Primera Casa

La albina estaba recibiendo sus dulces cuando algo la sorprendió, provocando que dejara caer unos cuantos, no había sido la decoración, ni los anfitriones disfrazados de aliens, era una silueta presurosa que pasó por su lado y se alejó tan pronto como pudo, y no por ir caracterizada como la llorona, si no porque algo en ese disfraz le despertó demasiado interés. No estaba segura de lo que había visto pues se marchó raudamente, mas la catrina se halló intranquila, por lo que musitó un – Las ánimas les agradecen. – y se marchó, tras aquella desconocida que de cierto modo se acababa de ganar su aversión sin saber exactamente el porqué. La albina dejó el lugar a grandes zancadas, no pensaba correr y perder la elegancia del personaje que representaba, tampoco maltratar su vestido hecho a mano, artesanalmente, ni su elaborado maquillaje, pero tampoco estaba dispuesta a dejar escapar a su misteriosa presa.

++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

Dulces:

Las horas pasaron y la noche cada vez era más corta, pero no por eso había concluido la marcha de todos los condenados. Algunos abandonaron su objetivo, otros se quedaron y muchos más ni siquiera lo intentaron. Pero siempre al final algún rezagado quedaba, estos eran los que a veces tenían las mejores historias. No es lo mismo iniciar los recorridos nocturnos a las primeras horas de luna a cuando la noche bien entrada estaba. Por lo tanto encontrarse con alguien solitario no sería algo raro. Así fue como aquel llamado Ishiro, caminaba por esos desolados senderos. Su paso no era rápido, ni apresurado. Era como si le diera tiempo al tiempo. Por lo que no era de extrañar que resultara ser el último en cruzar y terminar las trece casas. Se acercó a la primera casa, que resultó ser una nave nodriza del tipo alíen.–Se toman en serio todo esto– acercándose al portón toco la puerta y tres aliens salieron a su encuentro. Asi fue que se armó de valor y articulo las primeras palabras. – Un pan que tenga, apiádese de los muertos de esta noche–

La cantidad de pisadas indicaba que ya varios habían pasado, a saber exactamente cuántos fueron, pero un grupo numeroso lo fue. Los extraterrestres lo observaron, discutiendo varias cosas. EL velo y su cabello que cubrían su rostro, servían de pantalla para que notaran su expresión. Así fue como las criaturas sacaron una ración de dulces y le dieron hasta a manos llenas. –No creo que venga muchos más, así que toma estos dulces– los guardó con sumo cuidado en una bolsa que traía consigo. La cual era lo suficientemente grande para abarcar todo el recorrido. Así fue como dio inicio el recorrido de las trece casas malditas, aquellas donde se obtenían la mejor recompensa o el mayor susto de tu vida. Todo dependía si eras afortunado o no. Satisfecho por la primera casa, una voz helo su sangre. Miró de reojo a su lado y pudo ver que aunque disfrazada la Yuki-ona estaba a su lado.–Creo no ha notado que soy yo …– se retiró lentamente, dejándola atrás. Bajo otras circunstancias la hubiera esoperado  y no fuera por su poco afecto. Esa noche no encontró disfraz y tuvo que improvisar alguno de emergencia. El traje de la llorona necesitaba de un vestido y quien creen que lo “dono” sin estar enterada.

-Y bien ¿Dulce o truco?- Preguntó de  nuevo la rubia moviendo su calabaza de un lado a otro para hacer énfasis en sus movimientos por pedir dulces. Los aliens esperaron unos instantes antes de bajar la mirada y ver las espadas y el equipo 3D de parte de Petra y al ver que eran reales  quizás lo mejor era seguir el juego y dejar pasar a la intrusa que a pesar de no tener un gran disfraz, el incluir la sangre que lucía real era sin duda un detonante para notar que la pequeña niña que estaba frente a ellos no era nada inocente y menos tranquila al poseer esas armas. Le dejaron el paso y uno de ellos sacó un tarron de dulces y lo vació sobre la calabaza de Petra Ral. -Gracias señores aliens por los dulces...- Para ser la primera casa le había ido bien, muy bien en obtener algunos dulces y sobre todo no había sentido temor de este lugar, ni de los frascos ni nada de nada, si las demás casa eran así la pequeña rubia tendría buenas chances.