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Indra Ōtsutsuki
1x01 - "Winterfell"
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Satoshi Yamanaka
W Kaguya
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Re: 1x01 - "Winterfell"
-W, tenemos que hablar.- Dijo su papá tomando una de las sillas frente a la mesa para arrastrarla a la habitación del menor. Colocándola al lado de la cama se sentó y observo a su hijo, quien se quitaba la chaqueta – dejando su diario y la carne seca sobre la colcha. -¿Qué pasa por tu mente respecto a esa chica?- Inquirió M con su voz recia y tono directos que lo caracterizaban.
-N-no se a-a qu--- no se que s--- no entiendo la pregunta.- Contestó por fin el regordete cuando se giró. Su rostro no era precisamente nervioso, pero si interrogante y fuera de su zona de confort. Era exactamente lo que M había notado en la interacción de su segundo hijo con aquella chiquilla flacucha.
-Reformularé: ¿te gusta esa muchacha? ¿Te llama la atención?- Interrogó, manteniendo su gesto impasible y sus ojos azules fijos.
-…¿si?-
-Esa no es una respuesta W.- Cuando no respondió, el mayor cruzó los brazos. -No te estoy amonestando W. Solo quiero saber que pasa por tu mente. A tu edad las cosas son confusas – estoy aquí para asistirte. Y sentir interés en las demás personas es parte de crecer.- Dijo, del modo mas claro del que era capaz – de todas formas, ese asunto era algo particular si tomaba en cuenta a los predecesores de la familia.
-Papá… ¿Cómo fue… eh, con mi hermano mayor?- Preguntó Watto, uniendo las manos y palmeando varias veces en evidente recelo.
-Interesante pregunta.- Respondió M. -Pero tu hermano nunca demostró mucho interés, no de esa--- Apenas pronuncio esa palabra, el gesto de Watto se modificó muy sutilmente seguido de un ladeo significativo de cabeza. ---manera. Un chico cándido, pero alejado del promedio. Hablando por experiencia personal he de decirte lo siguiente: sigue tu instinto pero obedece los preceptos que te enseñé. Si tienes alguna pregunta puedes hacerla ¿ha quedado claro?-
-Si señor.- Respondió Watto asintiendo. Sentándose en el piso cruzó las piernas, palmeándose las manos una y otra vez. -Te-tengo una pregunta ahora mismo.-
-Adelante muchacho, hazla.-
-Pues…-
-N-no se a-a qu--- no se que s--- no entiendo la pregunta.- Contestó por fin el regordete cuando se giró. Su rostro no era precisamente nervioso, pero si interrogante y fuera de su zona de confort. Era exactamente lo que M había notado en la interacción de su segundo hijo con aquella chiquilla flacucha.
-Reformularé: ¿te gusta esa muchacha? ¿Te llama la atención?- Interrogó, manteniendo su gesto impasible y sus ojos azules fijos.
-…¿si?-
-Esa no es una respuesta W.- Cuando no respondió, el mayor cruzó los brazos. -No te estoy amonestando W. Solo quiero saber que pasa por tu mente. A tu edad las cosas son confusas – estoy aquí para asistirte. Y sentir interés en las demás personas es parte de crecer.- Dijo, del modo mas claro del que era capaz – de todas formas, ese asunto era algo particular si tomaba en cuenta a los predecesores de la familia.
-Papá… ¿Cómo fue… eh, con mi hermano mayor?- Preguntó Watto, uniendo las manos y palmeando varias veces en evidente recelo.
-Interesante pregunta.- Respondió M. -Pero tu hermano nunca demostró mucho interés, no de esa--- Apenas pronuncio esa palabra, el gesto de Watto se modificó muy sutilmente seguido de un ladeo significativo de cabeza. ---manera. Un chico cándido, pero alejado del promedio. Hablando por experiencia personal he de decirte lo siguiente: sigue tu instinto pero obedece los preceptos que te enseñé. Si tienes alguna pregunta puedes hacerla ¿ha quedado claro?-
-Si señor.- Respondió Watto asintiendo. Sentándose en el piso cruzó las piernas, palmeándose las manos una y otra vez. -Te-tengo una pregunta ahora mismo.-
-Adelante muchacho, hazla.-
-Pues…-
W Kaguya- Clan Kaguya
- Ryo : 2201
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 05/01/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
Caos. A cada lado que volteaba encontraba caos. Humanos que gritaban de miedo. Humanos que gritaban de dolor. Humanos que gritaban de tristeza. Humanos que en un desesperado atento de regresar las agresiones que eran infringidas contra ellos luchaban, se defendían, solo para eventualmente también caer como muchos otros a sus alrededores. Todos intentaban el correr, pero no había hacia donde huir. La potente miasma había inundado los callejones que rodeaban la plaza principal, separándolos del resto del mundo, y dejando a aquellos que se encontrasen transitándolos con un destino desconocido. El intentar atravesar aquella miasma seria en vano. No tenía que acercarse a esta para saberlo. Incluso allí, una fracción de aquella potente peste llegaba hasta sus orificios nasales, y le hacían saber que el solo intentarlo le provocaría una reacción violenta que la paralizaría al instante. De ser un caso extremo capaz y podría causar su propia muerte. Algunos de los humanos ya habían sufrió aquel destino, expulsando el contenido de sus vísceras hasta no ser capaz de hacerlo más, o algunos ahogados al aspirar tan gruesa atmosfera.
La joven voz de un humano, le saco de su tren de pensamiento. Tal parecía que aquel sujeto, al igual que ella quería saber si existía una salida, y reconociendo la superioridad instintiva de los canidos, pensaba que sería capaz de avisarle como salir de tal lugar. Frenéticamente busco algún tipo de salida, alguna forma de lograr escapar de aquel infierno. Pero por más que lo buscaba, por más que intentaba encontrar hasta la más diminuta salida, realmente no había una forma de salir de allí. Tal como ya había llegado a la conclusión antes: Estaban atrapados.
-No…salida…posible –
Alrededor las cosas empeoraban. Frente a ella pudo observar a una cachorra humana que le parecía familiar. Si, había sido ella quien había decidido jugar en el mismo estante que aquel que acababa de demandarle una salida. No había seguido sus actos después de haberle apenas notado en aquella vez, pero podía ver que lograba defenderse algo de aquellos seres extraños. Había utilizado al parecer, al mismo sujeto que había estado a cargo del juego como un tipo de escudo, y aquel humano yacía frente a ella, la mitad de su abdomen abierto, mostrando al mundo sus órganos internos. Por su parte la joven, agarraba todo a su alrededor para hacer hacia atrás a las criaturas, quienes algunas decidían que la presa no valía la pena, y buscaban mejor una víctima más sencilla.
El caos se complicaba mucho más cuando de pronto una lluvia de madera se hacía presente. Gruesas estacas eran lanzadas con la fuerza de aquellos proyectiles puntiagudos de las criaturas que los hombres llamaban shinobis, atacando sin distinción alguna a todos los presentes. Una mujer que corría de una de las criaturas de cabeza como de murciélago, caía de repente, una estaca de madera completamente visible en su espalda. La misma joven a la que estaba observando ahora había lanzado un grito desgarrador de dolor, su mano habiendo sido atravesada por completo por uno de los proyectiles de madera, el cual la había clavado al establecimiento tras de ella, dejándola atrapada contra esta pared.
Ella había tenido suerte hasta el momento, pues las estacas la habían evadido hasta el momento. Sin embargo, tenía que encontrar la fuente o pronto podría terminar como aquella cachorra de humano. Observando con detenimiento, no tuvo que esperar mucho tiempo para encontrar la causa de la lluvia de madera. Corriendo velozmente en medio de la multitud, evitándola con total facilidad, una criatura humanoide se movía de manera sobrenatural por entre la muchedumbre. No parecía importarle ni los humanos a su alrededor, ni aquella posible amenaza sobrenatural a la cual voluntariamente se había introducido. Solo parecía tener sus ojos puestos en una cosa, y notando que se dirigía hacia ella, no pudo evitar pensar que venían por su ser.
Intentando componerse ante este nuevo peligro, espero a que esta se acercara lo suficiente. No parecía poder adivinar sus pensamientos, pues solamente apresuro el paso, cortando la distancia entre las dos en un tiempo que antes hubiese dicho resultaba imposible de realizar. Saltando para evitar su ataque, noto al ultimo momento como esta parecía ignorarle, buscando más bien a aquel sujeto con el cual había estado intentando salir de aquel lugar….
La joven voz de un humano, le saco de su tren de pensamiento. Tal parecía que aquel sujeto, al igual que ella quería saber si existía una salida, y reconociendo la superioridad instintiva de los canidos, pensaba que sería capaz de avisarle como salir de tal lugar. Frenéticamente busco algún tipo de salida, alguna forma de lograr escapar de aquel infierno. Pero por más que lo buscaba, por más que intentaba encontrar hasta la más diminuta salida, realmente no había una forma de salir de allí. Tal como ya había llegado a la conclusión antes: Estaban atrapados.
-No…salida…posible –
Alrededor las cosas empeoraban. Frente a ella pudo observar a una cachorra humana que le parecía familiar. Si, había sido ella quien había decidido jugar en el mismo estante que aquel que acababa de demandarle una salida. No había seguido sus actos después de haberle apenas notado en aquella vez, pero podía ver que lograba defenderse algo de aquellos seres extraños. Había utilizado al parecer, al mismo sujeto que había estado a cargo del juego como un tipo de escudo, y aquel humano yacía frente a ella, la mitad de su abdomen abierto, mostrando al mundo sus órganos internos. Por su parte la joven, agarraba todo a su alrededor para hacer hacia atrás a las criaturas, quienes algunas decidían que la presa no valía la pena, y buscaban mejor una víctima más sencilla.
El caos se complicaba mucho más cuando de pronto una lluvia de madera se hacía presente. Gruesas estacas eran lanzadas con la fuerza de aquellos proyectiles puntiagudos de las criaturas que los hombres llamaban shinobis, atacando sin distinción alguna a todos los presentes. Una mujer que corría de una de las criaturas de cabeza como de murciélago, caía de repente, una estaca de madera completamente visible en su espalda. La misma joven a la que estaba observando ahora había lanzado un grito desgarrador de dolor, su mano habiendo sido atravesada por completo por uno de los proyectiles de madera, el cual la había clavado al establecimiento tras de ella, dejándola atrapada contra esta pared.
Ella había tenido suerte hasta el momento, pues las estacas la habían evadido hasta el momento. Sin embargo, tenía que encontrar la fuente o pronto podría terminar como aquella cachorra de humano. Observando con detenimiento, no tuvo que esperar mucho tiempo para encontrar la causa de la lluvia de madera. Corriendo velozmente en medio de la multitud, evitándola con total facilidad, una criatura humanoide se movía de manera sobrenatural por entre la muchedumbre. No parecía importarle ni los humanos a su alrededor, ni aquella posible amenaza sobrenatural a la cual voluntariamente se había introducido. Solo parecía tener sus ojos puestos en una cosa, y notando que se dirigía hacia ella, no pudo evitar pensar que venían por su ser.
Intentando componerse ante este nuevo peligro, espero a que esta se acercara lo suficiente. No parecía poder adivinar sus pensamientos, pues solamente apresuro el paso, cortando la distancia entre las dos en un tiempo que antes hubiese dicho resultaba imposible de realizar. Saltando para evitar su ataque, noto al ultimo momento como esta parecía ignorarle, buscando más bien a aquel sujeto con el cual había estado intentando salir de aquel lugar….
Ashi Inuzuka- Clan Inuzuka
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Fecha de inscripción : 02/03/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
La mente de Satoshi tuvo que hacer un esfuerzo para no dejarse engullir por la desesperación y caer en la locura, aquello era real, no era una retorcida pesadilla digna de una mente bizarra. Visualizó rápidamente a los que estaban ahí reunidos, atrapados por la materia en descomposición que bloqueaba los accesos que servirían de salida. Además también identificó a las criaturas que seguían acercándose lentamente. –Si no hay salida posible, tenemos que hacer la nuestra propia… Ya sea por el aire utilizando los tejados cercanos o abrirnos brecha entre ese maldito miasma o… ¿Acaso quieres enfrentar y derrotar una a una a estas criaturas?– respondió ante la respuesta de la chica del lobo.
Y los gritos se agudizaron cuando una lluvia de esquirlas inundo el cielo, cayendo como lluvia de muerte y destrucción, una docena de aldeanos cayeron victimas de aquellos proyectiles de madera, los cuales atravesaron sus cuerpos sin ninguna dificultad. ¿Acaso aquel escenario podía volverse más dantesco?, ninguno de ellos tenía tiempo que perder, si es que querían evitar terminar como otro cadáver más entre tanto muerto. –¿Qué clase de saetas son estas?– se preguntó el arquero al observar un cuerpo a sus pies, en el cual sobresalían los proyectiles que le dieron muerte. Esto era obra clara de alguien que tenía una precisión asombrosa, no era simplemente un tiro azaroso, los proyectiles fueron lanzados a puntos vitales.
Vio como una sombra descendió desde los tejados, moviéndose a una velocidad vertiginosa, mientras se abrió paso entre la multitud. Aquel ente parecía ir tras algo, tenía una presa fija, una presa que no dejaría escapar hasta darle caza. En su mano portaba algo, un arma, no tenía que ser un genio para poder identificar que aquellos proyectiles fueron lanzados por la ballesta de aquel sujeto embozado entre las sombras. – ¿Conque vienes tras de mí?– dio una salto para cambiar de dirección, justo antes que una refriega de proyectiles se clavaran en el piso donde se encontró unos instantes atrás. Como si no tuviera demasiado que preocuparse, ahora se vio envuelto en un juego siniestro del gato y el ratón.
Giró la vista hacia el cielo, viendo los tejados de donde aquel tirado hizo su masacre, no existía otra alternativa, necesitaba buscar un punto alto. Pero el problema era, que aquel sujeto seguía persiguiéndolo, disparando entre la multitud y las saetas por fracciones milimétricas no lograron alcanzar el cuerpo de Satoshi, pero si acribillar a las personas que deliberadamente utilizo como escudo humano.– ¿veamos que tal te defiendes al ser atacado?– dio otra salto, para rotar su cuerpo y quedar de frente ante su agresor. Durante aquel movimiento desenfundó su propio arco y una flecha y clavó su vista en el sujeto sombrío.
Satoshi disparó su flecha y su rival accionó el gatillo de su arma y una refriega de saetas salieron arrojados, destrozando en el acto el único proyectil del arquero. Parecía una victoria declarada, pero en el instante que la flecha fue destrozada, accionó el sello explosivo en su punta y una explosión interfirió la visibilidad entre ambos tiradores. Dos siluetas saltaron a los tejados cercanos uno contra el otro. Encima de un tejado aterrizó Satoshi, en el otro el ballestero.
–Nada mal…. Pero esa maldita arma suya es de repetición, estoy en grave desventaja en cadencia de tiro– Exclamó mientras seguía pensando cómo salir airoso de aquella situación.
Satoshi Yamanaka- Clan Yamanaka
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Fecha de inscripción : 09/01/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
Las palabras del sujeto antes de que apareciese aquella criatura sobrehumana se habían clavado en su mente. En verdad, ella no tenía la intención de quedarse en medio de aquel caos y comenzar a luchar con las bestias de ultratumba, pues cada parte de su cuerpo gritaba en agonía al presenciar algo tan antinatural. Pero en lo más profundo de su ser, en aquella parte instintiva mucho más primitiva que las alertas de sus sentidos, sabía que si no lograba escapar entonces tendría que luchar para sobrevivir.
Aquello había sido su tren de pensamiento justo antes de ver a la criatura cubierta de sombras. Aquella le era diferente a las bestias que se encontraban descuartizando a los habitantes del pueblo. Mientras que la mera existencia de estas causaba una revolución en sus sistemas, la otra aparición espectral le hacía que sufriese una sensación que había conocido ya mucho tiempo antes: Terror. Podía sentir el leve y casi inexistente pelaje de su cuerpo levantarse en alerta, mientras que por su espalda se deslizaba una potente sensación helada que le incitaba a temblar. Había logrado evadir el ataque que el espectro había comenzado cuando utilizaba aquella poderosa máquina mágica de los humanos al azar por pura suerte, y aquello era porque ella nunca fue el objetivo principal.
Quedando fuera de peligro de aquel ser oscuro, se enfocó en el peligro inminente de las bestias hibridas entre cadáver y murciélago. Parecían por el momento más interesadas en las presas fáciles que resultaba ser la muchedumbre que seguía intentando escapar sin mucho éxito. Pero estos eventualmente serian devorados juntamente con los ya caídos. Además de que un nuevo descubrimiento hacia que las cosas se volviesen aún más apremiantes.
El antinatural rugido de una bestia levantándose llamo su atención de inmediato, y lo que vio por consecuencia helo su sangre por completo. De entre los muertos por causa de aquellas criaturas espectrales comenzaban a levantarse algunos, claramente igual de fallecidos que pocos segundos atrás, y sufrían velozmente una violenta metamorfosis. Sus cabellos caían cual simple polvo sacudido con cada movimiento de estos, mientras que su nariz parecía retroceder, agrandándose los orificios nasales mientras que el órgano en si se encogía hasta casi desaparecer. Sus orejas se alargaban, terminando en una forma triangular indistinguible, y el color de su piel se tornaba ya fuese de un rollo muerto o un purpura profundo. No había duda de ello, los mordidos por aquellas bestias se levantaban, transformados en sus asesinos, listos para unirse a sus rangos.
Debía de encontrar como salir en ese mismo momento. El aumento de criaturas significaba que acabarían con los sobrevivientes a un paso mucho más veloz, y que al hacerlo voltearían su mirada hacia ella y su hermano. Comenzó a observar el campo de la masacre. Debía de haber algo que le pudiese servir para escapar de allí. Cualquier cosa. Algo que había dejado pasar por alto en el pánico. Concentrándose inspecciono cada rincón de aquel lugar. Observo a cada uno de los muertos. Alguno de ellos debía de tener la clave para lograr sobrevivir la noche.
Su búsqueda trajo resultados. Sus ojos de pronto se posaron en uno de los muertos, o más bien uno que había perdido nuevamente su estado como ambulante entre los vivos. No había duda, el color de su piel lo delataba. Alguien había logrado matar a esas criaturas. Dejando a su hermano en la azotea, bajo por su cuenta hasta llegar al nivel del suelo, donde inspecciono el cadáver. Sí, no había cometido un error. La criatura era definitivamente uno de aquellos que estaban masacrando a todos. Y encima de su pecho, a la altura de su corazón, había una estaca de madera. Sabiendo pues de esta debilidad, se dispuso a rápidamente comenzar a recolectar las estacas descartadas por la criatura oscura. Había esperanza de salir de allí. No pensaba desperdiciarla.
Aquello había sido su tren de pensamiento justo antes de ver a la criatura cubierta de sombras. Aquella le era diferente a las bestias que se encontraban descuartizando a los habitantes del pueblo. Mientras que la mera existencia de estas causaba una revolución en sus sistemas, la otra aparición espectral le hacía que sufriese una sensación que había conocido ya mucho tiempo antes: Terror. Podía sentir el leve y casi inexistente pelaje de su cuerpo levantarse en alerta, mientras que por su espalda se deslizaba una potente sensación helada que le incitaba a temblar. Había logrado evadir el ataque que el espectro había comenzado cuando utilizaba aquella poderosa máquina mágica de los humanos al azar por pura suerte, y aquello era porque ella nunca fue el objetivo principal.
Quedando fuera de peligro de aquel ser oscuro, se enfocó en el peligro inminente de las bestias hibridas entre cadáver y murciélago. Parecían por el momento más interesadas en las presas fáciles que resultaba ser la muchedumbre que seguía intentando escapar sin mucho éxito. Pero estos eventualmente serian devorados juntamente con los ya caídos. Además de que un nuevo descubrimiento hacia que las cosas se volviesen aún más apremiantes.
El antinatural rugido de una bestia levantándose llamo su atención de inmediato, y lo que vio por consecuencia helo su sangre por completo. De entre los muertos por causa de aquellas criaturas espectrales comenzaban a levantarse algunos, claramente igual de fallecidos que pocos segundos atrás, y sufrían velozmente una violenta metamorfosis. Sus cabellos caían cual simple polvo sacudido con cada movimiento de estos, mientras que su nariz parecía retroceder, agrandándose los orificios nasales mientras que el órgano en si se encogía hasta casi desaparecer. Sus orejas se alargaban, terminando en una forma triangular indistinguible, y el color de su piel se tornaba ya fuese de un rollo muerto o un purpura profundo. No había duda de ello, los mordidos por aquellas bestias se levantaban, transformados en sus asesinos, listos para unirse a sus rangos.
Debía de encontrar como salir en ese mismo momento. El aumento de criaturas significaba que acabarían con los sobrevivientes a un paso mucho más veloz, y que al hacerlo voltearían su mirada hacia ella y su hermano. Comenzó a observar el campo de la masacre. Debía de haber algo que le pudiese servir para escapar de allí. Cualquier cosa. Algo que había dejado pasar por alto en el pánico. Concentrándose inspecciono cada rincón de aquel lugar. Observo a cada uno de los muertos. Alguno de ellos debía de tener la clave para lograr sobrevivir la noche.
Su búsqueda trajo resultados. Sus ojos de pronto se posaron en uno de los muertos, o más bien uno que había perdido nuevamente su estado como ambulante entre los vivos. No había duda, el color de su piel lo delataba. Alguien había logrado matar a esas criaturas. Dejando a su hermano en la azotea, bajo por su cuenta hasta llegar al nivel del suelo, donde inspecciono el cadáver. Sí, no había cometido un error. La criatura era definitivamente uno de aquellos que estaban masacrando a todos. Y encima de su pecho, a la altura de su corazón, había una estaca de madera. Sabiendo pues de esta debilidad, se dispuso a rápidamente comenzar a recolectar las estacas descartadas por la criatura oscura. Había esperanza de salir de allí. No pensaba desperdiciarla.
Ashi Inuzuka- Clan Inuzuka
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Fecha de inscripción : 02/03/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
[size=41]En ese momento sólo podía prestar atención en el ente embozado en sombras, lo demás pasó a segundo grado. Olvidándose de las criaturas que deambulaban por las calles y el hecho se que estaba atrapado por la capa de miasma al igual que todos los presentes. Su principal preocupación era poder derrotar a su agresor y después vería como encontrar una ruta de escape de ese pueblo maldecido.[/size]
[size=41]Así pues el combate entre ambos tiradores prosiguió. Ambos hicieron usoñs de su armas y puntería y dispararon. Como paso anterior mente las flechas del arquero no eran rivales para la lluvia de saetas. Por lo que después de arrojar el proyectil, cambio inmediatamente de lugar, abriéndose paso por el tejado en el que se encontraba. Del otro lado de la calle, su oponente seguía su ritmo, accionando su arma de repetición y asolando a su víctima sin descanso, impidiéndole que tomara alguna acción más que la de huir.[/size]
[size=41]Le quedaban sólo unos escasos metros de tejado a Satoshi, sólo podía o regresar sobre sus pasos o tomar impulso para poder Salgar al tejado más cercano. Pero eso solo retrasaría una muerte anunciada, no podía seguir corriendo, debía de desarrollar una contra ofensiva y girar la situación del duelo.[/size]
[size=41]Consciente que las flechas pronto escasearian, no podía seguir disparando infructuosamente, no sólo estaba en desventaja en carencia de tiro, sino también en munición. Dado el hecho que el otro tirador seguía accionando el gatillo de su ballesta, importándole poco cuantas saetas de madera había desperdiciado hasta ahora.[/size]
[size=41]Santoshi tomó dos flechas, apreciando que iba a hacer un acto desesperado de disparas las dos juntas, algo que a lo lejos se notaba sería una estupidez, dado que no era un método coherente. Su rival se detuvo, apunto con su mira y se propuso a rematar a su objetivo. Ya que el arquero detuvo el paso, para preparar su arco y flecha. Rápidamente ambos dispararon sus armas, sin pensar en un mañana. Tan pronto Santoshi lanzó sus flechas se arrojó al vacío de la calle, evadiendo hací la primera lluvia de esquirlas de madera. Sus flechas no fueron contra el sombrío tirador, si no que se clavaron en la parte baja de la construcción en la que estaba parado. Por lo que no terminaron destrozadas. [/size]
[size=41]Aunque en un primer momento pareció que el arquero error gravemente su ataque, hasta ahora todo salió como el lo había calculado. Aterrizó en el suelo y al subir la mirada, vio como el Ballestero lo tenía en su mira, dispuesto a liquidarlo pero una explosión destrozó la construcción en la que estaba. Esas dos flechas tenían sellos explosivos, y por eso no se dirigían a su cuerpo, si no a un pinto menos cercanos. Nunca fue la intención del joven atacar de frente, si no utilizar la onda expansiva de la explosión resultante para herir a su rival. [/size]
Satoshi Yamanaka- Clan Yamanaka
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Fecha de inscripción : 09/01/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
Cada duda que Watto preguntó fue respondida por su padre, quien además se dedicó a los ejemplos, analogías y supuestos – cosas que el menor, de una forma clínica y teórica comprendió sin mayor problema.
Era una de las cosas que enorgullecían a M – que su segundo vástago usara la cabeza. Quizá estaba fuera de forma, quizá no era el mejor en seguir la dinámica y práctica familiar, pero su mente era excelente; el ordenamiento de sus ideas era impresionante, así como el de su día a día. Incluso entonces lo podía ver, el como la nueva información era puesta en cada uno de los estantes de su cabeza. Su única preocupación aunque desestimada, era que tuviera la misma capacidad para aplicarlo de manera conveniente pero ya eso no le correspondía.
-Entonces…- Comenzó Watto haciendo pantomima con las manos: tres dedos de la diestra se metían rápida y constantemente en un circulo formado con la izquierda. Abriendo un poco mas los ojos miró de reojo a su papá, quien asintió. -Uh. Entiendo.-
-¿Alguna otra pregunta?-
-Uh-hu.- Negó el menor. -Si se me ocurre algo lo haré.- Dijo, palmeando sus muslos. Si no había hecho otra pregunta era porque tenía la imaginación corriendo. Aunque técnico y algo tosco, se le pasaba por la cabeza todo lo que haría de tener la oportunidad – y eso lo ponía de un humor raro, similar al de un rato atrás y con el que todavía no tenia mucha experiencia.
-Hora de dormir.- Dijo M de pronto, levantándose de la silla. -Has tus oraciones y a la cama. Mañana tenemos trabajo con el caribou ¿entendido?-
-Entendido papá.- Contestó Watto, interrumpiéndose a si mismo. Dejando de lado el pensamiento de que tanto duraría embistiendo vio a su papá salir del cuarto. Cerrando la puerta se dirigió al aparador, prendiendo uno de los inciensos que olían (según M) igual a la espuma del mar volando tras golpear un rompeolas.
Y así como en las demás noches, recitó los versos del mantra familiar.
Tras el ataque efectivo del arquero, la mujer ballestera cayó al suelo con un golpe seco. Acompañado de una lluvia de escombros pareció quedar neutralizada… al menos hasta que levantó su arma y disparó las últimas tres estacas que le quedaban – no de manera estúpida y salvaje como antes, sino medida y precisamente. Una estaca fue directo al pie derecho, asumiendo que seria evitada – le segunda al hombro del mismo lado que lo obligaría a ir a su izquierda, dirección en la que la tercera estaca se clavaría sin falta en alguna sección de su hombro o mejor, el torso.
Allí, a lo lejos, se oyó el sonido continuado de una campana.
Tin tin tin.
Era una de las cosas que enorgullecían a M – que su segundo vástago usara la cabeza. Quizá estaba fuera de forma, quizá no era el mejor en seguir la dinámica y práctica familiar, pero su mente era excelente; el ordenamiento de sus ideas era impresionante, así como el de su día a día. Incluso entonces lo podía ver, el como la nueva información era puesta en cada uno de los estantes de su cabeza. Su única preocupación aunque desestimada, era que tuviera la misma capacidad para aplicarlo de manera conveniente pero ya eso no le correspondía.
-Entonces…- Comenzó Watto haciendo pantomima con las manos: tres dedos de la diestra se metían rápida y constantemente en un circulo formado con la izquierda. Abriendo un poco mas los ojos miró de reojo a su papá, quien asintió. -Uh. Entiendo.-
-¿Alguna otra pregunta?-
-Uh-hu.- Negó el menor. -Si se me ocurre algo lo haré.- Dijo, palmeando sus muslos. Si no había hecho otra pregunta era porque tenía la imaginación corriendo. Aunque técnico y algo tosco, se le pasaba por la cabeza todo lo que haría de tener la oportunidad – y eso lo ponía de un humor raro, similar al de un rato atrás y con el que todavía no tenia mucha experiencia.
-Hora de dormir.- Dijo M de pronto, levantándose de la silla. -Has tus oraciones y a la cama. Mañana tenemos trabajo con el caribou ¿entendido?-
-Entendido papá.- Contestó Watto, interrumpiéndose a si mismo. Dejando de lado el pensamiento de que tanto duraría embistiendo vio a su papá salir del cuarto. Cerrando la puerta se dirigió al aparador, prendiendo uno de los inciensos que olían (según M) igual a la espuma del mar volando tras golpear un rompeolas.
Y así como en las demás noches, recitó los versos del mantra familiar.
/Tejados y calles del pueblo/
Tras el ataque efectivo del arquero, la mujer ballestera cayó al suelo con un golpe seco. Acompañado de una lluvia de escombros pareció quedar neutralizada… al menos hasta que levantó su arma y disparó las últimas tres estacas que le quedaban – no de manera estúpida y salvaje como antes, sino medida y precisamente. Una estaca fue directo al pie derecho, asumiendo que seria evitada – le segunda al hombro del mismo lado que lo obligaría a ir a su izquierda, dirección en la que la tercera estaca se clavaría sin falta en alguna sección de su hombro o mejor, el torso.
Allí, a lo lejos, se oyó el sonido continuado de una campana.
Tin tin tin.
W Kaguya- Clan Kaguya
- Ryo : 2201
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Fecha de inscripción : 05/01/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
El rumbo de las cosas comenzaba a cambiar al momento en que sentía como su misma fisionomía le empujaba a defenderse. El sentimiento que le empujaba con fuerza a huir lo más lejos que le fuese posible iba desapareciendo a pasos acelerados, remplazado completamente por una potente sensación asesina. Las putrefactas criaturas de ultratumba le habían quitado tanto garras como colmillos, dejándole acobardada en una esquina, llorando cual cachorra por su madre. No más. Había visto que las cosas inmortales podían caer, que lo sobre natural podía perecer, y que un cadáver podía morir nuevamente. Tenía las herramientas para acabar con ellos.
El extraño sonido emanado por la garganta de una de las criaturas espectrales retumbo en sus oídos. Un obvio intento de asustarle de nuevo, de hacerle saber que era causante de la masacre frente a ella. Era una táctica de intimidación. Una de las estacas que había recogido pronto se encontró plantada en el pecho de la bestia repugnante, la cual parecía completamente sorprendida ante aquella acción. Era de esperarse, en toda aquella noche no había visto quien realmente se opusiera a ellos con éxito y había sido fácil ignorar a aquellos que habían caído accidentalmente por las estacas del ente que se encontraba cazando al joven humano. Había sido todo cuestión de mala suerte. Esto era diferente. Esto era un acto de guerra. Una patada sobre la estaca termino de enterrarle en el pecho de la criatura, la cual pronto caía al suelo sin vida.
La muerte por causa de una oposición abierta llamo la atención del resto de las huestes. Rápidamente gran parte de ellas dejo de lado a los sobrevivientes de la masacre, y pronto comenzaron a rodear a la nueva amenaza. No tenían razón para temer. La muerte de su compañero debió ser solo un golpe de suerte para la joven. Ellos eran definitivamente más fuertes, y tenían la ventaja en número. Aun así, tal acto no podía ser dejado de lado. Produciendo nuevamente aquel desgarrador sonido desde sus gargantas, comenzaron a lanzarse en grupos contra ella, seguros de poder descuartizarla fácilmente y sin piedad, solo para recibir una estaca en su pecho. Pronto, uno a uno comenzaban a unirse a quien según vengaban, tapizando el suelo con sus cadáveres dos veces muertos.
Las leyes del bosque eran más sencillas que las de los humanos. La más fuerte tenia ventaja sobre el más débil. El más astuto era quien se quedaba con el premio. Si eras fuerte vivías, si eras débil morías. Comer o ser comido. Ella no iba a volverse presa. La estaca en su mano pronto encontró el pecho de uno de sus acosadores, provocando que un desgarrador grito de muerte saliese de la boca de la criatura, para entonces dejarlo completamente inerte. Más para ese entonces ella ya había tomado otra de las estacas, saltando rápidamente hacia los lados para evitar la ola de ataque por parte de las otras bestias, quienes comenzaban a tomarla completamente en serio. Podía olerlo debajo de toda aquella putrefacción. Estaban comenzando a sentir miedo.
Aun así, no podía seguir con aquello ilimitadamente. Tenía un número muy limitado de estacas y no había estado removiendo las que usaba contra las criaturas infrahumanas, ya que no sabía si aquello les haría alzarse de nuevo, listas para tomar su venganza contra ella por haberles acabado. El potente golpe de suerte por parte de una de las bestias logro rechazarla, lanzándola contra uno de los establecimientos y causando un fuerte estallido sonoro. Aquello podía ser el fin si no actuaba rápido. A lo lejos creía escuchar el extraño sonido de metal golpeando metal en un ritmo melodioso, pero no había tiempo para perder en ello. Las criaturas la podían despedazar si no actuaba rápido.
Al menos eso debería estar pasando. Poniendo atención a aquellos entes pestilentes, todos parecían haber perdido su interés en ella. Habían perdido también su interés en los sobrevivientes, sus ojos viendo a lo lejos a través de la niebla, en dirección al sonido del choque metálico…
El extraño sonido emanado por la garganta de una de las criaturas espectrales retumbo en sus oídos. Un obvio intento de asustarle de nuevo, de hacerle saber que era causante de la masacre frente a ella. Era una táctica de intimidación. Una de las estacas que había recogido pronto se encontró plantada en el pecho de la bestia repugnante, la cual parecía completamente sorprendida ante aquella acción. Era de esperarse, en toda aquella noche no había visto quien realmente se opusiera a ellos con éxito y había sido fácil ignorar a aquellos que habían caído accidentalmente por las estacas del ente que se encontraba cazando al joven humano. Había sido todo cuestión de mala suerte. Esto era diferente. Esto era un acto de guerra. Una patada sobre la estaca termino de enterrarle en el pecho de la criatura, la cual pronto caía al suelo sin vida.
La muerte por causa de una oposición abierta llamo la atención del resto de las huestes. Rápidamente gran parte de ellas dejo de lado a los sobrevivientes de la masacre, y pronto comenzaron a rodear a la nueva amenaza. No tenían razón para temer. La muerte de su compañero debió ser solo un golpe de suerte para la joven. Ellos eran definitivamente más fuertes, y tenían la ventaja en número. Aun así, tal acto no podía ser dejado de lado. Produciendo nuevamente aquel desgarrador sonido desde sus gargantas, comenzaron a lanzarse en grupos contra ella, seguros de poder descuartizarla fácilmente y sin piedad, solo para recibir una estaca en su pecho. Pronto, uno a uno comenzaban a unirse a quien según vengaban, tapizando el suelo con sus cadáveres dos veces muertos.
Las leyes del bosque eran más sencillas que las de los humanos. La más fuerte tenia ventaja sobre el más débil. El más astuto era quien se quedaba con el premio. Si eras fuerte vivías, si eras débil morías. Comer o ser comido. Ella no iba a volverse presa. La estaca en su mano pronto encontró el pecho de uno de sus acosadores, provocando que un desgarrador grito de muerte saliese de la boca de la criatura, para entonces dejarlo completamente inerte. Más para ese entonces ella ya había tomado otra de las estacas, saltando rápidamente hacia los lados para evitar la ola de ataque por parte de las otras bestias, quienes comenzaban a tomarla completamente en serio. Podía olerlo debajo de toda aquella putrefacción. Estaban comenzando a sentir miedo.
Aun así, no podía seguir con aquello ilimitadamente. Tenía un número muy limitado de estacas y no había estado removiendo las que usaba contra las criaturas infrahumanas, ya que no sabía si aquello les haría alzarse de nuevo, listas para tomar su venganza contra ella por haberles acabado. El potente golpe de suerte por parte de una de las bestias logro rechazarla, lanzándola contra uno de los establecimientos y causando un fuerte estallido sonoro. Aquello podía ser el fin si no actuaba rápido. A lo lejos creía escuchar el extraño sonido de metal golpeando metal en un ritmo melodioso, pero no había tiempo para perder en ello. Las criaturas la podían despedazar si no actuaba rápido.
Al menos eso debería estar pasando. Poniendo atención a aquellos entes pestilentes, todos parecían haber perdido su interés en ella. Habían perdido también su interés en los sobrevivientes, sus ojos viendo a lo lejos a través de la niebla, en dirección al sonido del choque metálico…
Ashi Inuzuka- Clan Inuzuka
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Fecha de inscripción : 02/03/2016
Re: 1x01 - "Winterfell"
No podía dar aquel encuentro terminado, no hasta ver el cadáver de su oponente a sus pies. Una regla básica que aprendió hace mucho sobre los enfrentamientos entre shinobi. Por eso permaneció atento frente aquel montón de escombros, que no tardaron en comenzar a incendiarse debido a la reciente explosión. –Probablemente esta vez si corrí con suerte– revisó de reojo su carcaj, percatándose que agotó las fechas con sellos y solo restaban un puñado de saetas normales. Con lo que no podría hacer demasiado ante las criaturas que ahí rondaban. –O puede que no sea así– sentenció después de notar su situación.
Un sonido entre la pila de materiales alertó sus sentidos, como pensó la pelea no había sido decidida. Su oponente se reincorporó y acto seguido jalo del gatillo de su ballesta. Tres esquirlas de madera salieron disparadas de la boca de aquella fatal arma, desgarrando el aire al lanzarse sobre su objetivo. Satoshi reaccionó a tiempo, pidiendo esquivar los dos primeros disparos, pero no tuvo la suficiente velocidad para evitar el tercer impacto. Enterrándose aquella saeta en su hombro izquierdo. Un fuerte dolor recorrió todo su cuerpo, al sufrir aquella herida. Una herida que simplemente lo dejaba a merced de una nueva lluvia de estacas. Además de no poder controlar su arma de manera correcta. Pero no habría más enfrentamientos esa noche, la pesadilla estaba cerca de concluir.
Cruzaron miradas- suponiendo el arquero donde debían de estar los robes de su rival- unos segundos que parecieron una eternidad, esperando su siguiente movimiento, para evitarlo y volver a retomar la ofensiva, había sido herido, pero no por eso bajaría sus armas y aceptaría un fatal destino. Pero en ese momento lleno de tensión, un ruido metálico recorrió los cielos, repitiéndose en más de una ocasión, El sujeto de la ballesta alzo su vista la cielo, Satoshi no puedo evitar hacer la misma acción y vio como una figura humanoide surcaba el cielo nocturno, no pudiendo ver detenidamente sus facciones, pero si observar atónito el par de alas que le permitían sobrevolar el lugar.
La criatura se paró sobre el tejado de uno de los edificios más altos del pueblo Accionando repetidamente el tintineo del objeto metálico en su mano. ¿Acaso una campana? Algo que no sería fácil de comprobar o refutar. La criatura volvió a extender sus alas y hizo un estruendo, que el arquero no pudo describir, pero sintió como lo heló hasta los huesos. ¿Acaso su cuerpo le decía que aquella criatura no era un rival indicado? Después volvió a batir sus alas para planear hasta la pila de escombros y recoger al usuario de la ballesta. Dando por terminado la pelea suscitada entre los tiradores. Miró fijamente a Satoshi, clavando sus orbes en su persona, pareciendo que quería inspeccionarlo detenidamente, antes de despegar y perderse en el oscuro cielo nocturno.
– ¿Qué demonio fue eso? Jamás en mi vida había visto algo así– pronunció jadeando, antes de que el dolor de su hombro lo regresara a la realidad. Aquella herida habría limitado su capacidad ofensiva, si su pelea se hubiera alargado. Con su mano derecha tomó aquella saeta, dándole vuelta para poder desclavarla, sintiendo como desgarró su carne, antes de sacarla completamente. –Maldita sea, juro que he de vengarme por esto quien sea que hayas sido– vociferó violentamente, debido al dolor que le provoco todo aquello.
En eso se acordó de las horrorosas creaturas que iniciaron todo el caos, pero vio como las mismas a lo lejos desfilaban por las calles, sin buscar nuevas víctimas mortales, si no que se dirigían a las salidas del pueblo, para perderse por donde quiera que hayan venido. Todo comenzaba a volverse una calma mortal, que aplastó abruptamente al ruido que pudo provocar el caos resultante. Demasiadas víctimas y muertos esa noche. La villa quedo reducida a un pueblo fantasma, con solo un puñado de supervivientes.
Satoshi Yamanaka- Clan Yamanaka
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