Hiroki vs Mavis

Era ahora o nunca para la joven Yuki quien con pasos sigilosos se trasladaba entre la espesura del bosque en busca de aquel pergamino que contenía los secretos del país del fuego más específicamente conteniendo entre ellos algunos jutsus de gran valor para el clan Senju. A decir verdad no era feliz de hacer aquel trabajo en conjunto con su equipo pero era necesario hacerlo a mismas palabras del señor feudal -"Para sobrevivir es necesario destruir al resto, ha de ser duro para ti Mavis pero esa es la verdad que envuelve a este mundo"- Aún recordaba su voz y el corazón le oprimía por eso pero ante todo su fuerza de voluntad debía salir adelante.

Estaba cerca de la caravana de los Senju, y pronto de su objetivo, aquel muchacho de cabellos rojos y largos, de mediana estatura que vestía ropas extravagantes y que lucía no ser mayor que ella, era él que protegía aquel preciado objeto que debía ser llevado al País del Agua.  -Vamos Mavis, es el momento ahora o nunca...- Se dijo a sí misma mientras descendía al piso y se ocultaba tras un arbusto por unos segundos luego para mostrarse ante el joven Senju. -He venido por se pergamino que portas Senju- ppodría ser muchas cosas, ingenua, tonta pero no podía simplemente atacar a alguien así como así y menos si se trataba de un shinobi Senju, así que un ataque por la espalda estaba descartado desde un inicio.

Le escuchó hablar e instintivamente la joven sacerdotisa sonrió de lado, le agradaba aquel chico pelirrojo pero si se ponía a pensar bien le agradaban casi todos así que aquellos no era una excepción, y mientras el joven hablaba la mujer hizo una ligera inclinación de cabeza en respuesta al valor del joven y del riesgo que estaba dispuesto a tomar por proteger a su villa. -No esperaba menos de un miembro del clan Senju- Le vio saltar a un árbol y perderse entre la espesura del bosque con gracia, sin duda aquel joven tenía grandes aptitudes de pelea. 

Como parte de su misión, un instante después la joven dio un salto posicionándose en un árbol cercano mientras traspasaba mas de su chakra a sus pies, apresurando su paso y siguiendo al joven en todo su recorrido, al parecer el muchacho quería jugar con ella y por ahora le seguiría la corriente al continuar con ello, buscando la oportunidad perfecta para ejercer algún movimiento y obtener aquel pergamino de su oponente, debía obtenerlo para poder ayudar a su pueblo a Kirigakure no Sato. 

-Joven Senju, espero que no se le haga costumbre correr demasiado...- Acotó la sacerdotisa sonriendo como siempre lo hacía, a pesar de ser una misión la Yuki seguía siendo ella misma, alguien que no levantaría su mano para luchar y mucho menos alguien que le quitara la vida a alguien y para obtener ese pergamino, cumpliría sus códigos sin matar ni hacer heridas de gravedad.

-Si lo fuera no sería usted un senju y no se consideraría esto una misión...- Respondió la sacerdotisa rápidamente antes de seguir su camino tras el joven pelirrojo notando como este descendía rápidamente hasta estar muy cerca del suelo y perderse entre los arbustos complicando ala visión de la sacerdotisa. Antes de que pudiera seguirle el ritmo la mujer vio como varios chorros de agua se iban consolidando de manera brava la ofensiva del chico, pero antes de que pudiera dañarla o siquiera evitar su avance, Mavis Yuki uso su propio chakra moldeándolo y creando una niebla espesa que dificultaría los movimientos del joven, esto lo hacía para lograr que no se escapara demasiado y lo perdiera de vista. -Kirigakure no jutsu-

Rápidamente la peli celeste se fundió con la misma niebla, manteniendo su posición a al deriva, o incierta para el joven Senju, de esa forma podría acercarse a él con gran agilidad y cumplir su objetivo de quitarle el pergamino de entre sus manos, todo por el bien de Kirigakure.   

La niebla sin duda ayudaba mucho en su encuentro con el joven Senju, y por consiguiente lo obligaba a él a salir y mostrarse ante ella para atacar de una vez y buscar deshacerse de ella antes de que Mavis obtuviera el pergamino de sus manos. Por ello mismo la joven sacerdotisa era consciente de que al verlo salir era su momento de atacar y de defenderse de ella para que todo saliera a pedido de la Yuki.

Le vio acercarse hasta donde ella había estado con anterioridad, y con suma precisión dio un salto al cielo impulsándose con sus pies sobrepasando al pelirrojo y posicionándose a su costado mientras le sonreía gentilmente -Mal movimiento joven Senju- dijo en un rápido susurro para luego con ambas manos generar varios sellos que se formaron en pocos segundos en una esfera de agua que Mavis lanzó hacia el pelirrojo, era hora de atacar y sabía bien que el Senju no se dejaría vencer tan fácilmente como para regalarle el pergamino, entonces y siendo así debía luchar por él a capa y espada. 

Le vio ser dañado por su esfera de agua y caer al suelo producto del movimiento brusco de su jutsu, mojandolo y  causando que este fuera dañado pero a pesar de ello, parecía que el joven pelirrojo no iba  renunciar fácilmente a entregarle el pergamino, entonces debía tomar la iniciativa de seguir atando pero antes de que pudiera hacerlo sintió como la espada del joven se clavaba en su hombro desnudo, el dolor era agudo pero soportable aún y con rapidez y haciendo caso de aquel objeto, la joven uso su chakra para curar su herida y evitar el sangrado. Con un suspiro le diviso pues había mostrado su posición de nuevo al atacarla de esa forma, con el chakra restante creo un gran flujo de agua que salió de sus labios creando una gran marejada que iba a inundar todo el lugar y de esa forma evitar los ataques del Senju al menos por unos instantes, esperando que fuera suficiente aquel jutsu. -Suijinchû- vociferó a tiempo que el agua hacia su trabajo. 

-Es mejor que entregues el pergamino de una vez Senju- 

Suspiro al ver al joven pelirrojo ser golpeado por su marejada, era lo que esperaba pues así terminaría rápido ese encuentro y podría cumplir su misión a pesar de que a Mavis no le gustaba dañar a nadie y menos a alguien tan joven que tenía toda una vida por delante pero debía hacerlo y no por ella sino por cumplir los objetivos de kirigakure, claramente no mataría al muchacho, con solo dejarlo inconsciente bastaba para la sacerdotisa Mikasa. 

-No planeo quitarte la vida, esa jamás fue mi intención... Y no lo haré Senju, hay muchas formas de ganar un encuentro y salir airoso de los jutsus más peligroso, y espero que esto no se alargue lo suficiente pues necesita tomar un descanso- su voz era tranquil y llena de calma, demostrando su nobleza como sacerdotisa de negarse a quitarle la vida a alguien, aun así necesitaba ese pergamino por l oque debía correr riesgos de dañar aún más al pelirrojo pero sin matarlo. -Suiton: Mizumai no Jutsu- salio de sus labios mientras un nuevo flujo de agua era lanzado al cielo para caer en varias estelas al suelo rodeando a Hiroki Senju, a tiempo que estas giraban como  si fueran las aletas de un tiburón, de esta forma varias agujas de agua fueron lanzadas en 360º capaz de dañar a mucho si así lo disponía Mavis. 

Suspiro pesadamente pues esperaba una respuesta similar por parte del pelirrojo, a fin de cuentas era un shinobi y debía seguir sus códigos y respeto hacia su clan y su gente. Aquello solo dificultaba la misión de la sacerdotisa que no buscaba dañar al chico pero si él no se rendía entonces no habría forma de que la mujer se marchara sin el pergamino a Kirigakure. Por ello debía tomar la responsabilidad de sus actos y para ello debía desarmar al Senju y dejarlo inconsciente para que obtuviera el objeto y que alguien de su clan lo pudiera encontrar para que no corriera peligro en medio del bosque.

-Si así lo deseas, seguiré atacando aún así no me obligarás a tomar tu vida Senju- dijo con la calma más grata y una sonrisa en sus labios afirmando sus palabras, esperaba ahora poder cumplir su objetivo y de esa formar terminar con la misión. Mavis yuki, ahora conocido como Mikasa dio un salto hasta estar más cerca del Senju mientras de sus labios expulsaba un potente chorro de agua que creció mientras la dama surcaba el aire, creando una gran ola de agua que arrasaría con el pelirrojo, si este no se defendía.