ligeramente lejos así que un zumbido que tenia en la cabeza producto de un intenso dolor me impedía poder oír con claridad lo que las dos féminas conversaban. Me costaba mover los músculos, movía mis dedos de vez en cuando para no tener la extraña sensación de que mi cuerpo no me pertenecía.
La mujer de cabello como fuego se acercaba a mi a un distancia donde si podía oírla, aunque que me hablaran solo aumentaba mi dolor de cabeza. Aquellos síntomas eran insoportables, seguramente por el desgaste de los días que me habían mellado. - Hisoka - Jadeante le decía mi nombre a la vez que la pequeña también se acercaba a la cama. Al volver mis ojos a la mayor me di cuenta que tenia la misma aura luminosa que con la que había pasado las ultimas horas, no cabía duda de que esa era su madre.
Me pedía que me mantuviera despierto, era todo un reto que lo estuviera consiguiendo hasta ese momento. - Siento adormecido todo el alrededor de la zona de la herida de mi abdomen, también tengo un extraño zumbido en la cabeza, las extremidades las siento frías así como un intenso sudor. - Era lo que mas sentía en ese momento, llegados a ese punto lo mejor seria hablar.
No puedo decir exactamente como me hice la herida - Tragaba saliva y volvía a respirar con rapidez sintiendo escalofríos por todo el cuerpo. - El lugar donde vivía fue destruido por una enorme bestia la cual lanzó una devastador ataque explosivo, cuando me di cuenta me encontraba así, fui de los pocos supervivientes y me lance al camino sin un lugar donde parar hasta que termine llegando a este lugar. - Era una vaga explicación, pero no podía hacer mucho mas dado el estado en el que seguía. - Llamadme loco, pero aquella bestia de una cola parecía.... - No pude terminar de decirlo.
La mujer de cabello como fuego se acercaba a mi a un distancia donde si podía oírla, aunque que me hablaran solo aumentaba mi dolor de cabeza. Aquellos síntomas eran insoportables, seguramente por el desgaste de los días que me habían mellado. - Hisoka - Jadeante le decía mi nombre a la vez que la pequeña también se acercaba a la cama. Al volver mis ojos a la mayor me di cuenta que tenia la misma aura luminosa que con la que había pasado las ultimas horas, no cabía duda de que esa era su madre.
Me pedía que me mantuviera despierto, era todo un reto que lo estuviera consiguiendo hasta ese momento. - Siento adormecido todo el alrededor de la zona de la herida de mi abdomen, también tengo un extraño zumbido en la cabeza, las extremidades las siento frías así como un intenso sudor. - Era lo que mas sentía en ese momento, llegados a ese punto lo mejor seria hablar.
No puedo decir exactamente como me hice la herida - Tragaba saliva y volvía a respirar con rapidez sintiendo escalofríos por todo el cuerpo. - El lugar donde vivía fue destruido por una enorme bestia la cual lanzó una devastador ataque explosivo, cuando me di cuenta me encontraba así, fui de los pocos supervivientes y me lance al camino sin un lugar donde parar hasta que termine llegando a este lugar. - Era una vaga explicación, pero no podía hacer mucho mas dado el estado en el que seguía. - Llamadme loco, pero aquella bestia de una cola parecía.... - No pude terminar de decirlo.
Hisoka Uzumaki- Clan Uzumaki
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Aunque intentó no demostrarlo, el relato del joven la preocupó. Unido con las noticias de la huida de las personas en la frontera, todo comenzaba a armar un panorama para nada alentador, de conflictos en el país del remolino.
-Ya veo, Hisoka-san. No se preocupe por nada ahora. Está a salvo en nuestro hogar y puede quedarse el tiempo que necesite -le dijo con amabilidad en un tono maternal, mientras ponía sus manos en el sector de la herida y comenzaba a sanarlo con un poco de ninjutsu- Estoy aplicando un poco de chakra en este lugar. Hará que las células se regeneren más rápido y esa herida horrible desaparezca. Sobre la infección intentaré estabilizarla con medicinas, por lo cual, aunque cierre la herida, necesitará estar un par de días en cama mientras la medicina hace efecto y esos síntomas que describe también desaparezcan, ¿Bien?
Suspiró entonces, pues aunque no se le hacía difícil utilizar el ninjutsu para regenerar células, era un tanto desgastador en ella, incluso con su sobrenatural fuerza vital. Pero lo que realmente la estaba desgastando era la idea de que el país del Remolino hubiese sido destruido por la bestia que ese chico describía. Aunque, estaba siendo un poco crédula. Nunca antes había escuchado de criaturas que pudiesen destruir ciudades completas y quizás lo que estaba escuchando era sólo una mentira de parte de alguien que no quiere decir el verdadero motivo por el cual se había herido. Tenía que tener cuidado, después de todo ese joven podía ser un ladrón o un asesino y ella lo estaba dejando entrar en su casa junto a sus pequeños hijos.
-¿Eres del país del Remolino, no? -le preguntó entonces de forma casual-. No hay muchas personas con ese color de cabello aparte de mi familia. Yo soy Uzumaki por el lado de mi madre también -pensó que quizás eso le daría un poco más de confianza al joven para que le dijera qué había ocurrido, con más detalles-. Naomi, ¿Podrías ir por tu padre por favor? -no quería a su hija en ese lugar, y también, necesitaba que Madara escuchara lo que el joven estaba diciendo, pues en caso de ser cierto, la aldea tendría que mandar de inmediato un grupo para ayudar en el Remolino. Eran aliados después de todo.
Hotaru Senju- Clan Senju
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
El chakra aplicado constantemente en la zona de la herida era cálido y hacia que todo tu cuerpo se reconfortara, el dolor era aliviado bastante y poco a poco me iba encontrado algo mejor aunque eso no significaba que me sentía totalmente recuperado, por el momento aun sentía bastante dolor y mareo y el sudor continuaba cayendo por mi frente mojando un poco las sabanas de la cama donde me encontraba.
La idea de quedarme dos días mas en esa casa extraña no me gustaba en lo absoluto pero que podía hacer si ni podía levantar mi propio cuerpo con la poca fuerza que tenia. - En cuanto pueda levantarme de la cama me marchare para buscarle el pago por esto - Refunfuño un poco, aun se sentía algo cohibido por las palabras de la hija con respecto a no causarle problema a sus padres, aun así algo de su mal humor se le escapaba incluso con la persona que le estaba tratando con toda la amabilidad.
Algunos mechones de su cabello caían por cuello cuando aquella mujer medico hacia referencia a ellos. La verdad es que no le había llamado la atención para nada su el color de pelo pues pensó que era algo normal. - Así que este color de pelo es algo extraño por este país, no he tenido la ocasión de ver a muchas mas personas, me las he pasado deambulando de aquí para allá - Quería incorporarse e irse pero no podía hacer nada por ello, solo permanecer tumbado.
Mire.. - Miraba a la mujer directamente a sus ojos - No se por que hacen esto conmigo pero le diré que poco me importa lo que le haya pasado a esos del país del remolino, de el lugar donde vengo se sigue la regla de la supervivencia del mas fuerte e irónicamente yo que he vivido una vida miserable he conseguido permanecer con vida a aquella catástrofe, lo que me ha hecho pensar que era mas fuerte que todos aquellos que me miraban por encima del hombro. No me importa los Uzumaki, ni la nacion donde este ahora. - Era una persona que renegaba en ese momento de lo que habia sido en su dia su propio pueblo. - Si continuo con vida para mi sera una victoria.
La idea de quedarme dos días mas en esa casa extraña no me gustaba en lo absoluto pero que podía hacer si ni podía levantar mi propio cuerpo con la poca fuerza que tenia. - En cuanto pueda levantarme de la cama me marchare para buscarle el pago por esto - Refunfuño un poco, aun se sentía algo cohibido por las palabras de la hija con respecto a no causarle problema a sus padres, aun así algo de su mal humor se le escapaba incluso con la persona que le estaba tratando con toda la amabilidad.
Algunos mechones de su cabello caían por cuello cuando aquella mujer medico hacia referencia a ellos. La verdad es que no le había llamado la atención para nada su el color de pelo pues pensó que era algo normal. - Así que este color de pelo es algo extraño por este país, no he tenido la ocasión de ver a muchas mas personas, me las he pasado deambulando de aquí para allá - Quería incorporarse e irse pero no podía hacer nada por ello, solo permanecer tumbado.
Mire.. - Miraba a la mujer directamente a sus ojos - No se por que hacen esto conmigo pero le diré que poco me importa lo que le haya pasado a esos del país del remolino, de el lugar donde vengo se sigue la regla de la supervivencia del mas fuerte e irónicamente yo que he vivido una vida miserable he conseguido permanecer con vida a aquella catástrofe, lo que me ha hecho pensar que era mas fuerte que todos aquellos que me miraban por encima del hombro. No me importa los Uzumaki, ni la nacion donde este ahora. - Era una persona que renegaba en ese momento de lo que habia sido en su dia su propio pueblo. - Si continuo con vida para mi sera una victoria.
Hisoka Uzumaki- Clan Uzumaki
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Tan pronto su madre le pidió que fuera en búsqueda de su padre, Naomi obedeció, saliendo de la habitación. No obstante, antes de dar si quiera dos pasos por el corredor escuchó hablar al jovencito y se quedó apoyada de espalda contra la pared, escuchando lo que decía. No le gustaba la forma en que hablaba de sus camaradas ni tampoco el tono que estaba usando hacia su mamá que lo único que había querido hasta ese momento era ayudarle a recuperar sus fuerzas y sanar el dolor. Apretó entonces la tela de su vestido, preguntándose si tal vez el estado en que estaba era bien merecido.
-Es un tonto...-murmuró enojada. Y realmente lo estaba, pues había traído a su casa a un chico que parecía huraño y mal educado con todos, incluso con su madre que era la señora del hogar-... debí dejar que se muriera por malo y maleducado y... y... tonto.
Con los labios fruncidos y con algo de pesar en el pecho, siguió su camino jurando que ese Hisoka pagaría por tratar mal a su mamá. No iba a permitir que un insignificante campesino se comportara así con una de las personas que más amaba en el mundo. Quizás debía ir por Seishiro, de seguro su hermano le patearía el trasero si lo escuchaba hablarle así a su madre.
Naomi Senju- Ryo : 5362
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Madara volvió a la casa lo más pronto que pudo. Si Hotaru lo había mandado a llamar entonces quería decir que había algo importante que debía escuchar. Así que sin más se adelantó por los pasillos de su hogar hasta llegar a la habitación de invitados.
Al abrir la puerta se topó con la escena de un muchacho totalmente desconocido en la cama y Hotaru a su lado, utilizando su chakra para sanarle las heridas, heridas que no lucían nada bien.
—Aquí estoy... —anunció Madara, se veía serio, como si presintiera que algo no estaba bien con todo eso.
Analizando la escena su vista se cruzó un momento con los ojos de ese muchacho y no pudo sino observarle con un deje de desconfianza. Él de por sí era desconfiado por naturaleza, y aun más después de los tiempos difíciles que había pasado junto a su familia en el País del Fuego, donde cualquiera podía ser un enemigo. Por lo mismo, la idea de tener a un desconocido en su casa le incomodaba.
No obstante, no había nada que pudiera hacer de momento más que informarse sobre la situación. El chico lucía realmente malherido y él conocía lo suficiente a su esposa como para saber que no podría dejar morir a una persona aparentemente inocente.
—¿Quién es el chico? —habló a su esposa en primer lugar, mientras avanzaba para finalmente detenerse a su lado—. Vine tan pronto como Naomi me informó que me necesitabas aquí. Dijo que hay algo importante que debería escuchar. ¿Se trata de él? —y entonces volvió a contemplar un momento al desconocido, preguntándose de quién podía tratarse y cómo era que había recibido esas heridas. Le resultó extraño, pues en el país del fuego hacía tiempo que no se veían batallas.
Al abrir la puerta se topó con la escena de un muchacho totalmente desconocido en la cama y Hotaru a su lado, utilizando su chakra para sanarle las heridas, heridas que no lucían nada bien.
—Aquí estoy... —anunció Madara, se veía serio, como si presintiera que algo no estaba bien con todo eso.
Analizando la escena su vista se cruzó un momento con los ojos de ese muchacho y no pudo sino observarle con un deje de desconfianza. Él de por sí era desconfiado por naturaleza, y aun más después de los tiempos difíciles que había pasado junto a su familia en el País del Fuego, donde cualquiera podía ser un enemigo. Por lo mismo, la idea de tener a un desconocido en su casa le incomodaba.
No obstante, no había nada que pudiera hacer de momento más que informarse sobre la situación. El chico lucía realmente malherido y él conocía lo suficiente a su esposa como para saber que no podría dejar morir a una persona aparentemente inocente.
—¿Quién es el chico? —habló a su esposa en primer lugar, mientras avanzaba para finalmente detenerse a su lado—. Vine tan pronto como Naomi me informó que me necesitabas aquí. Dijo que hay algo importante que debería escuchar. ¿Se trata de él? —y entonces volvió a contemplar un momento al desconocido, preguntándose de quién podía tratarse y cómo era que había recibido esas heridas. Le resultó extraño, pues en el país del fuego hacía tiempo que no se veían batallas.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
-Así es, Madara-sama -dijo Hotaru con seriedad, mientras se acercaba a Madara-. Su nombre es Hisoka y por su color de cabello me imagino que sabe que viene de Uzushiogakure o al menos del País del Remolino, aunque no me lo específicó. No he querido hacerle hablar demasiado debido a que su estado es un poco inestable por el momento -suspiró pues lo que estaba a punto de decirle a Madara podía ser algo grave, como tambien una simple mentira de un muchacho despistado que no quiere decir lo que realmente le ocurrió-. Naomi lo encontró en el bosque en este estado y cuando le pregunté que le ocurrió me dijo que el lugar en donde vivía fue destruido por... una bestia con una enorme cola que lanzó contra ellos un ataque explosivo y devastador. El sobrevivió y llegó de alguna manera a nuestro hogar.
Le parecía una historia ridícula ahora que lo decía en voz alta y hasta se avergonzó de haber llamado a Madara. Pero si estaba mintiendo, era probable que fuese un criminal o algo peor y era bueno que su esposo se hiciera cargo de la situación. El sabría de inmediato cuanto de lo que decía era verdad y cuanto era mentira.
-No quiero decir que esté mintiendo, pero eso de las bestias con cola eran cuentos que me contaban para dormir las empleadas más ancianas. Nunca supe que eso fuese algo real y no sé si me estará tomando el pelo o no, pero pensé que usted sabría si miente o si debemos tomar en serio sus palabras, pues si lo que está diciendo es cierto... mi abuela, mi tía, mis primos... es dificil creerlo... que todo haya sido destruido...
Hotaru Senju- Clan Senju
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Escuchando atentamente la respuesta de Hotaru no pudo evitar preocuparse. Sin embargo, no sabía qué pensar al respecto pues había sido una información demasiado repentina. Era cierto que aquel chico era un completo desconocido y fácilmente podía tratarse de un criminal que estaba mintiendo para engañarlos. No obstante, ¿qué sentido tendría inventar semejante disparate, en caso de que fuera mentira?
—Se me hace un tanto difícil pensar que puedar ser un engaño. Quiero decir, el chico no luce como un niño, y una persona con un poco de sentido común no inventaría una historia semejante esperando que alguien le creyera —comentó entonces, aun pensativo—. Yo pienso, que debemos tomar consideración de las palabras del chico.
La explicaciones de Hotaru volvieron a su mente; Una bestia con una enorme cola había lanzado un ataque explosivo y devastador...
Aquellas simples palabras le hicieron a Madara recordar algo, una cosa que durante mucho tiempo permaneció olvidada en sus pensamientos. Alguna vez, mucho antes de conocer a Hotaru, había tenido la oportunidad de informarse sobre una historia que hacía referencia a sucesos ocurridos mucho tiempo atrás, una leyenda que mencionaba a las Bestias con cola y al Sabio de los seis caminos. Y si bien él nunca se había topado con uno de esos seres, le daba crédito, pues era algo que estaba plasmado en la tabla donde se hallaban todos los secretos del clan Uchiha.
Por lo mismo, si lo que ese chico le había contado a Hotaru era cierto, debía preocuparse; pues la aparición de una de esas bestias no podía ser coincidencia, alguien tenía que haberla liberado, alguien sumamente poderoso y con los conocimientos suficientes sobre los secretos del mundo shinobi. El sólo hecho de pensarlo obligó a Madara a fruncir el ceño con preocupación.
—He conocido la leyenda de las Bestias con cola también. Es una historia que durante mucho tiempo ha estado guardada junto a los secretos del clan Uchiha y esto no puede ser sólo una coincidencia... —bajando levemente la vista explicaba lo que recordaba—. Me gustaría creer que no es cierto, pero debo confesar que esta situación puede ser grave.
No podía quedarse de brazos cruzados cuando aparentemente sus aliados del País del Remolino estaban en una situación crítica. Pues lejos de verlo como una historia infantil, Madara creía que todo aquello era verdadero. Algo estaba muy mal, lo sentía. Él sospechaba que el ataque de una de esas bestias en el País del Remolino no podía ser una simple coincidencia.
—Tu familia, y nuestros aliados de Uzushiogakure, podrían estar en problemas. No puedo quedarme de brazos cruzados —confesó finalmente, mostrándose preocupado, como si supiera o sospechara algo que no estaba diciendo—. Tengo que averiguar qué es lo que está sucediendo.
—Se me hace un tanto difícil pensar que puedar ser un engaño. Quiero decir, el chico no luce como un niño, y una persona con un poco de sentido común no inventaría una historia semejante esperando que alguien le creyera —comentó entonces, aun pensativo—. Yo pienso, que debemos tomar consideración de las palabras del chico.
La explicaciones de Hotaru volvieron a su mente; Una bestia con una enorme cola había lanzado un ataque explosivo y devastador...
Aquellas simples palabras le hicieron a Madara recordar algo, una cosa que durante mucho tiempo permaneció olvidada en sus pensamientos. Alguna vez, mucho antes de conocer a Hotaru, había tenido la oportunidad de informarse sobre una historia que hacía referencia a sucesos ocurridos mucho tiempo atrás, una leyenda que mencionaba a las Bestias con cola y al Sabio de los seis caminos. Y si bien él nunca se había topado con uno de esos seres, le daba crédito, pues era algo que estaba plasmado en la tabla donde se hallaban todos los secretos del clan Uchiha.
Por lo mismo, si lo que ese chico le había contado a Hotaru era cierto, debía preocuparse; pues la aparición de una de esas bestias no podía ser coincidencia, alguien tenía que haberla liberado, alguien sumamente poderoso y con los conocimientos suficientes sobre los secretos del mundo shinobi. El sólo hecho de pensarlo obligó a Madara a fruncir el ceño con preocupación.
—He conocido la leyenda de las Bestias con cola también. Es una historia que durante mucho tiempo ha estado guardada junto a los secretos del clan Uchiha y esto no puede ser sólo una coincidencia... —bajando levemente la vista explicaba lo que recordaba—. Me gustaría creer que no es cierto, pero debo confesar que esta situación puede ser grave.
No podía quedarse de brazos cruzados cuando aparentemente sus aliados del País del Remolino estaban en una situación crítica. Pues lejos de verlo como una historia infantil, Madara creía que todo aquello era verdadero. Algo estaba muy mal, lo sentía. Él sospechaba que el ataque de una de esas bestias en el País del Remolino no podía ser una simple coincidencia.
—Tu familia, y nuestros aliados de Uzushiogakure, podrían estar en problemas. No puedo quedarme de brazos cruzados —confesó finalmente, mostrándose preocupado, como si supiera o sospechara algo que no estaba diciendo—. Tengo que averiguar qué es lo que está sucediendo.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 22/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Sintió que su pecho se oprimía al oír a Madara y ver la manera que cambiaba su expresión. Hacía años que no veía esa mirada en él. Lucía realmente preocupado, consternado por lo que ella acababa de decirle. Su estómago se lleno de mariposas, y por algún motivo sintió que acababa de caer una nube negra sobre sus dorados años de sol.
-Iré con usted -no tenía duda al respecto, si era tan seria la situación de ninguna forma dejaría que el amor de su vida se le escapase entre los dedos sin acompañarlo-. Si los cuentos de las ancianas son verdad, entonces necesitará un médico ninja. Sora cuidará del resto de los niños, confío en eso. No podemos permitir que una sombra así se salga de control y amenace también nuestro país, y... me preocupa lo que pueda haber ocurrido con mi abuela y tía.
La abuelita Uzumaki vivía cerca de la capital del país. Si la historia de ese jovencito era cierta, entonces era menester que ambos fueran a asegurarse que la abuela estuviese bien. Después de todo, la abuelita había sido la única dentro de su familia que los había acogido en su relación, y había cuidado de sus hijos como si fuesen propios. Lo mínimo que podía hacer de vuelta era ir a asegurarse de que estuviese aún viva, o al menos poder asistirla si estaba en gran peligro.
A pesar de estarse mostrando decidida y seria, tenia miedo. Nunca antes había visto a Madara así y había algo en su corazón que le decía que corrían grave peligro.
Hotaru Senju- Clan Senju
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Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Hotaru siempre había aceptado todas sus decisiones y lo había acompañado a cada sitio donde iba; aquella ocasión no era la excepción. Madara sabía que su esposa era, no sólo la mejor médico de toda la aldea, sino que además una kunoichi poderosa, capaz de luchar lado a lado con él y mostrarse temible. Pero aún así, no podía evitar preocuparse, pues la situación aparentaba ser mucho más grave que otra cosa jamás sucedida. Aún no había certeza de que fuera cierto, pero si lo era, debían estar listos para enfrentarse a una gran amenaza. Y, seguramente, requerirían refierzos y mucha ayuda.
—De acuerdo, iremos juntos —aceptó Madara sin dudarlo, pues confiaba en Hotaru—. Pero debemos estar preparados para enfrentar lo que sea. No sabemos realmente qué nos espera en el País del Remolino, pero si todo resulta ser cierto, debes saberlo, un Bijuu representa un poder devastador, algo contra lo cual no podríamos pelear solos.
Nunca había tenido la oportunidad de presenciar el poder real de un Bijuu, por lo mismo también debía ser cauto; no podía lanzarse a actuar impulsivamente sin saber realmente a qué se enfrentaba. Aún así, a juzgar por las cosas que había leído sobre esas bestias, eran seres muy poderosos.
—Y, si bien no tenemos certeza de que todo sea cierto, lo mejor es que marchemos lo más pronto posible. Pero debemos ser cautos. No podemos ir solos desconociendo lo que encontraremos allí, por lo cual necesitaremos más shinobis dispuestos a acompañarnos —le explicaba con detenimiento lo que planeaba. Si bien nunca había involucrado a su esposa más de la cuenta en los asuntos del consejo, en ese instante ella pasaba a formar parte de sus decisiones, por lo cual, debía estar enterada de todo—. Debemos empezar con los preparativos cuanto antes.
—De acuerdo, iremos juntos —aceptó Madara sin dudarlo, pues confiaba en Hotaru—. Pero debemos estar preparados para enfrentar lo que sea. No sabemos realmente qué nos espera en el País del Remolino, pero si todo resulta ser cierto, debes saberlo, un Bijuu representa un poder devastador, algo contra lo cual no podríamos pelear solos.
Nunca había tenido la oportunidad de presenciar el poder real de un Bijuu, por lo mismo también debía ser cauto; no podía lanzarse a actuar impulsivamente sin saber realmente a qué se enfrentaba. Aún así, a juzgar por las cosas que había leído sobre esas bestias, eran seres muy poderosos.
—Y, si bien no tenemos certeza de que todo sea cierto, lo mejor es que marchemos lo más pronto posible. Pero debemos ser cautos. No podemos ir solos desconociendo lo que encontraremos allí, por lo cual necesitaremos más shinobis dispuestos a acompañarnos —le explicaba con detenimiento lo que planeaba. Si bien nunca había involucrado a su esposa más de la cuenta en los asuntos del consejo, en ese instante ella pasaba a formar parte de sus decisiones, por lo cual, debía estar enterada de todo—. Debemos empezar con los preparativos cuanto antes.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 22/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Estaba de acuerdo con todo lo que Madara decía. No podían esperar enfrentar algo como una bestia con Cola que acababa de destruir villas y poblados enteros de los shinobis más poderosos del mundo... solos. Necesitarían ayuda de los shinobis más capaces y competentes de la aldea y aunque le era dificil aceptarlo, incluso, tal vez, Seishiro y Sora tendrían que acompañarlos. Aunque sólo de pensar en ello su estómago se apretó y sintió deseos de vomitar.
-Iré a visitar a Akemi-san -dijo con un hilo de voz-. Le explicaré la situación -hizo una pausa para suspirar, porque siempre había temido a los del clan Uchiha y eso incluía a Akemi. A veces sentía que incluso con el tiempo seguían observandola como un enemigo, pero pensaba que sus diferencias en ese momento no importaban-. No estoy muy segura de que estará encantada de verme, sobre todo por lo que ocurrió entre Judal y tú, pero... no tenemos otra opción en este momento.
Akemi había sido la primera en venir a su cabeza, pues era una médico ninja más que competente. Y si un gran número de hombres se movilizarían hacia el Remolino, entonces sólo ella practicando la parte médica sería insuficiente, incluso si creaba clones para ello.
Luego comenzó a pensar en los miembros del clan que podrian ayudar. A decir verdad no se hablaba con sus padres y eso no cambiaría, no después de lo que su madre había planeado hacer una vez Sora naciera. Llevaban quince años sin hablarse y aunque la situación le dolía, no podía hacer nada al respecto. No en ese momento.
-Como líder del clan Senju, es mi deber pedir ayuda ahora. Hiroki-chan no se encuentra en la aldea, pero puedo mandarle un mensaje con una babosa para que nos reunamos en el Remolino y... quizás... tendríamos que solicitar ayuda del resto de los clanes.
Y entonces suspiró, por que estaba a punto de decir algo que estaba segura también rondaba en la mente de su esposo. Si Madara tenía conocimiento de estas criaturas, entonces... quizás... la única persona con el suficiente odio y destreza que conocía para efectuar algo asi...
-Amor, ¿No crees que tal vez... Judal esté detrás de todo esto? No hemos sabido nada de él desde que lo expulsaste de la aldea. Quizás esta sea su forma de decirnos que aún está... allá afuera.
Hotaru Senju- Clan Senju
- Ryo : 4255
Mensajes : 1402
Fecha de inscripción : 19/02/2013
Re: Casa de la Familia Uchiha-Senju
Al escuchar las palabras de Hotaru la expresión de Madara se tornó aún más seria, lucía en verdad preocupado. No lo había mencionado pero efectivamente lo que más le preocupaba era la posibilidad de que su propio hermano estuviera detrás de todo eso. Y tenía sentido. Después de todo, sólo alguien sumamente habilidoso y con un dojutsu tan poderoso como el Sharingan podía manipular a un Bijuu.
Sin embargo, el motivo por el cual aquella idea lo mantenía intranquilo era que no deseaba enfrentarse a Judal, pues, a pesar de todo, no dejaba de ser su hermano. Quizás le hubiera dado la espalda en el momento que Madara más había deseado su comprensión como persona, más allá de lo que representaba como líder de un clan; había atentado contra su familia también, pero había algo aún muy dentro de sí que le impedía desearlo muerto.
A Judal le debía mucho, pues él lo había acompañado durante muchos años en su soledad. Y era ese precisamente el motivo por el cual había preferido que se marchara de la aldea... para no tener que castigarlo con la muerte.
—Es justamente... lo que más me preocupa —confesó finalmente, en ese instante las palabras que le había dicho Judal justo antes de marcharse de la aldea volvieron a su mente—. Se necesita de gran habilidad para manipular a un Bijuu. Y sólo alguien que conociera todos los secretos del mundo shinobi podría lograr algo así... El dojutsu de los Uchiha, tiene un increíble poder capaz de conseguir algo como eso y mucho más.
Guiado por el odio, Judal podía ser capaz de cualquier cosa. Y Madara temía que en los años transcurridos él hubiera adquirido los conocimientos necesarios para lograr su cometido. A fin de cuentas, no había estado bromeando cuando le declaró la guerra en aquella ocasión, prometiéndole que volverían a encontrarse.
—Han pasado muchos años desde aquella ocasión... Un ataque al Remolino de tal magnitud no puede ser una simple coincidencia, supongo que también lo has pensado, ¿verdad?
El País del Remolino era el sitio donde Madara se había refugiado junto a Hotaru, por lo cual, no le hubiera extrañado que fuese objetivo de su hermano.
Madara sentía lástima por Judal y por el camino de oscuridad y odio que había elegido. Y le dolía que lo odiara tanto sólo por amar a una mujer a quien él consideraba enemiga. Cuánto le hubiera gustado que su hermano aceptara su felicidad junto a Hotaru, sólo él lo sabía. Por lo mismo, la idea de que fuese él quien estuviera detrás de todo el asunto lo inquietaba más de lo que podría haber imaginado.
—Judal siempre ha sido un shinobi habilidoso, y no me extrañaría que con el paso de estos años hubiera adquirido muchos más conocimientos —continuó, bajando levemente el rostro, no se sentía nada bien como todo aquello—. No quiero creer que pueda ser de esa forma, pero siento que es una gran posibilidad.
De cualquier modo, no lo sabremos hasta que lleguemos allá. Hay que ir preparados, pues probablemente nos estemos enfrentando a una verdadera amenaza.
No quería que Hotaru se preocupara más de la cuenta, prefería llevar sólo él toda la carga de lo que representaba proteger a su gente. Madara sólo deseaba mantener la paz, darles bienestar y felicidad a su familia, alejar los problemas... Pero sentía que en esa ocasión no podía solo, y temía que todo se saliera de control. En esa ocasión, necesitaba ayuda.
—Encárgate de reunir toda la ayuda que sea posible. Yo también lo haré. No podemos dejar pasar más tiempo, pues mucha gente podría estar en problemas ahora mismo. Confío en ti, Hotaru. —intentó mostrar una sonrisa, pero le era imposible esconder esa angustia que lo embargaba, y mucho menos ante los ojos de su esposa que lo conocía tanto.
Sin embargo, el motivo por el cual aquella idea lo mantenía intranquilo era que no deseaba enfrentarse a Judal, pues, a pesar de todo, no dejaba de ser su hermano. Quizás le hubiera dado la espalda en el momento que Madara más había deseado su comprensión como persona, más allá de lo que representaba como líder de un clan; había atentado contra su familia también, pero había algo aún muy dentro de sí que le impedía desearlo muerto.
A Judal le debía mucho, pues él lo había acompañado durante muchos años en su soledad. Y era ese precisamente el motivo por el cual había preferido que se marchara de la aldea... para no tener que castigarlo con la muerte.
—Es justamente... lo que más me preocupa —confesó finalmente, en ese instante las palabras que le había dicho Judal justo antes de marcharse de la aldea volvieron a su mente—. Se necesita de gran habilidad para manipular a un Bijuu. Y sólo alguien que conociera todos los secretos del mundo shinobi podría lograr algo así... El dojutsu de los Uchiha, tiene un increíble poder capaz de conseguir algo como eso y mucho más.
Guiado por el odio, Judal podía ser capaz de cualquier cosa. Y Madara temía que en los años transcurridos él hubiera adquirido los conocimientos necesarios para lograr su cometido. A fin de cuentas, no había estado bromeando cuando le declaró la guerra en aquella ocasión, prometiéndole que volverían a encontrarse.
—Han pasado muchos años desde aquella ocasión... Un ataque al Remolino de tal magnitud no puede ser una simple coincidencia, supongo que también lo has pensado, ¿verdad?
El País del Remolino era el sitio donde Madara se había refugiado junto a Hotaru, por lo cual, no le hubiera extrañado que fuese objetivo de su hermano.
Madara sentía lástima por Judal y por el camino de oscuridad y odio que había elegido. Y le dolía que lo odiara tanto sólo por amar a una mujer a quien él consideraba enemiga. Cuánto le hubiera gustado que su hermano aceptara su felicidad junto a Hotaru, sólo él lo sabía. Por lo mismo, la idea de que fuese él quien estuviera detrás de todo el asunto lo inquietaba más de lo que podría haber imaginado.
—Judal siempre ha sido un shinobi habilidoso, y no me extrañaría que con el paso de estos años hubiera adquirido muchos más conocimientos —continuó, bajando levemente el rostro, no se sentía nada bien como todo aquello—. No quiero creer que pueda ser de esa forma, pero siento que es una gran posibilidad.
De cualquier modo, no lo sabremos hasta que lleguemos allá. Hay que ir preparados, pues probablemente nos estemos enfrentando a una verdadera amenaza.
No quería que Hotaru se preocupara más de la cuenta, prefería llevar sólo él toda la carga de lo que representaba proteger a su gente. Madara sólo deseaba mantener la paz, darles bienestar y felicidad a su familia, alejar los problemas... Pero sentía que en esa ocasión no podía solo, y temía que todo se saliera de control. En esa ocasión, necesitaba ayuda.
—Encárgate de reunir toda la ayuda que sea posible. Yo también lo haré. No podemos dejar pasar más tiempo, pues mucha gente podría estar en problemas ahora mismo. Confío en ti, Hotaru. —intentó mostrar una sonrisa, pero le era imposible esconder esa angustia que lo embargaba, y mucho menos ante los ojos de su esposa que lo conocía tanto.
Madara Uchiha- Clan Uchiha
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