Comedores de la Fiesta

Tratando de escapar del horripilante ruido de la entrada, Dili se dirigió a lo que parecía ser el comedor guiada por su nariz.

El alcohol y el baile sin duda no eran su fuerte, así que terminó con un intenso dolor de cabeza. Esperaba poder calmar el golpeteo con un poco de comida; tal vez de paso podría atragantarse de postres de chocolate.

Justo cuando estaba por entrar al comedor, se escuchó un tremendo golpe seguido de unos gritos.

Corrió hacia la puerta y se topó con una escena de lo más graciosa: un enorme perro parado a la mitad de la habitación, platos rotos, comida regada por el suelo, un furioso mesero, y un chico cubierto de comida de pies a cabeza.

No pudo evitar reír.

Al parecer el chico había caído sobre la mesa, tirando toda la comida que había ahí, por lo que el mesero le exigía pago por los daños. Pero el chico se negó a pagar.

Ambos salieron prácticamente corriendo, y por las prisas no notaron su presencia en la puerta y terminaron chocando contra ella.

Oh! Lo siento, no debí haberme quedado parada en la entrada. ¿se encuentran bien?

La chica de ojos perlados se quedó ahí parada y confundida cuando el muchacho con el que acababa de chocar hacía unos segundos, se escondió detrás de ella, pidiéndole ayuda con el furioso mesero que venía por él.

Trató de pensar qué hacer en una situación como esa, y lo primero que se le ocurrió salir corriendo, pero ya que lo volvió a pensar, se le ocurrió una solución.

Oh, señor. Le agradezco que haya encontrado al príncipe Yonoloc Onozco del país de la Selva; estábamos muy preocupados por su paradero. Lamento mucho los problemas causados; llevaré al príncipe de regreso con su padre, el rey, y estaré de regreso en unos momentos con su recompensa. ¿Por qué no nos espera en la cocina, yo lo iré a buscar en seguida?

Prácticamente empujó hacia la salida al mesero que se encontraba en un estado entre perplejo y maravillado por la idea de haber encontrado un príncipe perdido.
Con unas últimas palabras y asentimientos de cabeza, la chica terminó de convencer al hombre, logrando que abandonara la estancia.

Una vez que el hombre hubo salido y cerrado la puerta tras de si, la chica se dejó caer en el suelo de rodillas, exhausta.

Uff! Lo he logrado. No pensé que se la creería tan fácilmente.

Se giró a ver al chico que permanecía parado en el mismo lugar y le dirigió una sonrisa tranquilizadora.

Ya está; no creo que vuelva a molestarte por el resto de la noche.

Una vez que la confusión inicial pasó, la chica se pudo detener a mirar al muchacho que tenía frente a sí a quien acompañaba un enorme y hermoso perro.

El chico parecía nervioso, a pesar de que ya no hubiera nadie persiguiéndolo, pero también parecía una persona amable y agradable.

-Mi nombre es Dili. Mucho gusto en conocerte, Shio. ¿Cómo se llama tu amigo?- dijo mirando al perro.

Estaba feliz con la situación. Nunca pensó que en un lugar así se toparía con una aventura como esa. Se había encontrado con gente borracha, bailando, jugando a las carreritas y un sin fin de locuras más, pero sin duda esto se llevaba el premio mayor.

El chico decidió invitarla a comer como recompenza por lo que había hecho. Era muy amable de su parte.

-Oh, no tienes que hacerlo... no fue nada, en realidad fue divertido. Tras decir estas palabras, un gruñido emergió del estómago de la chica en protesta, provocando que se sonrojara fuertemente. -Aunque pensándolo bien, creo que aceptaré tu propuesta. Al parecer alguien cayó sobre la mesa tirando al suelo todo, incluyendo los deliciosos postres de chocolate.

-Pues es un gusto conocerlos a los dos. sonrió con entusiasmo la chica de cabello castaño.

Tras una señal del chico, se aproximó a la mesa a ver qué podía encontrar. Es verdad que la gran mayoría de los postres de chocolate estaban en el suelo, pero aún quedaban muchas ricas opciones.

[color=cyan][-¡Oh, hay tantas cosas ricas que escoger que no sé por cuál decidirme! /color] Miró en la dirección en que se encontraba el muchacho sosteniendo dos tazones de helado. -¡Encontraste chocolate!, ¿Puedo quedarme con este?

La chica se sentía como en el paraíso rodeada de tantas cosas dulces. Sin duda ese era el mejor lugar de toda la fiesta. Buena compañía y mucha azúcar, ¿qué más se podía pedir?

-¿Te gusta la tarta de frutas? Es mi favorita sonrió con entusiasmo. - Podemos compartir mi tarta y tu pastel, así no tendrías que gastar tanto y podemos probar más.

Estaba muy entusiasmada por la idea de poder compartir su pasión por la comida dulce con alguien más.

La joven, muy agradecida, tomó el tazón que contenía el helado de chocolate y después de agradecer por los alimentos, comenzó a comer.

Unos cuantos segundos después de comenzar a devorar el helado, su cerebro sufrió lo que se le llama "congelamiento por exceso de velocidad al comer helado", por lo que tuvo que detenerse unos minutos a recuperarse.

-Uwa! Creo que no debería apresurarme demasiado con este helado o voy a terminar con un fuerte dolor de cabeza rió.

La chica dejó el tazón sobre una mesa cercana al escuchar que al muchacho que estaba con ella también le gustaba la tarta de frutas, y fue directo a tomar el plato junto con dos cucharas, listo para que los dos pudieran comer.

-¡Perfecto! Siempre dicen que la comida sabe mejor cuando la compartes.

Le tendió una de las dos cucharas al chico, invitándolo a comer.

Se sentía extremadamente feliz, no solo por el azúcar que comenzaba a recorrer lenta pero segura todo su cuerpo, sino porque había encontrado una compañía bastante agradable.

Los dos chicos comenzaron a comer alegremente, y entre bocado y bocado, y risa y risa, el alegre muchacho comentó que no había que preocuparse por pagar; siempre podrían salir corriendo si alguien les llamaba la atención.

-Nunca pensé que sugerirías algo así... Pero tampoco me opongo.
Dijo riéndo -Antes de llegar a esta ciudad, pensé que yo era la única que lo hacía; pero aquí parece ser bastante común.

Dili había vivido toda su infancia rodeada de bandidos y ladrones, por lo que robar y escapar sin pagar no le era para nada ajeno.

-Cuando me invitatse a comer pensé que sería seguramente mi primera y única comida pagada durante mi estancia en este lugar, pero tampoco es como que me moleste tener que regresar a la rutina habitual. Esta vez será una aventura compartida con mis nuevos amigos Shio y Hiiromaru