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Indra Ōtsutsuki
Campos de Entrenamiento
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Campos de Entrenamiento
A unos cuantos metros fuera de la aldea se situaban los campos de entrenamiento, sitio al que Sora solía ir habitualmente para perfeccionar sus habilidades con taijutsu y ninjutsu. El joven pelirrojo era tan perseverante que a veces se pasaba tardes enteras trabajando ahí incluso cuando no había nadie más que él. Como en aquella ocasión, que la soledad y el rumor suave del viento eran sus únicos acompañantes. Pero el entrenamiento para él era como un pasatiempo que disfrutaba enormemente de realizar, por eso mismo ni siquiera se había dado cuenta del paso del tiempo.
Se detuvo cuando creyó que había sido suficiente por ese día. Jadeante se dejaba caer al suelo, sentándose sobre las hierbas que cubrían el campo y mirando hacia el horizonte. Era un día agradable y los colores en el cielo le indicaban el momento de la tarde que debía ser, haciéndole suponer que ya era momento de regresar a su hogar. Le agradaba entrenar pero la soledad no era algo que disfrutara tanto como otras cosas, y era ese el principal motivo por el cual se había aburrido ya de estar ahí.
Suspirando se recostaba un momento en el suelo con su vista enfocada en el cielo, pensando detenidamente en todo lo que todavía tenía por hacer esa tarde.
Se detuvo cuando creyó que había sido suficiente por ese día. Jadeante se dejaba caer al suelo, sentándose sobre las hierbas que cubrían el campo y mirando hacia el horizonte. Era un día agradable y los colores en el cielo le indicaban el momento de la tarde que debía ser, haciéndole suponer que ya era momento de regresar a su hogar. Le agradaba entrenar pero la soledad no era algo que disfrutara tanto como otras cosas, y era ese el principal motivo por el cual se había aburrido ya de estar ahí.
Suspirando se recostaba un momento en el suelo con su vista enfocada en el cielo, pensando detenidamente en todo lo que todavía tenía por hacer esa tarde.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
- Ryo : 46141
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Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: Campos de Entrenamiento
Detrás de una gran roca, cerca de la pared de piedra que subía por la montaña, atrás de una gruesa muralla de árboles, solía entrenar Neko Uchiha. Lo hacía precisamente ahí por la soledad que le brindaba el lugar, para así no ser observada por aquellos ojos llenos de desconfianza de las personas de la Villa que pensaba que ella al igual que su padre, era una traidora que sólo traería futuras desgracias a la nueva Villa, Konohagakure.
-¿Cuanto tiempo más entrenaremos Neko-sama? -le preguntó melocotón exhausto, lamiendo una de sus patas que había lastimado.
-Todo lo que sea necesario. Prepárate para atacarme -le respondió realizando sellos de manos, mezclando una gran cantidad de chakra en su estómago y pecho. Cerró los ojos entonces esperando que el gato lanzara una lluvia de kunais y apenas subió los párpados el sharingan estaba activo- ¡Katon: Nekoen Hōka no Jutsu!
Desde su boca se liberaron llamaradas que tomaron la forma de gatos, que se interpusieron entre ella y los kunais que Melocotón había lanzado en su dirección.
Los que sobraron y fueron hacia ella, los comenzó a esquivar con relativa facilidad, moviéndose con una delicadeza casi felina al hacerlo.
Terminó sobre la roca entonces, jadeando cansada, con la vista borrosa, desactivando el sharingan. Estaba agotada, pero aún no se sentía conforme. Cada vez que realizaba un jutsu lo único que había en su mente era vengarse por lo que le habían hecho a su familia, a su pobre madre y a su incomprendido padre. Las humillaciones que ella e Izuna habían tenido que pasar, después de haber sido los hijos del líder de los Uchiha. Observar desde lejos el retrato de familia perfecta de Madara junto a su familia, deseando en su interior que todos ellos sufrieran una muerte lenta y dolorosa. El rencor la inundaba, haciendo que apretara las uñas contra la palma de su mano al punto de sangrar.
-De nuevo -ordenó al gato, activando el sharingan, lista para esquivar lo que venía en su dirección, sin darse cuenta que quizás el fuego que había lanzado hacia el cielo había alertado a las personas que estaban a un par de cientos de metros de ahí-. Hazlo bien esta vez. Si yo puedo esquivarte, también podrá hacerlo nuestro enemigo.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 26/09/2014
Re: Campos de Entrenamiento
De pronto una ráfaga de fuego que cruzaba frente a sus ojos más allá de una muralla de árboles le llamaba la atención, sacándolo de sus pensamientos. Sentándose en el suelo observó en aquella dirección, preguntándose de qué podía tratarse. Ese punto del bosque y los alrededores solían ser utilizados por muchos shinobis de la aldea generalmente para entrenar, lo que le hizo pensar que él no era el único allí.
Su naturaleza curiosa le llevó a ponerse de pie y escabullirse entre la abundante vegetación para averiguar quién estaba ahí. Los ágiles movimientos de dos siluetas a la distancia le indicó que efectivamente se trataba de alguien entrenando; una menuda figura femenina y otra más pequeña que pertenecía a un animal. Se asomó entre los árboles que inundaban la zona y fue entonces que reconoció a esa persona: se trataba de su prima Neko.
—¿Neko...? —dijo en un murmullo apenas audible y sonrió ligeramente después.
La delicadeza de los movimientos de la joven era casi hipnótica y la facilidad con que evadía y contraatacaba era admirable. No era la primera vez que la observaba entrenando; entrenaba horas y horas hasta el cansancio y aun cuando parecía estar exhausta y al borde de desfallecer no se detenía. Sora se preguntaba cuál era el motivo de tal insistencia, y aunque no hallaba una respuesta clara, admiraba su fortaleza.
Él comprendía la situación que envolvía a Neko y a su familia y pensaba que era aquello lo que solía mantenerla alejada del mundo. Pero lejos de pensar mal de ella por lo que su padre hubiese hecho, sentía que extrañamente podía entenderla. Él no la veía con los mismos ojos que otras personas en la aldea, él la veía como alguien digna de admirar.
—Vaya, nunca descansas Neko —exclamó rompiendo el silencio, caminando unos pasos al frente y mostrándose ante Neko y su compañero felino con su mejor sonrisa—. Eres realmente talentosa. Aunque no es bueno que te sobre esfuerces demasiado... —cortó súbitamente con una pausa, pensando que a ella no le agradaría mucho que le hablara de ese modo—. Bueno, sólo digo... —añadió sonriendo apenado—. De cualquier modo, deberíamos entrenar juntos en alguna ocasión. ¿No lo crees? Siempre he deseado que se diera una oportunidad.
Su naturaleza curiosa le llevó a ponerse de pie y escabullirse entre la abundante vegetación para averiguar quién estaba ahí. Los ágiles movimientos de dos siluetas a la distancia le indicó que efectivamente se trataba de alguien entrenando; una menuda figura femenina y otra más pequeña que pertenecía a un animal. Se asomó entre los árboles que inundaban la zona y fue entonces que reconoció a esa persona: se trataba de su prima Neko.
—¿Neko...? —dijo en un murmullo apenas audible y sonrió ligeramente después.
La delicadeza de los movimientos de la joven era casi hipnótica y la facilidad con que evadía y contraatacaba era admirable. No era la primera vez que la observaba entrenando; entrenaba horas y horas hasta el cansancio y aun cuando parecía estar exhausta y al borde de desfallecer no se detenía. Sora se preguntaba cuál era el motivo de tal insistencia, y aunque no hallaba una respuesta clara, admiraba su fortaleza.
Él comprendía la situación que envolvía a Neko y a su familia y pensaba que era aquello lo que solía mantenerla alejada del mundo. Pero lejos de pensar mal de ella por lo que su padre hubiese hecho, sentía que extrañamente podía entenderla. Él no la veía con los mismos ojos que otras personas en la aldea, él la veía como alguien digna de admirar.
—Vaya, nunca descansas Neko —exclamó rompiendo el silencio, caminando unos pasos al frente y mostrándose ante Neko y su compañero felino con su mejor sonrisa—. Eres realmente talentosa. Aunque no es bueno que te sobre esfuerces demasiado... —cortó súbitamente con una pausa, pensando que a ella no le agradaría mucho que le hablara de ese modo—. Bueno, sólo digo... —añadió sonriendo apenado—. De cualquier modo, deberíamos entrenar juntos en alguna ocasión. ¿No lo crees? Siempre he deseado que se diera una oportunidad.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: Campos de Entrenamiento
Se volteó sobre el hombro y observó al joven que se había acercado sin ser visto. Se preguntó cómo había logrado algo así, un tanto confundida. Era alto y pelirrojo, de hombros anchos y ojos brillantes. Neko se sintió un tanto perplejo entonces, porque sentía que lo conocía pero no estaba segura de donde. Su voz era extraña a sus oídos, pero no su rostro. Y aquello era inquietante, la hacía sentir frustrada consigo misma, porque no era de sentirse familiar con los otros, por el contrario, mantenía su distancia con el resto, sobre todo desde que su padre había sido exiliado. Ni si quiera trabajaba en equipos, pues ningún shinobi de la aldea estaba dispuesto a ir en misiones con ella, por lo cual cuando tomaba alguna tarea lo hacía por su cuenta y aquello la mantenía fuera de los limites de Konoha la mayoría del tiempo.
-¿Te conozco? -le preguntó con una voz suave y lejana, parándose derecha y observándolo confundida. Neko no solía mostrar expresiones por lo cual era difícil comprender qué le pasaba por la cabeza, pero en esta ocasión lucía realmente intrigada- Luces familiar. Tu rostro... es como si ya hubiésemos hablado antes. Lo cual es raro. Nadie en esta aldea suele hablarme. Menos con tanta confianza.
Se agachó a recoger los kunais esperando una respuesta, pero no tuvo que hacerlo, pues de pronto comprendió quién era. Cabello rojo, ojos rojizos, sonrisa de idiota... era uno de sus primos. Sora. O quizás Seishiro. Hacía tanto que no los veía que cualquiera de ellos podría haber crecido y convertido en "eso" que tenía frente a ella.
-¿Eres uno de los hijos de Madara Uchiha, no? -su confusión pasó a segundo plano. Una expresión neutra y desinteresada apareció en su rostro- En ese caso...
Lanzó un kunai en dirección al pelirrojo. Pensaba que estaría más que claro en mensaje que quería darle.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 26/09/2014
Re: Campos de Entrenamiento
No le extrañó para nada la reacción de Neko, y a pesar de que no entendiera del todo a qué se debía, creía saberlo. Sora podía comprender que ella sintiera rencor hacia su padre porque lo relacionara con lo sucedido con Judal Uchiha, pero el joven pelirrojo no tenía culpa en las decisiones que hubieran tomado su padre y su tío. De hecho, él nunca olvidaría aquella ocasión en que Judal había intentado matarlos a él y a su familia sólo por ser Senju. Pero lejos de ver con malos ojos a Neko, deseaba acarcarse a ella y hacerle ver que él no era como el resto de los rencorosos Uchiha.
Sin embargo, no tuvo demasiado tiempo para analizarlo pues un kunai se dirigía hacia él. Afortunadamente Sora era un shinobi muy hábil que habría podido evadir fácilmente el ataque de una simple arma. Fue así que apenas se percató del ataque se movió hacia un lado, evitando el impacto por unos pocos centímetros; el cuchillo acabó incrustado en un árbol detrás de él.
—Vaya, pero que agradable bienvenida —dijo entonces Sora, obviamente con ironía, pues no había sido nada agradable—. Veo que sigues siendo una persona de pocas palabras... Pero no hay necesidad de ser tan agresivos, no vengo a pelear ni nada de eso.
Sora nunca olvidaba detalle alguno de lo que alguna vez hubiera visto. Nunca olvidaba un hecho, y mucho menos el rostro de una persona a quien hubiera admirado. Por lo mismo lograba reconocer a Neko a pesar del tiempo que hubieran pasado sin dirigirse palabra alguna.
—Soy Sora, en caso de que no recuerdes mi nombre —comentó intentando sonar amigable y que aquello se reflejara en su expresión. Lo que menos deseaba era que hubiera una mala relación con sus primos, a pesar de los problemas que a sus padres hubieran involucrado—. Y no te alarmes, no he venido con malas intenciones, lo juro. Sólo te vi entrenar y me llamó la atención; eres realmente buena.
Sin embargo, no tuvo demasiado tiempo para analizarlo pues un kunai se dirigía hacia él. Afortunadamente Sora era un shinobi muy hábil que habría podido evadir fácilmente el ataque de una simple arma. Fue así que apenas se percató del ataque se movió hacia un lado, evitando el impacto por unos pocos centímetros; el cuchillo acabó incrustado en un árbol detrás de él.
—Vaya, pero que agradable bienvenida —dijo entonces Sora, obviamente con ironía, pues no había sido nada agradable—. Veo que sigues siendo una persona de pocas palabras... Pero no hay necesidad de ser tan agresivos, no vengo a pelear ni nada de eso.
Sora nunca olvidaba detalle alguno de lo que alguna vez hubiera visto. Nunca olvidaba un hecho, y mucho menos el rostro de una persona a quien hubiera admirado. Por lo mismo lograba reconocer a Neko a pesar del tiempo que hubieran pasado sin dirigirse palabra alguna.
—Soy Sora, en caso de que no recuerdes mi nombre —comentó intentando sonar amigable y que aquello se reflejara en su expresión. Lo que menos deseaba era que hubiera una mala relación con sus primos, a pesar de los problemas que a sus padres hubieran involucrado—. Y no te alarmes, no he venido con malas intenciones, lo juro. Sólo te vi entrenar y me llamó la atención; eres realmente buena.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 01/10/2014
Re: Campos de Entrenamiento
Neko frunció el ceño y aquello era más de las expresiones que su propia familia habían visto en años. Tal era su punto de enfado ante la presencia de ese pelirrojo insolente que no pudo sino desear golpearlo hasta que nadie reconociese su rostro. Pero ya habría tiempo para eso, en el futuro, cuando pudiera vengarse de Madara y toda su bastarda familia por lo que le habían hecho a su padre.
-Debo asumir entonces que me conoces lo suficiente como para juzgar mi personalidad -bufó cruzándose de brazos-. No me hagas reír. A pesar de que eres mi primo hermano, tú y tu familia se creían demasiado superiores para mezclarse conmigo y mi hermano.
Se dio la vuelta entonces, sintiendo que no podìa seguir observándolo de lo contrario lo atacaría en serio y probablemente el mismo destino que el de su padre la seguiría. No se permitían peleas entre shinobis de la misma Villa, y de haber roto esa regla hubiese sido sancionada severamente. Aún no era el momento para algo así... Izuna y ella debían estar listos antes para vengar el nombre de su padre.
-Lárgate -le dijo agachándose para ajustarse los cordones de su zapato, el cual se había desabrochado-. Tengo una misión importante para la cual prepararme y no deseo distraerme con un Senju.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
—No es así. Quien te haya dicho algo como eso está muy equivocado. —dijo Sora, sintiéndose genuinamente ofendido por las palabras de su prima.
Al menos él (y por lo que sabía era el mismo caso con el resto de su familia) no veía con distintos ojos a Neko y su hermano, no los culpaba de lo que hubiera hecho su padre y mucho menos se sentía diferente al resto sólo por ser hijo del líder del clan. De hecho, él y sus hermanos habían sufrido del mismo modo en el pasado sólo por ser descendientes de Uchiha y Senju; Sora no se olvidaba de eso, no olvidaba lo que Judal Uchiha le había hecho a su familia, e irónicamente era por eso que sentía podía comprender a su prima.
—No tengo motivo por el cual sentirme superior, ni mucho menos burlarme o huir de ti o de tu hermano —explicó Sora con calma, intentando sonar comprensivo. Él no era una persona egoísta y siempre había buscado comprender a los demás. Sabía que Neko sentía rencor hacia su padre, pero Sora creía que Madara sólo buscaba paz para los habitantes de la aldea, alejar toda clase de conflictos y acabar con la guerra en el País del Fuego—. Mi familia no es como el resto de las personas en la aldea, yo no lo soy. Y para que veas que no me causa ninguna clase de molesta estar en tu compañía... podría acompañarte. Si me lo permites, claro. —le ofreció finalmente con una ligera sonrisa, refiriéndose a la misión sobre la cual hablaba Neko.
Al menos él (y por lo que sabía era el mismo caso con el resto de su familia) no veía con distintos ojos a Neko y su hermano, no los culpaba de lo que hubiera hecho su padre y mucho menos se sentía diferente al resto sólo por ser hijo del líder del clan. De hecho, él y sus hermanos habían sufrido del mismo modo en el pasado sólo por ser descendientes de Uchiha y Senju; Sora no se olvidaba de eso, no olvidaba lo que Judal Uchiha le había hecho a su familia, e irónicamente era por eso que sentía podía comprender a su prima.
—No tengo motivo por el cual sentirme superior, ni mucho menos burlarme o huir de ti o de tu hermano —explicó Sora con calma, intentando sonar comprensivo. Él no era una persona egoísta y siempre había buscado comprender a los demás. Sabía que Neko sentía rencor hacia su padre, pero Sora creía que Madara sólo buscaba paz para los habitantes de la aldea, alejar toda clase de conflictos y acabar con la guerra en el País del Fuego—. Mi familia no es como el resto de las personas en la aldea, yo no lo soy. Y para que veas que no me causa ninguna clase de molesta estar en tu compañía... podría acompañarte. Si me lo permites, claro. —le ofreció finalmente con una ligera sonrisa, refiriéndose a la misión sobre la cual hablaba Neko.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
-¿Por que no me dejas en paz? ¿No ves que estoy entrenando? -le preguntó con su ronca e inmotivada voz- Ya todas las jovenes de la aldea mueren por ti y Seishiro. No necesitas juntarte con tu prima si lo que deseas es compañia. Es solo ir a la farmacia de tu madre y de seguro te saltan dos encima.
Ya antes lo había visto en las ocasiones que compraba víveres y caminaba por las calles en donde las pequeñas tiendas se habian instalado. Mientras Sora y Seishiro se adentraban por el otro extremo, se escondió tras un poste y los observó de lejos, viendo como las jovenes se les lanzaban encima con cualquier excusa con tal de poder caminar con ellos. Quizás se debía a que eran altos y lucían mayores, ademas de su llamativo y hermoso cabello rojo como el fuego danzante en el viento. Nadie en Konoha tenía el cabello así, solo Hiroki Senju, Hotaru Senju y sus hijos.
y odiaba a Hotaru Senju, quizás tanto como a Madara. A pesar de que tenía un consultorio médico y una farmacia, jamás se había acercado a su madre, la mejor médico del clan, a pedirle colaboración. Y aun así se atrevían a hablar de que no se creían superiores. Por ello Sora la irritaba, pues sentía que era un iluso que no veía la realidad de las cosas por estar viviendo en esa perfecta imagen de familia que ellos proyectaban.
O quizás sólo lo envidiaba. Pues él tenía a sus padres, a ambos. Y ella sentía que moría lentamente, día tras día, extrañando a su padre.
-No necesito ayuda en la misión. La tome sola. No trabajo en equipos. Adiós Sora. Espero no verte muy seguido aquí, o tendré que cambiar mi sitio de entrenamiento -dijo dándose la vuelta y activando su sharingan- Melocotón -llamo al gato para que éste desde las ramas le lanzara kunais, lo cual hizo tan pronto escuchó su nombre. Neko realizó los sellos se mano, lista para contrarrestar- ¡Katon: Tentai Hineko no Jutsu!
Pequeñas bolas de fuego salieron disparadas con gran velocidad desde su boca hasta los kunais, impactando uno a uno el metal... no obstante, un kunai atravesó la barrera de fuego y se dirigía hacia Sora.
Instintivamente y sin pensarlo se puso frente a él y lo empujó cayendo ambos al suelo, ella sobre él, mirándolo directamente a los ojos... sintiendo que su estómago se apretaba con esa extraña cercanía.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Fecha de inscripción : 26/09/2014
Re: Campos de Entrenamiento
—No me malinterpretes. No es que piense que necesitas ayuda, es sólo que...
Iba a decirle que deseaba acompañarla para demostrarle que su presencia no le significaba ninguna molestia y que de hecho le agradaba estar con ella, pero no fue capaz de terminar la frase pues una acción inesperada por parte de Neko lo interrumpió, tomándolo completamente por sorpresa.
No se esperaba aquello, por lo cual no tuvo tiempo de reaccionar y perdió el equilibrio cuando su prima lo empujó, acabando en el suelo debajo de ella. Abriendo los ojos ampliamente en una exprsión de sorpresa se centró inevitablemente en los de Neko que también estaba mirándolo.
La primera reacción de Sora fue el quedarse completamente inmóvil sin saber qué hacer o decir por aquella cercanía. Sin embargo, no tardó mucho tiempo en asimilar lo que acababa de suceder y entonces sus mejillas se colorearon de rojo al notar lo intensa que podía ser la mirada de su prima: el rojo de sus ojos tenía un brillo particular que los hacía lucir profundos y feroces, como si las llamas mismas se reflejaran en ellos. Y junto a sus delicadas facciones, la hacían lucir muy bella.
—Me...Me salvaste la vida —murmuró Sora cuando finalmente pudo pensar qué decir para romper esa tensión que al menos él sentía. Pero se sintió un tanto avergonzado de que hubiera tartamudeado y eso lo puso un poco más nervioso. Sólo esperaba que Neko hubiera ignorado ese detalle, lo que menos quería era parecer un tonto enfrente de ella—. Ese kunai probablemente me hubiera... G-Gracias, Neko. —dijo finalmente mostrando una sonrisa nerviosa, pero aún sin poder moverse de su posición.
Sora no olvidaba que Neko le había arrojado un kunai apenas llegó a ese lugar, por lo cual aquella acción que ella realizó para salvarlo de una posible muerte segura le sorprendió en un principio. Pero también le hizo pensar que, a pesar de la frialdad con que ella solía tratarlo y el desprecio que a veces mostraba hacia él, Neko era una buena persona. Eso le agradaba y hacía que se sintiera aún más cómodo en su compañía.
Iba a decirle que deseaba acompañarla para demostrarle que su presencia no le significaba ninguna molestia y que de hecho le agradaba estar con ella, pero no fue capaz de terminar la frase pues una acción inesperada por parte de Neko lo interrumpió, tomándolo completamente por sorpresa.
No se esperaba aquello, por lo cual no tuvo tiempo de reaccionar y perdió el equilibrio cuando su prima lo empujó, acabando en el suelo debajo de ella. Abriendo los ojos ampliamente en una exprsión de sorpresa se centró inevitablemente en los de Neko que también estaba mirándolo.
La primera reacción de Sora fue el quedarse completamente inmóvil sin saber qué hacer o decir por aquella cercanía. Sin embargo, no tardó mucho tiempo en asimilar lo que acababa de suceder y entonces sus mejillas se colorearon de rojo al notar lo intensa que podía ser la mirada de su prima: el rojo de sus ojos tenía un brillo particular que los hacía lucir profundos y feroces, como si las llamas mismas se reflejaran en ellos. Y junto a sus delicadas facciones, la hacían lucir muy bella.
—Me...Me salvaste la vida —murmuró Sora cuando finalmente pudo pensar qué decir para romper esa tensión que al menos él sentía. Pero se sintió un tanto avergonzado de que hubiera tartamudeado y eso lo puso un poco más nervioso. Sólo esperaba que Neko hubiera ignorado ese detalle, lo que menos quería era parecer un tonto enfrente de ella—. Ese kunai probablemente me hubiera... G-Gracias, Neko. —dijo finalmente mostrando una sonrisa nerviosa, pero aún sin poder moverse de su posición.
Sora no olvidaba que Neko le había arrojado un kunai apenas llegó a ese lugar, por lo cual aquella acción que ella realizó para salvarlo de una posible muerte segura le sorprendió en un principio. Pero también le hizo pensar que, a pesar de la frialdad con que ella solía tratarlo y el desprecio que a veces mostraba hacia él, Neko era una buena persona. Eso le agradaba y hacía que se sintiera aún más cómodo en su compañía.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
¿Por qué su instinto le decía que corriera? Siempre había sido muy buena interpretando a los demás, sabiendo si eran sinceros o no, y por mucho que quisiera creer que todo lo que salía de la boca de ese Senju hijo de un bastardo fuese mentira...
Sólo encontraba honestidad. Le estaba agradeciendo en forma genuina, le decía cosas sin mentirle. No podía entender por qué, pero parecía ser diferente al resto de esa familia de hijos de... una Senju.
-Fue sólo un kunai -respondió mientras se sentaba, despacio, hacia un costado junto a él, sin mirarlo-. Seguramente lo hubieses esquivado sin problemas. Eres el hijo de Madara Uchiha. Me imagino que algo de su talento debiste heredar. Espero que fuese lo único que heredaras de él.. -lo último lo dijo más para sí misma que para Sora. Sólo de pensar en lo que ese sujeto había hecho con su familia...la hacía arder en ira.
Pero quizás... Sora no fuese culpable de los errores de su padre.
Le daría una oportunidad para probarlo.
-Al amanecer. A las afueras de Konoha -se puso de pie y le dio la espalda lista para marcharse. Su gato saltó hacia su nombro y se recostó ahí. Esperaba que Sora fuese lo suficientemente listo para entender que aceptaba su compañía en la misión que le habían asignado.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
- Ryo : 5029
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Re: Campos de Entrenamiento
Sí. Debía admitir que había exagerado un poco en su agradecimiento, ya que como buen shinobi que era, en teoría podría haber evadido un simple kunai. Hasta incluso se sintió un poco tonto cuando escuchó las palabras de Neko y quiso mirar hacia otro lado mientras se sentaba sobre el pasto, para que ella no notara la vergüenza en su rostro.
—Quizás si lo hubiese visto, pero no fue el caso. —intentó excusarse el pelirrojo con una mueca, tampoco podía mostrarse como un tonto sin talento.
Lo cierto era que Sora se sentía realmente agradecido y nada iba a cambiarlo. Pero aquello no se debía a que Neko lo hubiera salvado de ser atravesado por un kunai simplemente, sino que había algo más. Su prima había dejado ver una actitud hacia él que hasta el momento desconocía: ella, que usualmente era tan lejana y fría, se mostró amable, y fue ese el verdadero motivo de su agradecimiento. Para Sora, aquello era una buena señal.
Rápidamente se puso de pie, mirando en dirección a Neko cuando la escuchó decir quellas palabras «Al amanecer. A las afueras de Konoha». A veces podía ser un poco distraído, debía admitirlo, pero no era tan tonto como para no saber lo que esas frases significaban. Neko estaba diciéndole que lo esperaría en ese momento y en aquel lugar. Al menos era lo que él lograba interpretar y esa idea lo hizo observar sorprendido cuando algo pasó por su mente.
—Quieres decir... ¿Me dejarás acompañarte...? ¿Iremos juntos a esa misión? ¿Es eso? —preguntó sin poder evitarlo, con una gran sonrisa en su rostro, de esas contagiosas que le caracterizaban. Esperaba que la respuesta fuese positiva.
—Quizás si lo hubiese visto, pero no fue el caso. —intentó excusarse el pelirrojo con una mueca, tampoco podía mostrarse como un tonto sin talento.
Lo cierto era que Sora se sentía realmente agradecido y nada iba a cambiarlo. Pero aquello no se debía a que Neko lo hubiera salvado de ser atravesado por un kunai simplemente, sino que había algo más. Su prima había dejado ver una actitud hacia él que hasta el momento desconocía: ella, que usualmente era tan lejana y fría, se mostró amable, y fue ese el verdadero motivo de su agradecimiento. Para Sora, aquello era una buena señal.
Rápidamente se puso de pie, mirando en dirección a Neko cuando la escuchó decir quellas palabras «Al amanecer. A las afueras de Konoha». A veces podía ser un poco distraído, debía admitirlo, pero no era tan tonto como para no saber lo que esas frases significaban. Neko estaba diciéndole que lo esperaría en ese momento y en aquel lugar. Al menos era lo que él lograba interpretar y esa idea lo hizo observar sorprendido cuando algo pasó por su mente.
—Quieres decir... ¿Me dejarás acompañarte...? ¿Iremos juntos a esa misión? ¿Es eso? —preguntó sin poder evitarlo, con una gran sonrisa en su rostro, de esas contagiosas que le caracterizaban. Esperaba que la respuesta fuese positiva.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
-Aun no lo sé -respondió con sinceridad deteniéndose, dándole la espalda.
No estaba segura si quería darle demasiados detalles sobre lo que harían. No confiaba del todo en su primo y si le estaba dando esa oportunidad, era precisamente porque quería ver si era igual a su padre o no. Tampoco quería ser una idiota y abrirse como un libro ante él. De por si era desconfiada con todos los que la rodeaban, mucho más con él, cuyo padre había traído tanta pena y dolor a su vida. A la vida de toda su familia.
-Es una misión un tanto inútil pero la paga es buena. A diferencia de tu familia, a la mía no le sobra el dinero. No desde que... -bajó levemente el rostro sintiendo un dolor horrible en el pecho. y una frustración que hizo que cerrara el puño con fuerza desmesurada.
Extrañaba tanto a su padre que dolía. Pero no dejaría que Sora viera eso, no podía demostrar debilidad por algo que para otros seguramente resultaba extraño. Después de todo, ¿Por qué habría de estar sufriendo por el destino de un traidor de la Villa? A nadie le importaba un ente como Judal y parecía que todos se habían olvidado que durante la ausencia de Madara en la Villa Uchiha, quien los mantuvo unidos y fuertes había sido su padre. De lo contrario el resto de los clanes del país en guerra, los habría masacrado.
-Sora. Que te permita venir, no cambia nada entre nosotros -le dijo con solemnidad, mirándolo sobre el hombro-. Siempre serás el hijo de Madara Uchiha y Hotaru Senju para mí.
No estaba segura si quería darle demasiados detalles sobre lo que harían. No confiaba del todo en su primo y si le estaba dando esa oportunidad, era precisamente porque quería ver si era igual a su padre o no. Tampoco quería ser una idiota y abrirse como un libro ante él. De por si era desconfiada con todos los que la rodeaban, mucho más con él, cuyo padre había traído tanta pena y dolor a su vida. A la vida de toda su familia.
-Es una misión un tanto inútil pero la paga es buena. A diferencia de tu familia, a la mía no le sobra el dinero. No desde que... -bajó levemente el rostro sintiendo un dolor horrible en el pecho. y una frustración que hizo que cerrara el puño con fuerza desmesurada.
Extrañaba tanto a su padre que dolía. Pero no dejaría que Sora viera eso, no podía demostrar debilidad por algo que para otros seguramente resultaba extraño. Después de todo, ¿Por qué habría de estar sufriendo por el destino de un traidor de la Villa? A nadie le importaba un ente como Judal y parecía que todos se habían olvidado que durante la ausencia de Madara en la Villa Uchiha, quien los mantuvo unidos y fuertes había sido su padre. De lo contrario el resto de los clanes del país en guerra, los habría masacrado.
-Sora. Que te permita venir, no cambia nada entre nosotros -le dijo con solemnidad, mirándolo sobre el hombro-. Siempre serás el hijo de Madara Uchiha y Hotaru Senju para mí.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
La sonrisa desapareció de sus labios y la expresión de su rostro se tornó seria al oír las palabras de su prima, pudiendo sentir el dolor en ella a pesar de que lo ocultara casi totalmente.
A Sora le apenaba mucho aquel distancia inevitable que había entre su familia y la de Neko, y ese desprecio que a veces podía percibir por parte de sus primos también. A él le hubiese gustado que las cosas fueran diferentes y que la paz entre ambas partes hubiera sido la respuesta definitiva. Desafortunadamente Judal Uchiha no había estado de acuerdo con ese concepto y sus acciones habían obligado a su propio padre a tomar una decisión, lo cual desencadenó el odio de sus primos.
Sora desconocía los pormenores de aquel conflicto que hubo entre su padre y su tío, pero lamentaba profundamente que ambos no hubieran podido llegar a un acuerdo y las cosas acabaran de ese modo. No lo lamentaba por Judal y su destino, lo lamentaba por la familia de éste y el sufrimiento que a causa de sus actos, su esposa e hijos tuvieron que atravesar.
Pero entendía que Neko pensara diferente pues era claro que ambos veían los hechos desde diferentes perspectivas. Por lo mismo no pudo evitar preguntarse a qué se refería su prima con aquello último; ¿Qué significaba para ella exactamente que él fuese hijo de Madara Uchiha y Hotaru Senju?
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó un tanto confundido, sus palabras casi salieron por sí solas de su boca.
Sora sabía que Neko no pensaba bien de sus padres, o al menos ella se lo había hecho entender con algunos comentarios mencionados anteriormente. Aunque, a decir verdad, nunca habían hablado realmente sobre el tema y Sora debía admitir que sentía curiosidad por el pensamiento de su prima. Quería conocerla un poco más.
—Está bien... —dijo apresuradamente—. No hay ninguna intención oculta en mi ofrecimiento de hacerte compañía en esa misión. Tampoco es que pretenda precisamente que algo cambie entre nosotros con eso, pero deseo mostrarte que puedes confiar en mí, a pesar de las circunstancias que nos rodean.
Sora estaba orgulloso de quién era, de sus padres y de su familia, pero sabía que Neko no pensaba muy bien de ellos. Entendía que quizás para ella fuese difícil creerle, pero tenía esperanzas de que podía ganarse su confianza. Y quién sabe, estaba la posibilidad de que las cosas si cambiaran entre ellos eventualmente.
A Sora le apenaba mucho aquel distancia inevitable que había entre su familia y la de Neko, y ese desprecio que a veces podía percibir por parte de sus primos también. A él le hubiese gustado que las cosas fueran diferentes y que la paz entre ambas partes hubiera sido la respuesta definitiva. Desafortunadamente Judal Uchiha no había estado de acuerdo con ese concepto y sus acciones habían obligado a su propio padre a tomar una decisión, lo cual desencadenó el odio de sus primos.
Sora desconocía los pormenores de aquel conflicto que hubo entre su padre y su tío, pero lamentaba profundamente que ambos no hubieran podido llegar a un acuerdo y las cosas acabaran de ese modo. No lo lamentaba por Judal y su destino, lo lamentaba por la familia de éste y el sufrimiento que a causa de sus actos, su esposa e hijos tuvieron que atravesar.
Pero entendía que Neko pensara diferente pues era claro que ambos veían los hechos desde diferentes perspectivas. Por lo mismo no pudo evitar preguntarse a qué se refería su prima con aquello último; ¿Qué significaba para ella exactamente que él fuese hijo de Madara Uchiha y Hotaru Senju?
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó un tanto confundido, sus palabras casi salieron por sí solas de su boca.
Sora sabía que Neko no pensaba bien de sus padres, o al menos ella se lo había hecho entender con algunos comentarios mencionados anteriormente. Aunque, a decir verdad, nunca habían hablado realmente sobre el tema y Sora debía admitir que sentía curiosidad por el pensamiento de su prima. Quería conocerla un poco más.
—Está bien... —dijo apresuradamente—. No hay ninguna intención oculta en mi ofrecimiento de hacerte compañía en esa misión. Tampoco es que pretenda precisamente que algo cambie entre nosotros con eso, pero deseo mostrarte que puedes confiar en mí, a pesar de las circunstancias que nos rodean.
Sora estaba orgulloso de quién era, de sus padres y de su familia, pero sabía que Neko no pensaba muy bien de ellos. Entendía que quizás para ella fuese difícil creerle, pero tenía esperanzas de que podía ganarse su confianza. Y quién sabe, estaba la posibilidad de que las cosas si cambiaran entre ellos eventualmente.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
-¿Qué significa?
Neko pensó un momento si decirle todo lo que había en su cabeza. No obstante, recordó a su padre y pensó que lo mejor en ese momento era quedarse callada, pero no podía hacerlo. Si se metía en problemas por causa de algo, al menos sería por lo que creía cierto
-Tu padre es una vergüenza para el clan y tu madre es una Senju. Eso significa -su tono era casi neutro y no se podía distinguir emociones en ella-. A mis ojos, eres igual a ellos. Sólo te permito venir conmigo para terminar de convencerme que eres un traidor al igual que Madara Uchiha, quien abandonó al clan en medio de una guerra, después de que la Villa fue quemada .
Apretó el puño recordando el día en que su madre la operó, en el cual se rompio cuatro costillas. Sabía que el país del Remolino, lugar en donde se había escondido Madara, había sido pacífico en ese tiempo. Seguramente mientras ella se escondía de ladrones que la golpeaban con palos, Sora estaba construyendo castillos de barro y jugando. Sus infancias habían sido muy diferentes y por lo mismo él jamás entendería lo mucho que odiaba a Madara Uchiha por agradecerle a su padre con el exilio. Sólo necesitaba tiempo para volverse más fuerte y asi poder matarlo en nombre de Judal Uchiha.
-Debo irme -dijo con su voz un tanto más grave, sin darle explicaciones de por qué comenzaba a caminar nuevamente para dejarlo solo-. No me sigas.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
Sora observó a Neko con una expresión de sorpresa. Le dolía sentir todo ese desprecio y odio que había en las palabras de su prima, pues aunque en su tono no se distinguieran emociones, las palabras hablaban por sí solas.
Sin embargo, fue más fuerte el impacto en el chico al escuchar lo que su prima decía acerca de Madara y Hotaru. Pero Sora comprendió finalmente de qué se trataba. Y en ese instante se preguntó quién le habría dicho qué cosas horribles a Neko sobre su familia para que tuviera ese pensamiento.
—Siempre he pensado que no es correcto juzgar a las personas antes de conocerlas, sin saber lo que realmente hay en su interior —Sora habló alto y claro, con seriedad, para que Neko lo oyera antes de que pudiera seguir avanzando, acercándose a ella un poco para no perderla de vista entre la vegetación del bosque—. Pues, podrías tener una idea equivocada.
Se sentía ofendido por la forma en que su prima se había referido a sus padres. Él no pensaba del mismo modo, pues sus padres eran buenas personas. Su padre sólo buscaba la paz para todos los habitantes de la aldea, incluso para la familia de Neko. Y el hecho de que su madre fuese Senju no lo consideraba algo malo, después de todo él también lo era, y no era diferente al resto, no dejaba de ser humano.
«Dudo mucho que mi padre hubiera deseado que las cosas se tornaran de este modo.» Se dijo Sora para sus adentros, con un deje de melancolía en su mirada.
Los recuerdos de las historias que les contaba Madara en el País del Remolino volvieron a él, aquellos grandiosos relatos y la forma en que hablaba del increíble shinobi que era su hermano y como lo echaba de menos. Pero el solo hecho de recordar la ocasión en que Judal había intentado asesinar a su familia, le hizo presionar los puños con fuerza, dejando todas las memorias de lado.
—Sé que quizás nuestros padres hayan tomado decisiones cuestionables que nos han marcado a nosotros. Pero ni tú ni yo somos responsables de eso, así como tampoco somos culpables de haber nacido en este mundo y en estas circunstancias —hizo una pausa. No dejaba de hablar con seriedad, aunque su tono era suave—. Entiendo que quizás sientas rencor hacia mi familia... yo también he sufrido, y sé lo que se siente. Pero quiero acercarme a ti porque tú me agradas, y no deseo que el peso de las decisiones de nuestros padres ni nuestra procedencia sea un impedimento para que podamos confiar el uno en el otro. No voy a juzgarte por esas cosas, Neko, no soy quien tú piensas y tampoco creo en lo que dicen las malas lenguas de la aldea.
Él estaba siendo sincero, lo más que podía. Sora realmente deseaba acercarse a ella, ser su amigo, conocerla un poco más. Quedaba en ella el aceptarlo de ese modo o no, aunque sabía que probablemente fuese difícil, como para él lo había sido el confiar en personas ajenas a su círculo familiar después de haber vivido una infancia llena de sufrimiento y peligro por el simple hecho de ser un descendiente de Uchiha y Senju.
—¿Puedes... creer en mí? —le preguntó entonces—. Estoy hablando con toda la verdad, no tengo ninguna razón para mentirte o traicionarte de alguna forma.
Sin embargo, fue más fuerte el impacto en el chico al escuchar lo que su prima decía acerca de Madara y Hotaru. Pero Sora comprendió finalmente de qué se trataba. Y en ese instante se preguntó quién le habría dicho qué cosas horribles a Neko sobre su familia para que tuviera ese pensamiento.
—Siempre he pensado que no es correcto juzgar a las personas antes de conocerlas, sin saber lo que realmente hay en su interior —Sora habló alto y claro, con seriedad, para que Neko lo oyera antes de que pudiera seguir avanzando, acercándose a ella un poco para no perderla de vista entre la vegetación del bosque—. Pues, podrías tener una idea equivocada.
Se sentía ofendido por la forma en que su prima se había referido a sus padres. Él no pensaba del mismo modo, pues sus padres eran buenas personas. Su padre sólo buscaba la paz para todos los habitantes de la aldea, incluso para la familia de Neko. Y el hecho de que su madre fuese Senju no lo consideraba algo malo, después de todo él también lo era, y no era diferente al resto, no dejaba de ser humano.
«Dudo mucho que mi padre hubiera deseado que las cosas se tornaran de este modo.» Se dijo Sora para sus adentros, con un deje de melancolía en su mirada.
Los recuerdos de las historias que les contaba Madara en el País del Remolino volvieron a él, aquellos grandiosos relatos y la forma en que hablaba del increíble shinobi que era su hermano y como lo echaba de menos. Pero el solo hecho de recordar la ocasión en que Judal había intentado asesinar a su familia, le hizo presionar los puños con fuerza, dejando todas las memorias de lado.
—Sé que quizás nuestros padres hayan tomado decisiones cuestionables que nos han marcado a nosotros. Pero ni tú ni yo somos responsables de eso, así como tampoco somos culpables de haber nacido en este mundo y en estas circunstancias —hizo una pausa. No dejaba de hablar con seriedad, aunque su tono era suave—. Entiendo que quizás sientas rencor hacia mi familia... yo también he sufrido, y sé lo que se siente. Pero quiero acercarme a ti porque tú me agradas, y no deseo que el peso de las decisiones de nuestros padres ni nuestra procedencia sea un impedimento para que podamos confiar el uno en el otro. No voy a juzgarte por esas cosas, Neko, no soy quien tú piensas y tampoco creo en lo que dicen las malas lenguas de la aldea.
Él estaba siendo sincero, lo más que podía. Sora realmente deseaba acercarse a ella, ser su amigo, conocerla un poco más. Quedaba en ella el aceptarlo de ese modo o no, aunque sabía que probablemente fuese difícil, como para él lo había sido el confiar en personas ajenas a su círculo familiar después de haber vivido una infancia llena de sufrimiento y peligro por el simple hecho de ser un descendiente de Uchiha y Senju.
—¿Puedes... creer en mí? —le preguntó entonces—. Estoy hablando con toda la verdad, no tengo ninguna razón para mentirte o traicionarte de alguna forma.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
Detuvo su caminar casi de golpe entonces. Sora Uchiha comenzaba a irritarla y no era muy fácil conseguir eso. Por lo general mantenía las emociones que sentía debajo de una máscara de fríaldad e indiferencia ante todo lo que la rodeaba, como si Neko viviera en su propio mundo. Era así desde pequeña, siempre encerrada en esas telas oscuras que sólo ella parecía conocer, ver el mundo a través de ojos distintos del resto. Pero por primera vez en mucho tiempo, su mirada se tornó distinta al observar a Sora. No, no había indiferencia ahí, sino que enojo.
-¿Te agrado? ¿Quieres que confie en ti sólo por ese motivo? -le preguntó entonces con lentitud-. Acabas de decir que no juzgas a las personas sin conocerlas y te recuerdo que tú no me conoces. No sabes nada de mí, ni de mi hermano o si quiera mi padre. No sabes qué hay dentro de mí y dudo que si supieras lo que estoy pensando querrías si quiera hablarme o acercarte demasiado.
Le hubiese gustado verlo arder en llamas en ese momento, consumirse hasta el fondo de su ser y conocer lo que significaba la desesperación. Era un niño que hablaba de cosas que no conocía, que ni si quiera había vivido en tiempo de guerra en ese país. Y por primera vez desde que su padre fue exiliado, sintió enojo, lo cual estaba haciendo que sus manos temblaran levemente.
-Vives en un mundo ilusorio, sin ver lo que en realidad hay a tu alrededor, Sora. Es porque no eres un Uchiha, sino que sólo un medio Uchiha. Tu sharingan no tiene la habilidad para ver a través de la falsa ilusión de paz que ha creado tu padre y jamás entenderías el odio que siento por ti, por tu familia y por todo lo que representas. Porque no ves lo mismo que yo veo. No sientes lo mismo que yo siento. No viviste lo mismo que yo viví -dio un paso más hacia él- ¿Cuál ha sido la herida más grave que has tenido? ¿Un raspón en tu rodilla al entrenar? No sabes lo que es el miedo, el verdadero miedo, y por lo mismo no respetas lo que significa ser un Uchiha y el emblema que llevas en tu espalda. Mi padre sólo hizo lo que debía hacer; Todo... TO-DO lo necesario para proteger a su propia familia. Y él tuyo, le dio la espalda a la suya. Le dio la espalda a su propio hermano por seguir un romance. Jamás podría respetarlo y ahora que te escucho hablar creo que comparto la misma opinión sobre ti.
El día que te conviertas en un hombre y no en un niño ciego por mentiras, vuelve a hablarme. Hasta entonces, aléjate de mí.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
—¿Cuál es tu punto, Neko? ¿Acaso estás diciendo que me desprecias porque he tenido una vida diferente a la tuya? —le preguntó funciendo el ceño con seriedad. Que Neko pensara que él nunca había sufrido lo hacía sentirse molesto—. No soy culpable de haber nacido siendo quien soy. Y estás equivocada si piensas que mi vida ha sido bonita. No creas que eres la única que ha experimentado dolor. No te atrevas a pensar que sólo tú has conocido el miedo y la desesperación.
Quizás no haya vivido una vida idéntica a la tuya, pero conozco perfectamente el mundo al que pertenezco y sé que tan cruel puede llegar a ser.
Él lo había experimentado en carne propia. Sora había conocido el odio que el clan Senju guardaba por el clan Uchiha y viceversa. Él y su familia eran parte de ambos y ambos los habían considerado un error, monstruos que debían desaparecer de la faz de la tierra. Y lo hacía enfurecer el hecho de que Neko creyera que siempre había vivido una vida tranquila y pacífica. Sin embargo no la culpaba, ya que así como él no la conocía muy bien, ella tampoco lo conocía del todo a él ni a su familia. Sólo había escuchado cosas.
—Soy un Uchiha y también soy Senju, estoy en medio de lo que significa ser parte de dos clanes que se han odiado por siglos. He vivido en este mundo en tiempos de guerra, siendo descendiente de dos clanes enemigos. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que se siente el saber que nadie te acepta en este mundo y sólo quieren verte desaparecer porque te consideran un "error"?
Podía reflejarse un intenso dolor y frustración en su mirada, en su ceño fruncido y sus puños apretados contra su cuerpo, como si estuviese viviendo nuevamente aquellos horribles tiempos. Y es que cada vez que esas memorias volvían a él, Sora lo recordaba como si hubiese sido ayer.
—Tienes una idea equivocada de mí y de mi familia. Pero no te culpo, ya que sólo sabes de nosotros lo que has escuchado de otra persona. Mi padre abandonó este país para protegerme, porque no había espacio para alguien como yo aquí. Porque nadie podía aceptar mi existencia, ni siquiera su propio hermano.
Dijo aquello pensando en todo lo que su padre les contaba acerca del clan Uchiha y de su hermano Judal. Y en la decepción que se había llevado al ver que no todo era tan grandioso como había creído y que ni el clan Uchiha ni su propio tío los aceptaban en el mundo, aún cuando ellos no le habían hecho daño a nadie.
—...Y sin embargo un día decidió que debíamos regresar, porque le preocupaba la otra parte de su familia. —hizo una pausa y bajó levemente la vista, para después observar a Neko nuevamente—. Llegué a este país cuando era muy pequeño. Toda mi infancia en este lugar ha sido un maldito infierno. Desde que llegué, sólo he recibido odio y desprecio en la peor forma que puedas imaginar. No podía siquiera permanecer en mi casa, porque incluso allí corría peligro. Cada día temía por mi vida y la de mis hermanos, porque sabía que la única intención de esas personas era matarnos, sólo por el hecho de que eramos “diferentes”. Sólo tenía a mi familia, nadie más confiaba en nosotros. Veía a mi madre angustiada todo el tiempo deseando poder hallar una solución y a mi padre haciendo hasta lo imposible por detener aquella situación, para hacerle entender a esas personas que a pesar de que eramos en parte Senju y Uchiha, no buscabamos hacerle daño a nadie. Y yo lo único que podía hacer en ese entonces era desear poder ser lo suficientemente fuerte para aliviarles esa carga, aunque sólo era un niño.
Sora recordaba muy bien cuando regresó al País del Fuego junto a su familia y los días posteriores, los meses y los años que le siguieron. La vida no había sido nada fácil para Sora y su familia al estar conformada por personas de clanes enemigos. Recordaba con dolor todas las ocasiones en que su hogar había sido atacado sin piedad y las veces que pensó moriría o perdería para siempre a las personas que más amaba, y también los insultos dirigidos hacia él y las miradas llenas de desprecio de las personas al mirarlo. Lo recordaba tan claramente que lograba transformar su expresión, como si el dolor de su pasado se reflejara en sus ojos rojizos.
—Quizás no pueda ver el mundo desde el punto de vista de alguien que ha nacido completamente Uchiha, o Senju, porque soy parte de ambos —dijo después de una prolongada pausa, un poco más calmo—. Pero no necesito llevar con orgullo el nombre de un solo clan para conocer los sentimientos más extremos que pueden habitar en los corazones de las personas. Yo soy yo: Sora. No soy mi clan ni lo que se dice de él, soy sólo una persona. Soy tan humano como tú y puedo sentir de la misma forma, Neko. Ambos lo somos, sin importar nuestra procedencia.
Deseaba que Neko viese que a pesar de ser diferentes, no lo eran tanto en realidad. Que ambos eran personas y que ambos podían sentir. Que ambos habían sufrido, quizás de distintas formas, pero lo habían hecho. Y que ambos habían tenido que volverse fuertes, madurar con prisa para entender el mundo que los rodeaba.
—Yo no soy un niño y entiendo la situación que rodea a nuestras familias perfectamente. Pero las decisiones de nuestros padres... quizás no sea algo que debamos discutir entre nosotros. Ellos no nos preguntaron si nos agradaba lo que hacían, simplemente hicieron lo que creían correcto y tuvieron sus motivos. Pero eso es algo de lo que no somos culpables. Es por eso que quiero acercarme a ti, Neko. Yo no te culpo del mal que tu padre le ha hecho a mi familia en el pasado, ni de las veces que he pensado que moriría a manos de personas de mi propio clan. Dices que no sé nada sobre ti y tu familia, pero tampoco podremos conocernos ni saber las verdades de cada quien si continuamos manteniéndonos distanciados y con ideas incorrectas sobre nosotros. Yo creo que hablando se pueden entender las personas, aun si pertenecen a distintos clanes o han tenido diferentes pasados.
Quizás no haya vivido una vida idéntica a la tuya, pero conozco perfectamente el mundo al que pertenezco y sé que tan cruel puede llegar a ser.
Él lo había experimentado en carne propia. Sora había conocido el odio que el clan Senju guardaba por el clan Uchiha y viceversa. Él y su familia eran parte de ambos y ambos los habían considerado un error, monstruos que debían desaparecer de la faz de la tierra. Y lo hacía enfurecer el hecho de que Neko creyera que siempre había vivido una vida tranquila y pacífica. Sin embargo no la culpaba, ya que así como él no la conocía muy bien, ella tampoco lo conocía del todo a él ni a su familia. Sólo había escuchado cosas.
—Soy un Uchiha y también soy Senju, estoy en medio de lo que significa ser parte de dos clanes que se han odiado por siglos. He vivido en este mundo en tiempos de guerra, siendo descendiente de dos clanes enemigos. ¿Sabes lo que es eso? ¿Sabes lo que se siente el saber que nadie te acepta en este mundo y sólo quieren verte desaparecer porque te consideran un "error"?
Podía reflejarse un intenso dolor y frustración en su mirada, en su ceño fruncido y sus puños apretados contra su cuerpo, como si estuviese viviendo nuevamente aquellos horribles tiempos. Y es que cada vez que esas memorias volvían a él, Sora lo recordaba como si hubiese sido ayer.
—Tienes una idea equivocada de mí y de mi familia. Pero no te culpo, ya que sólo sabes de nosotros lo que has escuchado de otra persona. Mi padre abandonó este país para protegerme, porque no había espacio para alguien como yo aquí. Porque nadie podía aceptar mi existencia, ni siquiera su propio hermano.
Dijo aquello pensando en todo lo que su padre les contaba acerca del clan Uchiha y de su hermano Judal. Y en la decepción que se había llevado al ver que no todo era tan grandioso como había creído y que ni el clan Uchiha ni su propio tío los aceptaban en el mundo, aún cuando ellos no le habían hecho daño a nadie.
—...Y sin embargo un día decidió que debíamos regresar, porque le preocupaba la otra parte de su familia. —hizo una pausa y bajó levemente la vista, para después observar a Neko nuevamente—. Llegué a este país cuando era muy pequeño. Toda mi infancia en este lugar ha sido un maldito infierno. Desde que llegué, sólo he recibido odio y desprecio en la peor forma que puedas imaginar. No podía siquiera permanecer en mi casa, porque incluso allí corría peligro. Cada día temía por mi vida y la de mis hermanos, porque sabía que la única intención de esas personas era matarnos, sólo por el hecho de que eramos “diferentes”. Sólo tenía a mi familia, nadie más confiaba en nosotros. Veía a mi madre angustiada todo el tiempo deseando poder hallar una solución y a mi padre haciendo hasta lo imposible por detener aquella situación, para hacerle entender a esas personas que a pesar de que eramos en parte Senju y Uchiha, no buscabamos hacerle daño a nadie. Y yo lo único que podía hacer en ese entonces era desear poder ser lo suficientemente fuerte para aliviarles esa carga, aunque sólo era un niño.
Sora recordaba muy bien cuando regresó al País del Fuego junto a su familia y los días posteriores, los meses y los años que le siguieron. La vida no había sido nada fácil para Sora y su familia al estar conformada por personas de clanes enemigos. Recordaba con dolor todas las ocasiones en que su hogar había sido atacado sin piedad y las veces que pensó moriría o perdería para siempre a las personas que más amaba, y también los insultos dirigidos hacia él y las miradas llenas de desprecio de las personas al mirarlo. Lo recordaba tan claramente que lograba transformar su expresión, como si el dolor de su pasado se reflejara en sus ojos rojizos.
—Quizás no pueda ver el mundo desde el punto de vista de alguien que ha nacido completamente Uchiha, o Senju, porque soy parte de ambos —dijo después de una prolongada pausa, un poco más calmo—. Pero no necesito llevar con orgullo el nombre de un solo clan para conocer los sentimientos más extremos que pueden habitar en los corazones de las personas. Yo soy yo: Sora. No soy mi clan ni lo que se dice de él, soy sólo una persona. Soy tan humano como tú y puedo sentir de la misma forma, Neko. Ambos lo somos, sin importar nuestra procedencia.
Deseaba que Neko viese que a pesar de ser diferentes, no lo eran tanto en realidad. Que ambos eran personas y que ambos podían sentir. Que ambos habían sufrido, quizás de distintas formas, pero lo habían hecho. Y que ambos habían tenido que volverse fuertes, madurar con prisa para entender el mundo que los rodeaba.
—Yo no soy un niño y entiendo la situación que rodea a nuestras familias perfectamente. Pero las decisiones de nuestros padres... quizás no sea algo que debamos discutir entre nosotros. Ellos no nos preguntaron si nos agradaba lo que hacían, simplemente hicieron lo que creían correcto y tuvieron sus motivos. Pero eso es algo de lo que no somos culpables. Es por eso que quiero acercarme a ti, Neko. Yo no te culpo del mal que tu padre le ha hecho a mi familia en el pasado, ni de las veces que he pensado que moriría a manos de personas de mi propio clan. Dices que no sé nada sobre ti y tu familia, pero tampoco podremos conocernos ni saber las verdades de cada quien si continuamos manteniéndonos distanciados y con ideas incorrectas sobre nosotros. Yo creo que hablando se pueden entender las personas, aun si pertenecen a distintos clanes o han tenido diferentes pasados.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
-Si no eres un niño y entiendes las circunstancias que nos rodean, entonces deja de insistir con este asunto de querer acercarte a mi, como si de verdad de un día para otro pudiesemos comenzar a actuar como una gran familia feliz -le dijo mirándolo directamente a los ojos, con algo de hostilidad-. Odio que hables de mi padre -susurró finalmente, con los ojos llenos de lágrimas-. No sabes nada de él. Nada. No tienes derecho a decir si quiera una palabra en contra de Judal Uchiha.
Quizás sólo Akemi Uchiha conseguiría comprender el profundo amor que Neko sentía por Judal. Escuchar a ese pelirrojo hablar mal de él le hacía querer golpearlo en el rostro. El único motivo por el cual aún se estaba conteniendo era precisamente porque Sora era hijo de Madara, y quien terminaría en líos si entraban a un combate era ella, no él. Aún no tenía la fuerza que necesitaba para someter a todas esas lacras a su voluntad, pero pronto la tendría... y cuando llegara ese día se encargaría de hacer pagar una por una a las personas que habían transformado su vida en ese desierto árido en el cual sólo conocía la desesperación.
-Yo no creo que las personas puedan entenderse. Nunca conseguirán hacerlo cuando no han vivido las mismas circunstancias ni experimentado los mismos dolores. Creer lo contrario sólo muestra lo inmaduro y estúpido que eres. Pero te complaceré -tomó un kunai y lo arrojo a los pies de Sora-. Dices que conoces mi dolor, o que al menos quieres comprenderlo, ¿No? Entonces, para que logres entender cuanto me duele la traición de Madara Uchiha y el exilio de mi padre, toma ese kunai y atraviesalo justo en medio de tu pecho. Y luego tuercelo un poco. Así podrás comenzar a entender lo que siento por la ausencia de mi padre en este lugar. Y luego dime, claro, si lograrías perdonar a alguien que te hace sentir ese dolor permanentemente, todos los días, desde que despiertas hasta que duermes, en cada momento, en cada segundo del día.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
Sora bajó la vista para observar el kunai en el suelo. Pero en lugar de tomarlo cerró los puños con fuerza, frunciendo el ceño y apretando la mandíbula, intentando contener su enojo. Neko estaba siendo injusta y eso le dolía.
—Neko, yo se lo que es el dolor y no necesito clavar un kunai en mi pecho para entenderlo. Lo comprendo perfectamente —declaró Sora, para entonces alzar la vista y volver a mirar a Neko, con una seriedad poco usual en él pero sin elevar demsiado su tono de voz—. Ya he vivido la desesperación y no te culpo de ello. Ha sido mi vida y no se lo deseo a nadie más.
Podía ver en los ojos de Neko el rencor y la forma en que todo ese asunto le afectaba. A Sora también le afectaba, pero con la diferencia de que él comprendía a su prima y era incapaz de culparla por lo que hubiera hecho Judal Uchiha. Ella por otro lado, parecía estar tan sumergida en su propio rencor que era incapaz de escucharlo. Y él creía que era aquello lo que le impedía ver más allá de sí misma y comprender a los demás. Era visible el dolor que había en ella y era frustrante el querer aliviario pero no recibir espacio para intentarlo.
—Sólo estoy contándote lo que he vivido —expresó el pelirrojo cuando ella le dijo que no tenía derecho a hablar de su padre—. Los motivos y pensamientos de tu padre están fuera de mi conocimiento, por lo cual no planeo hablar de más. Pero tú tampoco conoces a mi familia y no es bueno juzgar sin saber.
Lo que más le dolía a Sora era el hecho de que Neko hablara de su familia sin conocerles y lo culpara a él de todos sus males. Quizás se debía al hecho de que él tenía otra forma de ver el mundo y prefería conocer a las personas antes de juzgarlas. Pero por otro lado podía entender que ella pensara de ese modo, después de todo no se conocían demasiados detalles sobre la partida de Judal Uchiha más que la fuerte rivalidad que tenía con su hermano y su desacuerdo en las decisiones del consejo. Era normal entonces que la gente concluyera que había sido expulsado de la aldea contra su voluntad.
—¿Sabes, Neko? Se me hace difícil pensar que mi padre hubiera deseado que las cosas se tornaran de este modo y supongo que a él también ha de dolerle esta situación. Él amaba a su hermano y regresó a este país por ese motivo —continuó Sora, suavizando un tanto sus facciones, viéndose hasta melancólico. Nuevamente la imagen de su padre contándoles historias sobre el grandioso hermano que tenía volvían a su mente y el hecho de pensar cómo había resultado todo al final, le dolía—. Pero yo no he vivido la vida de mi padre como para saber todos sus pensamientos y mucho menos conozco la relación que él tenía con su hermano. Por eso creo, que si hay una persona con quien podrías hablar este asunto mejor que nadie, ese es mi padre, quien lo ha vivido, quien ha tratado con tu padre y quien realmente lo conoce, no yo, ni mis hermanos ni mi madre. Yo no sé lo que en verdad ha pasado entre ellos, pero es bueno enterarse de la verdad en ocasiones, escuchar a las personas y darles una oportunidad.
Sora no deseaba que Neko lo odiara a él por lo sucedido entre su padre y su tío. Él no se consideraba culpable de ese asunto y tampco la veía a su prima de ese modo. Sin embargo, tampco podía obligarla a pensar de otro modo. Quizás sólo ofrecerle su compañía y comprensión, algún modo de aliviar ese dolor que había en ella. A su dolor Sora lo había logrado sobrellevar gracias a su familia, pero Neko al parecer no había tenido ese apoyo, o al menos eso aparentaba, pues él siempre la había visto solitaria.
—Sólo quiero que sepas, de mi parte, que yo no pienso juzgarte por ningún motivo. Para mí tú eres Neko, y no quiero acercarme a ti por la presión de ser primos ni con el fin de aparentar una familia feliz, sino porque tú me importas como persona, lejos de lo que signifiquen los nombre de nuestros clanes.
No se había dado cuenta sino hasta que acabó de hablar, que había comenzado a llover. Pequeñas gotas caían pacíficamente sobre el bosque.
—Yo no soy culpable de tu sufrimiento, pero quiero acompañarte de alguna forma y ayudarte a sobrellevar esa carga. Sólo estoy ofreciéndote mi compañía, con mis mejores intenciones —dijo finalmente con su característico tono calmo—. Pero si necesitas espacio está bien, puedo irme. Tampoco busco sofocarte con mi presencia. Sólo deseo que sepas que yo no guardo rencor hacia ti, y que estoy dispuesto a acompañarte en cualquier ocasión que lo necesites.
Había conocido a Neko como una persona solitaria y pensó que quizás las presencia de alguien con la personalidad de él no le resultaría cómoda. Por lo mismo no planeaba insistir. Tampoco podía esperar conseguir que ella confiara en él después de un solo encuentro y cuando ella parecía ser una persona tan cerrada hacia los demás.
—Neko, yo se lo que es el dolor y no necesito clavar un kunai en mi pecho para entenderlo. Lo comprendo perfectamente —declaró Sora, para entonces alzar la vista y volver a mirar a Neko, con una seriedad poco usual en él pero sin elevar demsiado su tono de voz—. Ya he vivido la desesperación y no te culpo de ello. Ha sido mi vida y no se lo deseo a nadie más.
Podía ver en los ojos de Neko el rencor y la forma en que todo ese asunto le afectaba. A Sora también le afectaba, pero con la diferencia de que él comprendía a su prima y era incapaz de culparla por lo que hubiera hecho Judal Uchiha. Ella por otro lado, parecía estar tan sumergida en su propio rencor que era incapaz de escucharlo. Y él creía que era aquello lo que le impedía ver más allá de sí misma y comprender a los demás. Era visible el dolor que había en ella y era frustrante el querer aliviario pero no recibir espacio para intentarlo.
—Sólo estoy contándote lo que he vivido —expresó el pelirrojo cuando ella le dijo que no tenía derecho a hablar de su padre—. Los motivos y pensamientos de tu padre están fuera de mi conocimiento, por lo cual no planeo hablar de más. Pero tú tampoco conoces a mi familia y no es bueno juzgar sin saber.
Lo que más le dolía a Sora era el hecho de que Neko hablara de su familia sin conocerles y lo culpara a él de todos sus males. Quizás se debía al hecho de que él tenía otra forma de ver el mundo y prefería conocer a las personas antes de juzgarlas. Pero por otro lado podía entender que ella pensara de ese modo, después de todo no se conocían demasiados detalles sobre la partida de Judal Uchiha más que la fuerte rivalidad que tenía con su hermano y su desacuerdo en las decisiones del consejo. Era normal entonces que la gente concluyera que había sido expulsado de la aldea contra su voluntad.
—¿Sabes, Neko? Se me hace difícil pensar que mi padre hubiera deseado que las cosas se tornaran de este modo y supongo que a él también ha de dolerle esta situación. Él amaba a su hermano y regresó a este país por ese motivo —continuó Sora, suavizando un tanto sus facciones, viéndose hasta melancólico. Nuevamente la imagen de su padre contándoles historias sobre el grandioso hermano que tenía volvían a su mente y el hecho de pensar cómo había resultado todo al final, le dolía—. Pero yo no he vivido la vida de mi padre como para saber todos sus pensamientos y mucho menos conozco la relación que él tenía con su hermano. Por eso creo, que si hay una persona con quien podrías hablar este asunto mejor que nadie, ese es mi padre, quien lo ha vivido, quien ha tratado con tu padre y quien realmente lo conoce, no yo, ni mis hermanos ni mi madre. Yo no sé lo que en verdad ha pasado entre ellos, pero es bueno enterarse de la verdad en ocasiones, escuchar a las personas y darles una oportunidad.
Sora no deseaba que Neko lo odiara a él por lo sucedido entre su padre y su tío. Él no se consideraba culpable de ese asunto y tampco la veía a su prima de ese modo. Sin embargo, tampco podía obligarla a pensar de otro modo. Quizás sólo ofrecerle su compañía y comprensión, algún modo de aliviar ese dolor que había en ella. A su dolor Sora lo había logrado sobrellevar gracias a su familia, pero Neko al parecer no había tenido ese apoyo, o al menos eso aparentaba, pues él siempre la había visto solitaria.
—Sólo quiero que sepas, de mi parte, que yo no pienso juzgarte por ningún motivo. Para mí tú eres Neko, y no quiero acercarme a ti por la presión de ser primos ni con el fin de aparentar una familia feliz, sino porque tú me importas como persona, lejos de lo que signifiquen los nombre de nuestros clanes.
No se había dado cuenta sino hasta que acabó de hablar, que había comenzado a llover. Pequeñas gotas caían pacíficamente sobre el bosque.
—Yo no soy culpable de tu sufrimiento, pero quiero acompañarte de alguna forma y ayudarte a sobrellevar esa carga. Sólo estoy ofreciéndote mi compañía, con mis mejores intenciones —dijo finalmente con su característico tono calmo—. Pero si necesitas espacio está bien, puedo irme. Tampoco busco sofocarte con mi presencia. Sólo deseo que sepas que yo no guardo rencor hacia ti, y que estoy dispuesto a acompañarte en cualquier ocasión que lo necesites.
Había conocido a Neko como una persona solitaria y pensó que quizás las presencia de alguien con la personalidad de él no le resultaría cómoda. Por lo mismo no planeaba insistir. Tampoco podía esperar conseguir que ella confiara en él después de un solo encuentro y cuando ella parecía ser una persona tan cerrada hacia los demás.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
¿Por qué ese joven la ofendía tanto? Sólo mirarlo la hacía sentir una rabia que pocas veces había experimentado. Lo peor de ello era que no podía ocultar en su mirada el revoltijo de emociones en su interior y el desagrado profundo por tener que estar ahí mirándolo y escuchándolo decir tantas estupideces.
No. Lo peor no era eso. Lo peor era que Neko no sentía que las palabras de Sora fueran mentira. Había un genuino interés por parte del joven de acercarse a ella e intentar soslayar ese odio profundo que la kunoichi sentía por él.
-¿Qué te hace pensar que tengo interés en hablar con tu padre? O contigo, si vamos a eso. No me importa lo que Madara Uchiha tenga que decir al respecto. Nada de lo que diga o haga hará cambiar mi opinión sobre él. Es una basura. Es un sujeto despreciable y lo odio con cada fibra de mi ser. El único consuelo que tengo es entrenar para un día matarlo con mis propias manos, pues no le daré a la naturaleza o a otra persona el placer de quitarle la vida al traidor.
Estaba hablando de más y lo sabía. Ese no era su modo de actuar, pero nunca hasta ese momento nadie la había hecho sentir tanta rabia como Sora Uchiha con sus palabras de segunda y sus consuelos de cuarta.
-Además no entiendo por qué YO te importaría tanto. No me conoces y es la primera vez que hablamos más de un par de palabras. Nada nos une aparte de un vínculo de sangre y el odio que siento por ti y todos los bastardos que se hacen llamar tus hermanos -respiró profundamente, porque sólo entonces comprendió que estaba exagerando. No odiaba a los hijos de Madara, excepto a Sora, claro. Sentía un profundo desprecio por ellos y consideraba que su existencia era una bofetada al clan Uchiha, pero no llegaba a odiarlos. Reservaría ese sentimiento sólo para Madara y algún día se encargaría de hacerlo pagar por quitarle a quien ella amaba.
Quitándole a él a quien más amaba. La Senju. Y su plan no fallaría, pues pensaba que su padre había sido impaciente en actuar. Ella en cambio esperaría la ocasión perfecta para poner en marcha su plan, el cual consideraba un asesinato infalible. Y cuando viera a la Senju muerta lo primero que le diría a Madara sería que ella era la responsable de quitarle lo que más amaba. Sólo entonces estarían a mano y sólo en ese momento se sentiría en paz.
-Dices que no eres culpable de mi sufrimiento, Sora, pero te pregunto... y no tienes que responderme, pues no quiero escuchar más de ti ¿Si no existieras, si tus padres no se hubiesen escapado a vivir su pequeño romance, tu padre habría traicionado al clan como lo hizo? ¿Se habría ido de la aldea sin decir palabra alguna por seis años? ¿Acaso crees que eres el único que creció escuchando historias de un tío perdido? No. Yo tambien las escuché. Mi padre idolatraba a su hermano mayor, y creo que todo el tiempo que... -no se dio cuenta cuando las lágrimas comenzaron a caer- No estaba en la aldea e iba Villa por Villa derrotando enemigos, lo que realmente quería era encontrar a su hermano, verlo al rostro, y preguntarle por qué lo había abandonado por una mujer. Había en él un dolor que nunca consiguió ocultar por mucho que sonriera cuando estaba conmigo e Izuna. Y era esa soledad lo que hizo que lo amara como lo hago... porque creo que fui la única que vio más allá de su enorme sonrisa y sarcasmo, el dolor que lo inundaba. Y eso es algo que ni tú, ni tu padre ni las estúpidas palabras que están saliendo de tu boca, pueden borrar.
La lluvia hizo que las lágrimas se camuflaran. Se estaba mojando y odiaba que eso ocurriera. A decir verdad no era muy amiga del agua. A pesar de su edad no sabía nadar, odiaba si quiera que tomar baños y lo hacía casi por que su madre la obligaba a ello, pero siempre en un balde en el patio trasero, en el cual sabía que no se ahogaría. Le temía al agua... quizás era eso.
-Maldita sea -dijo corriendo bajo un árbol, sintiendo que estaba atrapada entre los goterones que caían a su alrededor. No sabía que iba a llover y de haberlo sabido habría traído un paraguas- Justo ahora... que lo único que deseo es largarme de aquí... comienza a llover. -Pensó, mirando hacia el suelo para que Sora no viera el miedo que sentía de las gotas que caían a su alrededor.
Si esa lluvia se transformaba en una tormenta estaba perdida. Seguramente Izuna o su madre irían por ella, pues ambos sabían el terror que sentía por las tormentas y la manera en que se escondía bajo su cama temblando de pies a cabeza cuando escuchaba los truenos y veía los relámpagos.
-¿Me puedes responder algo antes de que te largues? -le preguntó desde bajo el árbol, agachándose y cubriendose los oídos con miedo cuando escuchó el primer relámpago, luego de gritar, claro- ¿Por qué te quieres acercar a mi después de todos estos años? Es lo único que no logro descifrar de tu comportamiento. Hay cientos de chicas que se mueran por hablar contigo en la aldea, ¿Por qué me buscas a mi si no es sólo porque somos primos? De seguro podrías... -otro grito y una Neko mucho más acurrucada en contra el árbol-... podrías conseguir una amiga en alguien más.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
Sora no dijo nada respecto a las ofensas que Neko pronunciaba contra Madara pues creía que estaba hablando desde el rencor, y detrás de ese odio que expresaban sus palabras y en la mirada furiosa que le dedicaba sólo podía ver dolor por los sentimientos que le unían con su padre. Y aunque él pensara de otro modo sobre los hechos sucedidos, podía entenderla porque él también amaba a su familia.
Aún así, le dolía que ella pensara de ese modo acerca de sus padres y hermanos cuando no los conocía realmente. Le dolía que no le permitiera acercarse a ella cuando lo hacía con sus mejores intenciones y le dolía que lo juzgara por el simple hecho de que su madre fuese Senju y un Uchiha como su padre la amara.
—Por favor, Neko... no digas esas cosas. Yo no elegí nacer en este mundo. No soy culpable de mi existencia —sus palabras sonaron como algo parecido a una súplica. No estaba enojado, sino que más bien se veía dolido—. Aunque te interesara saberlo, tampoco creo ser yo la persona correcta para responder esa pregunta, pues es mi padre quien conoce mejor que nadie sus propias acciones y pensamientos y si hay alguien que puede aclarar todas tus dudas, es él. Yo sólo puedo decirte que las personas son capaces de hacer lo que sea por proteger a aquellos que aman y alejarlos del peligro. Pero creo que tú sabes eso, ¿verdad? —se refería a las cosas que Neko había mencionado acerca de Judal Uchiha y cómo había hecho todo lo posible por protegerlos a ella y a su hermano. Por lo mismo Sora creía que ella podía comprender esa clase de comportamientos en las personas—. Pues es precisamente lo que mi padre intentó hacer. Quizás se sintió amenazado. Tal vez temía lo que pudiera suceder conmigo y mi madre si permanecíamos en este país, donde nadie podía aceptar su relación, dónde estaba solo y no tenía ni siquiera el apoyo de su propio clan —no hablaba del apoyo de un clan hacia la figura de un líder, hablaba de su padre como una persona—. Pero si no te interesa está bien, no hablaré más. Sólo deseo que entiendas que no soy culpable de lo que haya sucedido entre él y mi tío. Yo no quise que las cosas acabaran de este modo. De hecho, si hubiera podido elegir, habría preferido nacer en un mundo en donde el odio y la intolerancia no existieran y el amar a una persona diferente a uno mismo no fuese considerado un pecado imperdonable. Quizás de ese modo nada de esto hubiera pasado.
Sora entonces bajó un poco la vista mostrándose tenso. Él no culpaba a nadie de todas las cosas que habían sucedido con su padre, su hermano, su clan y toda su familia, simplemente se sentía frustrado y le dolía saber que podía haber tanto odio en las personas y que hubiese quienes eran incapaces de comprender a otros.
Pero entonces escuchó las preguntas de su prima y encontró en esas palabras un pequeño rastro de esperanza. Neko quería comprenderlo y entender el por qué de su comportamiento. Eso era algo positivo, porque a pesar del desprecio que había mostrado hacia él, al menos estaba interesada en conocer sus razones para hacer lo que hacía.
—Quiero acercarme a ti porque me importas. ¿Está mal eso? —confesó con bastante familiaridad, como si le hablara a alguien que conocía desde hace tiempo. Y es que a pesar de ser las primera vez que cruzaba más de un par de palabras con ella la sentía extrañamente cercana—. Yo comprendo tu dolor. Aunque no me creas, puedo hacerlo. Sé lo que es sufrir por el amor que se tiene a alguien más y entiendo que es algo horrible y es frustrante el querer aliviarlo y no encontrar la manera.
Por eso mismo comprendía lo que Neko había dicho de su padre y su razón para admirarlo como lo hacía. Sora tenía una facilidad increíble para ver más allá de las apariencias y descubrir tras el comportamiento de otros, lo que en verdad había en su interior. Por ello había logrado ver más allá de la frialdad y soledad en donde su prima se refugiaba.
—Una verdadera amistad no se trata sólo de tener una buena relación con alguien más. Se trata sobre saber comprender a la otra persona, es lo que creo... —era algo que había prendido con el correr de los años y su expriencia en la vida, y creía firmemente que era así. Y era eso una de las cosas que le hacían querer acercarse a Neko—. Y es precisamente lo que quiero ofrecerte: mi comprensión, mi compañía. Si me preguntas una razón sería difícil expresarlo en palabras, es simplemente algo que siento. En realidad, siempre he querido acercarme a ti, Neko. Siempre he admirado tu fortaleza.
Pero entonces notó que cuando la lluvia empezaba a intensificarse el comportamiento de Neko cambió bruscamente. Estaba acurrucada contra un árbol y se veía aterrada. Sora reaccionó ante el grito que salió de la boca de ella mostrándose alertado.
—¿Neko? —la llamó deseando tener nuevamente su atención—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien? —preguntó acercándose, mostrando una genuina preocupación por ella y por su estado, queriendo saber lo que sucedía para poder ayudarla.
Aún así, le dolía que ella pensara de ese modo acerca de sus padres y hermanos cuando no los conocía realmente. Le dolía que no le permitiera acercarse a ella cuando lo hacía con sus mejores intenciones y le dolía que lo juzgara por el simple hecho de que su madre fuese Senju y un Uchiha como su padre la amara.
—Por favor, Neko... no digas esas cosas. Yo no elegí nacer en este mundo. No soy culpable de mi existencia —sus palabras sonaron como algo parecido a una súplica. No estaba enojado, sino que más bien se veía dolido—. Aunque te interesara saberlo, tampoco creo ser yo la persona correcta para responder esa pregunta, pues es mi padre quien conoce mejor que nadie sus propias acciones y pensamientos y si hay alguien que puede aclarar todas tus dudas, es él. Yo sólo puedo decirte que las personas son capaces de hacer lo que sea por proteger a aquellos que aman y alejarlos del peligro. Pero creo que tú sabes eso, ¿verdad? —se refería a las cosas que Neko había mencionado acerca de Judal Uchiha y cómo había hecho todo lo posible por protegerlos a ella y a su hermano. Por lo mismo Sora creía que ella podía comprender esa clase de comportamientos en las personas—. Pues es precisamente lo que mi padre intentó hacer. Quizás se sintió amenazado. Tal vez temía lo que pudiera suceder conmigo y mi madre si permanecíamos en este país, donde nadie podía aceptar su relación, dónde estaba solo y no tenía ni siquiera el apoyo de su propio clan —no hablaba del apoyo de un clan hacia la figura de un líder, hablaba de su padre como una persona—. Pero si no te interesa está bien, no hablaré más. Sólo deseo que entiendas que no soy culpable de lo que haya sucedido entre él y mi tío. Yo no quise que las cosas acabaran de este modo. De hecho, si hubiera podido elegir, habría preferido nacer en un mundo en donde el odio y la intolerancia no existieran y el amar a una persona diferente a uno mismo no fuese considerado un pecado imperdonable. Quizás de ese modo nada de esto hubiera pasado.
Sora entonces bajó un poco la vista mostrándose tenso. Él no culpaba a nadie de todas las cosas que habían sucedido con su padre, su hermano, su clan y toda su familia, simplemente se sentía frustrado y le dolía saber que podía haber tanto odio en las personas y que hubiese quienes eran incapaces de comprender a otros.
Pero entonces escuchó las preguntas de su prima y encontró en esas palabras un pequeño rastro de esperanza. Neko quería comprenderlo y entender el por qué de su comportamiento. Eso era algo positivo, porque a pesar del desprecio que había mostrado hacia él, al menos estaba interesada en conocer sus razones para hacer lo que hacía.
—Quiero acercarme a ti porque me importas. ¿Está mal eso? —confesó con bastante familiaridad, como si le hablara a alguien que conocía desde hace tiempo. Y es que a pesar de ser las primera vez que cruzaba más de un par de palabras con ella la sentía extrañamente cercana—. Yo comprendo tu dolor. Aunque no me creas, puedo hacerlo. Sé lo que es sufrir por el amor que se tiene a alguien más y entiendo que es algo horrible y es frustrante el querer aliviarlo y no encontrar la manera.
Por eso mismo comprendía lo que Neko había dicho de su padre y su razón para admirarlo como lo hacía. Sora tenía una facilidad increíble para ver más allá de las apariencias y descubrir tras el comportamiento de otros, lo que en verdad había en su interior. Por ello había logrado ver más allá de la frialdad y soledad en donde su prima se refugiaba.
—Una verdadera amistad no se trata sólo de tener una buena relación con alguien más. Se trata sobre saber comprender a la otra persona, es lo que creo... —era algo que había prendido con el correr de los años y su expriencia en la vida, y creía firmemente que era así. Y era eso una de las cosas que le hacían querer acercarse a Neko—. Y es precisamente lo que quiero ofrecerte: mi comprensión, mi compañía. Si me preguntas una razón sería difícil expresarlo en palabras, es simplemente algo que siento. En realidad, siempre he querido acercarme a ti, Neko. Siempre he admirado tu fortaleza.
Pero entonces notó que cuando la lluvia empezaba a intensificarse el comportamiento de Neko cambió bruscamente. Estaba acurrucada contra un árbol y se veía aterrada. Sora reaccionó ante el grito que salió de la boca de ella mostrándose alertado.
—¿Neko? —la llamó deseando tener nuevamente su atención—. ¿Qué sucede? ¿Estás bien? —preguntó acercándose, mostrando una genuina preocupación por ella y por su estado, queriendo saber lo que sucedía para poder ayudarla.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
-No me sucede nada -respondió la joven temblando de pies a cabeza, aún en esa posición, acurrucada y abrazandose las rodillas junto al tronco del árbol-. Por favor... por favor vete.
Le era insoportable la idea de que alguien como Sora la viera así. Estaba realmente asustada, le temía tanto a las tormentas que su corazón parecía estar saliendose por la boca. Desde pequeña había sido así, ese miedo que no comprendía de dónde surgía cada vez que el agua caía con fuerza del cielo. Su temor era tal que ni si quiera recordaba la mitad de las cosas que Sora acababa de decir o si quiera las que ella había dicho. Lo único que ocupaba su mente era protegerse de esos horribles relámpagos que sentía a lo lejos.
-Neko-sama teme a la lluvia -dijo de pronto una voz desde el árbol-. Mejor dicho, la aterroriza las tormentas en especial los truenos -el gato estaba en el árbol lamiéndose una pata, observando algo divertido lo que sucedía bajo él.
-Silencio Melocotón -exclamó Neko para soltar un grito después de escuchar un trueno, un grito lleno de pavor, que hizo que se aferrara a lo que tenía más cerca en ese momento... un semi agachado Sora.
Estaba mojado, pero no pareció importarle. Tenía tanto miedo que no podía hacer otra cosa que buscar protección en él casi por instinto. Su mente racional no estaba funcionando en ese momento, sólo temblaba abrazada de manos y piernas alrededor de Sora, ocultando su rostro en ese espacio que mediaba entre sus amplios hombros y el cuello.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
No podía creerle a Neko cuando le decía que no sucedía nada pues algo le pasaba, de eso estaba seguro. De lo contrario no hubiera estado acurrucada contra el árbol, abrazándose a sí misma y temblando aterrada como si tuviese frente a ella la cosa a la cual más temía.
Y fue entonces que la voz del gato sobre el árbol le confirmó lo que pensaba. Sora abrió los ojos ampliamente producto de la sorpresa. Aquello no era algo que hubiera esperado; no la repentina intervención del compañero felino de Neko, sino la noticia. Él vio siempre a su prima como una persona sumamente fuerte y con una frialdad inquebrantable, y que le temiera a las tormentas era algo que nunca hubiera pasado por su mente. Ese día había conocido más sobre ella de lo que creyó posible.
Quiso preguntarle al gato si hablaba enserio, pero la voz de Neko exclamando aterrorizada no se lo permitió. Al siguiente segundo lo estaba abrazando como si buscara protección en su persona. Sora se sorprendió nuevamente, no pudo evitarlo. Pero entonces se dijo que debía actuar seriamente y aquella era la oportunidad perfecta para demostrarle a Neko que de verdad le preocupaba su bienestar.
—¿Irme? ¿...Y dejarte aquí sola bajo la lluvia? —preguntó incrédulo como si fuese incapaz de hacer algo así. Y sí, lo era—. No creo que sea una buena idea.
Veía que Neko se aferraba a él como si su vida dependiera de ello. Lucía tan aterrada y paralizada por el miedo que parecía estar fuera de sí, y debía estarlo para haberle abrazado de ese modo. Sora dudaba que en ese estado ella pudiera moverse de donde estaba por su propia cuenta y la idea de ayudarla se presentó en él de inmediato.
Para Sora una tormenta no significaba mucho peligro, pero si ella le temía entonces tenía que alejarla de eso. El clima se ponía cada vez peor; la lluvia caía más intensa a cada instante, los truenos comenzaban a retumbar a cada segundo y Neko se ponía más tensa con cada estruendo.
—Oye, tranquila. No pienso dejarte aquí, voy a ayudarte —le informó entonces—. Será mejor que te sujetes fuerte y no te sueltes porque te llevaré a un lugar seguro. Claro, si estás de acuerdo con ello.
Aquello último lo dijo más que nada por una cuestión de modales. Pero Neko lucía tan frágil en ese instante que dudaba que fuese a negarse. Entonces la tomó entre sus brazos y estaba dispuesto a alejarla de la intensa tormenta que se estaba formando.
Y fue entonces que la voz del gato sobre el árbol le confirmó lo que pensaba. Sora abrió los ojos ampliamente producto de la sorpresa. Aquello no era algo que hubiera esperado; no la repentina intervención del compañero felino de Neko, sino la noticia. Él vio siempre a su prima como una persona sumamente fuerte y con una frialdad inquebrantable, y que le temiera a las tormentas era algo que nunca hubiera pasado por su mente. Ese día había conocido más sobre ella de lo que creyó posible.
Quiso preguntarle al gato si hablaba enserio, pero la voz de Neko exclamando aterrorizada no se lo permitió. Al siguiente segundo lo estaba abrazando como si buscara protección en su persona. Sora se sorprendió nuevamente, no pudo evitarlo. Pero entonces se dijo que debía actuar seriamente y aquella era la oportunidad perfecta para demostrarle a Neko que de verdad le preocupaba su bienestar.
—¿Irme? ¿...Y dejarte aquí sola bajo la lluvia? —preguntó incrédulo como si fuese incapaz de hacer algo así. Y sí, lo era—. No creo que sea una buena idea.
Veía que Neko se aferraba a él como si su vida dependiera de ello. Lucía tan aterrada y paralizada por el miedo que parecía estar fuera de sí, y debía estarlo para haberle abrazado de ese modo. Sora dudaba que en ese estado ella pudiera moverse de donde estaba por su propia cuenta y la idea de ayudarla se presentó en él de inmediato.
Para Sora una tormenta no significaba mucho peligro, pero si ella le temía entonces tenía que alejarla de eso. El clima se ponía cada vez peor; la lluvia caía más intensa a cada instante, los truenos comenzaban a retumbar a cada segundo y Neko se ponía más tensa con cada estruendo.
—Oye, tranquila. No pienso dejarte aquí, voy a ayudarte —le informó entonces—. Será mejor que te sujetes fuerte y no te sueltes porque te llevaré a un lugar seguro. Claro, si estás de acuerdo con ello.
Aquello último lo dijo más que nada por una cuestión de modales. Pero Neko lucía tan frágil en ese instante que dudaba que fuese a negarse. Entonces la tomó entre sus brazos y estaba dispuesto a alejarla de la intensa tormenta que se estaba formando.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
Estaba tan asustada que aún no percibía del todo lo que su cuerpo acababa de hacer ni la forma en que Sora reaccionaba a ello. Quizás sólo Izuna y su madre lograrían comprender su miedo al agua, a la lluvia y las tormentas. Era algo irracional que venía de algún recuerdo reprimido de su infancia, pero algo muy malo le había ocurrido para hacerla temer de esa manera a la lluvia, algo que desde ese día le permitió ver personas que ya no caminaban entre los vivos.
-No... por favor no... -susurró con los ojos cerrados y comenzando a llorar-. No quiero que me veas así. Sueltame...
Pero mientras le decía aquellas palabras sus manos se aferraban aún con más fuerza contra su cuerpo mojado, sintiendo el calor del cuerpo de Sora a través de la tela. Extrañamente, era agradable sentir el tacto de alguien más. Ella nunca había sido muy aficionada a ese tipo de cercanía, y si lo pensaba con mucho detenimiento, él era la primera persona que tocaba desde al menos unos cinco años. Ni si quiera le permitía a su propia madre acercarse demasiado, pues el contacto con otros la encrespaba.
Pero en ese momento no era así. Estar con Sora de aquella manera era reconfortante, y realmente creía que su preocupación era genuina y que no mentía en las palabras que decía, ¿Por qué tenía que ser así? ¿Qué lazo que ella no comprendía los unía para que ese odio que sentía por él le resbalara y en cambio le diera seguridad?
-¿Por qué eres así conmigo, itoko-san? Deberías odiarme también. Nacimos en este mundo para matarnos uno al otro... no para que me quieras proteger.
Temblando entre sus brazos, acurrucó su rostro y lloró contra su pecho, como si quisiera dejar ir de todo ese odio que la embargaba contra él y su familia... después de todo, era extenuante vivir así, como una carga que Neko no había pedido.
Neko Uchiha- Clan Uchiha
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Re: Campos de Entrenamiento
—Está bien, no te preocupes... todos somos humanos y cualquiera puede sentir temor. No tienes por qué avergonzarte. —intentó tranquilizarla cuando ella le dijo que no deseaba que la viese así. Sora entendió que hablaba de aquel estado tan frágil en que se encontraba.
Contemplando a Neko entre sus brazos con una expresión melancólica consideraba sus palabras pensando en una respuesta.
¿Por qué era así con ella? No lo sabía realmente. El protegerla era algo que simplemente sentía debía hacer. No tenía una razón para odiarla o sentir rencor hacia ella. Él pensaba que Neko, tanto como él y otras personas de su generación, sólo eran víctimas en un mundo lleno de diferencias de un pasado distante. No eran culpables de nada y no debían cargar con el peso de sus clanes, el peso que sus padres habían tenido que cargar en el pasado.
Eran otras épocas, donde el ser parte de distintos clanes no debía diferenciar a una persona de la otra. Donde cada quien tenía la oportunidad de verse a todos como iguales, como personas, como lo que realmente eran, sin importar su procedencia.
—No tengo motivo para odiarte, Neko. Tú no eres culpable de nada y no creo que las personas inocentes deban pagar por algo que no pidieron —le respondió finalmente con la verdad. Así era como él sentía—. Yo no creo en eso. Quiero decir, no creo que nosotros debamos cargar con el peso de nuestros clanes y su pasado.
Quizás para él fuese más fácil entenderlo, pues nunca había sido influenciado con los pensamientos de ningún clan. Él había crecido como hijo de un padre Uchiha y una madre Senju, entendiendo que era posible amar a otra persona sin importar su clan o procedencia.
—Ya sea Uchiha, Senju, o cualquier otro clan, todos somos humanos y en cierto modo buscamos lo mismo: nuestra felicidad, proteger a aquellos que amamos y nadie quiere morir injustamente. Nosotros sólo somos víctimas del mundo en que nacimos, pero creo que cada quien tiene el derecho de elegir su propio destino y buscar su propia felicidad sin necesidad de lastimar a nadie —pronunció entonces, sin dejar de observar a Neko, pudiendo sentir la profunda angustia que la embargaba a través de sus lagrimas—. Yo busco protegerte porque me importas tú como persona. Es difícil explicarlo en palabras, pero es así como lo siento. Admiro tu fortaleza, pero de algún modo puedo entender el dolor que hay en ti y creo que nadie merece sufrir así. Es por eso que quiero ofrecerte mi apoyo siempre que lo necesites.
Sora emprendió su camino entonces, abrazando a Neko como si quisiera protegerla de su alrededor, buscando llevarla a un lugar donde ella pudiese sentirse segura antes de que la tormenta se intensificara aún más.
—Ahora, por favor permíteme llevarte a un lugar donde puedas sentirte segura.
Contemplando a Neko entre sus brazos con una expresión melancólica consideraba sus palabras pensando en una respuesta.
¿Por qué era así con ella? No lo sabía realmente. El protegerla era algo que simplemente sentía debía hacer. No tenía una razón para odiarla o sentir rencor hacia ella. Él pensaba que Neko, tanto como él y otras personas de su generación, sólo eran víctimas en un mundo lleno de diferencias de un pasado distante. No eran culpables de nada y no debían cargar con el peso de sus clanes, el peso que sus padres habían tenido que cargar en el pasado.
Eran otras épocas, donde el ser parte de distintos clanes no debía diferenciar a una persona de la otra. Donde cada quien tenía la oportunidad de verse a todos como iguales, como personas, como lo que realmente eran, sin importar su procedencia.
—No tengo motivo para odiarte, Neko. Tú no eres culpable de nada y no creo que las personas inocentes deban pagar por algo que no pidieron —le respondió finalmente con la verdad. Así era como él sentía—. Yo no creo en eso. Quiero decir, no creo que nosotros debamos cargar con el peso de nuestros clanes y su pasado.
Quizás para él fuese más fácil entenderlo, pues nunca había sido influenciado con los pensamientos de ningún clan. Él había crecido como hijo de un padre Uchiha y una madre Senju, entendiendo que era posible amar a otra persona sin importar su clan o procedencia.
—Ya sea Uchiha, Senju, o cualquier otro clan, todos somos humanos y en cierto modo buscamos lo mismo: nuestra felicidad, proteger a aquellos que amamos y nadie quiere morir injustamente. Nosotros sólo somos víctimas del mundo en que nacimos, pero creo que cada quien tiene el derecho de elegir su propio destino y buscar su propia felicidad sin necesidad de lastimar a nadie —pronunció entonces, sin dejar de observar a Neko, pudiendo sentir la profunda angustia que la embargaba a través de sus lagrimas—. Yo busco protegerte porque me importas tú como persona. Es difícil explicarlo en palabras, pero es así como lo siento. Admiro tu fortaleza, pero de algún modo puedo entender el dolor que hay en ti y creo que nadie merece sufrir así. Es por eso que quiero ofrecerte mi apoyo siempre que lo necesites.
Sora emprendió su camino entonces, abrazando a Neko como si quisiera protegerla de su alrededor, buscando llevarla a un lugar donde ella pudiese sentirse segura antes de que la tormenta se intensificara aún más.
—Ahora, por favor permíteme llevarte a un lugar donde puedas sentirte segura.
Sora Uchiha- Clan Uchiha
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