Akemi vs Hayato

Era de noche aun, pero las tinieblas durarían poco dominando el panorama, en poco tiempo el astro rey gobernaría de nuevo los cielos, dando paso a que la luz inundara todo, relegando a las sombras a espacios limitados. Como era costumbre en Hayato y Tsume, ese día decidieron despertarse temprano e iniciar sus rutinas, buscar algo que comer y alistarse para continuar una misión que recientemente se le había asignado al shinobi.

Una ligera brisa se dejaba sentir y transportaba los últimos rumores nocturnos. Decidieron que sería bueno cazar algo para comer y preparar para el viaje. Tsume se adelantó para apartar a un ciervo de sus congéneres, mientras Hayato bloqueó su ruta de escape teniéndole una emboscada. La cacaería había dado resultado, tenían una buena presa, pero en eso algo inquieto al lobo, su olfato había detectado el olor de otra persona, de inmediato el joven Inuzuka se percató también de esa presencia. No estaban solos en ese valle, alguien más les hacía compañía.

– ¿Por qué tendría que decirte quién soy?  Y no es que sepas donde me encuentro, simplemente no me estoy escondiendo– contestó sin mucho ánimo, a las palabras llenas de nerviosismo de la joven.

Hayato se encontró con una joven, de aspecto nervioso y demasiado inofensivo como para tomarla por kunoichi. –Solo es una chiquilla, no tenía ni siquiera por qué preocuparme– pensó seguir su camino junto a Tsume, pero la desconocida balbuceó una amenaza de muerte. El joven no pudo evitar reírse.  Era demasiada cómica la escena. Más al dirigir su mirada a Tsume. El aspecto del lobo era tranquilo. Era claro, no era una amenaza.

–Sabes amenazar de muerte está de más cuando planeas matar a un enemigo. No necesitas decirle eso, solo tomas un kunai y cortas su cuello…– dijo mientras comenzó a avanzar en dirección de la pequeña Uchiha. –Además por si no lo sabes, los perros y lobos son expertos en olfatear el miedo, aunque tú estás temblando por el pánico que tienes, no es necesario que Tsume use su olfato– se paró justo enfrente de ella. Y alzo su mano para darle un pequeño golpe en la frente.

–Tonta…. Para la próxima que te encuentres en una situación así, no estás en condiciones de intimidar a un enemigo–  después de reprenderla por su  actitud medio infantil. –Como sea, no te tengo como objetivo, ve a casa y aléjate del peligro– sin decir más,  siguió su camino dejando atrás a la pequeña Uchiha.

–No le estoy dando la espalda a ningún enemigo, puesto que tu estas lejos de lograr serlo– exclamó sin ni siquiera voltear a ver. Hayato era un tipo extraño en ese sentido. La chiquilla mostro pavor al solo verlo y seguía pensando que solo trataba de hacerse la ruda, para no verse a sí misma, temblando de miedo.–Tsume no le hagas caso, solo es una chiquilla, atacarla sería un abuso– había dado solo unos cuantos pasos, cuando lo  que escucho ahora fue el nombre de una técnica, la situación se salió de control.

–No pensé que se fuera a atrever– dijo mientras volteaba todo su cuerpo y verse rodeado por decenas de mariposas. Dio un paso enfrente y miro fijamente a la chiquilla. A sus ojos seguía  mostrándose muerta de miedo. Pero al ver su  mirada, se dio cuenta que fuera por la desesperación del momento,  la chiquilla actuó de manera impulsiva, tratando de despertar ese instinto asesino que carecía. Tanto el lobo como su compañero, esquivaron todas las mariposas sin mucha dificultad, gracias a la velocidad con la que contaban.

– ¿Qué tratas de demostrar? Escúchame, no soy el tipo de persona que le gustan jugar. No sé qué clases de problemas tienes, pero estas mal de la cabeza al actuar así, quieres morir adelante que así sea– exclamó de forma agresiva. No se mostraba tan calmado esta vez. Lo cual era una mala señal. –Pero no será por mi mano, no gano la nada matándote. Tsume no uses tus colmillo, solo ataca golpeando con tus patas, no vale la pena quitarle la vida en este combate– sin decir más comenzó a avanzar, de manera coordinada con el lobo, con una sola idea en mente, dejar fuera de combate a la joven Uchiha y ponerle punto final a su locura.

–Debo de estar loco, atacar a una chiquilla muerta de miedo– se dijo a si mismo, al ver como la pequeña Uchiha, palidecía al ver el ataque coordinado, del Inuzuka y el lobo. La joven, pudo esquivar el ataque, logrando ponerse a salvo encima de las ramas de un frondoso árbol. –Chiquilla, por última vez te lo repito, deja de llorar, maldita sea ¿Que inepto fue el que te entreno? Mira tú patética condición– era fácil de apreciar como el shinobi se desesperaba por el  llanto de la Uchiha.

No se percató, que una nueva ola de mariposas incandescentes se dirigieron hacia él, podría ser por el momento, pero cuando reacciono por los gruñidos de Tsume, ya era tarde, rodeado por esos infernales insectos, solo se pudo limitar a cubrir el rostro con sus brazos, mientras las llamas hacían su trabajo. Cuando el ataque de la joven ceso, Hayato descubrió su rostro. Su cuerpo tenía varias quemaduras, pero ninguna de gravedad. Pero algo en su mirada había cambiado. Sus ojos se centraron en los de la pequeña Uchiha y un brillo hizo acto de aparición. El brillo del deseo de cazar y matar a su presa. Por primera vez en todo el combate, el instinto asesino del Inuzuka, había despertado.

HP: 6600 – 1350 = 5250

–Hasta ahorita todo lo que he dicho es apegado a los hechos, como sea, no tengo el interés de alegar es contigo–dictaminó de manera poco efusiva, realmente estaba molesto como para seguir escuchando los alegatos de la chiquilla, que desde el punto de vista del Inuzuka, parecía ser que estaba enamorada del tal Judal.

–Karura Uchiha, demostró lo que valía chiquilla, en ningún momento hablo de más… bueno solo un poco, pero tenía motivos de peso para hacerlo, al contrario de ti– dijo mientras movía su muñeca, la cual estaba apresada por las cuerdas que con anterioridad la chiquilla, utilizo.–Rayos, esta cosa es realmente molesta– musitó sin prestarle mucha atención a los más reclamos de la joven impertinente.

– ¿Terminaste?...–  sin siquiera voltear a ver las mariposas. Juntó ambas manos y formo el sello de Inu, exhaló profundamente, mientras concentró todo su chakra.– [i] Doubutsu no hon'noo– al instante, se vio una clara diferencia en la velocidad del Inuzuka, con la cual pudo evitar las mariposas sin ninguna complicación. Ahora, el Inuzuka, tenía amplificado al máximo, su capacidad auditiva, olfato y agilidad, con lo que sin importar que el objeto de la Uchiha, restringiera parte de su movilidad, poco o lo afectaría.