Karura Uchiha vs Levi

El anochecer estaba marcado por la fuerte iluminación que provocaban las estrellas y la luna por sobre el prado, los bosques y el mar. Un paisaje hermoso, de magnífico detalle y perfecta armonía era el que se podía ver en medio del país de la niebla mientras una figura sombría se movía por los alrededores al compás del canto de un pequeño pero sonoro cuervo; un ente misterioso, silencioso y apenas perceptible ante los sentidos humanos que se movía a través de los árboles con gran precisión, saltando y corriendo en distintas rutas aparentemente aleatorias sin marcar ningún precedente en concreto ni plan de movimiento específico, deslizándose a través de las ramas de los robles más fuertes y los sauces más frondosos con gran maestría y elegancia.

Tenía que llegar pronto a su destino. Por lo que tenía entendido, un nuevo entrenamiento le estaba esperando y no era un sujeto que gustase de llegar tarde a sus compromisos, independiente de que estos fuesen adquiridos bajo su voluntad o no. Desde hacía un tiempo le había asignado a Udono la voluntad de buscarle contrincantes para mejorar, más no se entrometía demasiado con el trabajo de su regordete amigo.

Finalmente, y detectando una presencia cercana, tan sólo se quedó de pie sobre una rama y aguardó por la presentación de su visitante. 

Se quedó de pie fijamente al mismo tiempo que observaba llegar a su invitada: una mujer alta, de cabello negro y ojos penetrantes como el fuego de una llamarada, de rostro poco amigable y curvas, sin ser exageradas, bastante bien creadas y armoniosas. Se sorprendió de verla y lo demostró abriendo un poco más de lo habitual sus ojos, en una acción que para cualquiera que lo conociese, no dejaría de ser llamativa. Y es que lo era, puesto que no solía ser un sujeto que se fijase demasiado en el aspecto de las personas, sin embargo, no podía dejar de ver a la muchacha fijamente a los ojos y, de vez en cuando, recorrerla con la mirada por completo a la vez que su conciencia misma parecía perderse en torno a la anatomía de la que, por lo visto, iba a ser su contrincante en la lucha. No obstante no parecía ser que Levi estuviese precisamente concentrado en su “misión de entrenamiento”, ya que ni siquiera había respondido ante el saludo de la mujer shinobi que, con un fuerte e imponente tono de voz que sólo demostraba cortesía forzada, digna de las más grandes guerreras, enseñaba su carta de presentación con un gesto que sólo parecía ser la confirmación de un hecho ya obvio: efectivamente, ella sería su rival en la práctica…

…. si es que el Nara despertaba de su peculiar trance, el cual no sólo le impedía el devolver el saludo a la muchacha, sino que además le inhabilitaba de poder realizar una acción en cuestión.  

Rivaille estaba totalmente perdido en medio de la particular figura de la chica Uchiha, observándole detenidamente una y otra  vez; sin embargo, pudo notar como esta le hablaba y por ello, fue que finalmente logró despertar de su trance entrecerrando los ojos y dirigiendo su visión hacia la mujer de cabellos negros que se refería hacia su persona. Pestañeó un par de veces, y luego de bostezar, fue que se decidió a responder al saludo de cortesía que su rival había tenido para con él distraído y holgazán Nara.

- … Buenas noches, mujer Uchiha. - Contestó de forma floja al mismo tiempo que pensaba en los motivos que podían ser los causantes de que su comportamiento se hubiese visto ligeramente modificado, analizando las posibles opciones: se estaba enfrentando a una Uchiha, conocedores de ser un clan con un poderoso Dojutsu que contaba con diversas habilidades, entre las que destacaban por supuesto, los Genjutsu; las famosas técnicas ilusorias capaces de confundir o incluso inducir a un tipo de comportamiento a su enemigo… por supuesto, no tuvo que pensarlo demasiado como para considerar ¿Será que aquella Uchiha lo había logrado capturar en un Genjutsu? ´¿Habría sido tan idiota como para no notarlo en el momento adecuado? Y lo más importante… que si era cierto que lo había atrapado, ¿Por qué luego lo había soltado?. ¿Acaso estaba jugando con él? Prefirió dejar de formular suposiciones y simplemente, desapareció a una gran velocidad para luego volver a materializarse justo frente a la muchacha, prácticamente a sólo centímetros de su rostro, sin decir palabra alguna ni hacer nada. A esa distancia podía, incluso, oler hasta el aroma que emanaba desde la piel de la muchacha.. 

El Nara pudo contemplar la forma en que la muchacha desenfundaba una espada y, en conjunto con lanzar un potente sablazo, realizó sellos de mano con tal de poder invocar diferentes bolas de fuego las cuales se aproximaron tan rápido como el filo de la hoja al cuerpo del pelinegro. No obstante y despertando justo a tiempo para defenderse de la ofensiva de la que era víctima, Rivaille desapareció del lugar antes de que todo pudiese impactar en su cuerpo y de inmediato, apareció unos cuántos metros más atrás, intacto y con los ojos fríos a la vez que observaba tranquilamente a la mujer Uchiha.

- Veo que no pierdes el tiempo, mujer. - Exclamó con voz calma al mismo tiempo que sus dos orbes oscuros, entrecerrados, analizaban los primeros movimientos de la mujer que tenía frente a ellos. Ya poseía algunos datos, como que era una usuaria del chakra tipo fuego y además hacía empleo de armas cortopunzantes; no era mucho, era cierto, pero al menos constituía el primer paso a poder conllevar una estrategia efectiva que le permitiese el poder terminar con el entrenamiento de forma quizás no tan rápida, pero sí muy contundente. - Supongo que es mi turno….

Dicho eso, realizó un sólo sello de mano y de inmediato, su sombra se expandió por todo el ambiente bajo los pies de ambos en un ángulo de trescientos sesenta grados a la redonda, para luego de unos cuántos segundos, regresar a su eje materializándose nuevamente como sólo la figura de Rivaille, cubriendo únicamente lo que correspondía a la figura y tamaño de este, ni más ni menos que ello. Hecho eso, el sujeto simplemente cerró sus ojos y posó sus dos manos de forma cruzada en las empuñaduras de sus propias espadas.

- Adelante Cherie…. es su turno.

El Nara no fue capaz de esquivar la arremetida de espada por parte de la muchacha, ya que se había quedado nuevamente “en estado de trance” producto de sus palabras. Algo tenía la pequeña Uchiha como para poder dejarlo anonadado, sin embargo ese lapsus sólo duró hasta que el mismo fue golpeado y cortado en el hombro por la espada de su contrincante. Fue en ese minuto que pestañeó y de inmediato, saltó hacia atrás y comenzó a acumular instintivamente una gran cantidad de chakra en su mano derecha, la que tras unos segundos, se transformó en una potente masa de energía eléctrica que emitía un particular sonido el cual recordaba al que realizaban los pájaros al momento de chillar. Con dicha técnica centelleante en su diestra, el pelinegro entrecerró los ojos y observó una vez más con detenimiento a la mujer descendiente de uno de los linajes más poderosos de todo el país del fuego. Sabía que tenía que tener cuidado con ella, puesto los Uchiha se caracterizaban por ser muy volubles y sobretodo, bastante traicioneros si se les daba la oportunidad. La cuestión era… ¿Él se la daría? De momento, la respuesta era un rotundo…. quizás.

Dicho eso, se lanzó rápidamente al ataque de la de los ojos profundos y sin perderlos de vista, apareció nuevamente frente a ella dispuesto a atravesarle el abdomen con su potente Chidori. Honestamente, no sabía si deseaba hacerle daño… pero tampoco es que estuviera en una situación en la cual pudiese elegir entre lo que era correcto hacer y lo que era necesario hacer. Por ahora, trataría de mantenerla controlada y estudiarla un poco más.

La mujer demostraba que los rumores acerca de los miembros de su clan eran ciertos y haciendo gala de una buena agilidad mental, utilizó el jutsu de reemplazo para poder cambiar su lugar con el de un tronco y escapar de la ofensiva del Nara. Por su parte, Rivaille destrozó el tronco con su Chidori y al notar que había fallado, sólo se quedó quieto mientras desaparecía la energía eléctrica de su mano. Escuchó atentamente el comentario de la Uchiha y no se inmutó, ni siquiera reaccionó… sólo decidió volver a la carga dando media vuelta y desapareciendo de la vista de la altanera pelinegra utilizando para ello sus ganchos de sombra, los que se clavaron en una rama por encima de ambos y lo impulsaron hacia arriba. Al tocar sus talones la rama, levantó el rostro hacia arriba para ver desde lo alto a la mujer que estaba bajo su coronilla, estando prácticamente de cabeza contemplando la escena. Estaba en eso cuando su pierna derecha comenzó a brillar y soltar chispas, dando a entender que ahora la energía utilizada en el Chidori la estaba canalizando en todo lo que era la rodilla hasta la punta de los dedos. De pronto, un potente estallido de ruido dejó escuchar una vez más el millar de pájaros… momento justo en el cual el Shinobi “se soltó” de la rama en la que estaba y cayó al vacío girando una y otra vez en su mismo eje a gran velocidad, para finalmente dar la impresión de ser una especie de “trompo eléctrico” el cual se aproximaba desde los aires directamente hacia la Kunoichi del país del fuego para impactarle en toda la cara y quizás, poder tirarle unos cuantos dientes además de aturdirla.

Rivaille se ubicó justo al lado de dónde estaba tirada Karura; de pie y callado, simplemente se limitaba a observarle allí casi inconsciente y con un pequeño hilillo de sangre en su boca el cual terminaba recién en lo que parecían ser un par de dientes abandonados a un lado del “cadáver” de la mujer Uchiha. Ladeó un poco el rostro y se preguntó si había sido demasiado bruto en su forma de proceder, no obstante luego recordó que se trataba de un miembro de uno de los clanes más terribles y sanguinarios de todos y por lo tanto, aparte de merecer ese enorme golpe, seguro para ella no era nada tan terrible el perder un par de muelas producto de la patada de Levi. Puede que inclusive lo considerase una herida de guerra.

- …….  

Su voz sonaba como alguien intrigado que no tuvo problemas en agacharse y posar su mano en el mentón de la mujer para observarle con más detenimiento a los ojos. Durante toda la lucha se había sentido extraño ante esos orbes, inquieto, o mejor dicho, atraído… y ahora que la mujer estaba aturdida en el piso, podía darse el lujo de acercársele sin mayores resquemores o peligro de ser atacado. Algo en su interior le decía que ella era de cuidado, más no podía evitar el estar viéndole fijamente en cada uno de sus rasgos faciales con detenida atención, en un movimiento que hasta para él era osado. Fue entonces que le apretó un poco más el mentón y con su otra mano le movió un mechón de cabello para poder ver el interior de su boca y comprobar que estaba herida. Suspiró,  no deseaba el causarle tanto daño a un rostro tan intrigante…

… estaba en eso cuando, prácticamente sin darse cuenta, tenía ahora todo su rostro muy cerca del de la de cabellos oscuros. Podía hasta oler su aroma corporal y escuchar levemente la forma en que su cuerpo inhalaba y exhalaba aire, demostrándole al Nara que todavía seguía viva y no sería necesario el curarle o, en el peor de los casos, darla una sepultura.

- Supongo… que no será la última vez que nos veamos… - Le susurró en pleno rostro con sus propios ojos entrecerrados y el característico tono frío, sólo que un poco más suave y tranquilo que de costumbre. Soltó su mentón y posó esos mismos dedos en el contorno de su rostro, en una acción que para algunos pudo ser una caricia más bien, para él simplemente era una inspección producto de su curiosidad por la mujer. Al mismo tiempo, acercó un poco más su nariz a su cuello y luego, su boca hasta sus oídos. Si efectivamente estaba con vida, sabía que podría escucharle.

- Si quieres recuperar tus dientes más te vale sobrevivir a esto y a lo que te depare el futuro, mujer extraña. Con gusto te dejaré tratar de recuperarlos…

Dicho eso, tomó las dos muelas que le había arrebatado a la mujer Uchiha y sin decirle nada más, la dejó tirada en el piso mientras se daba media vuelta ya parado e iniciaba su camino hacia su hogar. Ya el entrenamiento había concluido, estaba totalmente seguro de ello.