Sexta Casa

La reacción de Kousuke ante las momias habían sorprendido ala joven de cabellera rosada ya que no creía que le asustaran tanto aquellos seres tan divertidos con los se podía jugar perfectamente a las escondidas, por lo que después de ver su cara y que se raspara la rodilla lo guió a la salida de la pirámide, evitando a toda costa a las momias.

-¿Te encuentras bien Kousuke-kun?- De entre sus cosas saco un maletín con cosas de primeros auxilios y limpio la rodilla del rubio. Enseguida guardo todo y continuaron su camino a su siguiente parada, el castillo de Dracula.

El sendero no fue fácil ya que atravesaron un cementerio en el cual había una neblina muy densa pero al ir rápidamente lograron llegar en un santiamén a la entrada del castillo.-Vayamos rápido Ko, si nos demoramos mas, no se que pueda pasar aquí.- Dijo la ojijade mientras veía como algo comenzaba a sobrevolar por encima de ellos. Tomando su calabaza con fuerza abrió la puerta y jalo al rubio para que entraran al lugar.

El ojimiel se quedó profundamente perdido mientras veía como Sakura se inclinaba a curarme la herida en la rodilla, esto le hizo pensar que la pelirosada sería una gran esposa, comenzó a imaginársela como su fiel esposa cuidando a sus hijos y protegiéndolos pero las palabras de la ojijade hicieron que volviera en sí haciendo que se levantara de un salto con mucha energía - Tienes razón Sakura-chan ! esta casa es muy curiosa me muero por entrar y ver que nos espera dentro

Me parece que he visto este castillo en algún lugar ... pero ¿Donde?.... - pensó el rubio-

El primer cuarto al que llegamos fue a un gran comedor con una gran mesa y sillas puestas, aunque la casa parecía abandonada había comida fresca y muchos platos servidos en esta y en el centro se encontraba un gran tazón de dulces... -Esta comida se ve deliciosa pero será mejor que guardemos apetito para la fiesta no crees Sakura-chan? -pregunté a la ojijade

-Bienvenidos a nuestro castillo -dijo una voz femenina- pueden comer lo que quieran de esta mesa, lo nuestro es suyo y lo suyo... es nuestro -escuchamos una risa macabra

Después de escuchar la risa macabra pudimos ver como caía una gran mancha negra del techo a toda velocidad contra el piso revelando una mujer que se encontraba con muy pocos ropajes y gozaba de una perfecta figura con perfectos rasgos  en pocas palabras hermosa

El ojimiel se asombró ante aquella hermosa mujer pero desvió su mirada tratando de disimular para que no lo tomara a mal la pelirosada 

T...te equivocas -forzó  la mirada y se concentró en mirar a Sakura- ella no es mi novia

dijo el chico mientras bajaba la mirada

-Oh ya veo, entonces te podrás divertir conmigo y mis otras dos hermanas - otras dos manchas negras salieron de la nada revelando otras dos mujeres hermosas

-No ! -exclamé- Yo.. yo solo tengo ojos para Sakura-chan y nada de lo que digan podrá cambiar eso....... 

-Y que tan seguro estás de que ella te quiere por igual.... - Las tres mujeres rieron -

-.... no estoy seguro......Aunque no seamos nada ella es la persona más divertida y especial que he conocido y aunque no seamos nada siempre la voy a querer y la protegeré de lo que sea. -tomé a Sakura de la mano y me dirigí al tazón de dulces y agarré dos puñados y me aproximé a la salida

-Se van tan pronto????... quedate un rato más -dijo con tono seductor una de las mujeres al momento en que tomaba al rubio por el hombro y lo apartaba de la pelirosada.... -Sakura-chan- exclamé

Así fue como llego a la Quinta Casa. Casi estaba a medio camino, pero faltaba aun para decir eso. El gran castillo que se erigía sobre una alta colina lo estaba esperando. Retándolo a que atravesara su negro umbral y buscara los secretos ahí ocultos. Sin miedo aparente se introdujo en aquel castillo de corte sobrio. –¿Y que se supone encontrare en este lugar?– estaba a la expectativa. Podía encontrarse con cualquier clase de monstro, ente, espíritu o aparición. Pero seguía sin titubear, dando pasos por los mosaicos que adornaban el piso y admirando la faustosa arquitectura y el elegante decorado.–Toda una obra de arte– se dijo a si mismo. Era extraño lo que para muchos era tétrico, aquel joven podía encontrar su belleza. –¿Hay alguien aquí?– pregunto y solo obtuvo silencio como respuesta. –La calaverita solicita unos dulces, ayúdenme a ayudarla– esperó una respuesta pero nada. De repente se oyeron risas y aleteos. Sin lugar a duda algo lo estaba observando y disfrutaba de esa escena.

–Una nueva invitada a mi humilde morada– del techo cayó un hombre con elegante porte. –Peculiar su aspecto, algo extraño diría yo pero puede servirme– comentó mientras se le acercaba algo no andaba bien en ese tipo.–Lo siento pero no soy quien piensa y solo vengo por dulces nada mas– dijo de forma tajante. –Es esto una burla, por las barbas de Lucifer como hoza engañarme así– completamente molesto se transmuto en un criptido demasiado peculiar en un vampiro.–Un chupa sangre, para variar– detrás de aquella criatura tres figuras aparecieron entre las sombras y en un instante rodearon al joven disfrazado de la Llorona.–Es una lástima que tengas estos gustos, tan peculiares– expresó con pesar una de las vampiresas.–Es un disfraz, no tengo ese tipo de manía– de nuevo fue cortante con su respuesta.–Eso cambia la cosas, creo que podremos divertirnos esta noche–  lo invitaron a quedarse con ellas. Pero no se dejó engañar, así que después de recibir los merecidos dulces, salido por la primera puerta con la que se encontró.

 

Mai tenía sentidos particularmente agudos, incluso para un Inuzuka, aquello debido a la falta de luz en sus ojos, por lo que escuchó lo que la momia le dijo a Hayato, sin embargo, no se atrevió a preguntar, no le parecía correcto, incluso le dio algo de espacio porque lo notó nervioso y no quiso incomodarlo más, así que se apresuró a la siguiente casa, donde Mitsuji le advirtió tener cuidado pues el terreno estaba demasiado accidentado y tenían que subir a un sitio escarpado y casi montañoso para llegar a la siguiente casa que además le daba mala espina al lobo, que no paraba de gruñir. – Rodear sería demasiado largo, además debemos cuidar de Hayato-kun y Tsume-san. – Le respondió la joven, a lo que el cánido resopló y continuó en silencio dándole la razón. Cuando llegaron a la puerta, golpearon usando una aljaba y Mai cantó. – Ya llegó la calavera a pedir pesito y si no hay pesito aunque sea un tostón… – Pero la única respuesta fueron escandalosas risas histéricas de mujeres que se hicieron cada vez más sonoras, lo que indicaba que se acercaban a ellos, el problema es que Mai no lograba sentir ningún paso en la tierra aparte de los de su pequeño grupo. – ¿Acaso vuelan? – Le preguntó a su azabache compañero.
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Dulces Casa 1 = 74.25
Dulces Casa 2 = 54.75
Dulces Casa 3 = 87
Dulces Casa 4 = 48
Dulces Casa 5 = 19
Dulces Casa 6 = 25

–Jodida momia y sus maldiciones,  tengo que tranquilizarme. No puedo seguir espantándome por cualquier cosa– se recriminó el joven, mientras trataba de dar alcance a la joven y su lobo negro como la noche misma. Tsume lo reprendió de nuevo con un gruñido, dándole a notar la pésima actitud que tenía en esa noche. El lobo no creía el nerviosismo que se cargaba su compañero consigo. –Lo sé, no debería de hacerlo y debería de dejar de quejarme tanto– continuaron avanzando, hasta llegar a un desfiladero. Por un escarpado paso, se podía llegar a la siguiente casa. Aunque un error y se podía despeñar hasta el fatal abismo. Tomó una piedra y la arrojo hacia el abismo, escuchándose algunos ruidos del pequeño proyectil al chocar contra otras rocas. –Eso lo comprueba, mejor poner atención donde caminamos– así fue como alcanzaron a Mai y Mitsuji, quienes esperaban en la entrada de aquel castillo con aspecto lúgubre. –Denle algo a la calavera para llevarse a la boca y poder tener algo en el estómago…– fue interrumpido por las risas estrepitosas de mujeres. El ruido provenía desde el cielo y fue cuando voltio hacia arriba, al igual que ambos lobos, viendo como unos seres alados los sobrevolaban.