Hyo Yuki vs Levi

Con pasos cortos y austeros, la joven albina se presentó al sitio que Udono-sama le había indicado, el furisode se movía apenas con sus pasos, dándole un aspecto como si flotara por el suelo, igual que el espíritu mítico con quien algunos la confundían en los bosques gélidos del País del Agua. Su rostro permanecía inexpresivo, como tallado en el hielo dominado por su clan, sin embargo se sentía animada y hasta cierto punto emocionada, si había algo que disfrutaba en su vida, era un buen combate, cosa que estaba segura que tendría si era su líder quien había organizado aquella práctica; mención aparte del ego insuflado en su pecho por haber sido elegida y recomendada por alguien a quien le tenía un sincero respeto y hasta algo de temor, no solo por haber sido dominada por él, si no porque le había dado motivos para seguirlo y una misión verdadera, una razón para tomarse en serio su papel como ninja. Fue por eso que se aseguró de ser puntual y presentarse con toda la decencia y delicadeza de que era capaz.

Una vez plantada frente al joven Nara que la esperaba, hizo una pequeña y respetuosa reverencia, no demasiado pronunciada, pues no era su estilo, pero tampoco tan sutil como para que se considerase falta de respeto.

- Tales palabras son un verdadero honor para mí, espero estar a la altura de semejante cumplido. No es necesario agradecer, este encuentro también es una excelente oportunidad para mí. –

Palabras raras en Hyo, que además fueron respondidas con gentileza, pero que eran sinceras, pues recién había descubierto un mundo que superaba sus expectativas y le animaba el poder probar los alcances de aquella fuerza de la que por tantos años se sintió tan orgullosa.

Llevó la diestra hasta la altura de su ceja y con delicadeza pasó el mechón de su níveo cabello que caía frente a su rostro, por detrás de su oreja y luego entrelazó sus manos al frente, en una postura recatada, aunque por supuesto, la anchura de las mangas de su tradicional atuendo, dejaban varias opciones para el inicio del combate.

Rivaille se quedó tranquilo mientras su rival de turno se presentaba y realizaba los comentarios pertinentes, acatando las órdenes y reglas que debían, según lo enseñado, poseer las batallas. Como siempre se mantenía muy apegado a los protocolos y todo lo que tuviera que ver con cumplir alguna orden, así que simplemente aguardo en silencio y  espero callado hasta que, tras unos segundos, ya casi todo estaba listo para comenzar la pelea, sólo faltaba un pequeño asuntillo más que resolver.

- Mi nombre es Levi Nara, mujer. Y sea lo que sea que pase, respetaré los acuerdos que me han sido enseñados…

Luego de decir eso, adoptó una postura de combate y de inmediato, se dispuso a comenzar con la batalla. Lo primero que hizo fue prestar atención a su entorno, y calcular cuáles serían sus opciones. Podía notar que existían aproximadamente unos sesenta metros de distancia entre ellos, distancia que podría recorrer en un minuto un shinobi normal que no fuese un Jonin…

No obstante, y gracias a sus habilidades propias, en menos de un pestañeo Rivaille ya estaba a menos de medio metro de la mujer, con la espada lista y dispuesta para cortarle un brazo.

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Honestamente, Hyo no había logrado reaccionar al movimiento de Rivaille, había superado con creces la estimación que la albina había hecho en cuanto a su velocidad, por lo que recibió de lleno, el golpe de su contrincante por lo que una fina línea se dibujó en su brazo con un tinte carmesí que rápidamente se extendió por la manga del furisode blanco, mientras que la tela bajo aquella línea se abría mostrando la blanca piel lacerada y la sangre que escurría de la herida, sin embargo, aquella mujer parecía ni siquiera haberse percatado de lo sucedido, no se inmutó, no emitió sonido alguno, simplemente tras unos minutos dibujó una amplia sonrisa en su níveo rostro, dejando entrever colmillos un poco más afilados de lo normal.

- Impresionante Nara-kun. – Respondió con tranquilidad mientras el chakra que emanaba de ella, a pesar de tener naturaleza de elemento agua, emanaba cierta gelidez inherente a su clan, que ayudó a que la herida comenzara a cerrarse y a sanar, mientras el envoltorio que llevaba a su espalda, pareció agitarse por un momento. – Mi nombre es Hyo, del clan Yuki. – Se presentó acompañando sus palabras con un ademán respetuoso. – Esas son hojas muy finas y afiladas. – Halagó las espadas del ninja del País del Fuego y luego llevó su diestra hacia su espalda por encima de sus hombros para tomar la empuñadura de la enorme espada que le acompañaba y con la siniestra liberó las ataduras que la cubrían. – Ahora es mi turno. – Musitó al tiempo que lanzaba una potente estocada con su arma que si bien no poseía filo, tenía su propio estilo para hacer daño.

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Defensa = 1 (No Efectiva)
Jutsu = 12 (Anulado)
Chakra = 51 – 2 (Samehada) = 20% HP (Collar de copo de Nieve)
Objeto = 7 (Efectivo)

Objetos:

Daño Final: 350 (Samehada)

HP = 4800 – 1750 + 960 (20%) = 4010


Off rol: perdón por la demora, se me complicó un poco la carga de tarea. :P

 

– Es mi compañera. – Fue toda la respuesta de la joven quien no conocía suficiente a aquel muchacho como para revelar demasiados detalles acerca de la Gran Espada.

Si bien el shinobi del clan Nara llevaba la clara ventaja en el combate, los pocos movimientos que cada uno había hecho le sirvieron a la albina para darse cuenta que lo primero de lo que debía preocuparse era de la velocidad inconcebible de Rivaille, así que tendría que encontrar el modo de crear una ventaja propia para contrarrestarla, por lo que recurrió a una de las técnicas básicas de su país. – Kirigakure no jutsu. – Susurró más para sí misma y al instante su chakra se esparció por todo el lugar, creando una densa niebla que anuló la visibilidad del campo de batalla, permitiéndole cambiar de posición sin ser encontrada, lo que dificultaría a su compañero de entrenamiento el defenderse y/o atacarla, puesto que camuflada con su níveo atuendo, retrocedió suavemente entre el blanco reinante del lugar, pareciendo flotar cual estpíritu invernal, ganando un poco de tiempo para planear en completo silencio su siguiente movimiento, llevando hacia atrás la mano que sostenía a Samehada para que la larga manga del furisode cayera sobre ella, cubriéndola.

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Jutsu = 6 (Efectivo)
Chakra = 51 – 2 (Samehada) = 49
Objeto = 5 (No Efectivo)

HP = 4010

Jutsu:

No dejaba de preguntarse qué clase de espada era la que portaba la descendiente del clan capacitado para controlar el hielo, pero entendió que ella no decidiera explicarle mucho al respecto. Después de todo, eran enemigos en ese preciso momento y sabía que no era una estrategia precisamente inteligente el revelar las intenciones frente a un rival, por mucho que se tratara de un simple entrenamiento. Sin embargo, no dudaba que de una u otra forma durante el combate descubriría más cosas acerca de aquella dichosa “compañera” de la kunoichi frente a sus ojos.
- Niebla… era de esperar. - Pensó para sí mismo en el momento en que toda su visión comenzó a ser afectada por la técnica característica de la gente del país de la niebla. Ya sabía lo que podía esperarle y por lo mismo, se preparó. Era hora de moverse.
Desapareció de su sitio de origen y apareció corriendo por encima de los troncos de los árboles a gran velocidad, subiendo en línea recta por el cuerpo ancho de uno de los enormes robles del bosque en el que se encontraban sin siquiera voltear hacia un lado determinado, teniendo en mente cuál era su objetivo en ese minuto. Cada vez aumentaba más su velocidad, la que gracias a su propia fisionomía y habilidades personales, lo hacían parecer casi un rayo subiendo a todo dar hasta que finalmente pudo darse cuenta por las ramificaciones, que estaba llegando a la copa del árbol. - Es ahora. - Entonces, sacó un kunai y lo lanzó justo a un costado, esperando para escuchar el sonido del metal clavándose en otro de los árboles al mismo tiempo que, como lo había calculado, se acababa su camino y salía disparado hacia el cielo a una velocidad realmente impresionante, provocando que diese la impresión de que volaría por los cielos. - Veamos… - Rápidamente giró la cabeza y con sus ojos, prestó atención a toda la visión del campo que podía verse desde los cielos. Todo estaba cubierto por una espesa capa de niebla… y también de neblina; no era particularmente experto en las propiedades del agua, pero sí que conocía las del aire y cómo los demás elementos afectaban en ellas, por lo mismo y sin demora, logró determinar dónde era que quería caer. Apretó el fino pero irrompible hilo que había unido al kunai, y entonces, lo jaló de tal manera que todo el impulso con el que salió disparado ahora lo llevaba de vuelta hacia el mar del jutsu creado por la kunoichi de cabello blanco, en una especie de efecto rebote que daba la impresión que se había impulsado tocando con sus pies el cielo. Al mismo tiempo, desenvainó su espada y, a la vez que se soltaba de la cuerda, volvió a utilizar su jutsu justo en el momento en que su cuerpo impactando al ninjutsu de la Yuki  provocaba que un enorme agujero se abriese por encima de todo, dando la sensación de un meteorito cayendo entre las nubes. Fue entonces cuando apareció por sobre la cabeza de Hyo y acto seguido, se dispuso a asestarle un golpe en el que le apuñalase uno de los brazos.
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Chakra: 17 más 5 (bufanda) = 23. (menos 10% daño final).
Objeto 1 : efectivo.
Shunshin no jutsu (D): Dificultad en más 10 para esquivarlo, más 7 de defensa al usuario por 2 turnos.
Daños (separados):
Objeto: 250 (se defiende con 70 o más)
Jutsu: 1800 menos 180 = 1620.  (se defiende con 40 o más) 

– Impresionante… – Pensó la albina al ver la destreza en los movimientos de Rivaille, al menos de los pocos que pudo apreciar pues él era demasiado veloz para su vista e incluso con la niebla cegadora, el joven Nara se movía con toda precisión y rapidez entre los árboles, siendo para los azules ojos de la kunoichi, apenas un borrón, una oscura saeta entre los árboles, por mucho que ella se esforzara en seguirle, mientras trataba de trazar un plan, escudada en la densa nube blanca que había convocado sobre el campo de batalla. – Muy listo. – Musitó cuando un estruendo como un rayo por el choque veloz en el aire y aunque todo ocurría en fracciones de segundo, el tiempo para la kunoichi pareció transcurrir de otra manera, quizá por la adrenalina, quizá por el instinto que todo ninja desarrollaba para reaccionar en combate con mayor rapidez que un humano normal, o quizá fue simplemente un golpe de suerte, pero la gélida mirada de la muchacha se elevó en el momento preciso en que el ataque aéreo dispersaba parte de la niebla, justo sobre su cabeza y cual meteoro Rivaille se dirigía a ella con la espada desenvainada y de haber reaccionado una milésima de segundo después, no habría alcanzado a descolgar a Samehada y usarla para bloquear la estocada del shinobi, cosa que en parte también logró gracias a la magnitud y dureza de la piel de tiburón que logró trabar entre sus crispadas escamas el filo de la katana y con un magistral movimiento y una gran muestra de fuerza bruta, usó el mismo movimiento defensivo para crear una abertura, al hacerle retroceder gracias a la inercia y la fuerza de gravedad, lo que usó para lanzar su contraataque con su desgarradora compañera, dispuesta a dejar que la Gran Espada “mordiera” al muchacho en el hombro, tan solo para dar un salto hacia atrás apenas un instante después, devolviendo la demoniaca arma a su lugar de reposo en su espalda y levantando el brazo izquierdo de modo que las amplias mangas del furisode le cubrieran el rostro, como si la envolviera y al instante, con el peculiar sonido de una pequeña explosión de vapor, aquella larguirucha mujer se transformó en un albo halcón gerifalte con marcas negras sobre las plumas del lomo y la cara exterior de las alas que extendió a todo lo que daban para emprender vuelo y poner distancia entre ella y su contrincante, volviéndose a ocultar entre la densa blancura que se había apoderado del paisaje.
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Defensa: 90 (Efectiva)
Jutsu = 3 ([E] - Efectivo)
Chakra = 23 – 2 (Samehada) = 21
Objeto = 6 (Efectivo)

Jutsu:

Objeto:

Daño Final: 350 (Samehada)

HP = 4010

Todo había sido tan rápido que no había tenido tiempo ni siquiera de poder percatarse de que la Yuki era astuta, muy astuta. Y por cierto, muy aguerrida, tanto que le parecía que estuviese luchando contra un hombre robusto y de esos forzudos que tanto le encantaban a una de sus hermanas. De todos modos, alcanzó a reaccionar justo a tiempo cuando la mujer esquivó su ataque y le lanzó una arremetida de su espada, desapareciendo justo en el momento en que el impacto debiese haberlo desgarrado por completo. Ya tenía más antecedentes acerca de la extraña espada escamosa que la chica utilizaba y por lo mismo, podía ir haciéndose una idea de sus habilidades. Pudo notar, por ejemplo, como absorbía un poco de chakra de la mujer en el momento en que le atacaba con dicha “piel puntiaguda” que poseía su particular arma blanca.

Interesante… - Pensó y de inmediato, guardó sus sables mientras todavía podía divisar a la Yuki, sólo para cargar un poco de viento en una de sus piernas y, dando una patada en el aire, volver a lanzarle una onda de energía azul más diminuta en tamaño, pero igual de peligrosa si se recibía.

El vuelo de Hyo no fue demasiado prolongado, se trataba más que nada de una estrategia para ganar distancia y tiempo, aunque lo que obtuvo de ambas cosas fue mucho menor de lo que había esperado, sin embargo, le resultaron suficientes pues volaba hacia atrás con las alas extendidas, lo cual además, le permitió ver la patada que el delgado joven dirigía hacia ella, potenciada por un vendaval poderoso capaz de derribarla, por lo que el ave replegó las alas frente a sí, recuperando su forma humana con la que aterrizó suavemente con las puntas de los pies sobre el prado del bosque y con otro grácil giro cual danza de una sofisticada geisha esquivó apenas el ataque, volviendo a empuñar la gran espada que había percibido el chakra del rival y se había emocionado con el desarrollo del combate, por lo que se erizó por completo, aumentando su tamaño y mostrando la boca en su extremo que parecía más que dispuesta a darle una buena mordida a aquel shinobi que mostraba grandes destrezas como estratega y como combatiente y mientras el arma viviente alargaba el cuerpo en busca de su presa, la joven aprovechó para soltarla el tiempo suficiente para convocar una vez más los líquidos reptiles que desde la retaguardia serpentearon por el suelo, acechando y dispuestos a demostrar su poder constrictor para inmovilizar a tan rápido oponente.

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Aquella muchacha de la niebla estaba resultando un duro hueco que roer, ciertamente. No sólo demostraba ser buena con el ninjutsu y el manejo de su extraña espada, sino que además era muy astuta a la hora de poder evitar los embates del Nara. No se esperó que se transformase en algo, sobretodo en tiempos en donde el transformarse estaba tan obsoleto para la mayoría de ninjas. Sin embargo, halago dentro de su cabe za el hecho de que usara el ingenio para sortear sus embates. Se merecía su respeto ya a esas alturas, lo mismo que el viejo Takatsuka.

Observó entonces como el extraño pájaro en el cual se había transformado la Yuki aleteó rápidamente para volver a su forma original y de inmediato, la danzarina mujer del agua adoptó una posición ideal para esquivar su onda; y de paso, maniobró con su extraña  espada que le daba la sensación de estar combatiendo contra un tiburón de inmediato, lanzándole con sus fauces abiertas un ataque que daba la sensación que estaba dispuesto a devorar a Levi. No contenta con eso, de pronto desde el suelo emergió otro ataque más  que parecía poder cubrir ambos ángulos de reacción del Nara…

- Mierda… - Pensó y girando en el aire, esquivó ambas cosas dando una voltereta hacia atrás para caer con las manos en el piso y, sin dejar de moverse, se volvía a dar impulso con estas para volver a saltar esta vez a una nueva rama y regresar al bosque. El Round 1 había concluido y tenía que re evaluar sus técnicas. Sin embargo, y sólo para mantener entretenida a la Yuki, desde una posición indefinida salió disparado un Kunai en dirección a la mano con la que sostenía a su rara espada.

La joven albina retomó a su compañera y la hizo volver a su posición de espera, pendiendo de su espalda, mientras ella seguía con la mirada al muchacho pelioscuro, haciendo uso de aquella naturalidad de su estirpe para ver en la niebla y sin perderlo de vista ni bajar la guardia, lo observó subirse a un árbol, haciendo lo propio para lanzar su siguiente ataque. Realizó algunos sellos y su chakra comenzó a acumularse en sus mejillas, mientras que de entre sus mangas se deslizaba uno de sus propios kunais que utilizó para repeler el que Rivaille le había lanzado y tras guardarlo, con la diestra frente a sus labios expulsó tres chorros de agua a presión que en instantes tomaron la forma de tres escualos que nadaban en la niebla de modo ascendente, como si pretendieran cazar a Rivaille, danzando e intercalando sus trayectorias, haciendo bellos movimientos como si estuvieran tejiendo algún tipo de trenzado, dejando una curiosa estela perlada de gotas de agua que caían como una suave brizna a pesar de la furia y la rapidez con la que los tres misiles se movían para alcanzar a su objetivo.

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Interesante… - Pronunció el Nara al mismo tiempo que veía como la muchacha del clan Yuki esquivaba el Kunai que le había lanzado y, acto seguido, se preparaba para arremeter con una nueva técnica. Desde su boca vio salir un chorro de agua que de inmediato se transformó en tres potentes disparos que, como supuso, se fueron en demanda de su persona. Pudo notar como el agua que pretendía acabar con su vida intercalaba su posición, y por si no eso no fuera poco, interactuaban entre ellos mismos una y otra ve z como si fuesen extensiones más de la humanidad de Yuki Hyo. Esa chica definitivamente está llena de sorpresas.

- Están vivos… - Señaló y justo en ese minuto desapareció, precisamente en el instante en el cual los tres chorros destrozaron la rama y de inmediato continuaron con su ataque  hacia arriba como si pudiesen seguir a Rivaille a pesar de su velocidad. Misma acción se repitió varias veces, en las cuales el Nara continuó desapareciendo o saltando hacia atrás o hacia un lado a la vez que esquivaba las técnicas de su rival que parecían no querer darle tregua alguna. Llegó hasta una rama y desde arriba cayeron de nuevo los chorros, uno por uno los fue esquivando y pudo notar como todo, a pesar de la velocidad, le lucía como si fuese en cámara lenta. Con el primero simplemente se corrió hacia un lado y pudo ver como la potencia del ataque causaba que parte de la rama fuese literalmente aniquilada. Acto seguido, las otras dos restantes corrientes le atacaron por distintos costados; a la de la derecha tuvo que esquivarla dando un salto en el aire y girando al mismo tiempo, mientras que con la otra que venía por la derecha y un poco más abajo, ya casi sin opciones, no le quedó más remedio que improvisar por lo que simplemente abrió sus piernas de par en par y permitió que le chorro saliese disparado justo por debajo de su anatomía.

- Es mi turno… - Luego, desenvainó sus espadas y sin más demora, desapareció justo antes de tocar el suelo, esquivando unas vez más los molestos disparos de la Yuki. Sabía que volverían, por lo que se dispuso a usa más velocidad y fue apareciendo y desapareciendo entre las ramas mientras se aproximaba a la dirección de Hyo. Justo cuando estaba por encima de su cabe za, dio un salto y comenzó a girar a la vez que sus espadas le hacían provocar una especie de efecto remolino. Lo primero fue destrozar los disparos de la Yuki, para finalmente caer a toda velocidad contra ella dispuesto a cortarle los dos brazos.