Ficha de W Kaguya

Aspecto Físico:

Spoiler:

Altura: 1,69 m.

Peso: 89 kg.

Personalidad: Introvertido y curioso, así como dependiente y obsesivo tanto con el protocolo como con el orden de las cosas, aunque no al nivel de parecer psicótico – tiene cierto deje para la flexibilidad. Sus hobbies son la lectura y la caligrafía, aunque comparte el precedente puesto por su padre: la cacería. Finalmente se guía por preceptos de una de las tantas creencias predominantes en el continente – el culto a los ancestros y al legado de los que vinieron antes que ellos.

Relación o Parentesco: M Kaguya (padre; cazador de animales peligrosos, otros shinobis incluidos)


Habilidades:
-Como hijo de un cazador habilidoso, heredó las habilidades intrínsecas en el arte. Es un excelente ninja rastreador, teniendo un amplio alcance de detección y más aún, una precisión absoluta a la hora de determinar la identidad de quien deja un rastro y quien ha seguido tal camino. Se le considera entre los mejores sensores del País del Rayo.
-Dado que pertenece a la nación que se destaca por el taijutsu, su persona no es la excepción. Es virtuoso en cuanto al combate mano a mano se trata (lariats, directos, planchas) siendo capaz de aprender técnicas de este tipo muchísimo más rápido que cualquier otra persona y más que nada, de aprovecharse de las debilidades físicas de un oponente para atacar en puntos clave de su persona – siguiendo el mantra de un cazador: neutralizar y desmembrar con rapidez y efectividad.
-Aunque no es algo poco usual, tiene talento para el uso de la sub-clase de técnicas de fuego que tienen que ver con las cenizas y sus aplicaciones.
-Es bueno ordenando cualquier clase de cosas.
(-Capacidad para volverse ninja rastreador mediante la ubicación de señales en los alrededores para ubicar su objetivo. Podrás siempre encontrar tu objetivo mediante señales dejadas por éstos si lanzas dado objeto 7 u 8.

HISTORIA
El comienzo de su historia fue dado gracias al trabajo de su padre, un cazador itinerante que actuaba como mercenario para aquel que pudiera dar un buen pago por un trabajo pristino. Dado el mal estado en ámbito político y militar de los paises del continente al tener que lidiar con docenas de facciones en guerra unas con otras, su progenitor se limitaba a una estadia temporal en cada sitio, tomando encargos en puntos distantes uno de otro para no ser fácilmente recolocado en alguna posición específica – al menos hasta el momento en que tras un asalto a una pequeña villa en la base de una cadena montañosa conoció a la persona con la que eventualmente concebiría un hijo. Un año después, más o menos, nació su segundo hijo cuyo nombre, siguiendo las costumbres de la nación de su madre, fue un corto y simple W adjunto al apellido del padre.

Creciendo en un ámbito que poco a poco, fue tomando un aspecto algo más movido conforme pudo viajar junto a su papá, W aprendió de buenas a primeras el negocio de aquel: la cacería. Los preceptos del trabajo, empezando por los teóricos se le dieron como anillo al dedo mientras que los prácticos se le escapaban; sin embargo y extrañándole en sobremanera, su padre no remarcó en aquel caso su falta de dedicación – precisamente por ser un tipo un tanto barbárico y rígido en lo demás, especialmente en el seguimiento de la metodología cultural de la familia. En esto último a su vez, si se dedicó por completo.

Al cumplir los diez años fue que tuvo consciencia de que en el negocio de su padre no solo se incluia el cazar a animales peligrosos, sino tambien de lidiar con personas. Acompañando a su progenitor a una villa donde descansaba el objetivo, ambos se escabulleron a un teatro donde apenas comenzaba una función – y donde al colocarse en sus puestos, se terminó revelando que los demás asistentes eran acolitos del oriundo de la Tierra. Habiendo comenzado a aniquilarlos uno tras otro, su hijo quedó a espaldas de aquel a quien se suponía debían finiquitar, subestimado al ser solo un niño. Eso le dio pie a este para actuar y clavar un pedazo de madera suelto en su cuello, distrayendo a los demás el tiempo suficiente para que M finalmente destrozara pechos y reventara lo que quedaba del jefe en un solo tajo. Ese fue el momento para que el hijo se empezara a dedicar un poco más activamente al aspecto físico de la tradición, sacando el talento que durante un tiempo había dejado hundirse en su persona. Ya a los catorce, tiene un muy buen sentido de aquello para lo que antes era nulo – sin comprometer el resto de su persona; actualmente se encuentra en medio de otra asignación dada a su padre, justo al norte del País.