Entrenando en los Bosques

por Vergil Ōtsutsuki Mar Nov 10, 2015 5:34 am

La soledad era algo que le agradaba pues le traía calma para concentrarse, meditar y planificar. Y no había mejor sitio donde conseguir ese beneficio que el bosque en la noche. El silencio a su alrededor era tal que sólo podía percibirse el sonido del metal cortando el aire en cada audaz movimiento que realizaba con su espada, y su única compañía eran las mariposas luminosas que danzaban por todas partes pero que él ignoraba completamente.

En cada oportunidad que podía “escapaba” al bosque en busca de esa soledad tan calmante, deseando huir de la familia principal y sus hartantes discursos sobre el deber y el deseo de Hamura. Cada día que pasaba, Vergil sentía que no podría seguir escondiendo por mucho tiempo más el descontento que tanto a él como a muchos de sus compañeros mantenía inquietos. Aquella idea de que los líderes estaban equivocados y que debía mostrárselos tomaba fuerza cada vez que estaba en su presencia.

Sin embargo, no podía hacerlo aún, no podía rebelarse contra aquellos que dominaban sobre el resto del clan si no tenía el poder necesario para vencerlos. Por lo mismo iba a esperar. Debía ser paciente y continuar fingiendo por mucho que le desagradara la idea de ser visto como uno de los “otros”, aquellos que sin oponerse seguían fielmente la voluntad de los más “poderosos” como gustaban ser llamados, o mejor dicho, como habían acostumbrado a ser llamados.

El segundo corte en uno de los árboles hizo que acabara cediendo y cayera con todo su peso al suelo, provocando un estruendoso ruido y elevando algunas hojas en el aire. Sin expresión en su rostro Vergil sólo volvió a enderezarse mientras guardaba la katana en su funda, finalmente dando por terminado su entrenamiento.

—Creo que va siendo tiempo de comenzar mi búsqueda. —se dijo a sí mismo al dar media vuelta, fijándose en el camino que guiaba de vuelta a la Villa. Y sin decir nada más simplemente se retiró caminando por aquel sendero.