Salón de Juegos

-Bien ya que has aprendido algo sobre asustar vamos a hacer algo divertido- Dijo la momia guiando a Mavis hacia el salón de juegos donde varias zonas ambientadas de distintas estaciones o mas bien mundos se sobreponían una con la otra, cambiando de temática cada cierto tiempo pero dando el suficiente como para divertirse con una de ellas. Mavis Yuki y la momia ingresaron hasta situarse en un universo conocido como espacio exterior, donde muchos alucinaban ser aliens o seres de otro planeta en busca de tesoros en todo el espacio infinito. -Vamos a unirnos- Dijo la momia siguiendo los movimientos del resto a lo que la Yuki también aceptó moviéndose lentamente y como si estuviera caminando en un lugar sin gravedad, hasta que varias luces se encendieron sobre la cabeza de uno que se alertó y de la nada fue absorbido por el techo en medio de muchos abucheos de la gente sobre "Llévame a mí" "yo quiero ir" "Yo"... Es que la gente estaba loca por ser abducida, se pregunto la peli celeste mientras seguía su actuar. De pronto una misma luz la ilumino hasta que sintió como sus pies caían al suelo con varios de sus dulces. 

-Mis dulces- Dijo alargando la mano pero aun así sin evitar ser abducida por aquella luz que la llevo hasta una sala llena de gente en tubos y frascos. -¿Pero que es todo esto?- se preguntó mientras se ponía de pie y rápidamente varios seres con tentáculos se acercaban a sujetarla desde los brazos para colocarla en uno de esos frascos gigantes. -Suéltenme, me niego a entrar ahí- Gritó con fuerza a la vez que seguía forcejeando logrando al darle una patada a esos moluscos gigantes y salir huyendo por una puerta. Una alarma sonó por todo el lugar, de una posible fuga pero no le importo menos y siguió corriendo hasta   que sus pies ya no podían más y antes de que pudiera descansar cayó en un profundo agujero que la llevo hasta el patio trasero donde habían varias calabazas. Se encontraba de nuevo fuera de la fiesta y un agitado amigo momia la buscaba hasta que la encontró y sus palabras la hicieron asustar. -¿Donde estabas?- -En el salón de juegos contigo- Dijo la sacerdotisa con calma y algo de temblor en su voz -No, no fuimos ahí te estuve buscando por todo lado. No e pierdas de esa forma- Tras ello ambos siguieron en el huerto de calabazas.

Después de que se dirigiera a Hotaru, volvió a mirar el balde de agua. Quedaba sólo una manzana dentro y estaba seguero de que pronto la conseguiría. Sí, hasta el momento le había resultado realmente difícil, tuvo varios intentos y en casi todos fracasó, pero esperaría que aquel fuera el último y tuviera éxito.

—Bien, aquí voy. Lo lograré esta vez... —dijo decidido.

Tras sus palabras, volvió a sumergirse en el balde. Estuvo varios minutos allí, peleando con las manzanas e intentando sacar la última que quedaba. En un momento sintió el impulso de salir a la superficie a tomar aire, pero decidió hacer un último intento para que pronto sus dientes se clavaran en la fruta. Enseguida volvió a la superficie habiéndola obtenido.

—Bueno, después de varios intentos... lo conseguí. Malditas manzanas —dijo tras dejar caer la fruta en sus manos para luego dejarla a un lado para abrazar a Hotaru con fuerza apegándola a su cuerpo—. Ahora, lo próximo que haga —le dio un pequeño beso sobre los labios—, te toca decidirlo a ti, y yo obedeceré.—concluyó mostrándole una ligera sonrisa.

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Dulces: 640

TASKS:

Spoiler:

De pronto Hotaru jaló de su ropa, arrastrándolo hasta una de las ventanas para esconderse detrás de la cortina. Fue entonces que llegó la primera orden por parte de la joven, a la cual por supuesto, Madara no podía negarse. Aunque negarse tampoco era algo que le hubiese gustado hacer. La primera cosa que Hotaru le pedía que hiciera sonaba agradable y era algo que incluso le hubiese gustado hacer aunque ella no se lo pidiera.

—Mhmm suena demasiado bien. De acuerdo, eso haré... —murmuró con gracia, mostrando una astuta sonrisa en su rostro mientras tomaba con una mano el bombón y al siguiente segundo lo metía en su boca, sintiendo como éste comenzaba a derretirse, saboreándolo un momento y degustando su delicioso sabor. Acto seguido se reclinó contra Hotaru, posando con sutileza una mano en su rostro para darle un beso en los labios, rozando con suavidad su lengua e impregnando su boca con el dulce sabor del chocolate—. ¿Rico, verdad? ¿Te gusta así? —murmuró para volver a besarla enseguida, degustando ese placentero y delicioso sabor de chocolate y rozando los labios de la joven para endulzarlos con el mismo—. Si me lo pides volveré a hacerlo...
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Dulces: 640 + 73 = 713

Salón de juegos, leyó en una pequeña medalla que colgaba sobre aquella puerta, y sin pensárselo dos veces se adentró con normalidad, siguiendo con sus saludos, a final de cuentas era una fiesta y no conocía a nadie de por ahí o ¿si?. A lo lejos vio a una figura que le parecía familiar, se acercó y cuando escuchó sus voces sonrió de lado acercándose a la mujer de cabellos cafés que veía los juegos de comida con los ojos desorbitados. -Señorita, me ayuda a cruzara aquel río- dijo como si estuviera muerta y colocaba su mano en el hombre de la castaña mostrando la sangre de sus manos a la vez que esta chica gritaba saltando para atrás al ver la figura ensangrentada frente a ella. -Petra, quien te ha hecho esto...- Decía entre mar de lagrimas y abrazando a Petra a la altura de las rodillas porque la castaña se había arrodillado al ver a su amiga muerta. -Es un disfraz, Sasha, un disfraz- suspiro colocando un mechón rojo por la sangre tras su oreja y sonriendo de forma culpable por provocar aquel malestar en su amiga amante de las patatas. -Vamos hay muchos sitios que ver, y muchos dulce que recoger, y quizás unas cuantas patatas de por ahí-

Caminaron entre la multitud, y de pronto paró en seco pero esta vez viendo el traje de su amiga, ella venía vestida de.. de... ni siquiera podía articularlo al ver como sus hombros temblaban ligeramente por la risa. Sasha era un patata gigante. -No puedo creerlo, que vinieras de eso. Cada día me sorprendes Sasha- dijo la rubia retomando su andar mientras la otra joven le sacaba la lengua a la más pequeña por sus risas. -Tu tampoco fuiste muy original mira solo tienes sangre encima- le dijo frunciendo levemente el ceño - Pero al menos yo te asusté- Sonrió Petra caminando sin prestar atención hasta que fue muy tarde y cuando giró el rostro, unos labios se encontraron con los suyos, provocando que abriera sus ojos de par en par ante la mirada atónita de la otra persona y de Sasha. De inmediato se alejó cubriendo sus labios con sus manos observando bien a la otra persona pero cuando se fijo quien era cayó al suelo de rodillas  y agachando su cabeza. -No puede ser, porque con ella...- Se dijo toda traumatizada. -¡¡Pero si eres tu Petra!!- Dijo una mujer de gran altura, y de cabellos similar a Sasha, pero con unos anteojos que delineaban bien su rostro. -Mira las situaciones que nos trae la vida-. Se carcajeo la nueva intrusa colocando sus manos en sus caderas, iba vestida de.. ¿un gigante?. -Hanji Zoe-