MS 5 - Villa de Descanso Nikko

Cumplido su deber con el arroz, la Yuki se encargó de seguir su camino pero mientras lo continuaba se encontró con la tienda de dulces que al parecer tenía un problema pues una cantidad considerable de humo salia de sus cocinas donde se fundía el dulce, l oque alarmó ala Yuki que se acercó con cautela viendo que un leve fuego había empezado en el lugar para drama de sus propietarios, el señor que le había vendido los bastones hace un par de horas. Mavis se acercó a ellos y con paso decidido se paró cerca del fuego, mientras muchos le gritaban que se alejara, luego acumulo su chakra en sus manos y boca y con rapidez expulso un chorro de agua tan potente que acabo con el fuego de inmediato, salvando la tienda. -Eres ´tu, la pequeña de la tienda de galletas. Me has salvado de la ruina, toma esta caja de bastones simples. Espero te ayude como me has aduanado a mi- Le dijo el señor con gesto adusto, mientras Mavis aceptaba el presente.

-Sigamos con el trabajo Mavis- Se dijo a si misma llevando los lotes de bombones pero como siempre y es que el destino estaba empeñado en que acabase tarde su trabajo, se encontró con otra pareja de esposos que cargaban sus sacos de arroz pero parecían ligeramente preocupados pro hacerlo de una forma rápida -Sucede algo- Se acercó la sacerdotisa con su carrito a ambos quienes se sobresaltaron de pronto pero se calmaron a ver la sacerdotisa. -Queremos terminar esto pronto, es muy noche y no queremos perder la mercancía por si aparecen personas de mala reputación- explico la mujer con ligero dramatismo, y eso que ella se había estado paseando como si nada por estos lares. -Déjeme ayudarla señora- Le dijo y los tres juntos cargaron los sacos de arros y al final ambos le dieron uno de souvenir por haberlos ayudado, al parecer la gente le gustaba dar cosas como presentes cuando eran ayudados por alguien.

-Sacerdotisa puede venir por favor- hablo un niño llamando la atención de la Yuki que se encontraba de regreso a la tienda de galletas, intrigada por lo que podía estar pasando le preguntó al niño ¿que sucedía? y el solo pudo responder que había otro drama en las cocinas de la tienda de caramelos y le habían pedido que la acompañe a este lugar, donde la sacerdotisa no podía negarse por lo que se encargó de apresurarse a pesar de su carga. Cuando llegó vio a los dueños preocupados pues el daño en las maquinas había sido severo y al parecer los hornos estaban demasiados calientes y debían ser enfriados un poco para que no causaran estragos, de inmediato la peli celeste entendió que debía ayudarlos y gracias a su chakra logró crear una fina capa de hielo que hizo descender y mejorarlas,  o al menos sacarlas fuera de peligro. -Le agradecemos sacerdotisa, así que lo único que podemos darle es esto- dijeron sacando otra caja de bastones de caramelo. 

-Necesito más sacos de arroz- Pensó la Yuki con calma caminando y una vez entregado los bombones de chocolate se atrevió  a salir de nuevo en la fría noche y buscar al hombre y su carreta para pedirle que le enviara a ella unos cuantos sacos para cumplir su objetivo de recolectar los veinte sacos y continuar su camino con tranquilidad. -Vemos tengo seis necesito catorce más, para tener los veinte...- Puedo pedirle que me traiga esa cantidad. pero podrá traerme un lote tan pequeño- Se preguntó la Yuki llegando hasta la posada de ambos esposos que ayudo a continuación pero cuando llegó se dio cuenta que la puerta estaba abierta y había un hombre cubierto con una capucha negra cerca de los lotes de arroz,  a lo cual la Yuki utilizo su chakra y atrapó al sujeto mientras los dueños se levantaba a ver lo sucedido, no faltaba decir que ahora tenía un saco más y solo necesitaba trece en su haber.

Una vez atrapado el ladrón la sacerdotisa ayudo a limpiar todo, a mover los sacos de arroz y mantenerlos a salvo mientras los dueños le habían dicho que recibiría otro saco por su ayuda pues de los doscientos que tenían perder unos cuantos no les significaba demasiada falta en ganancias mientras esos cuantos sacos ayudaban a Mavis en su misión rango "S". -Sería un honor que me ayudaran de esa forma- Y de esa forma Mikasa les contó de como había formado parte de esta misión, de como la joven había aceptado salir de su Kirigakure y los ingredientes que necesitaba recolectar para dar por finalizada su misión. Una vez terminado el transporte la sacerdotisa dejó el lugar cargando los dos sacos de arroz que ahora había ganado demás, para llevarlos hasta la tienda de galletas.

Regresó con tranquilidad cargando sus dos sacos y colocandolos en su propio carrito mientras ahora si se acostaba en la pequeña cama que le habían proporcionado pero al recostarse sobre esta observó un muñeco colocado al lado, era un santa de esos rechonchos y rojitos con ese sombrero rojo y una punta blanca en el borde. Sonrió con gracia pues no sabía a quien pertenecía hasta que vio una nota tras él, y era la letra de Mito-san, donde le agradecía el trabajo de hoy pero que se preparara para el día siguiente peuste será más brutal que el anterior y necesitaba descansar para que sus fuerzas no le fallaran en el mejor momento, ademas de que le servía como un entrenamiento ahora para que pudiera mejorar su agilidad de hacer varias cosas a la vez, como enfrentarse a clones que siempre se le hacía muy difícil. -buenas noches-

Era de día ya, y al parecer iba a ser igual de ajetreado que el día de ayer pues ni bien se había levantado la anciana le dijo que requerían de su ayuda en la tienda de arroz, de aquellos señores pero que regresara pronto a probar amasar galletas como le había enseñado ayer muy temprano en la tarde. Asintió feliz despidiéndose y partiendo hasta la tienda de arroz, donde le esperaba un trabajo pequeño de escoger los mejores arroces para entregarlos a los señores feudales y el resto iba para la población y gente común, no significaba que uno fuera malo, ambos eran buenos pero siempre había cierta ligera diferencia solo en el tamaño de los pequeños arrocillos. Separó con cuidado los primero tres sacos, y de todos ellos le permitieron quedarse con un saco lleno si lo hacia bien y rápido, de esa forma sería más fácil para ella obtener esos sacos sin siquiera pedirlo al encargado.

Termino de arreglar los primeros sacos, cuando de pronto uno de los panaderos llegó de visita en busca de la sacerdotisa quien accedió a tomarse un descanso mientras tomaba un poco de té y unas cuantas galletas que Mito-san le había enviado para que recuperar fuerzas para todo el ajetreo del trabajo. Además de que le había enviado un pastel de vainilla, para que agregará a su lista, aunque en la nota le decía que si quería podía comérselo y ya recolectaría más, aunque Mikasa realmente pensaba primero en la misión antes de saciar su hambre y eso que ella era amante de los dulces y no dejaba pasar estas oportunidades así como así, pero debía cumplir primero la misión y luego se comería todo lo que le sobraba si es que sobraba en verdad. -Bien, hora de reiniciar el trabajo. Gracias por las galletas-

A pesar de haber terminado de comer la hora del descanso se prolongó pues los señores aseguraban que debían recuperar fuerza además que un nuevo lote de arroz se acercaba y mejor sería si podían hacerlo más rápido cuando llegara lo que faltaba. Así que la sacerdotisa camino entre la tienda observando hasta que a lo lejos vio un muñeco similar al que le habían dado, al parecer eran muy populares por estos lares en especial para los niños, ahora que tenía uno pensó que quizás debida llevar a ese par de niños amorosos que conoció en Kirigakure hace ya varios mese. Tenía uno así que lo mejor era comprar el otro. Sacó unas cuantas monedas y pago por el muñeco que fue envuelto en un papel color tierra, para que no se ensuciara y se notara por ningún lado. -Suficiente de descansos, hora de volver al trabajo.- 

Había terminado ya en la casa de la tienda de arroz y mientras andaba se paso por la tienda de bombones, con calma se adentró a comprarse unos cuantos para ella y compañía en la tienda de galletas por las atenciones que habían tenido para con ella. compró dos cajas una para comérselas ahí con todos y una de recolección en su carrito para que avanzara más en su búsqueda, mientras su carrito andaba lleno ya solo tenía los dulces y el arroz, y eso que aún faltaba la carne, las verduras, las frutas y quizás ciertos adornos que necesitaba para la fiesta y recepción como coronas navideñas o muérdago para la noche. -Menos cosas de por aquí y luego iré por las carnes y algunos vegetale,s ojala no se acaben aún pues no tengo nada de eso en mis compras-   

-Ya tengo bastante de galletas pero no desperdiciare nada si a eso se refiere - se atrevió  a decir a uno de los panaderos que le preguntaba cuanto más iba  ajuntar, tenía muchos niños que cuidar en Kiri y la comida eran un factor importante ahí para ella y los devotos del santuario de la villa del país del agua. Para un día de trabajo no estaba mal, una vez completado la tarea sería capaz de ir a otro lugar en busca de los ingredientes restantes y así completar la lista. -Por más galletas de jengibre o lo que venga para los huérfanos- hablo caminando y guardndo más sacos de un kilo de galletas en su carrito, siempre realizando un breve descanso entre cada cargada, para no perder el aliento que su pequeño cuerpo aún mantenía y que había aumentado gracias a ser una kunoichi del país del agua y los duros entrenamientos que había pasado. -Estas trabajando bien Mavis-chan, de esa forma podrás tener más galletas y con los señores Miyazawa de la tienda del arroz acabarás cuanto antes-  

Termino de hacer algunos cosas en la panadería y esta vez fue en busca de algunos bombones mas a la tienda para lograr acabar con ellos pronto, pues faltaban unos cuantos paquetes de un kilo y sería mejor acabarlos de una vez antes de pasar a los vegetales, frutas y demás cosillas de la lista. Esta vez llevo consigo su propio carrito mientras caminaba entre los pobladores que ya la reconocían por sus acciones de querer juntar comida, a lo cual les había explicado de la misión de Lady Tsunade, y recibiendo el apoyo de todos al desearle suerte con una de las princesas de los senju y sus gustos extraños, aunque más les sorprendía que no haya pedido alcohol. -Es alguien que gusta de tomar- preguntó y muchos se rieron de esa declaración y pues  al parecer gustaba de tomar un poco. Con paso decidido compro otra caja de bombones mientras el señor le decía que si compraba dos cajas más la última sería gratis para ayudarla.