Séptima Casa

Continuo su marcha de esa noche, un poco más tranquilo al haber puesto distancia con la Yuki-Onna. Fue por eso que aflojo el paso y su caminar se hizo más lento. Aunque no demasiado, porque estaba consiente que le quedaban pocas horas. Demasiado pocas para su gusto. Así fue como se adentró a las catacumbas que correspondía a la siguiente casa. Era un lugar lúgubre y tétrico. Con una decoración bastante peculiar. Las paredes estaban tapizadas de cientos de esqueletos y calaveras. –Es una gran tumba– pensó al ver toda la macabra colección. Así siguió unos metros abriéndose paso entre aquella escena de muerte. Su alma se heló al notar que había varios huesos esparcidos por el suelo. No había manera de sortearlos todos y algunos de sus pasos fueron sobre aquellos despojos humanos. Quebrándolos por el peso de su cuerpo, aquel crujir se enfatizó por el eco formado por las paredes. –Un dulce o algo para que la calavera llene su estómago– externó al llegar al conjunto de momias que estaban hasta el final de aquella catacumba.

Las momias comenzaron a moverse. Estaban amortajadas y vestidas con sotanas como si fueran monjes de hace años. Propiamente su estilo difería a las momias egipcias, estas se formaron por procesos naturales, más que por un tratamiento especializado. Virtudes del terreno y sus minerales, como en raras ocasiones llega a suceder. –Otro más en esta noche. ¿Que acaso no pueden dejarnos en paz?– recriminó una de ellas, mientras intentaba pararse enfrente de él. El Yuki permaneció tranquilo, sin mostrar el menor rastro de miedo.–No es mi intención molestar su descanso. Si gusta puedo seguir mi camino y le pido disculpas por interrumpirlos– dijo en forma condescendiente. Realmente quería evitar una confrontación o más malentendidos con aquella gente.–Haz venido hasta aquí y no es propio que quedes con las manos vacías, toma esto te lo has ganado– así fue como consiguió otro puñado de dulces. Con lo cual su botín incremento otro tanto más.

Luego de salir del castillo de los vampiros y estar un par de veces a punto de caer por el desfiladero, la única posible salida que Hyo encontró, fue un túnel oscuro en el que decidió arriesgarse, total, era una kunoichi, era Hakusame ¿qué era lo peor que podía pasarle? Se atoró con algunas telarañas, lo cual era bastante asqueroso y molesto porque se pegaban en su oscura vestimenta, pero por otro lado, le servían para tener una apariencia acorde con la festividad, así que hizo caso omiso, trastabilló un poco porque no veía por donde iba, pero para alguien de Kiri, no es tan problemático como parece, así que avanzó sin preocuparse de nada. – Cuando el reloj marca las seis, las calaveras caminan al revés. Chumbala Cachumba que laca laca tumba. – Cantó, pero cerró la boca de repente al llegar a una cámara más amplia en la que se colaba un poco de la luz nocturna y pudo darse cuenta de que estaba en las catacumbas. – Hablando de Roma… – Musitó y saludó cortésmente sin hacer escándalo para no molestar a los muertos.
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Dulces:

- Buenas noches. – Le respondió una voz que sonaba a la de un anciano y ella se volvió solo para mirar sorprendida a un esqueleto ¿con barba? La cosa más peculiar que había visto nunca, estaba encorvado y usaba un bastón para apoyarse, pero parecía tener vida. – Interesante atuendo para visitar este lugar. – Comentó el ente y la enorme mujer hizo una reverencia. – No quise ofenderles sino todo lo contrario, y tampoco quise despertarles, llegué por accidente. – Se disculpó y aquella osamenta pareció sonreírle. – Tranquila niña, nos da gusto que vengas, todos nos olvidan aquí abajo, incluso en este día en que podemos levantarnos, nadie nos visita. – Dijo con tristeza y como parecía querer ir por uno de los corredores, la muchacha se acercó para ayudarle. – Eso es una pena, aunque creo que se debe a que la entrada está oculta detrás del castillo de Drácula, pero les ayudaré a cambiar eso. – Se ofreció y quitó una de las flores de su tocado para ponerla en un pequeño altarsito al que llegaron, junto con su ramo de alcatraces. – Muchas gracias querida niña… sabes, guardábamos esto para nuestras familias, pero por tu ayuda, compartiremos una parte contigo. musitó la calavera y le obsequió una gran cantidad de dulces que la mujer agradeció con una gran sonrisa y se quedó un rato a cantar con las calaveras que poco a poco se reunían y a escuchar algunas historias, tal vez no tenía mucho tiempo, pero no los dejaría olvidados y solos.
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Dulces:

Se alejó de la casa de las mujeres con paso tranquilo sintiendo ahora el peso de su calabaza pero no le importaba en lo absoluto es más le gustaba sentir que le pasaba porque así tenía mas dulces para comer en un futuro con sus amigos de la legión o con su mismo padre. Un túnel se dejo ver muy de cerca y como parecía ser el único camino hasta la siguiente casa la rubia tomó el reto de entrar pero de inmediato notó que las paredes y el mismo piso por donde caminaba se sentía no tan liso, demasiado irregular y con forma circular y algo resbaloso pero como estaba muy oscuro no podía ver bien de que se trataba la situación. -No creo que sea tan malo, o quizás no quiero ver que hay bajo mis pies- Dijo suspirando y siguiendo el trayecto del túnel  con paso tranquilo pero angustiado pues por la mala oscuridad tampoco podía ver donde estaban los dulces que debía recoger y eso no le gustaba en verdad. -Vamos, no hay una luz por aquí aunque sea una pequeñita-  

-¡Aleluya!- Gritó con entusiasmo cuando vio una luz a lo lejos cercana, con paso rápido se acercó y luego cogió entre sus manos la antorcha y de ahí con mucha ansiedad ilumino el piso y el techo, viendo las cabezas huesudas bajo sus botas y en lo alto de su cabeza. Un grito de alarma se escuchó pero no era miedo era más impresión por lo que veía -¿De donde sacaron todas estas cabezas?- Se preguntó dando vueltas en su lugar aun aturdida pero un resplandor cercano de un tarron de vidrio se vio a lo lejos. -¡Dulces!- Camino a paso rápido y se acercó hasta guardar muchos en su canasta, y dando un último vistazo al lugar la rubia siguió su andar. Realmente no le gustaba este lugar era demasiado aburrido y muy aterrador para su gusto, de pasada estaba bien pero para vivir preferiría hacerlo con las brujas. -Son los dulces, y la fiesta de halloween. Si hubiera venido mas temprano, hubiera pasado con más gente estos lugares-