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Indra Ōtsutsuki
La historia De Claud, un tremeré difícil de entender
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La historia De Claud, un tremeré difícil de entender
EL INICIO DEL SUFRIMIENTO
En aquella época de damas y caballeros, de tanta gentileza y aristocracia a un, en la gran ciudad londinense aun crecían familias con grandes portes y elegancias, quienes manejaban los grandes mercados de oro, plata, piedras preciosas y demás minerales, así como las grandes empresas gozaban de gran prestigio y privilegios, no tantos como en la actualidad, sin embargo, se podía decir que eran casi intocables, sin embargo toda familia tenía un lado oscuro, pasados y presentes por igual que debían esconder, por dichas razones parecían inalcanzables, parecían la gran realeza británica, una de las familia que gozaba de dichos privilegios era la gran Familia Kiryuu, que a cuya cabeza se encontraba el magnate y más grande joyero de Londres y el segundo del mundo, Lord Adolf Kiryuu, primo segundo de la en esa época reina Victoria I, aquella gran familia distinguida en todo Londres era muy influyente, sin embargo, nunca tuvieron problemas de escándalos, pues entre nosotros, los mantenían muy bien ocultos, o silenciaban a quien lo supiese y pudiera divulgar algún dato.
La historia y condena de Aquel ser que una vez fue humano, o que poseía un corazón y mente tan libres como el mismo viento, tan bondadoso como un sacerdote al inicio de su carrera al servicio de Dios y quien más tarde conocerían en las sombras como un vampiro brujo comenzaba una oscura y fría noche de verano, más exactamente el día 28 de mayo de 1890, donde la temperatura oxilaba entre los 10 y 10.7 °C, y grandes vientos azotaban la ciudad en el Royal London Hospital, una de las familias más acaudaladas de Londres se hallaba en una habitación, el más prestigioso doctor se encontraba en aquel lugar también, pues el heredero de la amplia fortuna de los Kiryuu y su imperio de joyas nacería esa noche, eran aproximadamente las vuelve de la noche cuando las contracciones comenzaron nuevamente en el joven ser de la señora Rosalie de Kiryuu, un fuerte y punzante dolor que la dama siempre discreta y puesta en su sitio parecía no soportar, su rostro se arrugaba, sus gritos comenzaron a sentirse por todo el piso y apretaba con fuerza la mano de la enfermera a su lado. Por su parte el gran monarca de las joyerías, Adolf Kiryuu caminaba insistentemente el pasillo afuera de la habitación, la angustia carcomía las entrañas del magnate que esperaba con ansias el nacimiento de un primogénito hacía muchos años, la sola ilusión de tener un niño, un varón en la casa jugando y correteando y luego verla frente de la industria de la joyería le llenaba de gozo; en la mente de aquel hombre que sería padre en unos instantes ya se imaginaba a su hijo y se hacía a la idea de verlo crecer. Mientras aquel hombre estaba lleno de gozo y jubilo caminaba y se comía las uñas la labor de parto ya daba inicio, la señora Kiryuu respiraba acelerada mente y en solo dos minutos un bebe se abrió paso por entre aquella vagina, lleno de sangre y de inmediato lloro, era un llanto fuerte, cortaron de inmediato el cordón umbilical y tomaron a aquel joven, la ahora nueva madre no pudo ni siquiera dar una risa cuando bruscamente otro bebe bajaba sin aviso, el médico se dio cuenta y le aviso, la señora asombrada pujaba sin cesar y la siguiente criatura, el segundo ejemplo del amor entre ella y su marido salía sin complicaciones, do hermosos bebes nacieron aquel día, un 28 de mayo de 1890 a las diez de la noche, hicieron pasar al padre de las criaturas, las limpiaron y posaron en los brazos de su madre, ambos niños, dos varones habían nacido en el ceno de la casa Kiryuu, Los jóvenes Reginald (el mayor) y Claud (el menor), nombres dados por sus padres en honor a sus abuelos ya fallecidos y grandes monarcas, los niños eran blancos y con la piel suave, no paraban de llorar hasta que su madre les dio pecho, así cesaron su llanto y todo era alegría, jubilo y gozo hasta que los vellos de la piel de todos los presentes excepto la de los niños que no tenían aun, se erizaron cuando un búho canto en la ventana, aquello parecía mal presagio pero no se le dio importancia.
Desde el mismo instante del nacimiento de los niños, eran muy diferentes, Claud era mas agresivo que Reginal, pero más callado, sus padres no le daban mucha atención pues creían que con el pasar de los años todo cambiaría, cosa que no pasaría y ellos se darían cuenta, lo herederos Kiryuu fueron visitados por la misma reina Claudia I, demás familiares de la realeza y personalidades de todo Inglaterra y el mundo en general, Gucci y Chanel crearon líneas exclusivamente para los niños costeadas por sus padres, solo ellos dos vestían aquellos atuendos singulares y para algunos peculiares, los llenaban de lociones, juguetes, animales para un futuro, en fin, cosas que aquellos niños aun no comprendían. Los años fueron transcurriendo y cuando estos ingenuos niños crecieron y tenían la edad de cinco años un nuevo niño llego a dar alegría al hogar, nombrado Alphonce, alegría que era a medias, pues ya Claud era diferente, era un niño tierno y amoroso, pero a veces callado y distante, siempre oscuro, no le gustaban sus atuendos y hacia que le compraran ropa diferente a su hermano y de tono negro o gris, era solo u niño, pero muy extraño al parecer de muchos, junto con Reginal cuando iban a cumplir seis años y su hermano menor ya cumpliría solo un año se quedaron los tres en la habitación solos, jugando mientras la servidumbre iba en busca de unas onces, pasados unos minutos se escucharon llantos, cuando fueron a ver las mucamas, estaba el bebe Alphonce tirado en el suelo lo tomaron entre los brazos pero había muerto, Reginald lloraba sin cesar y Claud solo estaba allí, de pie junto a Reginal, abrazados ambos, pero él(Claud) no se movía, no lloraba, solo estaba allí de pie, sin decir palabra alguna, nadie sabía que sucedía, ninguno de los dos hablaba y una fría ventisca entraba por la ventana.
Un mes después las muchachas del servicio murieron junto con todos los demás empleados en un accidente durante unas vacaciones que les habían dado sus patrones quienes se encontraban en Aspen; la niñez de ahí en adelante fue muy diferente para los niños, callado y alejado Claud y Reginal no le gustaba quedarse solo, siempre andaban juntos, solo hablaban fluidamente entre ellos, y en las noches a veces los encontraban en la misma cama, abrazados, como protegiéndose y cuando eran frías las noches o habían tormentas los encontraban llorando, lo jóvenes eran llevados a psicólogos, Psiquiatras y no hablaban, los inducían y no había resultado, era misterioso, entre juegos de ambos niños surgían las risas, los niños de 8 años aun eran algo alejados, pero lentamente Reginal se fue acoplando mas a los demás, pero Claud seguía distante, leía poco a poco historias, antiguas, la única persona a la cual parecía tenerle algún afecto era a Su gemelo, al que tenía como su igual, cualquier otro niño que se acercase, desde la forma más formal hasta la más burda los ahuyentaba y alejaba, muchas quejas se daban de él en su escuela y era el centro de la preocupaciones de sus padres, así transcurrieron los años siguientes y estando más grande Claud compraba sus propia ropa, con preferencia gabardinas, gabán, botas y ropa oscura y en cuero, su literatura era sobre misticismos, mitos, leyendas, esoterismo, nigromancia horrorizados lo veía sus padres que optaron por hacerle una biblioteca para el solo, con tal de que el joven ya de 12 años no saliese a las calles en busca de sus gustos “peculiares", practicaba a escondidas magia y cosas ocultas, nadie lo sabia más que su hermano a quien había hecho jurar no decir nada, estos actos lo llevaron a la soledad, auto encierro y muy poco se le conocía en sociedad, aunque ne secreto siempre se escapaba en las noches, en busca de libertad, conocimiento y nuevas experiencia.
Continuara…
La historia y condena de Aquel ser que una vez fue humano, o que poseía un corazón y mente tan libres como el mismo viento, tan bondadoso como un sacerdote al inicio de su carrera al servicio de Dios y quien más tarde conocerían en las sombras como un vampiro brujo comenzaba una oscura y fría noche de verano, más exactamente el día 28 de mayo de 1890, donde la temperatura oxilaba entre los 10 y 10.7 °C, y grandes vientos azotaban la ciudad en el Royal London Hospital, una de las familias más acaudaladas de Londres se hallaba en una habitación, el más prestigioso doctor se encontraba en aquel lugar también, pues el heredero de la amplia fortuna de los Kiryuu y su imperio de joyas nacería esa noche, eran aproximadamente las vuelve de la noche cuando las contracciones comenzaron nuevamente en el joven ser de la señora Rosalie de Kiryuu, un fuerte y punzante dolor que la dama siempre discreta y puesta en su sitio parecía no soportar, su rostro se arrugaba, sus gritos comenzaron a sentirse por todo el piso y apretaba con fuerza la mano de la enfermera a su lado. Por su parte el gran monarca de las joyerías, Adolf Kiryuu caminaba insistentemente el pasillo afuera de la habitación, la angustia carcomía las entrañas del magnate que esperaba con ansias el nacimiento de un primogénito hacía muchos años, la sola ilusión de tener un niño, un varón en la casa jugando y correteando y luego verla frente de la industria de la joyería le llenaba de gozo; en la mente de aquel hombre que sería padre en unos instantes ya se imaginaba a su hijo y se hacía a la idea de verlo crecer. Mientras aquel hombre estaba lleno de gozo y jubilo caminaba y se comía las uñas la labor de parto ya daba inicio, la señora Kiryuu respiraba acelerada mente y en solo dos minutos un bebe se abrió paso por entre aquella vagina, lleno de sangre y de inmediato lloro, era un llanto fuerte, cortaron de inmediato el cordón umbilical y tomaron a aquel joven, la ahora nueva madre no pudo ni siquiera dar una risa cuando bruscamente otro bebe bajaba sin aviso, el médico se dio cuenta y le aviso, la señora asombrada pujaba sin cesar y la siguiente criatura, el segundo ejemplo del amor entre ella y su marido salía sin complicaciones, do hermosos bebes nacieron aquel día, un 28 de mayo de 1890 a las diez de la noche, hicieron pasar al padre de las criaturas, las limpiaron y posaron en los brazos de su madre, ambos niños, dos varones habían nacido en el ceno de la casa Kiryuu, Los jóvenes Reginald (el mayor) y Claud (el menor), nombres dados por sus padres en honor a sus abuelos ya fallecidos y grandes monarcas, los niños eran blancos y con la piel suave, no paraban de llorar hasta que su madre les dio pecho, así cesaron su llanto y todo era alegría, jubilo y gozo hasta que los vellos de la piel de todos los presentes excepto la de los niños que no tenían aun, se erizaron cuando un búho canto en la ventana, aquello parecía mal presagio pero no se le dio importancia.
Desde el mismo instante del nacimiento de los niños, eran muy diferentes, Claud era mas agresivo que Reginal, pero más callado, sus padres no le daban mucha atención pues creían que con el pasar de los años todo cambiaría, cosa que no pasaría y ellos se darían cuenta, lo herederos Kiryuu fueron visitados por la misma reina Claudia I, demás familiares de la realeza y personalidades de todo Inglaterra y el mundo en general, Gucci y Chanel crearon líneas exclusivamente para los niños costeadas por sus padres, solo ellos dos vestían aquellos atuendos singulares y para algunos peculiares, los llenaban de lociones, juguetes, animales para un futuro, en fin, cosas que aquellos niños aun no comprendían. Los años fueron transcurriendo y cuando estos ingenuos niños crecieron y tenían la edad de cinco años un nuevo niño llego a dar alegría al hogar, nombrado Alphonce, alegría que era a medias, pues ya Claud era diferente, era un niño tierno y amoroso, pero a veces callado y distante, siempre oscuro, no le gustaban sus atuendos y hacia que le compraran ropa diferente a su hermano y de tono negro o gris, era solo u niño, pero muy extraño al parecer de muchos, junto con Reginal cuando iban a cumplir seis años y su hermano menor ya cumpliría solo un año se quedaron los tres en la habitación solos, jugando mientras la servidumbre iba en busca de unas onces, pasados unos minutos se escucharon llantos, cuando fueron a ver las mucamas, estaba el bebe Alphonce tirado en el suelo lo tomaron entre los brazos pero había muerto, Reginald lloraba sin cesar y Claud solo estaba allí, de pie junto a Reginal, abrazados ambos, pero él(Claud) no se movía, no lloraba, solo estaba allí de pie, sin decir palabra alguna, nadie sabía que sucedía, ninguno de los dos hablaba y una fría ventisca entraba por la ventana.
Un mes después las muchachas del servicio murieron junto con todos los demás empleados en un accidente durante unas vacaciones que les habían dado sus patrones quienes se encontraban en Aspen; la niñez de ahí en adelante fue muy diferente para los niños, callado y alejado Claud y Reginal no le gustaba quedarse solo, siempre andaban juntos, solo hablaban fluidamente entre ellos, y en las noches a veces los encontraban en la misma cama, abrazados, como protegiéndose y cuando eran frías las noches o habían tormentas los encontraban llorando, lo jóvenes eran llevados a psicólogos, Psiquiatras y no hablaban, los inducían y no había resultado, era misterioso, entre juegos de ambos niños surgían las risas, los niños de 8 años aun eran algo alejados, pero lentamente Reginal se fue acoplando mas a los demás, pero Claud seguía distante, leía poco a poco historias, antiguas, la única persona a la cual parecía tenerle algún afecto era a Su gemelo, al que tenía como su igual, cualquier otro niño que se acercase, desde la forma más formal hasta la más burda los ahuyentaba y alejaba, muchas quejas se daban de él en su escuela y era el centro de la preocupaciones de sus padres, así transcurrieron los años siguientes y estando más grande Claud compraba sus propia ropa, con preferencia gabardinas, gabán, botas y ropa oscura y en cuero, su literatura era sobre misticismos, mitos, leyendas, esoterismo, nigromancia horrorizados lo veía sus padres que optaron por hacerle una biblioteca para el solo, con tal de que el joven ya de 12 años no saliese a las calles en busca de sus gustos “peculiares", practicaba a escondidas magia y cosas ocultas, nadie lo sabia más que su hermano a quien había hecho jurar no decir nada, estos actos lo llevaron a la soledad, auto encierro y muy poco se le conocía en sociedad, aunque ne secreto siempre se escapaba en las noches, en busca de libertad, conocimiento y nuevas experiencia.
Continuara…
Natsuki Kai- Ryo : 0
Mensajes : 26
Fecha de inscripción : 29/05/2013
Re: La historia De Claud, un tremeré difícil de entender
OBSECION
La existencia de Claud o su razón de vivir era un enigma aun para él mismo. Días tras días, Noches tras noches contemplaba los paisajes, leía aquellos libros cuyas hojas ya eran amarillas y delicadas por el paso del tiempo y aun así no se contestaba aquella pregunta que tanto le rondaba en la cabeza e interrumpía una y otra vez sus pensamientos y estudios, la pregunta era una sola: ¿Por qué existo?. Su hermano Reginal se la quería responder y una tarde mientras cabalgaban se coloco frente a su hermano e intentando ayudarle por fin dio su opinión, Hermano, tú eres Claud Kiryuu, pudiente y noble, un gran apoderado en estos tiempos y heredero de la familia, existes para velar por tu familia, para seguir los pasos de nuestro padre y algún día ser un gran hombre reconocido por nuestra sociedad. A pesar que las intenciones de Reginal eran ayudar… lo único que ocasiono fue el descontrol de su hermano quien no tomo con buenos ánimos dichas palabras.
¿Acaso no soy más que la materialización de los sueños de alguien más?, ¿sus expectativas y mi destino está escrito en piedra y es tan sencillo y burdo como lo acabas de plantear?, ¡¡NO!!, no soy los sueño o expectativas de otros, yo no existo para complacer a mas nadie que no se hayo mismo y ni tú, óyeme bien Reginald, ni tu ni nuestros padres podrán hacer algo al respecto, si ustedes ya escribieron en piedra mis destino pues… romperé esa piedra. La ira de Claud no se había visto así nunca, siempre era sereno, tranquilo y callado, en toda su existencia era si de misterioso, no se había exaltado de tal forma como hacia unos instantes, lo cual dejo a Reginal completamente perplejo ante las palabras del joven quien azoto a su corcel y se marcho en otra dirección.
A lo lejos de la casa principal se podía ver como lo salvaje se abría paso o cedía ante las construcciones del der humano. Los arboles frondosos y verdes crecían sin manipulación o intervención alguna del hombre y algunas gotas de agua del rio que estaba a unos pocos metros era arrastrada por el viento como un roció matinal; sin duda era una asombrosa vista la que Claud tenía ante sus ojos. Lentamente se fue acercando hasta uno de aquellos arboles casi gigantescos y desmonto, por primera vez se sentía fuera de sí, angustiado, sofocado e insatisfecho con lo que hacía, nunca antes había tenido tales sensaciones. Amarro a su caballo a un árbol cercano y él se recostó en otro sumergiéndose en sus propios pensamientos, ¿Qué me sucede?, ¿enserio este es mi camino?, ¿todo lo que he elegido ser y hacer hasta ahora es mi propia decisión o solo soy la proyección de las otras personas?, dudas, quejas y muchas incoherencias cruzaban la mente de Claud hasta que recordó lo tranquilo que era hacia dos años, cuando padecía de doble personalidad. Era como tener a alguien que lo comprendiese perfectamente y además otro punto de vista con el cual debatir su existencia, métodos, decisiones y demás pensamientos o acciones que realizaba en aquella época hasta que fue tratado y aquella voz se cayó para siempre pero algo se mantuvo siempre en su memoria: Ahogar locura es como intentar tapar y ocultar con un dedo el sol, eso era lo último que dijo aquella vos en su mente antes de esfumarse en los más alejado, profundo y oscuro de la psiquis de Claud.
La mente de Claud era un lio completo, no sabía quién era, el porqué de su existencia, en fin… atravesaba una crisis existencial que tenía todo su mundo girando sin poder detenerlo a menos que hallara las respuestas a aquellas preguntas arraigadas en su mente. De pronto vino el inicio de sus respuestas, no solo leería sobre magia y mitos, también estudiaría la psiquis humana, como superara los obstáculos simples que el ser humano daba por sentado, como irrevocables y para eso necesitaría más poder. Desde ese día, a partir de ese instante el poder y la sabiduría eran las metas de Claud, quería superar todo lo que el ser humano representaba e incluso sus debilidades por aquella existencia vacía que tenían los “hijos de Dios”.
¿Acaso no soy más que la materialización de los sueños de alguien más?, ¿sus expectativas y mi destino está escrito en piedra y es tan sencillo y burdo como lo acabas de plantear?, ¡¡NO!!, no soy los sueño o expectativas de otros, yo no existo para complacer a mas nadie que no se hayo mismo y ni tú, óyeme bien Reginald, ni tu ni nuestros padres podrán hacer algo al respecto, si ustedes ya escribieron en piedra mis destino pues… romperé esa piedra. La ira de Claud no se había visto así nunca, siempre era sereno, tranquilo y callado, en toda su existencia era si de misterioso, no se había exaltado de tal forma como hacia unos instantes, lo cual dejo a Reginal completamente perplejo ante las palabras del joven quien azoto a su corcel y se marcho en otra dirección.
A lo lejos de la casa principal se podía ver como lo salvaje se abría paso o cedía ante las construcciones del der humano. Los arboles frondosos y verdes crecían sin manipulación o intervención alguna del hombre y algunas gotas de agua del rio que estaba a unos pocos metros era arrastrada por el viento como un roció matinal; sin duda era una asombrosa vista la que Claud tenía ante sus ojos. Lentamente se fue acercando hasta uno de aquellos arboles casi gigantescos y desmonto, por primera vez se sentía fuera de sí, angustiado, sofocado e insatisfecho con lo que hacía, nunca antes había tenido tales sensaciones. Amarro a su caballo a un árbol cercano y él se recostó en otro sumergiéndose en sus propios pensamientos, ¿Qué me sucede?, ¿enserio este es mi camino?, ¿todo lo que he elegido ser y hacer hasta ahora es mi propia decisión o solo soy la proyección de las otras personas?, dudas, quejas y muchas incoherencias cruzaban la mente de Claud hasta que recordó lo tranquilo que era hacia dos años, cuando padecía de doble personalidad. Era como tener a alguien que lo comprendiese perfectamente y además otro punto de vista con el cual debatir su existencia, métodos, decisiones y demás pensamientos o acciones que realizaba en aquella época hasta que fue tratado y aquella voz se cayó para siempre pero algo se mantuvo siempre en su memoria: Ahogar locura es como intentar tapar y ocultar con un dedo el sol, eso era lo último que dijo aquella vos en su mente antes de esfumarse en los más alejado, profundo y oscuro de la psiquis de Claud.
La mente de Claud era un lio completo, no sabía quién era, el porqué de su existencia, en fin… atravesaba una crisis existencial que tenía todo su mundo girando sin poder detenerlo a menos que hallara las respuestas a aquellas preguntas arraigadas en su mente. De pronto vino el inicio de sus respuestas, no solo leería sobre magia y mitos, también estudiaría la psiquis humana, como superara los obstáculos simples que el ser humano daba por sentado, como irrevocables y para eso necesitaría más poder. Desde ese día, a partir de ese instante el poder y la sabiduría eran las metas de Claud, quería superar todo lo que el ser humano representaba e incluso sus debilidades por aquella existencia vacía que tenían los “hijos de Dios”.
continuara...
Itama Senju- Ryo : 551
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Fecha de inscripción : 01/03/2013
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