Udono vs Hashirama

Andando en línea recta por un amplio camino que colindaba con un bosque de bambús, además de salir del pueblo semi-abandonado bañado por la luz interrumpida de la luna, Udono Takatsuka finalmente se detuvo. Ladeando la cabeza lo más que podía para hacer crujir su cuello una sola vez fue la señal personal de que se encontraba exhausto: apenas estaba a mitad de camino para llegar a su hogar y por lo que podía sentir a sus espaldas, había una presencia que lo seguía de cerca y con cuidado. O quizás no lo seguía a él, sino que su recorrido colindaba curiosamente con el suyo. Daba igual.

-...- Extendiendo los brazos en una T para sentir el jalón de los tendones y al mismo tiempo, intentar que sus dedos crujieran para sentir el alivio de no estar entumido por más rato, el shinobi del País del Agua se tiró sobre la frescura de las baldosas desgastadas, cerrando los ojos. No había duda para su persona: la noche permanecía como su periodo favorito del día. -Y sin sentir nada...- Se dijo en voz baja abriendo los párpados, observando la luna en la bóveda celeste, justo cuando se destapaba por completo y dejaba que su tenue luz iluminara el mundo con una timidez que la hacía ver mucho más hermosa de lo normal. Aparte de la noche, también amaba la luna.