Ficha de Hotaru Senju

Aspecto Físico:

Spoiler:

Altura: 1.63 mts.

Peso: 52 Kg. 






Personalidad: La voluntad del fuego es fuerte en Hotaru. A veces tiende a actuar de forma infantil, pero puede volverse muy seria cuando la situación lo amerita. Es muy severa para sus cosas cuando debe serlo y aquello hace que las personas se alejen de ella.

Por ello tiende a ser muy solitaria y lo que realmente desea es tener la facilidad de hacer amigos. No siempre quiere seguir los deseos del clan en los cuales se le llama como mercería a sueldo -igual que al resto- pero teme y respeta demasiado a los líderes como para desobedecerlos. Su tío, el líder del clan, se vería deshonrado si ella se negara a participar de las eternas batallas en contra de los Uchiha.

Siempre quiso tener amigos y compañeros cercanos, pero debido a su status dentro del clan los demás la alejaban sintiéndose inferior a ella. Por esa soledad, ni si quiera era cercana con sus propios hermanos. En cambio, se ocupó de volverse más fuerte y habilidosa con las armas y los jutsus de agua. Muchas veces jugaba sola a las escondidas u otros juegos, imaginando estar con personas a su alrededor.

Aquello cambio al conocer a un joven que le quitó el aliento.

Hotaru adora la oscuridad y puede quedarse horas mirando las estrellas. Se sabe cada una de las constelaciones y nunca pierde la orientación por ello.  

Relación o Parentesco: 
-Hija de Hirurama Senju y Natsu Uzumaki.
-Hermana de Hiroki Senju, Sora Senju (fallecido) y Hattori Senju (fallecido).
-Prima de Rinko y Sakura Uzuamki.
-Esposa de Madara Uchiha.
-Cuñada de Judal Uchiha.
-Madre de Sora Uchiha, Seishiro Uchiha, Nakoruru Uchiha, Naomi Uchiha, Hattori Uchiha, Shisui Uchiha, Mikoto Uchiha y Minto Uchiha.

Habilidades:

Como todos los Senju, tiene grandes conocimientos de hierbas y plantas medicinales, creando cremas para sanar heridas y otro tipo de enfermedades graves. Muchas personas de todo el mundo shinobi la visitan para pedirle remedios y se dice que su ninjutsu médico es de nivel jōnin. El clan tiene grandes expectativas de que pueda convertirse en una gran médico algún día, aunque ella no sienta que esa es su vocación.

Como una buena Senju del bosque, Hotaru utiliza a los pequeños animales e insectos a su alrededor para saber que esta sucediendo cerca de ella. Puede entender su idioma, sus gestos, la forma en que se mueven. Por lo mismo, a veces amarra pequeños papiros en las patas de las aves y le manda a Shirou mensajes. Cualquiera que quiera comunicarse con Hotaru sólo debe mandarle un mensaje hablándole a un animal o insecto, pues le llevarán el recado y ella lo comprenderá a la perfección. Es una habilidad innata.

Al contar con la energía vital de dos de las grandes familias shinobi, los Uzumaki y los Senju, Hotaru es quizás la única persona en Konoha que podría manejar tener un bijuu sellado en ella sin morir en el intento.
(• Podrás crear cremas onrol para sanar heridas si tu dado chakra:
-Supera los 45, sana el 10% de HP por turno en que emplees la crema en alguien o en ti.
-Supera los 50, sana el 20% de HP por turno en que emplees la crema en alguien o en ti.
• Habilidad para crear ninjutsu médico si lo escoges.
• Habilidad para detectar cualquier presencia en un radio de 10 kms gracias a los animales del bosque.
-Habilidad para comunicarse y entender a los animales e insectos del bosque.
-Habilidad para mandar mensajes con aves a personajes en cualquier lugar.
-Gracias a su energía vital puede manejar el tener sellado un bijuu en ella sin morir en el intento.
-Habilidad para crear Fuuinjutsu de todos los rangos.)



HISTORIA
Hotaru nació como la cuarta hija de Hirurama Senju y Natsu Uzumaki. Era la menor y además la única hija de la pareja. Por ello, creció rodeada de hombre y a la fuerza tuvo que a aprender a defenderse de la masculinidad que emanaban. Aquello la hizo florecer como una chica muy sobreprotegida por sus hermanos quienes siempre intentaron que fuese femenina, hermosa y que se mantuviese alejada de los grandes combates. Por lo mismo, aprendió a utilizar ninjutsu médico y se dedicó al estudio profundo de la naturaleza con los mejores instructores dentro del clan. Los ancianos dijeron que la jovencita estaba dotada para ser una gran médico ninja algún día.

No obstante, Hotaru no deseaba eso. Ajena a todos debido a su posición dentro del clan, cada día que pasaba comenzaba a sentirse un poco más sola. Incluso sus hermanos le parecían extraños. En esa época, al notar su tristeza, Hana Uzumaki la mandó a la casa de su hermana en el País de los Torbellinos para que creciera acompañada por niñas de su edad. En dicho viaje conoció a su prima Sakura, con quien pasó dos años.

Entre los ríos que cruzaban la aldea, descubrió que amaba el agua y que por algún motivo podía manipularla con facilidad si enfocaba su chakra en ello. Siendo hija de grandes shinobis, tanto Sakura como Hotaru comenzaron a entrenarse a sí mismas en el conocimiento de dichas artes.

Con diez años, volvió al País del Fuego.

Un día en que estaba recogiendo bayas para poder realizar una crema regenerativa, se encontró con un joven pelinegro a las orillas de un río. Éste parecía muy enfocado en caminar sobre el agua y cuando sintió a la niña no se mostró nada contento con su presencia, atacándola sin dudar. Hotaru intentó defenderse lo mejor que pudo de dicho ataque, pero él era más rápido, más fuerte y mucho más ágil que ella. Terminó cayendo al agua y arruinando su kimono favorito.

Pensando que moriría en ese lugar, Hotaru le pidió como favor que la dejara despedirse de sus padres y que ella volvería al día siguiente para que él terminara con su vida.

El joven la miró extrañado y comenzó a reír al ver que no era ninguna amenaza para él. Entonces, sólo le tendió la mano mientras sonreía más por verla empapada que por la situación. Fue en ese momento en que Hotaru sintió una extraña rabia surgir dentro de ella. Sabía que era débil por mucho que se hubiese esforzado para mejorar en su ninjutsu y que era la vergüenza de sus hermanos al ser alguien que apenas podía manipular chakra de tierra, pero que ese joven se burlase de ella era algo que no podía aceptar.

Se puso de pie y bofeteó lejos su mano, prometiéndose a sí misma que algún día lo vencería para saldar cuentas por la humillación que la había hecho pasar. Estaba a punto de retirarse cuando él le tomó con fuerza la muñeca y la hizo sentarse sobre el césped. Ella lo miró sorprendida sin entender lo que pasaba y entonces le explicó que no podía irse así de mojada o podría enfermarse.

Tomando un tronco, lo encendió con un jutsus de fuego con un facilidad sorprendente y se sentó frente a Hotaru diciéndole que se llamaba Shirou. Fue entonces que Hotaru recordó sus modales, hizo una leve reverencia, y le dijo su nombre, sonrojando.

Ninguno de los dos supo mientras conversaban que se convertirían en amigos ni que pertenecían a clanes enemigos. Ella sólo admiró la forma en que él se explayaba y con la facilidad que le resultaba poder conversar. Se mordió los labios y se juró que nunca sabría quien era ella, pues temía que si se enteraba de su rango y su familia, dejaría de tratarla con esa informalidad con que lo hacen los amigos.

Esa noche cuando llegó a su hogar en la Villa, le pidió a su tío que le enseñara ninjutsu. No muchos apoyaron su decisión de convertirse en una verdadera shinobi, pero éste dijo que le enseñaría a moldear su chakra. Pasó semanas entrenando sólo para poder caminar sobre el agua sin caerse, tal como lo había visto de ese chico… y pasó meses para que pudiera utilizar un jutsu de verdad. A los 13 años fue la primera vez en que pudo utilizar un ataque de agua.

Durante ese tiempo, siguió viendo de vez en cuando a ese joven, Shirou, en el bosque. Cuando eran niños él la tomaba de la muñeca y corría con ella por los sin preocuparse de si era una niña o no, o si debía ser delicado o no. No obstante mientras crecían, su trato con ella fue volviendose más suave y caballeroso (aunque de vez en cuando tosco y bruto). Le mostraba los capullos de mariposas cuando éstas nacían, amarraba libélulas en sus dedos y muchas veces le trajo decenas de luciérnagas en jarros en medio de la noche para alumbrar su camino. Por alguna razón, Shirou se volvió en alguien especial y aunque seguía viéndolo como un rival, también lo veía como su amigo.

Un día de primavera mientras Hotaru se colocaba su kimono ceremonial para pasar las fiestas primaverales, observó la forma en que las mariposas se movían nerviosas. Miró hacia las copas de los árboles con disimulo y notó que decenas de hombres armados estaban espiándolos. En silencio y con calma, le avisó a su tío. Ella misma participó en la batalla del Hanami, en donde el clan Uchiha emboscó al clan Senju en medio de sus celebraciones. Decenas de personas murieron.
No obstante la muerte más cercana para ella se trató de la de su hermano mayor, Sora.

No vio a Shirou por días. No podía retirarse de la aldea ahora que estaba en un caos. Sus padres estaban devastados con la muerte de Sora y había un funeral que planear. Fue entonces que mandó una carta a su prima Sakura rogándole que viniera a hacerle compañía para pasar su dolor.

Fue entonces que su vida dio un vuelvo, al ser raptada por Madara Uchiha, con quien eventualmente se casó. Tienen seis hijos y han vivido una vida tranquila los últimos cinco años en el país del Remolino. Actualmente se encuentra embarazada de su séptimo hijo.

Después de terminar sus asuntos en el país del Remolino y ante los crecientes rumores que preocupaban a su esposo respecto al Clan Uchiha y la lideranza de Judal Uchiha, su hermano, deciden volver junto a sus hijos al país del Fuego.

En un comienzo, tal como se lo imaginaban las cosas no fueron fáciles. Cauteloso de la reacción de Judal Uchiha, Madara no volvió a su hogar y se asentó a las afueras de la Villa Uchiha junto a Hotaru, en una hermosa casa que construyó con sus propias manos, cumpliendo los deseos de su esposa en cada detalle posible. Grandes habitaciones para sus hijos, jardines en los cuales pudieran jugar y un invernadero para que pudiera cultivar las plantas que tanto había deseado. Por su parte, buscó la cajita en donde guardaba su dinero que se hallaba escondida dentro de un tronco en el valle del Fin. En ella había guardado todo sus ahorros como médico ninja y con ésto compró algunas cosas que necesitaba para su nuevo hogar, más que nada muebles, loza y utensilios. Aunque su vida era modesta, parecía no molestarle, pues estaba junto a Madara.

No le hacía demasiadas preguntas sobre sus trabajos o la manera en que lideraba al clan, tan sólo se quedaba en casa al cuidado de los niños, esperando por que él volviera. No obstante, no demoró demasiado en que el rumor se corriera sobre su relación con el líder de los Uchiha y fue entonces que los intentos de asesinato comenzaron, llegando inclusive a quemar su hogar en una ocasión, fue que consiguió apagar con su renombrada habilidad en los jutsus de agua. Reconstruyó ella misma los daños con su jutsu de madera, pero aún así el miedo de que algo pudiera pasarle a los niños la aterraba. La atemorizaba tanto que le suplicaba a Madara la mayoría del tiempo que no la dejara sola, pues temía que pudieran dañar a los niños. Sabía que quemar su hogar había sido un mensaje... un mensaje de profundo odio.

Fue entonces que Madara comenzó a negociar con los Senjus por una salida alternativa a su conflicto. Quizás podían ponerle fin a ese odio eterno y formar algo más. Fueron largos y frustrantes los intentos de su esposo y ella lo apoyaba de la mejor manera posible. Aunque el estrés de toda la situación hizo que comenzara el labor de parto anticipadamente, dando a luz a una niña débil y pequeña a quien llamaron Mikoto.

Fueron meses los que pasó su tiempo con Mikoto infundiéndole su chakra para que lograra sobrevivir. Su corazón era débil y apenas latía sin ayuda de su madre. Hotaru estudió hasta quedarse dormida sobre los libros maneras para hacerla crecer más, fortalecerla de algún modo, y ella misma comía cosas que odiaba para fortalecer su leche materna. Observaba con desesperación a su pequeña hija en sus brazos, apenas alimentándose, pero luchando con todas sus fuerzas para vivir. No podía fallarle y dejarla. Cuidar de Mikoto se volvió una obsesión descuidando todo por estar siempre al lado de ella.

Debido a ello, Mikoto comenzó a crecer un poco más y pronto su corazón a latir más fuerte. A los siete meses, ya no era necesario mantenerse con ella infundiéndole su chakra todo el tiempo, pero aún así, Mikoto era mas frágil que el común de los niños y el más leve resfrío la lanzaba a su cama como si estuviese a punto de morir.

Desde entonces el miedo la embargó de dar a luz otro niño como Mikoto y decidió que no tendría más hijos. Siempre encontraba una excusa para negarse a intimar con su esposo algunos días del mes en que estaba fertil y por cinco años su matrimonio no tuvo más descendientes.

Pero Hotaru era feliz, pues debido a las negociaciones ya nadie intentó volver a hacerles daño y la construcción de Konoha comenzó. Ella se ofreció a abrir un consultorio médico, el cual atendía durante a mañana, ya que Sora al estar más grande se hacía cargo de sus hermanos. Comenzó también a dedicarse más tiempo al jardín ahora que los niños no le quitaban tanta energía, y logró cultivar hermosas flores alrededor de toda la entrada y una huerta en el patio trasero. Viéndose con más tiempo libre, comenzó a experimentar con sus nuevas plantas del invernadero para crear algo que le diera más fuerza a Mikoto, su hija menor y logró crear píldoras que energizaban en demasía. Tanto que cuando ella las probó dejó de sentir hambre y su cuerpo se revitalizó como nunca antes. Las llamó la versión mejorada de las píldoras de soldados y fueron tan exitosas que pronto las comenzó a vender. Y así, poco a poco llegaron clientes pidiéndole más píldoras y remedios para alguna dolencia... y sin darse cuenta a los 7 años después de dar a luz, estaba abriendo su propio negocio en la recién formada Konoha para vender píldoras, remedios y ungüentos de todo tipo.

Fue entonces que sin si quiera darse cuenta quedó embarazada de su octavo hijo, quien resultó ser una vivaz pequeñita de cabellera roja, a quien llamaron Minto. Al ser la bebé de la familia, todos la cuidaban y mimaban, siendo quizás la pequeñita más amada de todo el país del Fuego.

Ahora que Konoha ha sido formada, pasa casi la mayoría del tiempo trabajando en un nuevo proyecto para conseguir abrir un hospital y ha intentado persuadir a Madara de la importancia de la creación de un escuadrón especializado en ninjutsu médico y como todas las misiones deben tener al menos un shinobi que sepa de esto. También trabaja mucho en su invernadero el cual es su lugar favorito, y se dedica a atender su tienda, pues los ingresos le permitieron contratar personas para que se dediquen a las labores domesticas.

No obstante, cortó toda relación con sus padres, y no ha hablado con Hiroki en 10 años tampoco.

Jutsus:

Habilidad de la poción Ayame agregada.