Rey Udono el puto vs Levi (4)

Su primer golpe había sido efectivo y con ello, había logrado bajar las defensas del Takatsuka. A sabiendas de ello, supo que era el momento de ser más contundente y, de paso, devolver el gesto por el ataque con vapor utilizado anteriormente por parte del gordo. Aun sintiendo dolor por ello, se clavó de pie justo a un par de metros del azulino y, sin esperar a una respuesta más contundente fuera de sus clásicos insultos, realizó una gran carga de Chakra en su mano derecha a la vez que manipulaba as sombras de ambos, sólo para fortalecer lo que se estaba formando en su diestra.

 

- Sabes Udono…. para ser alguien tan irritante, inmundo, asqueroso, y que por lo general, siempre encuentra una forma para revolcarse en el barro como un cerdo… un puerco realmente insoportable. - Dijo a la vez que una lanza de sombras y electricidad se formaba justo en su derecha, provocando que sus cabellos levitasen y su rostro adquiriera más brillo a medida que decía las palabras. - Eres mi mejor amigo.

Dicho eso, desapareció del lugar y sólo se pudo ver como caía del cielo una lanza la cual, justo antes de impactar en la cabeza del gordo, simplemente explotó y liberó una potente onda que arrasó con todo… absolutamente todo.

-Para ser tan flacucho, feo y ojeroso y aburrido y silencioso y mandón y maníatico con la limpieza aunque a mi también me gustan las cosas limpias pristinas y blanquitas y bla bla bla bla bla bla--- Entonces, recibió el ataque del muchacho Nara, sintiendo como algo semejante a su ya usual chakra de rayo intentaba golpearlo o algo así junto a otra cosa que en realidad, no parecía tener demasiada sustancia, para mandarlo a volar hacia el suelo - algo que curiosamente, era un buen oximorón para ejemplificar aquella palabra tan divertida. Tras unos pocos segundos, finalmente aquella fuerza de destrucción que parecía más dispuesta a acabar con el resto terminó por dispersarse - mostrando la figura de Takatsuka quien más a su vez, parecía estar ileso de tan infausto destino como el de los árboles aledaños. -...eres un buen vecino que cocina medianamente bien. Ya, ¿qué? ¿Esperabas un cumplido o algo así? Chúpasela a tu sastre, quien sigue queriendo succionar miembros de manera larga y suculenta.- Le dijo Takatsuka a su interlocutor sin mostrarse herido o bajoneado como las ocasiones anteriores en que habían batallado, tan solo mojándose los dedos con saliva y así apagar un hilillo de humo que se le asomaba por un mechón despeinado.

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Ya sabía que todo estaba acabado y no había mucho por hacer. Sin embargo, conocía a Udono Takatsuka demasiado bien y este no se dejaría de hablar idioteces o actuar como idiota hasta que estuviese inconsciente, y la verdad ya estaba aburrido de esperar que eso sucediese. Estando sobre la copa de uno de los pocos árboles que había sobrevivido a la columna de impacto de energía negativa, simplemente pestañeó…

- Date una buena ducha, puerco.

…. y se fue de ahí dejando solo al azulino.

Había sido un buen entrenamiento, pero una misión le esperaba y en su casa ya le estaban esperando; por lo demás, tenía mucho que limpiar y ducharse el mismo antes de continuar con sus labores de Shinobi. Una nueva misión acerca de una recién llegada a Kirigakure estaba aproximándose, o mejor dicho, sobre una recién “aparecida”, una vieja leyenda pero aparecida. De entre todos, el gordo le había elegido a él para investigar debido que su habilidad para sortear los problemas, velocidad y sobretodo, apariencia escuálida, eran lo ideal en ocasiones como esa. Además, no le ocultó que sería mayor pérdida un Kiriano normal que un infiltrado como él…

-Puerco es el culo con el cual te comes las vergas de los sastres que trabajan en tu villa, putito ojeroso.- Declaró Takatsuka mientras se frotaba los gruesos bigotes que lo caracterizaban para de esa manera, levantarse y sin mayor mesura, oler la chaqueta que en esos momentos se encontraba vistiendo para constatar que justamente, lo que decía el miembro del clan Nara, era una simple y dura realidad: olía mal. Y no por elección propia sino que al parecer, las sombras del clan Nara eran tan pútridas como negro era su color, un hecho que particularmente lo sacaba de quicio y lo hacía fruncir aún más el entrecejo por lo molesto de la situación aún cuando no podía hacer mucho ahí mismo. Respirando hondo y finalmente formando un sendo gargajo en su boca, terminó escupiendo en dirección al ya desaparecido Revi Rivaille putito pato Nara, quien ahora le debía la limpieza total y absoluta de aquel conjunto de ropa que tanto le gustaba. -Le mandaré la factura a tu queridísima Kangura, mira que ella además me debe un apartamento luego de quemarlo con sus ínfulas de piromaniaca... meh, par de imbéciles tortolones raros que les encanta hacerme molestar con idioteces.- Recitó en voz rápida, finalmente frunciendo el entrecejo mientras se levantaba y salía de ahí. Vaya que necesitaba darse un baño.

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SU lucha con Udono no había sido para nada infructuosa, aunque ciertamente sí muy molesta. Por un lado, todavía le dolía el brazo en donde el vapor le había quemado y alcanzado, preguntándose qué hubiese pasado si todavía no hubiese logrado esquivar esa técnica y le hubiese dado de lleno, no sé, en el rostro. Y por otro lado, era el hecho de que el gordo pudiese manejar ya tres elementos e incluso combinar… ¿Estaba mejorando mucho más que él? Podría ser, aunque nadie tendría la certeza absoluta. Mal que mal, sus elementos no eran compatibles y por lo tanto no se podían combinar cmo muchos otros, por lo que aunque quisiera no habrá resultado nada de ello. Tal vez, y sólo tal vez, estaba llegando la hora de poder aprender nuevas cosas y entre ellas, por qué no, la de otro elemento que le sirviese para realizar jutsus y mezclar.  Era sólo una idea por ahora, algo ficticio y sin mayor relevancia… pero la chance estaba y ya que estaba, no quedaba más que tomarla si efectivamente se daba-