Hyo Yuki vs Levi (3)

El anochecer estaba marcado por la fuerte iluminación que provocaban las estrellas y la luna por sobre el prado, los bosques y el mar. Un paisaje hermoso, de magnífico detalle y perfecta armonía era el que se podía ver en medio del país de la niebla mientras una figura sombría se movía por los alrededores al compás del canto de un pequeño pero sonoro cuervo; un ente misterioso, silencioso y apenas perceptible ante los sentidos humanos que se movía a través de los árboles con gran precisión, saltando y corriendo en distintas rutas aparentemente aleatorias sin marcar ningún precedente en concreto ni plan de movimiento específico, deslizándose a través de las ramas de los robles más fuertes y los sauces más frondosos con gran maestría y elegancia. 

Tenía que llegar pronto a su destino. Por lo que tenía entendido, un nuevo entrenamiento le estaba esperando y no era un sujeto que gustase de llegar tarde a sus compromisos, independiente de que estos fuesen adquiridos bajo su voluntad o no. Desde hacía un tiempo le había asignado a Udono la voluntad de buscarle contrincantes para mejorar, más no se entrometía demasiado con el trabajo de su regordete amigo. 

Finalmente, y detectando una presencia cercana, tan sólo se quedó de pie sobre una rama y aguardó por la presentación de su visitante.

La noche había caído sobre Kiri, los sonidos del bosque servían de arrullo para la albina que en su modesta morada en los bosques, descansaba luego de un ajetreado día, aprovechando que no era su turno de hacer guardia nocturna, sin embargo, el graznido de un cuervo, la trajo de vuelta a la realidad y con un bostezo se puso de pie, solo para asomarse a la ventana y ver a su halcón gerifalte trazar círculos en el aire, con la luz de la luna reflejada en su blanco plumaje, aquello fue el inequívoco indicativo de que había alguien en su territorio, por lo que de inmediato se puso unos pantaloncillos y una playera, para luego tomar sus armas y salir a toda velocidad, saltando entre los árboles hasta que la ausencia de todo ruido nocturno, la llevó a detenerse y deslizar su diestra hacia el porta kunais en su muslo derecho. – ¡Muéstrate ahora y quizá no sufras. – Ordenó con fría voz cavernosa, mirando hacia todos lados, en busca de cualquier pista del paradero del intruso, con el ceño fruncido y una clara expresión de molestia, odiaba ser despertada.

Levi saltaba de árbol en árbol de manera despreocupada cuando pudo notar que la presencia de su nueva “compañera de entrenamiento”, o mejor dicho, supuesta compañera de entrenamiento, por fin se hacía presente y… por lo visto y para variar, de muy mal humor; ya conocía a esa mujer, le había tocado enfrentarle antes en el pasado y en cierta manera, le recordaba mucho a Uchiha Karura. Ambas con un carácter de mierda, problemáticas y, sobretodo, muy peligrosas. No obstante, jamás le había tenido miedo a nada y mucho menos estaba de humor como para jugar a las escondidas, por lo que simplemente cayó y se mostró ante la de ojos claros.

- Yuki Hyo - Le nombró con calma y de inmediato, entrecerró sus ojos mientras realizaba algunos sellos. Por su actitud, parecía más bien que la mujer quería asesinarle más que practicar, y ciertamente, no tenía intenciones de morir todavía. No cuando el mundo se volvía un lugar más curioso para él. Por ello, y dejado que pasasen los segundos adecuados, fue que ejecutó su técnica favorita contra la albina - Definitivamente, contigo no puedo dar ventajas…

Terminadas sus palabras, un fuerte titán de relámpago apareció detrás de él y de inmediato, se movió de tal manera que pudo ejecutar un fuerte puñetazo contra la del país de la neblina. Bien sabía que era una bestia, y la mejor forma de luchar contra una bestia, era con otra similar…

La albina trataba de desperezarse y despertarse por completo cuando escuchó una voz familiar y soltó un bufido. – El pequeño Nara… – Le reconoció y abrió uno de sus gélidos ojos para mirar la luna en el cielo. – Llegas como seis horas antes… eso es muy poco educado, en especial tratándose de ti, no son horas de visitar a nadie. – Se quejó al tiempo que escuchaba algo sobre no dar ventajas y solo alcanzó a divisar una silueta enorme que le lanzaba un puñetazo. La kunoichi saltó para evadirlo y casi lo logra, fue apenas un rozón lo que recibió, pero aquel engendro era tan inmenso que eso bastó para enviarla a volar un par de metros contra un árbol. Se levantó apenas un instante después, sacudiéndose la ropa y el cabello que se le llenó de hojas, tras lo cual miró en dirección a su atacante, tratando de ver si Rivaille estaba detrás. – Buenas noches joven Nara ¿cómo ha estado? ¿Gusta una taza de té tras su largo viaje? – Preguntó con marcado sarcasmo. – Y luego dicen que yo soy la bestia. – Refunfuñó por ser despertada de esa manera por un supuesto aliado. Luego de eso, un resplandor azul la cubrió, intensificado por Samehada y le sanó parte de las heridas.
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Defensa = 94 (No efectiva)
Jutsu = 7 (Anulado)
Chakra = 44 – 2 (Samehada) = 42
Objeto = 7 (Efectivo)

HP = 8400  –  3967 – 250 + 1680 (+ 20% Collar) + 840 (+10% Samehada) = 6703  

Objetos:

Luego de impactar a la Yuki, Lev Nara escuchó sus descargos mientras hacía retroceder un poco a Obelisk. Por lo visto, su primer golpe había tomado por sorpresa a la de cabellos celestes y esto le había determinado mucho en su lucha. Le dio su espacio y antes de proseguir, se decidió a contestarle a la mujer albina.

- Pensé que los guerreros no se quejaban, ¿O no, Yuki Hyo? - Preguntó el shinobi del clan de los ciervos a la vez que guardaba sus espadas y se mantenía firme ante la que portaba aquella espada tan rara. Como bien ya había dicho antes, no podía darle respiro ni tregua a una bestia como ella. Mal que mal, era el “hombre” detrás de la cosa que dirigía al país del agua. Al menos, más masculino que nadie… en una combinación que además de irónica, resultaba tétrica. Pero por lo que podía contemplar y sabía, parecía ser que a ella le gustaba vivir así.

- Bien… basta de charla - Cerró y al instante, una gran cantidad de chakra se acumuló en su mano izquierda para finalmente dar paso a su siguiente técnica: El chidori. - Iniciemos.

Terminadas sus palabras, corrió a toda velocidad hasta la albina buscando impactar en su abdomen con una potente corriente de relámpago.

- Vale, vale… solo tengo mal despertar. – Respondió con un bostezo, estirándose y moviendo los hombros para desperezarse o mejor dicho, desatolondrarse luego de tremendo golpe que se había llevado, por desgracia, aquello tardó demasiado y Rivaille parecía tener prisa por demolerla pues el chirrido singular del ataque eléctrico la hizo volverse a mirar, apenas con tiempo para cubrirse la cara, pero no para salvarse de otro terrible impacto que de nuevo la mandó a volar y la dejó acalambrada, incluso pequeñas chispas de luz salían de su cuerpo luego de tal electrocución, ante lo cual solo pudo sacudir la cabeza para enfocar al enano escurridizo y concentrar su chakra en el colgante que con un resplandor azul cerró las heridas sangrantes provocadas por los ataques del Nara, aunque ni siquiera eso bastó para reponerla por completo. – ¿Es mi imaginación o ya no pegas como niña? – Le preguntó haciendo crujir su cuello y plantándose en el prado, ahora si ya despierta y quién no lo estaría luego de ser aplastado por un titán y electrocutado en un terreno lleno de humedad.
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Defensa = 7 (No efectiva)
Jutsu = 2 (Anulado)
Chakra = 40 – 2 (Samehada) + 3 (habilidad) = 41
Objeto = 1 (Efectivo)

HP = 6703  –  3737 – 250 – 400 + 1680 (+ 20% Collar) = 3996

Objetos:

Efectuado su segundo golpe de inmediato volvió a cargar chakra y sin perder de vista a la mujer, caminó tranquilamente mientras las chispas y el sonido del millar de pájaros interrumpían el sonido del ambiente. Estaba especialmente apurado en terminar las cosas; el motivo? Tenía una misión en la tarde asignada por el mismo Udono y sabía que mientras más se entretuviera jugando con la Yuki, más probable era el hecho de que esta fuese creciendo en poder causándole más de algún problema al proveniente del clan de los ciervos. Fue por ello que se apresuró en llegar hasta su posición y antes de seguir con su siguiente ataque, le respondió a su comentario mientras su chakra recorría cada poro de su piel.

- Ya sabes cómo es Takatsuka gordo - Respondió con voz calma y pacífica - Aparte de esto me tienen más cosas en la lista y no soy alguien que le guste retrasar sus obligaciones….de lo contrario, luego me da pereza y no tengo ánimos de volver a escuchar sus reclamos.

Dicho eso, saltó y se aproximó a darle un nuevo toque a la mujer de cabellos blancos.

- Eso lo explica todo… – Bufó la albina ante su explicación, entendiendo el porqué de la prisa y de que llegase con tanta anticipación y algo debía reconocer muy a su pesar, si hubiese sido un enemigo, ya la habría matado, aunque claro, si hubiera sido un enemigo, lejos de refunfuñar por la falta de cortesía, se habría lanzado junto con Samehada a matar, pero eso no cambiaba el hecho de que la tomó por sorpresa y la aplastó sin que pudiera defenderse, eso era lo que realmente la tenía de mal humor, lo suficiente para que ante el nuevo ataque, su intento de bloqueo fracasara y es que antes de convocar el viento, la increíble velocidad de Rivaille volvió a alcanzarla ¿la había herido también con la katana? No estaba segura, pero era muy probable, esto no pintaba nada bien, la fuerza que había recuperado la volvió a perder mientras de nuevo su “caída” era detenida por unos árboles y ella era obligada a escupir sangre. – No hagamos esperar a Udono-sama, - musitó mientras se limpiaba el carmesí líquido de los labios, - La victoria es tuya, pero hazlo oficial. – Sonrió casi con complacencia y sin dar muestra alguna de sentir dolor.
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Defensa = 34 (No efectiva)
Jutsu = 9 (Anulado)
Chakra = 12 – 2 (Samehada) + 3 (habilidad) = 13
Objeto = 3 (Efectivo)

HP = 3996  –  2763 – 250 – 700 = 283[/color]

- Hmm….ya veo.

Las palabras del Nara evidenciaban que ya sabía el resultado de la contienda. Por lo visto, se había excedido un poco usando  sus mejores técnicas desde un inicio aunque ciertamente, no podía hacer otra cosa contra esa mujer. Odiaba de sobremanera los efectos de su espada y por suerte, había logrado evitar que la ocupase en esta contienda. Al menos, ya de forma contundente, suponía que no podría hacerlo. Lo notó en el tono de voz de la mujer así como también en su forma de hablar. Ya estaba cansada, el entrenamiento casi listo y sólo faltaba que Rivaille acabase con todo con un último golpe. Siendo así, el hombre guardó sus espadas y se dispuso a concluir el asunto. Para ello dio un enorme salto, se apoyó en una rama y desapareció, apareciendo de nuevo a un costado de la Yuki con su pierna levantada y los ojos cerrados, dispuesto a darle una fuerte patada en toda la quijada que sirviese para dejarle inconsciente.

No le gustaba admitirlo, pero ya no estaba en condiciones de pelear contra el veloz joven Nara y aunque probablemente podría alargar un poco más la pelea, lo mejor era no seguir retrasando lo que a todas luces era obvio, en especial si Udono-sama le estaba esperando. La joven intentó corregir su posición, pero su cuerpo estaba mucho más herido de lo que ella misma había notado, su tolerancia al dolor era tan grande y estaba tan acostumbrada a ello que no se había percatado de los verdaderos alcances de las técnicas que la habían alcanzado, aquel muchacho flacucho y de corta estatura, sin duda alguna era un rival digno de temer cada día más. Trató de seguir sus movimientos, pero su velocidad era tal que solo el sonido del crujir de hojas detrás de ella le hizo voltear y toda vez que no era una mujer que se diera por vencida, intentó bloquear el golpe, mas sus músculos acalambrados por las descargas no reaccionaron correctamente, su guardia fue demasiado baja y lenta, por lo que recibió de lleno el golpe que la hizo caer de espaldas a casi medio metro de distancia, totalmente inconsciente sobre el húmedo pasto del bosque.
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HP = 0