Tercera Casa

Tras recibir dulces y algo más en el aquelarre de las brujas, la siguiente parada fue la de una enorme casona oriental salida de quien sabía donde. Más que nada, parecía que el esfuerzo de haberse unido y planificado todo acorde había dado en el clavo - logrando que de esa forma, el camino del bosque falso que llevaba hacia la entrada de la construcción fuera por demás, entretenido para alguien tan mañoso como resultaba ser Takatsuka.

Pisando el vestíbulo, notó como manchas de sangre se dirigían hacia el interior desde la puerta hacia el pasillo principal. Chirridos, gritos, susurros, gemidos y mil cosas más podían preverse, pero lo que si no fuera precisamente una sorpresa o algo así fue la aparición de un fuego fatuo en lo más hondo de aquella oscuridad. Levantando ambas cejas mientras su piel pintada de fósil relucían con las pocas fuentes de luz en aquel sitio, el menor de la familia continuó su camino. Suponía que si todo era una buena broma o mejor, un intento de sacarle un susto, tendría que seguir a esa bola de llamas azules hasta donde fuera necesario para reclamar los dulces respectivos.

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Dulces - Casa 1: 85
Dulces - Casa 2: 25

Avanzando por la construcción dando unos cuantos pasos bien medidos puesto que realmente desconocía la arquitectura de ese sitio, el bigotudo disfrazado de Silas vio como otro fuego fatuo se manifestaba frente a él, escapando en una dirección completamente opuesta a la anterior. Dado el hecho de que al parecer, solo había dos caminos en ese vestíbulo, una disyuntiva se sobrevino a su persona: ninguno de los caminos se le antojaba seguros, mucho menos al ver aquella manifestación azulina flotar, quemar y andar por ahí como si nada. Y sin embargo, quedarse él mismo de manera monótona tampoco resultaba ser algo viable así que suspirando, siguió un consejo que le habían dado años atrás por si algo semejante le ocurría.

-"Si no sabes a donde carajos ir, toma a la izquierda, siempre a la maldita izquierda."- Murmuró con ambas cejas levantadas bajo la máscara que portaba, encaminándose en medio de la oscuridad. Y si antes pensaba que estaba todo muy dudoso en cuanto a visibilidad se trataba, todo cambió al momento de chocar contra un sofá, caer y sentir como si estuviera desbocándose por un tramo entero de escaleras. Y... ¿no era eso lo que estaba haciendo? Sintiendo un muy ligero nudo en el estómago, intentó calmarse, chocando contra una pared de repente y sin aviso previo.

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Dulces - Casa 1: 85
Dulces - Casa 2: 25
Dulces - Casa 3: 49

- Mi…Mitsu… ¿Mitsu-chan? – Preguntó tartamudeando cuando un escalofrío la recorrió todo su cuerpo. Solo le respondió un gruñido más adelante, a Mitsuji tampoco le gustaba aquel escenario espectral, aunque él distinguía lo real de lo falso, el oído de Mai la hacía dudar y le provocaba temor, todo aquello parecía más espantoso para ella que no podía ver, de lo contrario tal vez la tranquilizara el hallar un cable o un mal disfraz de fantasma, pero ante aquella imposibilidad, no podía si no encogerse de hombros y avanzar poco a poquito detrás de Mitsuji. – Ya llegó la calavera a pedir pesito… y si no hay pesito… aunque sea un tostón… y si no hay tostón, me lo llevo al panteón… – Cantó tímidamente, tratando de no desentonar y buscando a su compañero, sabía que estaba a menos de dos metros delante de ella, pero quería tenerlo juntito para darle valor. – Valiente líder resulté ser… – Pensó decepcionada de sí misma por tal comportamiento, pero aquello realmente daba miedo y tan solo había comenzado. – El valor no consiste en la ausencia de miedo, si no en el coraje de enfrentar aquello que tememos. – Dijo luego en voz alta y con firmeza acercándose a la puerta de la casa.
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Dulces Casa 1 = 74.25
Dulces Casa 2 = 54.75
Dulces Casa 3 = 87

Se acercó junto al lobo gris a la que era la tercera casa, llevaban un paso lento, parecía ser que muchos habían cruzado por ese mismo sendero y ellos ahora eran parte de los rezagados. Por lo que apresurar la marcha  tenía que convertirse en algo primordial, el tiempo no estaba de su parte.–No me lo recuerdes, de por si ando nervioso Tsume, esta no es mi noche– expresó algo dubitativo por la experiencias vividas a los reclamos del lobo que siguieran de frente. –Tercera casa… viaja y con aspecto de abandonada. No puedo creer el empeño de esta gente en causar el mayor espanto– otro gruñido del lobo le invito a avanzar. El canido estaba comenzando a fastidiarse de esa actitud de Hayato.–Hey miedoso no soy …. Solo es que, el miedo ha estado presente– dijo para justificarte al entrar en aquella casona abandonada. Toco la puerta y esta se abrió mostrando el negro interior de la morada.–Los muertos también tienen derecho a un bocado, algo que quiera darle a la calavera para que siga su camino–

– Sabias palabras jovencita. – Le dijo una anciana que apareció detrás de la puerta, llenando su canasta con forma de calabaza con los dulces de un gran bol. – Eres muy valiente, disfruta las golosinas. – Le felicitó y le dio unas palmaditas en el brazo, pues la joven era demasiado alta para hacerlo en los hombros, luego Mitsuji recibió su parte de dulces y ambos se retiraron contentos por el sendero a través del que habían llegado.

Mai daba saltitos contenta, acariciando a Mitsuji que ahora también tintineaba a causa de las cadenas que arrastraba y justo antes de virar para ir a la casa siguiente, un olor familiar llamó su atención al momento de chocar con alguien. – Disculpa Haya-kun… iba distraída. Se excusó apenada, con un ligero rubor coloreando sus mejillas y su más dulce sonrisa, tras lo cual se agachó para abrazar a Tsume y saludarlo, acariciando su cabeza y rascando detrás de sus orejas. – ¿Cómo estás Tsume-san? Me da gusto encontrarlos. – Luego de unos momentos se puso de pie y acercó sus manos al rostro de Hayato, recorriéndolo y tratando de adivinar sin éxito qué disfraz estaba usando. – Dime cómo son sus disfraces Haya-kun. -
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Dulces Casa 1 = 74.25
Dulces Casa 2 = 54.75
Dulces Casa 3 = 87

Después de haber pasado un trago aterrador con las extrañas brujas con sus cánticos aun mas extraños y aterradores, Sakura y Kousuke con algunos golpes por las ramas de los arboles lograron salir de la segunda casa y encontrar el camino iluminado por llamas de color azul que guían a la tercera casa que tiene un aire fantasmal y oriental.

-Sera mejor que no nos separemos Kousuke-kun, esto me da mala espina, así que encontremos donde tiene los dulces y salgamos.... esto me da escalofríos.- Le dijo al chico mientras lo tomaba de la mano, pues la visión no era muy buena y el hecho de estar en aquel escenario le hacia pensar que en cualquier momento algo mas tenebroso que lo anterior saldría. -Solo espero que aqui no nos asusten viejas feas como las de la casa anterior Kousuke-kun.- Susurro mientras se adentraban a la casa, mientras veía alrededor y al parecer una sombra blanca paso junto a ella, pero la pelirosada no hizo caso alguno por que creyó que solo era producto de su imaginación.