Hulka VS Flacucho

Ahora que los muros estaban construidos y Kirigakure no sato había sido inaugurada oficialmente y cada uno de los guerreros habían recibido su nombramiento y sus deberes, sus vidas comenzaban a normalizarse y a tomar una rutina diaria, pero eso no significaba ni de lejos que estuviesen en calma, o demasiado cómodos con la paz que habían logrado, pues todos eran conscientes de que debían continuar mejorando sus habilidades y aumentando su poder militar para conservarla y precisamente por esa razón, ahora que tenían un poco más de tiempo, debía aprovechar para retomar algo que dejó inconcluso con Ishiro durante seis meses, mientras él se dedicaba a enseñarle a los aldeanos a empuñar una espada y ella a desviar cauces y asegurarse de que los muros fueran los más resistentes que se hubieran levantado jamás.

- ¡Apúrate flacucho, que seas el consentido del jefe no quiere decir que tendré concesiones contigo! – Le gritó al muchacho que le acompañaba de camino a los bosques exteriores para una sesión de entrenamiento. A la albina le interesaba saber qué tanto había progresado el muchacho, después de todo, sus deberes les requerían que trabajaran conjuntamente y para ello necesitaba conocerlo más a fondo… porque a final de cuentas, no sabía nada de él, ni su nombre (o por lo menos no lo recordaba), lo único que sabía es que tenía habilidad con las espadas y por eso le había invitado a venir.

–¿Consentido del jefe? ¿A que dé debe que estés bromeando este día?–  exclamó tranquilamente, mientras caminaba atrás de la albina. Seguían un camino atreves de los bosques exteriores fuera de los muros de Kirigakure. Un sitio indicado para tener un entrenamiento en paz, lejos de alguna mirada curiosa por parte de los aldeanos, guardias de murallas o la policía de la villa. Por eso mismo,  les aseguraba no tener interrupciones. –Si  deseas dar inicio de una vez, no tengo ningún inconveniente– juntó sus manos y formo un sello simple. –Kirigakure No Jutsu–  sin demora se comenzó a formar una densa niebla.

Dio un pequeño salto hacia un árbol cercano y se posicionó en una de sus ramas. Pensando que movimiento era el más correcto de hacer. La niebla ayudaba bastante a ocultar su ubicación. Espero un momento, para que la cortina terminara de formarse a la perfección y posteriormente tomó la katana que portaba en su costado derecho y giró el arma, mientras pensaba cual era el movimiento más indicado.–Sera mejor no hacerla esperar más– se lanzó aprovechando la altura, a donde se encontraba la albina y dio un corte con su arma.

 

 

 

- No hablaré más entonces. Fue la seca y tajante respuesta de la enorme albina que se repetía una y otra vez en su mente – Es solo trabajo, es mi deber, cumpliré con mi encomienda. – para obligarse a sí misma a soportar estar cerca de la persona con quien justamente no quería tener nada que ver, con quien no quería hablar, ni tratar por nada del mundo, y que para su desgracia,  era con quien más se cruzaba en su papel como protectora de Kirigakure. – Al fin y al cabo, mi deber es solo conocer sus habilidades. Volvió a repetirse y solo fue hasta que la densa niebla la rodeó, que se dio cuenta de que Sôken había comenzado la ofensiva, pues poca o nula atención prestaba al enclenque a quien solo quería arrancarle la cabeza con sus propias manos.

Se giró al escucharlo venir hacia ella, con el único fin de no ser atacada por la espalda, pues no hizo ni el menor intento por moverse y esquivar la agresión. El afilado acero Yuki entró por su cintura, en su costado izquierdo, el frío del ambiente le permitió sentir con toda claridad como su carne era separada por el tajo y la helada hoja iba adentrándose en su cuerpo hasta atravesarla, una mancha roja comenzó a aparecer en su claro atuendo y al tener al espadachín al alcance de su mano, simplemente le dejó caer encima el golpe de Samehada que había empuñado al momento de volverse hacia él. No pronunció palabra, no emitió quejido alguno y no le miró, sus ojos estaban bajos, sobre su propio cuerpo, evaluando el daño recibido, nada más.

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Defensa: 12 – 10 (Kirigakure) = 2 (No Efectiva)
Jutsu = 1 – 2 = -1 (Anulado)
Chakra = 34 – 2 (Samehada) = 32
Objeto = 7 (Efectivo)

Daño: 350.

HP = 7550

Objetos:

El acero de la katana atravesó fácilmente la carne de la albina, logrando crear un tajo, si bien no de muerte, lo suficiente mente profundo para ocasionar un sangrado. –Estas más distraída que en nuestro último entrenamiento– exclamó al ver que la joven no opuso resistencia alguna.–Sera mejor que ordenes tus ideas– para ella Sôken se convirtió en persona no grata, o por lo menos el Yuki pensaba eso. Siempre lo evadía, incluso en las reuniones con los ancianos, ni siquiera lo miraba directamente a los ojos.

De inmediato uso su propia espada para bloquear la mordida de Samehada, observando como esta abría su boca y mostraba sus afilados dientes,  demostrando  las ansias que tenía para desgarrar su carne y devorar así su chakra. –Tendrás que esperar más, no tengo la intención de convertirme en una de tus presas– pensó al ver la reacción de esa temible arma. Retrocedió un paso para tener así algo de distancia.  De un movimiento rápido de manos enfundó de nuevo la hoja y procedió a ejecutar su jutsu. La bala de agua salió disparada con gran velocidad y fuerza, si impactaba lograría hacer un daño considerable.

Hakusame simplemente ignoró las palabras de aquel chico bonito, ya bastante la había humillado como para todavía permitir que le hiciera perder los estribos con un comentario tonto y cierto. Por otro lado, continuó sin mirarlo en lo más mínimo, casi como si no estuviera ahí, como si aquella herida la hubiese creado una fuerza misteriosa. Y sin cambiar ni por un instante su actitud, giró la muñeca de tal suerte que Samehada describió un arco en retroceso para librarse del bloqueo y reintentar la embestida, esta vez hacia el vientre del chico y tan pronto como éste hubo retrocedido, la mujer realizó sus propios sellos de manos, invocando un par de serpientes que mostraron sus afilados colmillos antes de abalanzarse sobre el joven de oscura cabellera, luego de que uno de ellos devorara la bala de agua que pretendía alcanzar a la albina quien simplemente se dio media vuelta y arrancó un largo trozo de su ropa para poder hacerse un improvisado torniquete en el costado, ni siquiera parecía interesada en utilizar sus técnicas y objetos de curación, como si solo fuese un rasguño insignificante.

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Defensa: 125 – 10 = 115 (Efectiva)
Jutsu = 9 – 2 = 7 (Efectivo)
Chakra = 35 - 2 (Samehada) = 33 (+15% Daño Final)
Objeto = 6 (Efectivo)

Daño Final: 1950 + 292 + 350 = 2592

HP = 7550

Técnica:

Objetos:

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–Es mala idea usar mi Mizu no mō kōgeki no jutsu en contra de esas serpientes de agua, si no las bloqueo primero solo gastare mi chakra inútilmente– se dijo a sí mismo al ver como la bala de agua fue devorada por aquella criatura. –Pero primero mantener a raya a Samehada, no deseo ser mordido por esa espada–  en esta ocasión hizo uso de ambas katanas, para lograr bloquear aquella terrible arma. La cual volvió a mostrar sus fauces en la desesperación de no poder morder a su presa.

Lo siguiente de lo que tenía que encargarse era de las serpientes de agua, las cuales una vez que se acercaron a él. Fueron decapitadas de un solo tajo, por el frio acero de las hojas. –Sigues estando distraída…  si sigues así será mejor cancelar este entrenamiento. No servirá de nada si no cuentas con la más mínima atención– no era su intención hacerla enojar más, si no que entendiera que entendiera que todo eso sería una pérdida de tiempo, si no lograba ordenar sus ideas.

–Mi turno–  aprovechando el chakra acumulado, volvió a lanzar una bala de agua directamente hacia la albina, para después intentar volver a hacer otro corte con sus espadas, las cuales podían anular parte de su chakra  si lograban causar una herida.

- No es distracción… – Trató de refutar la albina luego de tanta insistencia por parte de Nisenjin, volviéndose finalmente en su dirección, solo para darse cuenta que su ataque había fallado y él había respondido rápidamente mas al tratar de seguir la trayectoria de la bala de agua, su mirar se cruzó con el de Sôken, lo cual de inmediato la embargó de una intensa furia, una ira tan desbordante que amenazaba con hacerla perder el control por lo que detuvo sus sellos de mano a la mitad de la realización y lejos de defenderse o contraatacar fue golpeada directamente por el líquido, tan solo para sentir un instante después las espadas que se abrían paso a través de su carne, cosas que no cambiaron su expresión alterada y al verse atravesada por las armas del muchacho lo tomó por el cuello de la ropa, acercándolo más para clavar su fulminante mirar en los orbes del Jefe de Policía, a quien le habló entre dientes, consumida por la cólera. – Escúchame bien enclenque, mi único deber es evaluar el progreso de tus habilidades, agradecido deberías estar de que no te arranque la cabeza, esto basta para entregar mi reporte, no esperes ningún gesto amistoso de mi parte o conversación, aún te falta demasiado para capturar mi atención. Si quieres volver a tu madriguera o a la cama de Kaido, me da igual, pero mientras yo siga en pie, no has tenido éxito. – Gruñó empujándolo hacia atrás al soltarlo y retrocedió para hacer salir el acero de su cuerpo, tras lo cual simplemente escupió la sangre que se le acumulaba en la boca.

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Defensa: 1 (No Efectiva)
Jutsu = 20 – 2 (Kirigakure) = 18 (Anulado)
Chakra = 22 - 2 (Samehada) = 20
Objeto = 3 (No Efectivo)

HP = 7550 – 2600 = 4950

–Dices que no estas distraída, pero parece ser que sigues teniendo muy en cuenta lo ocurrido ese día– dijo sin causarle mucha gracia el comentario dicho al respecto sobre Kaido y él. Era claro por su tono de voz y gestos faciales que la ira consumió a Hakusame. Ignorando de tal forma evaluar sus heridas, evitar ser golpeado o los insultos que decía. – ¿Recuerdas nuestro primer enfrentamiento? – Inquirió al momento de retroceder unos pasos. –Aquel día fuiste más peligrosa y apta de enseñarme e instruirme y agradezco ese encuentro. Ya que fuiste capaz de sacarme del derrotismo en el que vivía. Ahora mírate, no eres ni la sombra de aquella vez–  la sangre que había perdido la albina era considerable. Tarde o temprano eso le jugaría en contra.

–Y no es mi deseo derrotarte, así que abandona esa ridícula idea. Amenazarme con que hasta que no logre derivarte no tendré éxito. Recuerda es un entrenamiento, no te extralimites como en tu combate contra Kaido-san– clavó sus katanas en el suelo y teniendo ambas manos libre, realizó con rapidez los sellos de su jutsu. El chorro a presión salió disparado y casi de inmediato, el Yuki tomó una de sus espadas para hacer otro corte en la piel de la albina.

El escuchar las palabras del pelinegro le hizo hervir la sangre, realmente necesitaba de toda su fuerza de voluntad para no arrancarle la lengua en ese preciso instante. – ¡Deja de parlotear como una anciana! – Le detuvo mientras las venas de su frente comenzaban a hincharse y su rostro se tenía con un rubor de furia. – ¿Crees que me conoces? ¿Qué sabes tú de mí para decir si soy o no una sombra de mí misma? – Vociferó perdiendo la paciencia.

La enorme albina recibió una vez más los golpes directamente, sin hacer el más mínimo esfuerzo por evadirlos o defenderse, o mejor dicho, ignoró una vez más los ataques que la alcanzaron y mientras él clavaba una vez más su espada en la carne de la kunoichi, ella lo volvió a mirar a los ojos, con frialdad y una rotunda contrariedad, resignándose a hablar aún si había dicho que no lo haría. – Puesto que no eres capaz de ver más allá de tu nariz, he de aclararte que no te estoy amenazando, te estoy dando grandes lecciones, si no logras comprenderlo eres decepcionantemente estúpido. – Su gesto permaneció serio y endurecido. – ¿Te sientes con derecho de menospreciarme y llamarme “ridícula”? ¿Porqué? ¿Quién te crees que eres para anteponer tus deseos a tu deber? ¿Qué pretendes con este entrenamiento? ¿Qué viniste a buscar de mí? ¿Qué pensaste que sucedería? Deja de depender de tu cara bonita y utiliza el cerebro, porque la que está perdiendo su tiempo aquí soy yo, ocúltate tras Kaido-san hasta que madures y mientras tanto no me estorbes, lo único que puedo hacer por ti es darte un consejo: no te atrevas a juzgar lo que no conoces ni entiendes. – Declaró con frialdad y sin titubear ni un solo instante, sin desclavar los icebergs de sus ojos de los ambarinos orbes del joven, mas ya había desaparecido todo rastro de cólera, ahora solo podía percibirse en ella decepción y en vez de odio, sentía lástima por aquel chiquillo.

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HP = 4950 – 1195 – 100 = 3655

Las palabras que le dijo a Hakusame solo provocaron que esta se enfureciera. Era claro por su expresión facial que la ira cruzaba su mente, por el contrario el shinobi se mantenía sereno, sin amedrentarse por la actitud de la kunoichi.–De nuevo te dejas dominar por el sentimiento de ira– volvió a guardar ambas katanas en sus fundas, recordando ciertas cosas que hasta ese momento se había olvidado.– Efectivamente no te conozco, pero tu cambio de actitud es notorio y disculpa no fue mi intención ofenderte por el comentario– suspiro viendo que la situación se salía de control y tenía que evitar que eso pasara.

–Lo mas seguro es que sea un estúpido e insensato, pero tienes que reconocer que no puedes dar lecciones, si pierdes la paciencia tan rapido– probablemente erró de nuevo en sus palabras, comprendía que la única manera de evitar más conflictos era guardando silencio y distancia. Pero eso era un lujo imposible. Escuchó sus reclamos y ofensas, realmente le desagrado las últimas palabras que dijo: “Ocultarte tras Kaido-san hasta que madures”

–¿No haces tú lo mismo? Hasta ahora no te he reclamado las ofensas y menosprecios, para ti simplemente soy lo que soy por Kaido-san– adiós a las formalidades, segunda vez que mostraba otra faceta ante las personas de kirigakure, realmente estaba cansado de todo lo que estaba escuchando. –Para ti no soy uno de los kirisenjin, sino un niño bonito que solo sirve para actos públicos y te regreso tu consejo, a estas alturas te hace falta tanto o más que a mí–

Observó directamente a los ojos de la joven, tratando de descifrar lo que ocultaba su fría mirada. Realmente, no era odio lo que sentía hacia Hakusame, la pareciaba y le estaba agradecido de ser aquella persona que le había hecho ver la forma errónea de como veía al mundo y lo convenció de que podía ser útil para la comunidad del valle neblinoso. Pero ahora se encontraba enfrente de él, completamente  decepcionada y mirándolo como un inútil sin valor alguno.

La albina estuvo cada vez más decepcionada, cada palabra del shinobi era un fragmento destruido de sus expectativas en él y no se molestó en ocultar que aquel desencanto fue tan profundo que parecía definitivo, incluso desistió de la idea de usar su espada y se acercó lentamente a él. – ¿De eso se trata? ¿De mi falta de paciencia? Tal vez debería sonreírte y animarte… – respondió hasta estar lo suficientemente cerca para posar su pálida mano en la mejilla del muchacho. – Debería decirte cosas lindas que te inflen el ego y tirarme a tus pies como cualquier otra chica de la aldea, tal vez debería darte un beso en vez de intentar herirte… – Acercó su rostro al del pelinegro, cambiando su tono de voz por uno más complaciente y sensual. ¿Eso te gustaría? ¿Te haría feliz? Y entonces… – Se detuvo a unos milímetros antes de que sus labios rozaran los de él y lo que era una suave caricia se convirtió en fuerte agarre y un movimiento inicial de romperle el cuello, no le hizo daño, ni lo intentó, solo le volteó la cara para hablar a su oído con fría y cruel voz. – Cuando aparezca un verdadero enemigo y te rompa el cuello le diré a tu cadáver “que al menos lo intentaste y ya no puede hacerte más daño” ¿Eso es lo que quieres? – Lo soltó empujándolo y dio un salto hacia atrás para recuperar la distancia entre ellos. – ¿Cómo esperas que te tome en serio si sigues actuando como un niño bobo? Si quieres una maestra dulce y amorosa, ve a buscarla al jardín de niños, yo no estoy aquí para enseñarte cursilerías y cosas lindas, mi deber es enseñarte sobre la muerte para que seas capaz de enfrentar la vida, pero ni si quiera has sido capaz de responder mis preguntas, te crees mejor que yo y me reprochas dejarme dominar por la ira, pero tú mismo has perdido los estribos hace un momento, eres como el lago congelado Ishiro, pero en algo tienes razón, para mí no eres uno de los Kirisenjin y me niego rotundamente a llamarte Sôken, porque no mereces ese nombre, a decir verdad, creo que cometí un error al traerte aquí. – Fue entonces que totalmente defraudada de su elección respecto al muchacho, concentró su chakra en la boca y sopló suavemente creando un letal vórtice de viento entre ellos. – Responde a mis preguntas Ishiro Yuki o márchate y no te cruces nunca más en mi camino, deja de ser hipócrita. -
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Jutsu = 16 + 1 (Samehada) – 2 (Kirigakure) = 15 (C – Efectivo)
Chakra = 17 – 2 (Samehada) + 3 (Habilidad) = 18 (-15% Daño Final)
Objeto = 4 (No Efectivo)

Efectos sobre Hyo:
• -100 HP por el resto del combate.
• -10 Defensa por el resto del combate.
• -2 Jutsu el resto del combate.
• +3 Chakra por el resto del combate. (Habilidad: Si su HP baja a la mitad, los puntos de chakra subirán en  3.

Daño Final: 2300 – 575 = 1725

HP = 3655 – 100 (Efecto) = 3555

Técnica:

El entrenamiento tomó un rumbo extraño,  ambos diciendo cosas y haciéndose reclamaciones. Después de dejar una nueve serie de preguntas y volver a amonestar la actitud de Ishiro. La albina sopló un poco de viento mezclado con su chakra y creo un vórtice con una fuerza violenta que golpeó su objetivo sin darle tiempo de defenderse. De inmediato el viento rasgo parte de su vestimenta y piel de uno de sus costados y las heridas comenzaron a sangrar. – Eso me merezco por perder la concentración, si hubiera sido un ataque fatal, seria hombre muerto–las palabras de la kunoichi le calaron en lo más hondo.

–Nadie, no he roto ni fallado con ninguno de mis deberes. ¿O tienes pruebas de ello? Respóndeme ¿En qué momento he antepuesto mis deseos a mi deber?– inquirió para firmar su respuesta, esa pregunta no la entendió y seguía creyendo que era una interrogante sin sentido.–Por otra parte otra persona fue la que hizo eso, pero no es el momento ni el lugar para decírselo– ahora había ordenado sus ideas y prosiguió a contestar cada pregunta que se le exigió.–¿Qué pretendía? Veo que no lo has notado, te lo diré,  poder acércame a ti y saber que ocultas bajo tu gélida mirada. Y no tenía expectativa de que sucedería. Al no tener punto de referencia, no pude hacer cálculo de lo que podría pasar– mientras decía todo eso, su ropa comenzó a teñirse de rojo, como clara referencia de la hemorragia.

–Hay diferencia entre ser paciente,  cordial, complaciente y condescendiente, por favor deja esa actuación, si estás dispuesto a darle una lección que deje enseñanza a alguien, ¿Cómo piensas lograrlo si desde el primer momento estas al límite de tus fuerzas para no mandarlo al diablo?– Hizo una breve pausa antes de continuar, seguir por ese camino podía conducirlo a la nada, pero era mejor que quedarse callado – Por eso no cualquier guerrero se le llama “Sensei”, puedes ser muy hábil, pero carecer de la habilidad de enseñar. El consejo te lo di a futuro, no para mí, me da igual lo que pienses, al final no busco tu complacencia, ese es tu problema piensas que quiero que actúes diferente, te diré que es lo que realmente quería, limar asperezas, pero me doy cuenta que eso es un caso perdido– visualizó de reojo su herida, hasta ese momento no había reparado en ello, pero quería ver como estaba ese asunto.–Cuando un enemigo, me rompa el cuello, toma mis espadas y encuéntrales un mejor usuario, no quiero honores, ni llantos ni nada. Enserio crees que soy tan engreído. Si muero fue por mi ineptitud, mi falta de talento y mis  errores– puntualizó, faltaban menos preguntas.

–Te lo repito, me da exactamente igual que no me tomes en serio. Ni tú, ni los otros kirisenjis, ni el consejo. Me comprometí a ayudar a los aldeanos, no lo hice  por un título, tampoco por  la admiracion o aceptacion de alguien. Llámame Ishiro, pero ni si quiera a ti te permito que uses ese nombre junto al del Clan Yuki– a diferencia de hace un momento, no se había dejado dominar por la ira, solo queria dejar claro ese último punto. Tomó ambas espadas y se acercó de nuevo a la albina, para hacerle otro corte doble.

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HP: 4800 – 1725 = 3075

Daño: 500

La albina enarcó una ceja mirando al pelinegro y esforzándose por no reír. – ¿Quién estaba distraído? – Preguntó antes de escucharlo y mientras más hablaba el joven, más le costaba no abofetearlo y al verlo intentar atacar de nuevo, ella persistió con su negativa a defenderse o a esquivarlo, así que simplemente dejó que una vez más las afiladas katanas se clavaran en su carne. – Patético niño mimado e iluso… sigues sin entender un carajo y nuevamente confundes las cosas, aunque ahora me queda claro qué clase de mocoso eres y que no has comprendido la naturaleza de nuestra relación y obligación. Sigues siendo un derrotista y un cobarde, si continúas así, no vivirás mucho tiempo y lo más triste es que yo habré dado mi vida inútilmente, tal vez soy una mierda de persona, pero como guerrera soy valiosa y merezco más que eso, tú no tienes derecho a ser un mediocre Ishiro YU-KI. – Respondió haciendo énfasis en el apellido. – ¿Odias a tu padre? ¿a tu abuelo? ¿a todos los ancestros que dieron su vida para forjar el linaje que culmina contigo? – Preguntó divertida. – Porque yo sí. ¿Tienes aunque sea la una remota idea de frente a quién estás parado? – Extendió su mano hacia él antes de que sacara las espadas de su ya lacerado cuerpo, esperando que él aceptara el gesto para introducir los dedos de Ishiro en una de las profundas heridas de aquel pálido cuerpo que estaba comenzando a perder demasiada sangre. – Esta sangre derramada por tus manos, esta carne cercenada, ese acero que usaste y la sangre que tiñe tu ropa y abandona tu cuerpo, es sangre Yuki, no necesitas permitirme nada, eres un Yuki y te guste o no, ese es tu nombre ¿te crees que me gusta que me llamen Puta? Claro que no, pero tampoco puedo negarlo, es parte de mi pasado ¿te odias a ti mismo? Estás tan extraviado que das pena… y ya que estamos en eso, déjame aclararte algo, no quieres acercarte a mí, no quieres saber que hay detrás de mis ojos de hielo, ¿por qué querrías algo así? lo que encontrarías te asustaría y todos los que lo han hecho están o estarán muertos,  yo misma les arranqué la vida con estas manos, así que créeme cariño, no quieres… – Respondió con tono un tanto condescendiente mientras soplaba hacia un lado, como atrayendo el vórtice de viento en dirección al muchacho de ojos color miel.

- Por cierto, permíteme recordarte que tienes la obligación de derrotarme aún si no es lo que deseas hacer, así que… ¿qué será lo que prevalezca? ¿tu anhelo o tu deber? Y de igual manera te aclaro, que las lecciones más valiosas de la vida, solemos aprenderlas del modo difícil, a veces nuestros enemigos son nuestros mejores maestros y no son gentiles, yo por mi parte, no pretendo ser tu “sensei” no soy tu guía espiritual, eres solo un chiquillo extraviado buscando a quién seguir pero yo no soy esa persona, no soy un modelo a seguir, pero soy un maldito monstruo que te puede dejar importantes experiencias y si quieres palabras rimbombantes y motivacionales, aquí hay unas: hay dos clases de personas en esta vida, las que nacen para mandar y las que nacen para ser mandadas; los Kirisenjin no pueden darse el lujo de ser de las segundas y tú pequeño conejito, eres eso exactamente. -
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Defensa: 13 – 10 (Kirigakure) = 3 (No Efectiva)
Jutsu = 12 + 1 (Samehada) – 2 (Kirigakure) = 11 (C – Efectivo)
Chakra = 31 – 2 (Samehada) + 3 (Habilidad) – 3 (Efecto) = 29 (+10% Daño Final)
Objeto = 1 (No Efectivo)

Efectos sobre Hyo:
• -100 HP por el resto del combate.
• -10 Defensa por el resto del combate.
• -2 Jutsu el resto del combate.
• -3 Chakra por el resto del combate.
• +3 Chakra por el resto del combate. (Habilidad: Si su HP baja a la mitad, los puntos de chakra subirán en  3.

Daño Final: 2300 – 575 = 1725

HP = 3555 – 100 (Efecto) - 500 = 2955

Técnica: