Dô VS Hakusame

Y como acción predispuesta por el escuadrón de reconocimiento del País del Rayo para establecer relaciones con otros Países, así como entre sus propios miembros, la ronda de usuales combates amistosos habían sido dadas. Aquel día a Dô Ono le tocaba practicar en el claro apisonado de los bosques del Rayo, además de esperar a su contrincante del día con quien se suponía debía entablar algún tipo de entendimiento a través de una batalla respetuosa y de esa forma dejar en alto el nombre de la región nubosa y plagada de montañas. Con un traje de color rojo vinotinto y decorados en plata conformado por una chaqueta gruesa con cuello terminado en puntas de sierra y mangas largas que llegaban un poco más allá de las muñecas, además de un pantalón bombacho que se ajustaba perfectamente a unas sandalias que más bien parecían botas por lo alto y ancho de sus suelas, el rubio se encontraba haciendo su calentamiento de rutina: extendiendo los brazos, girando los hombros y doblando las rodillas una y otra vez.

Con un último doblamiento de su cuello para dejar crujir aquella zona y sentir que estaba preparado, finalmente soltó un bufido. Estaba listo para aquella escaramuza amistosa, ni más ni menos.

Los ancianos del Consejo de Kirigakure habían decidido prestar atención a cuestiones diplomáticas y para ello, le habían asignado una “pequeña encomienda” o eso dijeron ellos, antes de enviarla a atravesar el océano, hasta el Norte del Continente, en busca del País del Rayo para entrenar ¿con quién? Un sujeto llamado Dô Ono del que no sabía nada, solo le entregaron la fotografía con un nombre escrito y eso no la complacía, detestaba aparecerse en un país ajeno, sin un plan y sin una idea verídica de a qué demonios se dirigía, pero antes de que Kaido-san la obligara a subir al barco por las malas, la albina mujer emprendió su viaje. Ahora, casi un mes después, estaba llegando al sitio del encuentro, con pasos apresurados porque odiaba llegar tarde y aunque tenía tiempo, prefería no arriesgarse.

Fue así que al ver a un rubio con un llamativo atuendo rojo, bajó su mochila de viaje, recargándola junto a un árbol y dejó también el sombrero que le protegía del sol, tras lo cual la enorme albina de azules y gélidos ojos, que vestía un sencillo traje ninja color azul cielo de mangas y falda cortas, ceñido en su cintura con un obi en tono más oscuro, alrededor del cual había atada una bandana negra con una placa que a su vez tenía grabado un símbolo con cuatro pequeñas líneas sinusoidales. – Buenos días. ¿Ono-san? – Preguntó respetuosamente.

Y de un momento a otro fue que la figura de una enorme mujer de cabello blanco y recia figura se dejó ver en medio de los árboles de aquel claro, mostrándose como la persona que se convertiría en su compañero de entrenamiento en esa sesión acordada por su propio País de origen. Acercándose a su interlocutora finalmente mostró su mano, tomando la de la ella y así estrecharla en un saludo bastante cordial y por lo demás, clásico y educado.

-Buenos días señorita. Tal como dice, sí, soy Dô Ono, su oponente en esta pequeña jornada de entrenamiento. Espero que sea bastante provechosa para ambas partes.- Dijo con su usual sonrisa de oreja a oreja, ladeando la cabeza para así finalmente soltar el agarre y separarse unos diez metros de distancia de la albina, ya preparado para lo que se viniera a continuación. No había mucho que decir o discutir, a final de cuentas era tan solo un entrenamiento amistoso. -Tiene el primer movimiento, señorita.- Expresó, quedándose a la espera de que su oponente iniciara la batalla.

La albina miró al hombre que le tendía la mano, no era muy dada a ese tipo de saludos, sin embargo no iba a manchar la reputación de Kirigakure siendo irrespetuosa, por lo que extendió su mano, algo dubitativa, eso sí, mas el rubio la tomó tan cordialmente que la sorprendió un poco, lo que por fortuna logró disimular, estrechando su mano. – Mi nombre es Hakusame y estoy segura que así será. – Respondió antes de separarse de aquel hombre que lucía un tanto mayor que ella y con un leve gesto de cordialidad, retrocedió también y asintió. – Entonces prepárate Ono-san. – Aceptó con esa extraña mezcla suya de formalidad y desfachatez, para luego proceder a realizar los sellos de mano, iniciando con perro y terminando con el de pájaro, tras lo cual desde cada flanco y de entre la espesura del bosque aparecieron dos serpientes líquidas con toda la intensión de atrapar al compañero de ejercicios que se le había asignado para este día.
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Daño Final: 2100 + 315 (Chakra) = 2415

HP = 8400

Spoiler:

-Vamos entonces.- Murmuró mientras veía como la mujer efectuaba sus sellos de manos, condensando el agua del ambiente para crear un par de serpientes que siseando se dirigieron a su posición en aras de... no sabía qué, pero tampoco se preocuparía mucho por averiguar. Reuniendo chakra de rayo en sus manos y pies dio unas cuantas zancadas hacia delante, zigzagueando y de esa forma evadiendo los ataques de los reptiles por unos cuantos centímetros de diferencia, finalmente usando su cinturón unido a su energía para balancearse por uno de los árboles más próximos a su posición. -Eso estuvo cerca.- Comentó mientras se veía impulsado hacia delante, dejando que la tela resistente de su implemento volviera a elevarlo justo a tiempo antes de caer al suelo. -Es mi turno entonces, señorita Hakusame.- Expresó con una sonrisa sin dejar de moverse - aterrizando en la tierra y tras un parpadeo repetir el movimiento de zigzag de un lado al otro, quedando a un lado de la albina y de esa forma, lanzar una bofetada directa a su hombro izquierdo con sus dedos chispeando por la electricidad acumulada en un solo punto.

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Daño Jutsu D: 825
Efecto Jutsu D: -100 HP por turno hasta el final de la batalla.

HP: 3500

Los movimientos del rubio resultaron demasiado rápidos para las serpientes que no lograron alcanzarlo y a ella misma le costaba seguirlo, llegando a la conclusión de que sus molestos entrenamientos con Rivaille eran lo único que le daba un poco de oportunidad en ese aspecto. Lo vio saltar entre los árboles y balancearse, lo cual la hizo maldecir para sus adentros, detestaba tener que perseguir gente saltariana y ahora que lo pensaba, quizás por eso el tipo de jutsus que utilizaba se encargaba de eso. Permaneció inmóvil, plantada como otro de aquellos enormes robles hasta que el shinobi estuvo a su costado, momento en el cual ladeó ligeramente el cuerpo y buscó tomar la muñeca de la mano que intentaba abofetearla, para tirar de ella con fuerza y lanzarlo lejos, sin que aquellos chispeantes dedos la rozaran, si, ese era un buen plan, lanzarlo directo a la boca de los dragones que lo mantendrían quieto gracias a su poderosa constricción, o por lo menos, comenzarían a deshidratarlo si alcanzaban a morderlo.

Eso pensaba y hacía, en silencio, no era una persona muy conversadora y no es que el entrenamiento requiriera de largos diálogo, mención aparte que no sabía qué hacer con una persona así, pero admitía que “Señorita Hakusame” sonaba lindo y era más grato de escuchar que lo de costumbre; a final de cuentas, solo musitó – Mi turno otra vez. -
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Defensa: 77 (Efectiva)
Jutsu = 10 (Efectivo)
Chakra = 26 – 2 (Samehada) = 24 (-10% Daño Final)

Daño Final:2100 – 210 = 1890

HP = 8400

Jutsu:

-No es usted muy conversadora, ¿verdad?- Preguntó el otro con expresión algo curiosa, aunque sin malicia. No le extrañaba - al final en ese mundo había de todo, incluyendo estoicos. Esa mujer era tan solo otro ejemplo, algo que debió haber imaginado al relacionar su apariencia con las de las leyendas de las mujeres de las nieves, tan frías como las ventiscas en invierno. -Oh, ya ya, disculpe, ya capté.- Comentó con un gesto de disculpa y las manos reafirmando aquel hecho, viendo como de nuevo esas serpientes de agua se disparaban en su contra, amenazando con atraparlo y hacer quien sabía que cosa. Justo cuando saltaron en su contra sin embargo, su cinturón del rey se disparó contra el tronco más lejano, jalándolo y dejando que los reptiles chocaran uno contra otro, al tiempo que el rubio levantaba las piernas y acumulaba chakra de rayo en sus manos y pies. -Ahí voy de nuevo, señorita Hakusame.- Declaró mientras su cinturón lo hacía dar una vuelta alrededor del tronco, tomando momento e impulsándolo con fuerza contra la mujer. Pisando nuevamente en zigzag el suelo y dejando manchas de quemado sobre el cesped, levantó la palma en dirección al hombro izquierdo de la fémina.

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Daño Jutsu D: 375
Efecto Jutsu D: -100 HP hasta el final de la batalla.

HP: 3500

La albina no se molestó en ocultar su expresión de sorpresa ante el comentario. – No, realmente no… – Fue toda su respuesta no por ser tajante, si no porque en realidad no sabía qué decir, lo cual se volvió obvio con el tono dubitativo de su voz pues generalmente hubiera respondido un seco “No” o hubiera pasado de la pregunta, pero aquel rubio era extrañamente amable y trataba de que su tosquedad no la hiciera parecer grosera, sin saber en realidad el porqué de tal cautela, probablemente porque por primera vez un shinobi la trataba bien y llevaba más de cinco minutos sin sobajarla por su pasado.

Así pues, el combate continuó mientras ella observaba el extraño ¿cinturón? Que estaba usando el del País del Rayo. Sin perder de vista los movimientos alternantes del sujeto que se abalanzó contra ella. – Ese parece un buen golpe. – Pensó y permaneció plantada en el piso, esperando hasta el instante preciso para bloquear la palma del shinobi y la desvió, pero no encontró cómoda la idea de golpearlo con la desgarradora compañera que pendía de su espalda, ni tampoco en darle uno de aquellos monstruosos puñetazos que acostumbraba, así que simplemente dejó que las serpiente intentaran una nueva ofensiva. – Tienes un buen golpe Ono-kun. – Fue todo lo que se le ocurrió comentar respecto de la situación.
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Defensa:116 (Efectiva)
Jutsu = 7 (Efectivo)
Chakra = 41 – 2 (Samehada) = 39 (+25% Daño Final)

Daño Final:2100 + 525 = 2625

HP = 8400

Jutsu:

-Ni tanto señorita Hakusame.- Contestó el aludido mientras se alejaba de la enorme figura blanca, oyendo el siseo de los enormes reptiles de agua que lo rodearon y amenazaron con hacerlo papilla de nuevo si resultaban ser eficientes en atraparlo con su abrazo escamoso. -No soy muy bueno en esto de golpear, más que nada es cosa de haber--- Interrumpiéndose momentáneamente para evadir una, dos y tres embestidas por parte del jutsu de la fémina, el rubio dio una vuelta en el aire mediante el uso de su propio chakra eléctrico, tomando distancia de su oponente mientras quedaba resoplando por lo bajo tras un patinaje ligero sobre el cesped - que a su vez quedaba ennegrecido por el calor del rayo empleado en sus extremidades. -¿Cómo decía? Ah sí: es más que nada por las prácticas de haber, eh, ¿cómo se dice? Eh, haber hecho ejercicio toda la vida. Más que nada sirvo para hacer tacleadas y embestidas, no cosas tan técnicas como golpear debidamente. Una vez me puse en carne viva los nudillos y la verdad, no fue nada agradable.- Referenció levantando ambas cejas para así volver a tomar posición y de otra larga zancada que se dividió en varias hechas por zigzag, volvió a abrir la palma en dirección al hombro derecho de su contrincante.

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Chakra: 18 + 4 = 22
Daño Jutsu D: 675
Efecto Jutsu D: -100 HP por turno.

HP: 3500

La kunoichi le escuchó atentamente, aún le resultaba extrañamente agradable el hecho de ser llamada “Señorita”, por otra parte el rubio parecía agradable aunque su experiencia personal le llevaba a creer que era demasiada amabilidad para ser verdad y no podía decirse que confiara, aunque a final de cuentas, era un entrenamiento en el que no tenía mucho de qué preocuparse. Una vez más lo observó esquivar su ataque y ladeó un poco la cabeza de manera pensativa pero tranquila. – Al parecer se compensa con otras habilidades, una embestida poderosa a esa velocidad, puede ser un peligro y respecto a la técnica, tal vez sea solo cuestión de más práctica o una guía un poco más acertada. – Respondió al tiempo que el golpe en el hombro dirigido por el rubio parecía haberla alcanzado, al menos por un brevísimo instante, pues de inmediato su figura se tornó en un pequeño tronco de las cercanías mientras que ella aparecía detrás del shinobi. – El dolor Ono-kun, nunca es agradable, pero te recuerda que estás vivo y en un camino como el que hemos elegido, se torna inevitable, sin embargo, el sufrimiento es voluntario. – Comentó, no como un regaño, ni como ninguna clase de sermón, fueron más unas palabras que compartieron parte de su aprendizaje de vida y que pese a su tono frío que volvía tosca cualquier manifestación, habían sido pronunciadas con gentileza y buena voluntad.
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Defensa: 27 + 10 (Kawarimi) = 37 (Efectiva)
Jutsu = 6 (Efectivo)
Chakra = 46 – 2 (Samehada) = 44 (+25% Daño Final)

HP = 9000

Jutsu:

Nuevamente la enorme mujer se ocupaba de evadir su ataque, esta vez usando una de las técnicas básicas que según llegaba a recordar se llamaba Kawarimi o Sustitución. En cualquier caso, un escaso segundo después sus nudillos destrozaron y quemaron la madera de un sendo tronco que antes hubiera estado en las cercanías de la zona de combate. Frotándose la mano una vez se volteó, encaró a la albina, suspirando por lo bajo al tiempo que sonreía con algo de reticencia.

-Eso suena demasiado triste, señorita Hakusame. ¿Para qué vivir si va a ver el sufrimiento como algo tan necesario? Debería olvidarlo y concentrarse en lo que la haga feliz, aunque eso ya es mi opinión, me disculpo si sueno algo intrusivo.- Se excusó el rubio mientras echaba para atrás su cabello brillante, agitando la mano para así volver a acumular chakra de rayo en este y sus pies, lanzándose en una nueva ofensiva contra su oponente de tez tan blanca como la nieve y palabras tan frías como el hielo. -A riesgo de seguir escuchándome metido, a veces pareciera estar triste, señorita Hakusame.- Agregó, lanzando de nuevo un manotazo cargado electricamente usando su Raiken.

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Daño Jutsu D: 2700
Efecto Jutsu D: -100 HP hasta el final de la batalla.

HP: 3500

Esta vez la mujer no se movió ni un solo milímetro, respiró profundamente, preparada para lo que sucedería. Miró al rubio a los ojos mientras su puño electrificado se clavaba en el albo cuerpo de la guerrera del archipiélago, quemando su ropa y atravesando hasta su carne, dejando una huella renegrida en el torso de la albina que no pareció inmutarse por tal hecho y se limitó a sonreírle con gentileza al del País del Rayo mientras negaba con la cabeza. – No me has entendido Ono-kun. – Bajó la vista al puño del hombre. – Se frotó la mano luego de golpear el tronco, sintió dolor, inevitable. Sin embargo, no sufre por ello, voluntario. Mientras siga el camino que yo elegí, puedo sentirme satisfecha con mi vida. – Aclaró tras lo cual retrocedió un poco, dispuesta a preparar su siguiente movimiento, sin embargo, esta vez las palabras de su oponente consiguieron descolocarla aún si en su rostro no asomó más que un gesto de desconcierto, todo dentro de sí misma pareció removerse. Nunca, nadie jamás había notado su estado de ánimo en aquella cara de témpano y en todo caso, cuando era “expresiva” lo único que todos podían ver era arrogancia, ira y crueldad, por lo que no lograba entender cómo Dô podía decir tal cosa y lo peor del caso, es que era la verdad, aquella rabia y actitud soberbia eran para enmascarar su verdadero sentir, lo único que llevaba consigo desde la muerte de Kurai.
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Defensa:10 (No Efectiva)
Jutsu = 11 (Anulado)
Chakra = 22 – 2 (Samehada) = 20

HP = 9600 – 2700 = 6900

-Pues... si ese camino la conduce a la felicidad y la hace sentir plena, no soy nadie para contradecirla.- Dijo Dô con tono conciliador, utilizando su método de movilización para escapar y quedar a unos cuantos metros de su posición inicial y aún más alejado de Hakusame, procediendo de esa manera a formar el típico sello de clonación tras lo cual un destello formado por su chakra de rayo terminó por convertirse en un bunshin particular. Con una cabezota desmedida, una larga cola prencil y extremidades largiruchas tan fuertes como la de su invocador, el clon simiesco se quedó mirando de manera vacía a su oponente, encorvándose y tras un interludio que no duró demasiado, lanzarse al ataque contra la enorme mujer de las nieves como si fuera un relámpago - zigzageando de manera aún más pronunciada de lo que Dô hubiera hecho antes, el doble finalmente saltó, lanzando un puñetazo contra el fino rostro de la Yuki-onna.

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Daño Jutsu C: 925

HP: 7100
HP - Mono 1: 2366