Aiko vs Hayato

En medio de aquellas tierras desoladas, se encontraba Hayato junto a Tsume, su fiel compañero que siempre lo seguía. En esta ocasión era de vida o muerte guiarse de su capacidad de su olfato, la razón era sencilla. Las extensas dunas del desierto, eran todas iguales, incluso el camino principal era imposible de distinguir. – Kaze no Kuni, el mejor lugar, para terminar muerto en medio de la nada– exclamó Hayato, ambos continuaron siguiendo el rastro de una caravana que recién había pasado por ahí.

Cuando parecía que la situación, no tendría salida, Tsume dio un ladrido de aviso a Hayato. El cual dirigió su vista extrañado, a diferencia de los perros, los lobos ladraban en raras ocasiones. Normalmente para alerta. – ¿Tu ladrando?– musitó por tan extraño evento. En eso se dio cuenta, el por qué Tsume ladró, se podía sentir el aroma de agua. Cerca de ellos se encontraba un oasis, un golpe de suerte.

–Sé que es peligroso, pero es mejor descansar en este lugar – al llegar Hayato comprobó que no hubiera nadie cerca, los oasis eran puntos estratégicos, servían para controlar las rutas comerciales, o para tender emboscadas a las caravanas que se acercaran a ellos. Pero por la situación, no podía desaprovechar esa oportunidad, era mejor arriesgarse a un combate con algún salteador, que perder la vida en medio del desierto. –Aprovechemos estas aguas y recuperemos fuerzas, después proseguiremos con nuestro viaje–

Hayato se encontraba sentado sobre una piedra mientras bebía un poco de agua del oasis y de esta forma recuperar fuerzas, las cuales perdió por culpa de aquel clima infernal. Si, en ese momento tenía la guarda baja, era blanco fácil, para cualquier ninja sensor o rastreador. Pero tenía un haz bajo la manga. Él también era un shinobi especializado en el rastreo. En ese instante, algo llamo la atención de Tsume, quien logró detectar, que alguien se acercaba a ellos. –Con que alguien se acerca…. No dieron tiempo a nada– exclamó con molestia, al ver el comportamiento de su compañero.

 Se puso de pie y tomó su kusarigama, observo detenidamente cada una de sus kamas y sonrió al ver que aun conservaban su filo. No portaba ninguna otra arma y sería una molestia que no estuviera en condiciones, justo cuando la iba a ocupar.–Con que solo es uno … eso nos da la ventaja. Tsume ten cuidado, no estamos en nuestro medio, pero eso no significa que no les demos pelea– dijo, mientras acaricio el pelaje del animal. Su intención era tranquilizarlo un poco. –Un momento…. Ese aroma, maldición, esta arena debe de estar interfiriendo con mi olfato, el aroma lo conozco–no podía creer lo que su olfato podía captar y aun tenia cara de sombro al ver ahí a Aiko.

–¿Aiko? De entre todos los lugares, toparnos en medio de un desierto, extraña coincidencia–  aún seguía sorprendido y su voz lo delataba. Después de hacer una pequeña pausa, prosiguió. –Esto de paso, en una misión, solamente eso…–  hacía apenas poco, una revolución asoló aquel país. Hayato se le asignó la misión de recopilar toda la información que pudiera acerca de lo sucedido y saber así la situación actual del País del Viento.

No pudo reir al escuchar las últimas palabras de Aiko. – Tu una Feudal, realmente vistes de forma propia, casi te desconozco, no te pareces a aquella chiquilla que jugo con Tsume. Vamos deja de bromear ¿Qué haces aqui?– ahora estaba relajado, después de escuchar lo que para él fue una broma ingeniosa, Pero al voltear a ver a Tsume, tomo enserio las palabras de la joven. Tsume se encontraba tranquilo, clavándole la mirada a Aiko y olfateándola detenidamente. El lobo podía detectar los cambios químicos, de una persona al mentir. Ella decía la verdad. –Entonces es cierto. Dime como una kunoichi del clan Uzumaki, pudo hacerse con el poder del País del Viento– inquirió de forma más seria.

–Tan inmadura como siempre, por lo visto aun eres la Aiko que conozco, aunque ahora seas una Feudal– no pude evitar otra reacción al escuchar a la joven hablar de forma tan despreocupada. Incluso Hayato que era un negado a la estrategia y la previsión, tenía el suficiente sentido común para notar que era impropia la actitud de Aiko. –¿Entrenar…? Vamos, tienes asuntos más importantes que atender, un País no se gobierna solo. No puedes darte el lujo de perder el tiempo–  pero la chiquilla hizo caso omiso. De forma incrédula, el joven Inuzuka, observó como ella comenzó a danzar.

–Con un demonio, como es que ….a ella se le ….. ocurre hacer este tipo de cosas– llevo un instante su mano a la frente, mientras trataba de aclarar su mente. Los pasos de la danza de Aiko estaban llenos de seducción, especialmente para incitar  a los hombres.  Hayao no podía dar crédito, que alguien que ostentaba el cargo de Feudal, le estuviera  realizando una Danza Erótica.

Siguió observando un poco más el  peculiar espectáculo, su concentración estaba por los suelos, no tenía la más mínima idea de cómo afrontar su singular situación. –Bien, esto es lo que quieres, que así  sea, veamos que tienes dentro de todo tu repertorio– sin decir más dio unos pasos hacia atrás y se sentó de nuevo en la gran roca, donde se encontraba hace unos momentos.–He de agradecer mi suerte, que una dama de la corte, le dé una bienvenida de esta manera a un viajero, no creo que sea tradición del País del Viento–

Hayato continuó observando con atención los movimientos que hacia Aiko, el baile solo tenía un objetivo, excitar al espectador  y que su propia lujuria fuera su perdición. No había nada que lo diferenciara por el baile erótico, excepto era ejecutado por la gobernante de una nación. –A mis ojos sigues siendo igual, solo la Aiko que conocí es capaz de usar un método tan absurdo– siguió sentado en aquella piedra, mientras Aiko desprestigiaba  cada vez más,  su imagen como gobernante.

–Bailas bien, pero no tanto como para pagar un precio tan alto como mi vida o una extremidad. Aiko no solo aprendiste a hacer  bailes eróticos, sino también la mala costumbre de algunas mujerzuelas  de cobrar un precio más alto, de lo que en verdad valen sus servicios–  Aiko siguió ejecutando sus movimientos de manera rítmica. Mientras tanto Tsume se hecho a un lado de la roca, el lobo comenzó a bostezar, era claro que sentía indiferencia ante lo que hacía Aiko y se preguntaba por qué su compañero no actuaba.

–El aire se está volviendo turbio…– susurro cuando en el aire comenzó a elevarse un polvillo de tonalidad dorada. El Inuzuka jamás había visto nada por el estilo. Lo cual se ganó de inmediato su desconfianza. –Ese polvo tiene un olor desagradable…. Sera mejor que nos mantengamos lo más alejado que sea posible– le dijo al lobo quien alzo la mirada y de nuevo se puso alerta. Tambien logro captar el olor del polvo. –Con que un dragón, Aiko, no soy tan idiota como para no ver esa criatura desgarbada que has formado, me subestimas– se puso de pie casi al momento que la criatura alzó el vuelo. El dragón estaba fuera de su alcance de visión. Pero cualquier cosa que no saliera a más de 3 kilómetros, estaba dentro del alcance de su olfato, por lo que Hayato sabía perfectamente donde se encontraba aquella criatura.

Cuando la criatura se desplomo sobre el área adyacente a la roca, Hayato y Tusme se habían cambiado de lugar. El ataque fue un total fracaso. Hayato giró su rostro y vio como Aiko seguía danzando. No podía creer que siguiera aferrada a esa treta. –Necesitas más que eso…– el shinobi junto sus manos y realizo una secuencia de sellos sencillo. – Bunshin no Jutsu– al instante un clon apareció junto a él. Estaba claro que no porque no atacara, estaba dispuesto a servir como tiro al blanco.

–Un país con nula capacidad militar y sin shinobis respetables que te encararan– contestó con tono molesto. Hayato no era militar, ni mucho menos estadista. Pero sabía escuchar muy bien las conversaciones de las personas.-Muchas veces aquellas a las que no estaba invitado, gracias a su capacidad auditiva- sabia de la precaria situación de esta nación, de como la desesperación llevo a la crisis a la sociedad y como esta se deshicieron del problema. Muerto el feudal otro lo remplazo. Y esa fue Aiko. –Ja! Pecas de arrogante, se nota que has aprendido malas mañas de la corte, adelante, disfruta de tu suerte– al decir estas palabras Tsume se puso alerta. Algo se percató el lobo, y por su expresión era de tener cuidado.

–Con que …..Tsume te doy las gracias no me había percatado– Hayato no podía poner 100% su atención a todo lo que ocurría, pero Tsume no era afectado por la danza de Aiko, un gruñido y su compañero pudo notar del peligro que los amenazaba. Esa era una buena carta. La cual la kunocihi no tenía aun en consideración. De manera hasta cierto punto desesperada, esquivaron la gran ola de arena, la distancia que abarco era extensa, por lo que el lobo y el shinobi tuvieron que usar toda su destreza.

–Maldición, sigues bailando, con un demonio deja de humillarte, humillar tu país, humillar tu cultura, si dices que no eres una chiquilla, actúa de manera madura de una buena vez– dijo de forma frustrada. Al verse incapacitado de poder sacarse de su mente, los movimientos del baile de Aiko.

- Di todo lo que quieras Hayato, bailaré hasta cansarme - respondí dándole la espalda para que me observara de otro ángulo, aproveche y realicé los sellos necesarios para mi nueva técnica, no tenía mucho que la había creado, pero solo con práctica lograría perfeccionarla.

La desesperación del shinobi, aumentó por cada movimiento que la kunoichi efectuaba. Enfrente de él se encontraba una chiquilla, la cual danzaba como medio de distracción, para evitar que sus enemigos pudieran atacarla.–Entonces sigue bailando, tarde o temprano eso  repercutirá en la concentración que requieres para tus jutsus– dijo tajantemente, mientras seguía imposibilitado de actuar de manera ofensiva. En ese momento algo interrumpió abruptamente el oasis, el polvo dorado comenzó de nuevo a reagruparse.–Otra vez piensa formar a ese dragón– se dijo así mismo, pero lejos estaba de la realidad. La figura que se formo fue una Aiko de varios metros de alto.

De inmediato el clon gigante, se lanzó en contra del shinobi, utilizando golpes y patadas, la velocidad del Inuzuka, fe innecesaria, por lo que recurrió al jutsu de sustitución para ponerse a salvo. Tsume se pudo mover libremente, gracias a que el clon se centró en Hayato, por lo que se replegó a la orilla de las aguas del oasis, lugar donde había cambiado de lugar el Inuzuka.

Defensa: 61 + 10 (Kawarimi no Jutsu) = 71 Efectiva

Con molestia, ahora el Inuzuka se vio forzado a replegarse continuamente sin tener oportunidad de atacar o pensar en algo más. El polvo dorado de su antigua compañera de misión, seguía atacándolo, acorralándolo a cada momento volviéndose algo sumamente difícil de controlar. En ese instante Tsume dio un gruñido, su significado solo Hayato lo comprendió el cual era que se tranquilizara y no siguiera el juego de la chiquilla. El momento para hacer esa advertencia fue preciso. Ya que de nuevo el polvo dorado lo comenzaba a rodear.

Dio un salto para evadir ese ataque, poniéndose a salvo de esa forma pero al aterrizar no pudo evadir el golpe del látigo. El cual solo pudo proteger su cuerpo al cruzar sus brazos y uno de estos resulto herido. La sangre comenzó a gotear de la herida recién abierta. El daño era superficial, su movilidad no se vio afectada, pero el ardor de ese pequeño corte era difícil de ignorar.–No tengo alternativa que calmarme, no es así Tsume …. Aiko sigue bailando quiero ver si es cierto eso último que me dijiste–