Hayato Vs Riden

Ese día había comenzado como uno común y corriente, Riden había decidido ir a entrenar con su sobrina un rato en los alrededores de la villa Uzumaki, pero esta tenía otros planes… planes a los que Riden no estaba invitado y tampoco podía ir como en ocasiones pasadas hacia cuando la seguía sin su consentimiento, pero esta vez era diferente, eran asuntos políticos pues ya su sobrina era la líder del clan y todas esas reglas, normal y políticas no le gustaban, por eso tampoco visitaba al señor feudal desde la última vez que fue a entrenar con él y termino ayudándolo a revisar correspondencia.

- Creo que este día ser aburrido como todos, desde que mi hermano murió, ya no puedo pellizcar a Rinko porque siempre tiene gente cuidándola, Sakura es tierna, no quiero toquetearla y ni hablar de consolar a Hotaru porque sigue desaparecida, seguro anda disfrutando de los placeres de la vida… aunque a veces lo dudo, esa niña es muy niña. -

Riden siguió su camino a través de la villa Uzumaki, saludando a algunas personas, viendo algunas chicas en las aguas termales y salió de dicha villa, no había mejor lugar para entrenar que aquel lugar… donde se veía con el sireno masoquista de los Uchiha, cuanto extrañaba darle nalgadas a Madara Uchiha, pero ya había perdido todo el valor que podía tener cuando dejo su virginidad en aquel mismo rio hacia tantos años entre una orgia sadomasoquista como le gustaba a él. Riden entre sus pensamientos aun podía escuchar el gemir de sus hermanos mientras se daban gusto con Madara y este gritando cual animal en celo por mas.

Riden llego hasta un claro en el bosque de la villa Uzumaki y comenzó a entrenar, con kunais, su espada y demás objetos, quería mejorar su puntería y su agilidad, pues a pesar de que era ya bastante rápido, no le parecía ser suficiente, siempre se quería mejorar así mismo, quería ser mejor para cuando volviese a encontrarse con cualquier Uchiha. Solo aquello cruzaba por su mente mientras se mantenía allí entrenando constantemente, para luego de varias horas caminar hacia el rio. El dulce aroma del agua se propagaba en el viento y el sonido de aquel liquido natural y vital chocando con las rocas llenaba por completo los oídos de Riden quien se acerco a dicho lugar y decidió darse un baño.

Lentamente el ninja se despojo por completo de sus ropas, quedando completamente desnudo y se sumergió en las aguas de aquel río, a pesar de que dicho lugar delimitaba la terminación del país del remolino y su villa por así decirlo no le importaba, quería descansar y además sabia cuidarse solo, el lugar no representaba mayor peligro o bien eso era lo que él pensaba.

Sin más nada que hacer, Riden se coloco solo la parte inferior de sus ropajes y se sentó a un escaso metro de la orilla y comenzó a leer unos pergaminos.

Hayato y Tsume se encontraban cumpliendo una misión, la cual los llevo hasta el País del Remolino. No sabía casi nada de dicho lugar, más que la poca información, escrita en el pergamino de solicitud. –Con estos países, que acaso no tienen shinobis a la altura para que realicen sus propias misiones– exclamó mientras avanzaba por un sendero, que por lo que escucho, era el camino correcto a seguir, hacia la villa que tenía por destino.

Aunque no era de su costumbre, el Inuzuka y el lobo decidieron hacer una breve pausa a su viaje, la distancia que habían recorrido era mucha y por lo que decidieron tomarse un breve lapso para retomar fuerzas. Por el olfato que tenían, no tardaron en descubrir una fuente cercana de agua. Era un rio, con una superficie cristalina, el lugar era perfecto para recobrar fuerzas y reabastecerse del preciado líquido.

Pero en ese momento, tanto el shinobi como el canido se pusieron alerta. Habían detectado la presencia de otra persona por su olor. –Era demasiado bueno para ser cierto– susurró mientras se mantenía en guardia.

Riden se mantenía sentado a la orilla del río refrescando su mente con unos pergaminos antiguos que había sacado de su biblioteca personal... o mas bien la de su hermano que no se los dejaba ojera, pero ya se creía capaz de dominar los jutsus escondidos de su clan y seguía entretenido en la lectura.

- Interesante así que mi látigos pueden hacer también eso... creo que sera divertido probarlo en cuanto lo domine. -

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando escucho el crujir de la hierva y la desviación del viento la sintió en su piel... había alguien cerca, cuando giro escucho el murmullo la voz de un joven que se veía a unos metros de él y llevara con sigo un animal. Riden solo sonrió y cerrando sus pergaminos se coloco de pie, aun solo con la parte inferior de sus ropajes.

El viento soplo una vez mas y los cabellos del joven se movieron dejando ver su media sonrisa pero sus ojos intrigantes y fijos en aquel sujeto, su ojo carmesí brillaba cual luna sangrienta, a muchos incomodaba, pero Riden no se molestaba en ocultar dicho rasgo.

- ¿Quien es usted y que lo trae a este lugar?. -

Hayato se quedó en silencio esperando la primera reacción de aquel sujeto, quien parecía que tenía el aspecto de haber estado nadando hace poco en el rio. Escuchó su pregunta, claramente exigiendo que el Inuzuka le diera información de que hacía en aquel lugar. No dijo nada, seguía sin articular media palabra, solo lo miró directamente a los ojos. Aquel brillo en sus pupilas le dio mala espina al shinobi. –Este sujeto, es peligroso sería mejor evitar tratos con el–

No era simplemente que actuara desconfiadamente, cierto que Hayato  de por sí lo era, pero su instinto le decía que aquel hombre sería un problema. –No tengo razón alguna para decirle quien soy o que es lo que me motiva a venir hasta aquí– deslizo su mano hacia su espalda y tomó la cadena de su kusarigama. Tsume al ver esto comprendió lo que estaba a punto de pasar y comenzó a moverse lentamente.

–Y aparte de no tengo la intención de hacerlo–  sin decir más, lanzo su arma en contra de aquel hombre. Quería atraparlo con la cadena, así evitaría que le diera más problemas y de inmediato comenzó a avanzar haciendo uso de su velocidad. Sin dudarlo ni un poco, dirigió su puño en contra de su frente. Mientras Tsume lo rodeaba para también atacar.